ÍBER. Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia

Page 47

Vanguardias artísticas, vanguardias literarias: un enfoque integrador

nos representantes en el arte de la interpretación de la España negra: Cloacas y campanarios será la obra representativa de esta época. Años después, y tras su vuelta de París, Maruja Mallo frecuentará la casa de Pablo Neruda, la «casa de las flores». Allí se celebran fiestas surrealistas, es decir, de libertad, y allí coincide Concha Méndez con Altolaguirre, Federico, Alberto Sánchez, Cernuda, Aleixandre, Bergamín, Alberti... y con Miguel Hernández, con el que inicia una relación que alcanzó resultados inmediatos desde el punto de vista artístico. Fruto de esta época es su Sorpresa del trigo, que podría ser un soneto hernandiano. Por otro lado, descubrimos en El rayo que no cesa toda una serie de poemas dedicados a ella, a esa relación corta y apasionada. Miguel Hernández queda deslumbrado por la ciudad y por la libertad de mujeres como Maruja Mallo y rompe con Josefina Manresa, su novia de juventud y con la que se casaría posteriormente. En una de sus cartas, reconocería: Es la vida de Madrid, Josefina, la vida de Madrid que le hace a uno olvidarse de todo con sus ruidos y sus mujeres y sus diversiones. En julio de 1935 Miguel Hernández da por concluida su relación con Josefina. El rayo que no cesa, fue escrito entre junio y agosto de ese mismo año y la destinataria no podría ser otra que Maruja Mallo. Pero entre los poemas encontramos 3 dedicados a Josefina, 8 sonetos a María Cegarra, y 22 poemas a la creadora gallega en los que la amada es un ser activo, libre, desinhibido, capaz de generar pasión, ternura y dolor. Cuando el pensamiento de Miguel Hernández lo ocupa la pintora, sus versos se llenan de esa iconografía vallecana: retamas, barrancos, campanarios, barbecho, piedras, cardos, girasol, tormenta y barro. Precisamente, uno de los poemas que habla del erotismo y el deseo que provoca la amada comienza así: Íber Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia | núm. 71 | abril 2012

Me llamo barro aunque Miguel me llame. / Barro es mi profesión y mi destino/ que mancha con su lengua cuanto lame […]. Pocos meses después, comenzada la guerra civil, las preocupaciones de ambos (rota ya la relación) serán otras. Miguel Hernández, se alistará con el bando republicano y Maruja Mallo, como tantos otros escritores de la vanguardia, partirá al exilio. Ella pasa primero a Portugal y de allí a Argentina. En su equipaje lleva consigo el lienzo que titula Sorpresa del trigo (1936) (imagen 6), inspirado, según la pintora, en una manifestación en la que vio a una mujer con una hogaza y le preguntó: «¿De dónde venís?» «De Tarancón.» «¿Qué pedís?» «Pan». Después de haber pintado verbenas y fantoches, es tiempo de otra cosa. Tras el comienzo de la guerra civil, el juego acaba, es necesario el compromiso. Así lo expresa César Vallejo en «Un hombre pasa con un pan al hombro», poema sobrecogedor que el poeta peruano incluye en Poemas humanos, de 1939. Un hombre pasa con un pan al hombro ¿Voy a escribir, después sobre mi doble? Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo ¿Con qué valor hablar del psicoanálisis? [...] Un cojo pasa dando el brazo a un niño ¿Voy, después, a leer a André Breton? […]

Imagen 6. Maruja Mallo, Sorpresa del trigo, 1936

45


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.