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FA CE TAS CULTURA AL DÍA Artículo

No es lo mismo hablar de buque que de buqué José María Leiva

Exposición permanente

Viaje a través del tiempo

Sandra Patricia Lombana El poema

Hace poco

Luisa Fernanda Mata


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IBAGUÉ, FEBRERO 17 DE 2013

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quede

JOSÉ MARÍA LEIVA LEIVA La Tribuna

«Señores: Un servidor, Pedro Pérez Paticola, cual la Academia Española «Limpia, fija y da esplendor». Y no por ganas de hablar, pues les voy a demostrar que es preciso meter mano al idioma castellano, donde hay mucho que arreglar. ¿Me quieren decir por qué, en tamaño y en esencia, hay esa gran diferencia entre un buque y un buqué? ¿Por el acento? Pues yo, por esa insignificancia, no concibo la distancia de presidio y presidió, ni de tomas a Tomás ni de topo al que topó. Más, dejemos el acento, que convierte, como ves, las ingles en un inglés, y pasemos ya a otro cuento. ¿A ustedes no les asombra que diciendo rico y rica, majo y maja, chico y chica, no digamos hombre y hombra? Por eso, no encuentro mal si al-

guno me dice cuala, como decimos Pascuala, femenino de Pascual. ¿Por qué llamamos tortero al que elabora una torta y al sastre, que trajes corta, no lo llamamos trajero? ¿Por qué las Josefas son por Pepitas conocidas, como si fuesen salidas de las tripas de un melón? De igual manera me quejo de ver que un libro es un tomo; será tomo si lo tomo, y si no lo tomo, un dejo. Si se le llama mirón al que está mirando mucho, cuando mucho ladre un chucho se lo llamará ladrón. Porque la sílaba «on» indica aumento, y extraño que a un ramo de gran tamaño no se lo llame Ramón. Y por la misma razón, si los que estáis escuchando un gran rato estáis pasando, estáis pasando un ratón. Y sobra para quedar convencido el más profano, que el idioma castellano tiene mucho que arreglar». Pablo Parellada (1855-1944). Y no menos curioso se antoja este otro relato que mide los vericuetos del idioma español...


IBAGUÉ, FEBRERO 17 DE 2013 «Como algunos de vosotros sabréis a estas alturas, el que fue juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo ha dictado una sentencia en la que afirma: Que llamar «zorra» a una mujer no es delito, ni falta, ni nada, porque quien usa ese adjetivo en realidad lo que quiere decir es que dicha mujer es astuta y sagaz. En base a ello, he aquí el escrito que le ha remitido una ciudadana: «Estimado juez del Olmo: Espero que al recibo de la presente esté usted bien de salud y con las neuronas en perfecto estado de alerta como es habitual en su señoría. El motivo de esta misiva no es otro que el de solicitarle amparo judicial ante una injusticia cometida en la persona de mi tía abuela Felicitas y que me tiene un tanto preocupada. Paso a exponerle los hechos: Esta mañana mi tía abuela Felicitas y servidora nos hemos cruzado en el garaje con un sujeto bastante cafre que goza de una merecida impopularidad entre la comunidad de vecinos. Animada por la última sentencia de su cosecha, que le ha hecho comprender la utilidad de la palabra como vehículo para limar asperezas, y echando mano a la riqueza semántica de nuestra querida lengua española, mi querida tía abuela, mujer locuaz donde las haya, le ha saludado con un jovial «que te den, cabrito». Se ha puesto como un energúmeno, oiga. De poco me ha servido explicarle que la buena de mi tía abuela lo decía en el sentido de alabar sus grandes dotes como trepador de riscos, y que en estas épocas de recortes a espuertas, desear a alguien que le den algo es la expresión de un deseo de buena voluntad. El sujeto, entre espumarajos, nos ha soltado unos cuantos vocablos, que no sé si eran insultos o piropos porque no ha especificado a cuál de sus múltiples acepciones se refería. Y ha enfilado hacia la comisaría más cercana haciendo oídos sordos a mis razonamientos, que no son otros que los suyos de usted, y los

de mi tía abuela. Como tengo la esperanza que la denuncia que sin duda está intentando colocar esa hiena -en el sentido que es un hombre de sonrisa fácil- llegue en algún momento a sus manos, le ruego, por favor, que intente mediar en este asunto explicándole al asno -expresado con la intención de destacar que es hombre tozudo, a la par que trabajador - lo de que las palabras no siempre significan lo que significan… Sé que es usted un porcino -dicho con el ánimo de remarcar que todo en su señoría son recursos aprovechables- y que como tal, pondrá todo lo que esté de su mano para que mi

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vecino y otros carroñeros como él -dicho en el sentido que son personas que se comen los filetes una vez muerta la vaca- comprendan que basta un poco de buena voluntad para transformar las agrias discusiones a gritos, en educados intercambios de descripciones, convirtiendo así el mundo en un lugar mucho más agradable. Sin más, y agradeciéndole de antemano su atención, se despide atentamente, una víbora (evidentemente, en el sentido de ponerme a sus pies), enviándole mis más respetuosos saludos a las zorras de su esposa y madre».

Garrapata Alfonso de Palencia definía garrapata en su Universal Vocabulario (1490) como un «arácnido que vive parásito sobre ciertos animales chupándoles la sangre».

Covarrubias (1611) decía que la palabra se había formado por composición con garra y pata, pero Corominas observa que parece ser más bien una metátesis de gaparrata, palabra for-

mada por la voz caparra, que designa a la garrapata en vasco, en mozárabe y en catalán occidental. Es probable que pertenezca al sustrato ibérico anterior a la llegada de los

romanos. El propio Corominas señala su semejanza con la palabra vasca kapar(r)a, que significa “zarza”, tal vez porque la zarza se adhiere a la piel como la garrapata.


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Un recorrido cronológico por el pasado regional prehispánico desde los 11.000 años a. C hasta la colonia y la conquista española se logra hacer visitando la sala de exposiciones del Museo Antropológico de la Universidad del Tolima. En visita guiada de aproximadamente 40 minutos el espectador puede descubrir el pasado y entender su presente, gracias a la renovada exhibición arqueológica, producto de más de cuatro décadas de investigación, según indicó a esta redacción Maritza Varón Barbosa, coordinadora de visitas escolares y colección de piezas arqueológicas. “La cronología cultural que es la base de la muestra, permite narrar una historia de 11.000 años”, explicó Varón Barbosa. Es así que a partir de objetos materiales de cerámica, lítico, metalurgia, hueso y otros elementos arqueológicos, el público universitario y comunidad en general puede conocer los logros culturales que alcanzaron los antiguos pobladores del territorio tolimense. De ahí la importancia de conocer este recinto.

¡Para admirar!

El recorrido por la sala de exposición del Museo, considerado un completo viaje a través del tiempo, inicia con una breve introducción al territorio, en el que se explica la ubicación estratégica, la diversidad de climas y los volcanes que lo rodean, entre ellos, el Volcán Cerro Machín, cuyas erupciones han formado la parte central del valle del Magdalena tolimense. Pero la introducción no termina aquí, sino que se traslada al río Magdalena, principal afluente nacional y que marcó el desarrollo social de nuestros antepasados.

Este Museo es un recurso académico de la Facultad de Ciencias Humanas y Artes, adscrito al departamento de Ciencias Sociales y Jurídicas, y la colección que exhibe es el resultado de 46 años de trabajo de campo y estudios etnográficos.

un verdadero viaj


je a través del tiempo

IBAGUÉ, FEBRERO 17 DE 2013 Tras una breve descripción empieza el ‘periplo’ por los cinco periodos culturales, el primero de ellos con los primeros grupos de pobladores o cazadores-recolectores-horticultores, fechados entre los 11.000 mil y los 3.500 años antes de Cristo, quienes fueron los encargados de adaptar a diferentes ambientes, muchas de las plantas que se consumen actualmente, entre ellas maíz y la achira. “Estos primeros pobladores estuvieron ubicados sobre las colinas y terrazas naturales en donde tenemos evidencias en Chaparral, Fresno y Roncesvalles”, mencionó la guía, señalando fotografías que demuestran que se han hecho trabajos arqueológicos en dichas zonas, en donde se han encontrado algunos instrumentos como placas de molienda y machacadores, que se usaban para la preparación de harinas, la caza y la pesca. A partir del año 1.000 antes de Cristo sucedieron tres grandes etapas históricas, los períodos Formativo Tardío, clásico Regional y Tardío, correspondientes a las sociedades agrícolas y sedentarias que elaboraban recipientes de cerámica, herramientas en piedra o en otros materiales y adornos en metal, hueso, madera y concha. La exhibición continúa con los ceramistas tempranos del valle del Magdalena, comunidades agroalfareras, que implementaron prácticas agrícolas. Después aparecen las sociedades del Primer Milenio donde se consolidó un nuevo estilo cerámico. Finalmente en el siglo VIII d.C. hasta inicios del siglo XVIII surge una nueva tradición cultural.

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Estatuas halladas en Dolores, de representaciones antropomorfas, correspondientes al periodo tardío se pueden admirar durante el recorrido.


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“En cada una de las piezas se ve la transformación que se fue dando en cada época. Con la aparición de los grupos sedentarios se implementa la utilización de cerámica perteneciente al período Formativo Tardío, en ella se resalta la pintura negativa de las copas del Complejo Montalvo”, argumenta. Y agrega que: “Hay piezas domésticas y otras para rituales, estas últimas usadas para las ceremonias”. Sumado ello, están los objetos del periodo clásico regional o complejo Guamo ondulado, en el que desaparecen algunas formas cerámicas como copas para darle paso a las alcarrazas y vasijas con formas fitomorfas y zoomorfas. El itinerario cultural precolombino también incluye las sociedades del período tardío 800 1.500 d.C, y una excelente muestra de la distribución de los diferentes estilos de grandes vasijas de cerámica o urnas funerarias para enterramiento secundario, a lo largo de toda la cuenca del río Magdalena. Concluye el recorrido con distintas evidencias del período colonial, que le permiten al visitante comprender cómo se formaron las ciudades y cómo fue la lucha de los indígenas, tras la sangrienta incursión española.

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PARA RECORDAR El Museo Antropológico de la Universidad del Tolima, instalado dentro del campus universitario fue creado en 1967, por medio del acuerdo 006 del Consejo superior, pero hasta 1971 se inicia su organización y el servicio a la sociedad tolimense. Actualmente cuenta con un programa de investigación en Arqueología Regional, fortalecido con el trabajo de su equipo académico: el Grupo de Investigación en Arqueología y Patrimonio Regional Grapa.

La exhibición está constituida por numerosos objetos de los periodos: Precerámico: desde el 11.000 a los 3.500 a.C. El formativo tardío: desde el 1.000 a.C. al 1 d.C. Clásico regional: de 1 d.C. al 800 d.C. Tardío: del 800 d.C a 1500 d.C. Conquista y colonia: de 1.500 a 1800 d.C. Entre las urnas funerarias se encuentran de San Agustín, Tierradentro, Tolima, Colorados y Mayacas, Tamalameque y Chimila

La sala de exposiciones fue reinaugurada el 25 de octubre de 2012, luego de dos años de haber cerrado el ingreso a los visitantes, para darle paso a la remodelación de sus instalaciones.


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Jacinta y Ramira o la única realidad Roger Metri* a Gabita

Idilio marino, de Hernando del Villar

Lo moral es lo que da vida, lo inmoral es lo que quita vida. Carlos Fuentes, Las dos Elenas

Luisa Fernanda Mata Lozano * Hace poco me enteré que soy una persona y no la mitad de una naranja. Lo supe al preguntar a la luna de qué se reía y ella, entre carcajadas y carcajadas, me respondió: “Lo hago de aquellos ridículos que dicen que dé un salto me bajarán al amor de su vida”. “¡Hasta que la muerte los separe!”, decía el cura,

y la muerte al año llegó vestida de una hermosa chica. ¡A la mierda el matrimonio! Quiero ser la tía solterona y borracha, al fin y al cabo nunca es demasiado tarde para arruinarle la vida a alguien. * Integrante de la Tertulia Tinta de Búho, Universidad del Tolima, luisa.afi@hotmail.com.

Jacinta estaba muerta. Era la única realidad en los aromas del viento que atravesaba el cuarto. En su reloj de fuego no quedaban horas. Se alimentó del aullido de los malos ratos y el silencio. Sus ojos espejeaban un sinfín de abreviaturas de un sueño acodado en algún infierno vital. Se quedó respirando el último posible momento de alcoba que le pertenecía, y la sonrisa en la que se propagó la noche eterna. Sobre su rostro se escribía un territorio que arrancaba un rumor y una hierba al corazón; lágrimas. La madrugada llegó temprano. Jacinta había bebido poco. Cuatro copas para ser exactos. Ella entró a su casa llena de soledad y noche. Aún bajo la oscuridad, las pupilas le brillaron de ansia. Las manos adheridas a la pared incendiaron la cal, rasgándole el alma. Cerró la puerta y dejó su pasado en la madrugada. Los colores danzaron. No había palabras para definir la palidez de las sombras y la distancia entre ellas y sus ojos. Todo estaba fuera de sitio; depresión. Una voz parecía nombrarla con insistencia. También se sintió angustiada. Algo pesado en los hombros. El dolor le creció infinito en los poros. Respiraba como si mujer y espejo fueran cómplices. Para constatar la connivencia, encendió la lámpara junto al tocador. Suspiró. Un segundo respiro desenzarzó el tiempo enredado en los cabellos. Quiso huir de sí misma. Reinventarse. Vestirse con una nueva piel para liberar el olor a la otra; su celda habitada de heridas. No pudo. Con las manos firmes en el cajón obtuvo estabilidad suficiente. Trapeando la desdicha se quitó los aretes mientras el amanecer se hacía presente. Los guardó en el cajón. Miró algo por un instante en el interior y lo cerró. Estaba tranquila y quieta. Una serenidad que puede arrojar muchas verdades a la cara. Jacinta se desmaquilló. Naufraga la complicidad. Se quitó la peluca y la falda. Cayeron al suelo igual que el sol sobre las tumbas sin decir nada a los muertos. Se arrancó las pestañas y, en cada una de ellas, un secreto. Al hacer más clara su imagen, mujer y espejo comenzaron a desentender la similitud que las unía. Rodaron la blusa, los calzones de seda y las tetas postizas. Se desmontó y se rompió la unicidad. Jacinta cogió del cajón un cuchillo africano que había guardado en un joyero persa, herencia de su madre. Lloró en silencio: lo normal es lo que es. Lo normal es lo que está. Lo normal es la realidad. Y terminó con esos dos seres disímiles pero idénticos que eran su realidad ineludible. *Escritor mexicano. www.ficticia.com


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ENTRE LAS CUERDAS

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UNA NUEVA AVENTURA

IMIGRACIÓN, AMOR Y FAMILIA

CLÁSICO DE LA CIENCIA

Editorial: Lumen Título: Jimmy, el más grande Autor: Jairo Buitrago Páginas: 152

Editorial: Villegas Editores Título: Púberman, el enfrentamiento Autor: María Villegas y Jennie Kent Páginas: 360

Editorial: Lumen Título: El lugar del aire Autor: Dinaw Mengestu Páginas: 312

Editorial: Taurus Título: Sobre la selección natural Autor: Charles Darwin Páginas: 158

BOGOTÁ, COLPRENSA

BOGOTÁ, COLPRENSA

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Jairo Buitrago es uno de los escritores de literatura infantil más reconocido del momento en Colombia, quien de la mano del ilustrador Rafael Jockteng, presenta un nuevo libro-álbum donde el boxeo es el hilo conductor de la aventura. La historia de Jimmy se cuenta a partir del pueblo donde vive. El protagonista tiene una cualidad especial, que lo parece distinguir del resto el ser muy bueno para el boxeo, siendo disciplinado y amante de la lectura. Jairo Buitrago ha publicado libros como “El señor L.Fante” y “Qué saben ustedes de historias de espantos”, con traducciones al inglés, portugués y japonés.

María Villegas y Jennie Kent, con ilustraciones de Iván Chacón, presentan una nueva aventura de “Púberman”, un personaje que no sólo ha cautivado a niños y jóvenes de Colombia, pues ha sido traducido al portugués, catalán, húngaro y ruso, recibiendo una serie de galardones internacionales. Para quienes no conocen a este personaje, es un carismático y sabelotodo, quien a lo largo de sus historias es desafiado por su hormonal e irreverente álter ego, el “Púber-profe”, para romper todas las normas de comportamiento y convivencia que lo caracterizan. En “Púberman, el enfrentamiento”, chicos y jóvenes encontrarán desde recomendaciones para embetunar los zapatos, planchar la ropa, comportarse en la mesa, hacer la fogata perfecta, despinchar la bicicleta, leer mapas e identificar constelaciones, hasta métodos y sistemas para encriptar y descifrar mensajes, claves y códigos, entre otras muchas cosas.

Dinaw Mengestu, escritor norteamericano de origen etíope, ha sido seleccionado por la revista The New Yorker como uno de los mejores autores menores de 40 años. Él logró el aplauso de la crítica con sus dos primeras novelas, consiguiendo importantes galardones con obras como “El lugar del aire”, una historia muy cercana a lo vivido por su familia y que acaba de ser publicada en Colombia. Yosef y Mariam, un matrimonio de inmigrantes etíopes, emprenden un viaje por Estados Unidos en busca de una nueva oportunidad como pareja. 30 años después, Yosef muere y Jonas, el hijo de ambos, deja atrás su trabajo y un matrimonio fallido para repetir aquel viaje. Jonas recrea así la historia de sus padres, ansiando encontrar en el pasado las claves para vislumbrar su futuro. Construye un retrato realmente poderoso de Etiopía y Estados Unidos, de la inmigración, las relaciones familiares y el mundo de la pareja, para entender que lo que pasó antes de que naciéramos es parte de lo que somos, en una estremecedora reflexión sobre la inmigración, el amor y la familia.

Siguen apareciendo nuevos títulos dentro de la colección de Taurus “Great Ideas”, que es una selección de aquellos libros que sencillamente han cambiado al mundo, esta vez con una pieza clave en la ciencia, “Sobre la selección natural” de Charles Darwin. Pocos han contribuido tanto en la construcción de la concepción social de lo que nos hace humanos, con la teoría de la evolución que puso al revés las concepciones victorianas, reescribiendo casi por completo las nociones de la vida en la Tierra. Todo esto gracias a sus estudios, no sólo en el mundo académico, también recorriendo el mundo, labor nada fácil en el siglo XIX.

GERENTE: Miguel Ángel Villarraga EDITORA GENERAL: Martha Myriam Páez Morales COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Sandra Patricia Lombana Miranda EDITOR: Óscar Varón DISEÑO: Freddy Herrán P. FOTOS: Jorge Cuéllar. Colprensa. Internet TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co culturales@elnuevodia.com.co - Facebook: Cultura El Nuevo Día. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.


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