Epicúrea #13 Mar'14

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...a vueltas con el Vino por Dr. José Luís Palma Gámiz

“El vino es una cosa maravillosamente apropiada para el hombre si, tanto en la salud como en la enfermedad, se administra en su justa medida” (Hipócrates)

U

na de las preguntas más habituales que plantean los pacientes en la consulta médica es la idoneidad del consumo de vino y otros alcoholes. No hay una respuesta única, ya que son muchos los factores a tener en cuenta: sexo, estado de salud, tratamiento, etc. Este artículo intenta despejar dudas al respecto y romper con algunos mitos. El vino lleva miles de años en la vida del hombre. Cinco siglos antes de Cristo, Hipócrates ya reconocía ciertas propiedades terapéuticas: en la cicatrización de las heridas, como agente diurético, como estimulante del apetito, tranquilizante, inductor del sueño, etc. Si bien estas propiedades no se han demostrado científicamente, sí existen algunos datos que animan a no restringir su uso.

grandes consumidores de alcohol tienen una mortalidad global más elevada que “ Los los abstemios pero, paradójicamente, en los consumidores pequeños o moderados

esa mortalidad global y cardiovascular es menor que en aquellos que no consumen ” En su composición existen polifenoles de marcado efecto antioxidante como la sirtuina y el resveratrol, así como antocianos y vitaminas muy beneficiosas para corregir y compensar algunas carencias ejerciendo, al mismo tiempo, una evidente protección cardiovascular. No hay que olvidar, sin embargo, que el vino contiene ácidos y alcoholes cuyos efectos nocivos a nivel neurológico, cardiaco o hepático son igualmente bien conocidos y que provocan enfermedades del tipo de la miocardiopatía alcohólica, determinadas formas de demencia y dependencias patológicas así como disfunciones hepáticas y pancreáticas severas del tipo de la cirrosis crónica o la pancreatitis aguda.

Todo depende de dos factores básicos: la cantidad ingerida y la tolerancia individual.

De forma generalizada, el consumo diario recomendado varía entre sexos: dos vasos en el varón y uno en la mujer. 16 EPICUREA

¿Una copa al día?

Es un hecho conocido que la tolerancia al alcohol tiene una amplia variación de un sujeto a otro y que en el hombre es superior a la de la mujer. Por tanto, y de forma generalizada, se suele recomendar que el consumo sea distinto entre sexos. Esto ha llevado a la conclusión de que, en ausencia de contraindicación formal, en el varón el consumo máximo estaría limitado a dos vasos diarios y en la mujer a uno. Desde un punto de vista epidemiológico se han observado algunos hechos sorprendentes. En los grandes consumidores de alcohol la mortalidad global es más elevada que en los abstemios pero, paradójicamente, en los consumidores pequeños o moderados esa mortalidad global y cardiovascular es menor que en aquellos que no consumen. Algunos investigadores acuñaron el término “paradoja francesa” para explicar estos hechos. Se sabe que nuestros vecinos galos tienen un alto consumo de grasas saturadas lo que incrementaría las valores sanguíneos de colesterol y, por tanto, elevaría el riesgo para padecer enfermedad cardiovascular. Si embargo, no sólo Francia sino otros países ribereños del Mediterráneo como Italia, Grecia y España muestran menor mortalidad cardiovascular que los del norte de Europa. Se sospecha que el mayor consumo de vino tendría un efecto cardioprotector. Los nórdicos, a diferencia nuestra, son más proclives al consumo de los denominados “alcoholes blancos” (vodka, ginebra, aguardiente, etc.) cuyo efecto beneficioso está por determinar.


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