Dentro del vasto universo que es el género épico-fantástico, la inmensa obra que es Dragonlace tiene un peso específico de bastante notoriedad. Nadie hubiera creído que de aquel casual encuentro entre Margaret Weis (1948) y Tracy Hickman (1955) en la cola para una entrevista de trabajo iba a nacer una de las sagas más influyentes, seguidas y laureadas de la literatura fantástica.