Estética y Salud Dic-Ene 2011/12 - REGALOS

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columnas LA BUENA VIDA Y EL BUEN VIVIR

LA BUENA VIDA Y EL BUEN VIVIR eli bravo periodista / WWW.INSPIRULINA.COM Todos queremos vivir la buena vida, lo que sucede es que cada quien tiene su propio concepto de cuál es “la buena”. Por eso existe ese dicho según el cual la única vida es la buena, porque la otra no es vida. La verdad es que cada época tiene sus modas y estándares al respecto. Por ejemplo, hace 20 años el ideal de una buena vida implicaba dinero, poder y mucho placer. Una imagen podría ser la de un ejecutivo tomando un ‘scotch’ a bordo de su yate. Pero los tiempos cambian y hoy en día la buena vida tiene otros referentes, por lo general, mucho más sencillos y profundos. Vivir bien significa tener calidad de vida, y esa calidad está relacionada con la salud, la felicidad y el balance. Ya no es simple asunto de acumular, hoy en día la clave es saber disfrutar. Porque de poco vale tener una montaña de bienes materiales, si no hay el tiempo, la actitud o las personas para compartirlos. Para volver a la imagen de nuestro ejecutivo, una buena vida sería tomarse ese mismo ‘scotch’, o un té frío, en un bote que no le haya costado años de separación de su familia, canas producto de estrés y kilos de más por una mala alimentación. Si nuestro ejecutivo no está a bordo del yate más grande en la bahía, no le importa: la buena vida es disfrutar lo mismo en una balsa que en un crucero.

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Hace un tiempo conversaba con Sumito Estévez, uno de los chefs más importantes de América Latina y colaborador de Inspirulina, sobre la importancia de este cambio de consciencia. Porque ha sido un cambio en la manera cómo entendemos el placer: en lugar de engullir, ahora preferimos saborear. Esta diferencia nos ha llevado a buscar una mejor relación con nuestro entorno y con nosotros mismos, porque hoy en día el verdadero éxito se mide de otra manera. Ya no es cuánto tienes, sino cómo lo disfrutas. Y allí hay una gran diferencia. En un artículo que dedicó a Inspirulina, Sumito hablaba de nuestra “chequera interna”, aquella que mide otros valores más allá de lo material. Yo creo que él tiene razón. Porque como decía aquella canción del Sonero Mayor, el puertorriqueño Ismael Rivera, lo que importa es ser millonario en amor. La felicidad está directamente relacionada a una vida plena. Y si bien es un concepto subjetivo, todos sabemos qué es la felicidad cuando la experimentamos. ¿No lo crees? Y me refiero no solamente a esos momentos de explosión porque algo bueno ha sucedido, sino mejor aún, a esa felicidad profunda que puede existir como telón de fondo cada día. Este es un sentimiento que depende más de nosotros que del mundo exterior y que podemos

llevar a todas partes, a diferencia de todas las cosas que compramos y tanto nos pesan. ¿Podríamos decir que hay secretos para una vida feliz y saludable? No creo que haya fórmula mágica, pero sí hay caminos para lograrlo. Todo comienza por establecer las prioridades y determinar qué es lo realmente bueno que tenemos entre manos. ¿Es la familia, el trabajo, la pasión por lo que hacemos? Y si quieres ir más allá puedes pensar en el ingrediente más valioso para realmente disfrutar todo eso: el presente donde te mueves. La buena vida existe aquí y ahora si estás dispuesto a disfrutar los detalles tanto como disfrutas el todo. En los últimos años me he convencido de que es importante saber armonizar las distintas esferas de nuestras vidas para poder llegar a un bienestar holístico. Eso significa alinear nuestra relación con el medio

ambiente, con nuestro cuerpo, con nuestra mente y también con el espíritu. Porque de una u otra forma están interconectados y de poco vale hacer dieta de carbohidratos si te intoxicas con lo que hablas y escuchas. Y no hablo de vida monástica, renuncia total, vegetarianismo radical. De ninguna manera. De lo que hablo es de entender la buena vida como el tránsito por un camino consciente, moderado y responsable. Un paseo donde le damos al placer su verdadero lugar: no es el fin, sino una estación temporal. Así, cuando cometemos excesos, sabemos cuál es la vía de regreso y nos perdemos en la ilusión de eterna felicidad que brindan. El buen vivir comienza cuando entendemos cuál es la buena vida que deseamos. Y trabajamos en ella a cada instante, en cuerpo y corazón. ¿La estás viviendo ahora?.

Hay que entender la buena vida como el tránsito por un camino consciente, moderado y responsable. Un paseo donde le damos al placer su verdadero lugar


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