Revista Ejércitos - Nº 1

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Misión Española en Afganistán Hay que dejar claro que las ROES están muy bien para nuestros políticos, pero que ante una situación comprometida, casi nadie dudaría en disparar. Luego ya se verá -aunque esté mal decirlo y si la situación lo permite- si se entierra el cuerpo en cualquier esquina o qué sucede, pero todos piensan lo mismo, como comenta un soldado: “mejor ellos que nosotros. Mejor su madre que la nuestra. No somos hermanas de la caridad. Venimos a ayudar, pero sobre todo a servir a España. Si ayudamos, perfecto. Si no, al menos cumplimos con nuestro deber”. La fortuna, así como varios años de ganarse el respeto de la población con seriedad y con trabajo facilitan notablemente las cosas. Los “heidis” son respetados en Qal-e-Naw. No en vano compañeros levantaron la base antes que ellos y los afganos entienden que el español no es muy diferente en algunos aspectos del afgano medio. Dos pueblos acostumbrados a la lucha, extremo confirmado en muchas conversaciones con aquellos que visitaban la base y con los que, mientras se les cachea en la entrada intercambia unas palabras si es capaz de manejarse en

la lengua del bardo. Todos estamos pendientes de la llegada de los compañeros del segundo y tercer grupo. Diversos problemas con la meteorología y otros que se nos escapan los tienen en Herat y en Manas. Al final llegan los últimos antes que los primeros. La “guerra” es así, imprevisible y estúpida. Una noticia nos sobrecoge a todos. Apenas llevamos tres o cuatro días en zona y se extiende en nuestra pequeña base el rumor de un ataque en Herat en el que habrían muerto dos españoles. Son momentos muy difíciles. En primer lugar uno no quiere que le toque a ningún compañero. A partir de ahí reina el egoísmo y uno prefiere que no le sean conocidos, aunque eso suponga que sean otros los que han perdido la vida. Es una extraña mezcla de sentimientos. Al final se confirma. Eran dos militares enviados para instruir al ANA que han entregado su vida en un ataque nada claro, con fotos trucadas por el Ministerio de Defen-

sa de por medio. Todo eso, aquí, queda muy lejos. Importa que dos valientes se nos han ido y la milicia los despide a su manera. Tras rendir honores, cada uno tranquiliza a su familia como puede desde el cuarto que la compañía ha dispuesto para llamar de extranjis a casa, o bien mediante las cabinas, de pago, casi siempre estropeadas, de que dispone la base. Han prometido poner teléfono gratis. Llegará, pero no lo veremos. Llegan por fin los compañeros y ese es el mejor aliciente para seguir adelante. La compañía Sarrio está por fin completa, los brillantina se han ido y la verdadera misión empieza ahora.

Salidas y llegadas Al fin llega el momento. No han podido practicar en España como es debido, pues con media docena de VAMTAC una compañía no puede instruirse. Si acaso hacer la mayor parte del tiempo el paripé y durante los breves momentos en lo que se dispone de me-

69 Número primero - Septiembre 2009


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