GUIA DE ACTUACION DE LOS DISPOSITIVOS DE CUIDADOS CRITICOS Y URGENCIAS EN ATENCION PRIMARIA

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44 opresión torácica, una sintomatología que puede ser leve e intermitente o continua e incapacitante, siendo su máxima expresión el broncoespasmo. Todos estos síntomas son afortunadamente reversibles con un tratamiento adecuado en la mayoría de las ocasiones. La crisis de asma consiste en un empeoramiento súbito y progresivo de toda o alguna de esta sintomatología, con disminución del flujo aéreo que requiere una actuación rápida y protocolizada por parte del médico de urgencias. ______________________________________________________________________ Clasificación: Asma intermitente. Los síntomas aparecen menos de una vez a la semana, con exacerbaciones breves y periodos asintomáticos entre dichas exacerbaciones. Asma persistente leve. Síntomas presentes más de una vez a la semana, con exacerbaciones que pueden afectar a la actividad del sujeto y al sueño. Asma persistente moderado. Síntomas diarios que hace necesario el uso también diario de Beta 2 de acción corta, así como síntomas nocturnos en más de 2 ocasiones a la semana. Asma persistente grave. Síntomas continuos, frecuentemente nocturnos, con exacerbaciones también frecuentes y con una actividad física muy limitada. ______________________________________________________________________ Diagnóstico: Antes de entrar en este apartado hay dos puntos previos a los que debemos referirnos. El primero es la necesidad de comprobar si realmente se trata de una crisis de asma, descartando otros cuadros como la obstrucción de la vía aérea por otras causas (por ejemplo un cuerpo extraño), una insuficiencia cardiaca congestiva o una crisis de ansiedad. El segundo es comprobar también de inmediato si existe riesgo vital para el paciente, valorando la presencia de cianosis, bradicardia, hipotensión o silencio auscultatorio. Una vez atendidas estas premisas, el diagnostico del asma se basa en tres apartados: •

Anamnesis. Hay que preguntar por el comienzo de los síntomas y posibles desencadenantes (ácaros, hongos, pólenes, animales domésticos, ejercicio físico, fármacos, factores emocionales, sobreinfecciones respiratorias, etc.). Igualmente, hay que interrogar al paciente sobre el tratamiento previo a la crisis y el grado de cumplimiento así como por los ingresos previos que haya podido tener.

Exploración física. Lo ataques graves se acompañan de disnea en reposo, dificultad para el habla, diaforesis y empleo de la musculatura accesoria. También nos indicará que un episodio es grave una frecuencia respiratoria mayor de 28 resp/min, una frecuencia cardiaca mayor de 110 lat/min y un pulso paradójico superior a 12 mm de Hg. La intensidad de las sibilancias constituye sin embargo un parámetro poco fiable.

Exploraciones complementarias. Son en cualquier caso secundarias al inicio del tratamiento: Gasometría arterial. Hemograma y bioquímica.


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