Estética y Salud ABRIL 2012 - BEBES

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Steve Jobs, Zen y la importancia del hoy

La Nube de Jobs

Quienes lo conocieron afirman que fue un verdadero budista Zen pero que muchos de sus comportamientos no tenían coherencia con este tipo de vida. Con rasgos típicos en genios y artistas, Jobs era frecuentemente impaciente, testarudo, exigente y a veces hasta crudo con trabajadores, amigos y familia. Si bien tenía estas incongruencias, también fue el vivo ejemplo de uno de los importantes principios budistas: tener un correcto modo de subsistencia gracias a una verdadera vocación, él supo alinear su vida personal y espiritual con la profesional.

En el Budismo, los pensamientos son como nubes que pasan por el cielo azul que es nuestra mente, uno de los fines de la meditación es ver los huecos que hay entre las nubes de

pensamientos donde se puede ver el cielo azul y así no dejarnos llevar por la ilusión que son estos pensamientos, poder ver el gran panorama que nos permita tener un control del nacimiento y la desaparición de estas nubes (pensamientos: dolor, rabia, tristeza, etc.).

Luego de asociar (en este caso) este principio Zen con Jobs, es inevitable pensar en su trabajo y específica-

mente en el último desarrollo de Apple: un “disco duro en el cielo” sin presencia física, no material, en don-

de podemos almacenar todo lo que queramos de manera ordenada, categorizada. Este sistema se llama ICloud (INube). ¿Les suena a algo?

steve jobs

De la “A” a la “Z” de Zen

La respuesta que encontró Jobs parece ser acertada. En estos tiempos modernos de confusión, consumismo y preponderancia de las apariencias sobre el contenido, el estilo de vida Zen ofrece grandes promesas de orden y nuevos esquemas de priorización con un norte de simplicidad, evolución y autocultivación a través de la meditación. El estilo Zen sólo puede ser comprendido dentro del contexto del Budismo Zen, que a su vez es una rama de una de las principales vertientes del Budismo, la Mahayana. Ésta se desarrolló en el norte de Asia entre los siglos V y VIII y recibe influencias del Taoísmo en cuanto a la simplicidad y quietud que se ve expresada en la naturaleza. A diferencia de otras filosofías, la experiencia es más importante que las sagradas escrituras y los rituales.

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El hombre debe ver en su interior para encontrar la verdad y lo que realmente cuenta son nuestras palabras, nuestras acciones, nuestros pensamientos. Los principales fundamentos son: la toma de conciencia, el desapego, la naturaleza Buda y la meditación. La toma de conciencia es el fin último que debemos adquirir a través de los caminos propuestos por el Budismo, vivir atentamente, aceptar que el pasado ya no está y el futuro no está escrito todavía, no tenemos control sobre él. El presente es lo único tangible, lo único que tenemos. Debemos estar en el momento, la mente no debe divagar en el pasado ni en el futuro ya que así emergen las preocupaciones. El desapego es otro fundamento esencial para una vida virtuosa. El apego es la raíz del sufrimiento, la tristeza y demás sentimientos negativos ocurren cuando alguien tiene un apego a sus ideales y creencias sobre cómo debe ser la vida.

Nadie ni nada nos pertenece, debemos aprender a ver las cosas desde una óptica neutra.El fin último de todo budista es alcanzar el estado de iluminación y todos los seres humanos tienen esta potencia, todos tienen inherente la naturaleza Buda, sólo tienen que mirar en su interior. La palabra Buda viene del sánscrito y significa “aquel que ha despertado”, es decir, que ha alcanzado la iluminación, la verdad. El camino a esta revelación es la meditación. Por lo anterior, los budistas Zen son conocidos también como los budistas de la meditación. Un gran maestro Zen dijo una vez: “Estudiar el camino de Buda es estudiarse a uno mismo, para estudiarse a uno mismo hay que olvidarse de uno mismo, y olvidarse de uno mismo es iluminarse por diez mil cosas”, esto significa la unidad de uno con todas las cosas del mundo. Para olvidarse de uno mismo debemos acudir a la meditación y observar así el funcionamiento de nuestra mente, regularla, conocerla.

Más allá de la apariencia Como lo dijimos al comienzo, parece ser que ahora el ser humano está cuestionando sus bases y está adoptando ciertos principios orientales que se sienten más reales y naturales. Estos principios llegan a ser universales teniendo como foco el desarrollo del ser humano y nada más, pudiendo ser adoptados por personas de distintas religiones y culturas, más allá de la antigua filosofía que los vió nacer.

En ese contexto, en los últimos años hemos visto cómo los patrones y cánones estéticos occidentales han ido cambiando a paso acelerado. Y dentro de esa evolución, muchos aspectos Zen han reemplazado ciertos cánones que promovían modelos artificiales de belleza. Algunos de los principios de la estética Zen son:


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