Jaime Pardo Leal - El Delito Político en Colombia

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EL DELITO POLÍTICO EN COLOMBIA - JAIME PARDO LEAL candidatura fue impuesta a cuchilladas, o al menos exhibiéndose los cuchillos desde las barras del Senado, en un acontecimiento que se recuerda muchísimo en los anales de: las crónicas políticas desde la época donde el mismo Ospina Rodríguez dijo que había decidido votar por José Hilario López, para que no asesinaran al Congreso. Esas sociedades democráticas, fueron protagonistas, actoras de episodios de rebeldías permanentes, inclusive fueron las que impulsaron con mayor ahínco el golpe de José María Melo, golpe tolerado por el presidente Obando. El primer gobierno democrático, popular, en este país fue el de José María Melo, que la burguesía lo califica de dictador tenebroso, pero en su elección las sociedades democráticas jugaron un papel de tal importancia que cometiéndose delitos de asonada, de amotinamiento que es uno de los delitos políticos, trazaron rumbos a la política colombiana e impusieron formas de gobierno y de presidentes en nuestro país a través de asonadas. Las sociedades democráticas, luego de una persecución implacable desatada por el gobierno radical, adoptaron formas de organización clandestina, recordemos que uno de los principales líderes, el médico Russi, quien ha sido difamado en Colombia, pues fue acusado temerariamente de un crimen que parece que nunca cometió; y ese juicio, que fue el primero que en Colombia se adelantó con jurado de conciencia, concluyó con una sentencia condenatoria y con la ejecución del señor Russi. Pero todo el mundo entendió que era una represalia de la clase dominante, a través del aparato judicial represivo de la época, porque Russi era inspirador, un sustentador teórico e ideológico de las sociedades democráticas, que ya habían adoptado formas de organización, un tanto clandestinas, conspirativas, pero que habían atemorizado y asustaban en la época de los filipichines, es decir, de los aristócratas criollos. En este siglo hubo una especie de remanso de paz por la imposición de la hegemonía conservadora que se prolongó hasta 1930; sin embargo, es necesario relevar un episodio, que es capital en este somero análisis de los acontecimientos que pueden enmarcarse dentro de la llamada “delincuencia política” de la historia nacional, y es la aparición del movimiento obrero organizado, con la gran influencia de las ideas marxistas y leninistas. Sin olvidar la formación de un capital industrial, que a su turno dio origen a la formación y proliferación de las organizaciones sindicales que ya tenían esa estructura, habiendo abandonado su forma un tanto filantrópica de sociedades de ayuda paternalista. Auspiciada por la clerecía, y asumió la estructura propia de la organización de clases, de sindicato. Pero quizá el acontecimiento más notorio, fue el sucedido como consecuencia de la huelga de la zona bananera, el levantamiento sindical de 1928 contra la United Fruit Company, esta fue una huelga no sólo reivindicativa, sino una huelga nacionalista antiimperialista, contra la absorbente y voraz United Fruit Company, esta huelga fue ahorcada por la confabulación de la compañía extranjera y un gobierno sumiso a los dictados, no sólo de la compañía, sino del imperialismo norteamericano. Sus dirigentes, los que lograron sobrevivir a la masacre, porque allí murieron centenares de trabajadores, – tu lo sabes Carlos – fueron juzgados como actores de un delito de subversión, un delito llamado rebelión, de sedición, contra las instituciones; muchos de ellos fueron llevados a la cárcel y condenados por el sólo hecho de que la clase obrera se levantaba erguida contra la dominación imperialista y por defender los derechos fundamentales de los trabajadores. Aquí observamos como ya en Colombia a la clase obrera se le da un tratamiento de “delincuente político”, cuando quiera que recurre a las herramientas propias de la clase, para defender los intereses que le son inherentes; pero a partir de ese instante se intensifica la acción popular contra el gobierno decadente, descompuesto, de la hegemonía conservadora, representado por Miguel Abadía Méndez. La corrupción generalizada da ocasión para que en Bogotá, se levante por primera vez el movimiento estudiantil de una manera muy beligerante, y de esa época data, la primera inmolación de un cuadro dirigente estudiantil como era Gonzalo Bravo Páez, el 8 de junio de 1929. Esta es la efemérides que se conmemora cada año, y que luego durante la dictadura del general Rojas, pues por recordarse esta fecha, produjo un tremendo genocidio oficial, cuando cayeron abaleados por el Batallón Colombia que venía de la guerra injusta de Corea, al reprimir una 12


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