Leccion de Escuela Sabática 2012 (1)

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de Lucas. Pero “los pobres’: los pobres de Dios, ya eran un grupo claramente definido en el Antiguo Testamento y Mateo estuvo en lo cierto al traducir “pobres en espíritu”. Porque “los pobres” no eran tanto los abatidos por la pobreza sino los piadosos que -en parte porque estaban necesitados, oprimidos, tiranizados o en otro modo afligidoshabían puesto su fe y esperanza en Dios. El Sermón del Monte, John Stott

UN REINO DIFERENTE Mateo 7:21

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orque el reinado de Dios que trae salvación es un don tan absolutamente gratuito como inmerecido tiene que recibirse con la humildad dependiente que tiene un niño pequeño. Por eso, justo al comienzo del Sermón del Monte, Jesús contradijo todos los juicios humanos y todas las expectativas nacionalistas del reino de Dios. El reino es dado a los pobres, no a los ricos; a los débiles, no a los poderosos; a los niños pequeños lo suficientemente humildes como para aceptarlo, no a los soldados que se jactan de poder obtenerlo por sus propias proezas, sino a los publicanos y las prostitutas, la hez de la sociedad humana, que sabían que eran tan pobres que no podían ofrecer nada ni alcanzar nada. Todo lo que podían hacer era clamar a Dios por misericordia; y él oyó su clamor. Aún hoy la condición indispensable para recibir el reino de Dios es reconocer nuestra pobreza espiritual. Dios todavía envía a los ricos vacíos. Como C. H. Spurgeon lo expresó: La forma de elevarnos en el reino es hundiéndonos en nosotros mismos. El Sermón del Monte, John Stott

FELICES LOS INFELICES Mateo 5:4

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a segunda bienaventuranza bien podría traducirse “Felices los infelices”, para

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dirigir la atención a la asombrosa paradoja que contiene. ¿Qué clase de aflicción puede ser aquella que trae el gozo de la bendición de Cristo a aquellos que la experimentan? Por el contexto resulta claro que aquellos a quienes se les promete consuelo aquí no son primordialmente los que lloran la pérdida de un ser querido, sino los que lloran la pérdida de su inocencia, su justicia, su respeto propio. Cristo no se refiere aquí a la aflicción que produce la pérdida de un ser querido o de algo muy preciado sino la aflicción que produce el arrepentimiento. El

Sermón del Monte, John Stott

CONFESIÓN Y CONTRICCIÓN Salmos 22:24

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na cosa es ser espiritualmente pobre y reconocerlo así; otra es lamentarse y llorar por ello. O colocándolo en lenguaje más teológico, una cosa es la confesión y otra la contrición. Necesitamos, por consiguiente, considerar que la vida cristiana, según Jesús, no es sólo puro gozo y risas. Algunos cristianos parecen imaginar que, especialmente si se encuentran llenos del Espíritu, deben llevar en el rostro una sonrisa perpetua, ser continuamente bullangeros y estar rebosantes de gozo. ¡Qué poco bíblicos podemos llegar a ser!. La verdad es que existen cosas tales como las lágrimas cristianas, y también es verdad que pocos de nosotros las lloramos. El Sermón del Mon-

te, John Stott

LLORAR POR EL MUNDO Jeremías 13:17

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ienaventurados también los que con Jesús lloran llenos de compasión por las tristezas del mundo y se afligen por los pecados que se cometen en él y, al llorar, no piensan en sí mismos. Jesús lloró por los pecados de otros, por sus amargas conseun sermón diferente


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