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Nº 69 julio 2009 Fuster sabía escuchar y, por eso, sabía comprender. Escuchar a Dios a través de la oracion y del estudio. Era un enamorado del Misterio Trinitario, que es como decir del Dios de Jesús. Y escuchar a las personas, a tantas y tantos que se acercaban a él, buscando comprensión, respuestas, consuelo, afecto. Era un gran trabajador. Nunca le ví sin hacer nada, y sin tener siempre un montón de cosas por delante. Se levantaba pronto. Dedicaba las primeras horas del día a leer. Era un lector apasionado de Tomás de Aquino y Vicente Ferrer, pero también de los mejores literatos y pensadores que en este pasado siglo XX han buscado en la noche oscura, luchando con el Misterio. Estas lecturas le ayudaban a comprender mejor las dificultades de tanta gente para acercarse a Dios. Fuster fue amigo de los jóvenes, con los que compartió tantos ratos de oración, muchas dudas y algunas rebeldías. Fue un profeta apasionado por la justicia y la verdad. Ejerció cargos de responsabilidad, pero nunca le ví aferrarse al poder. Escribió obras de teología y de divulgación. Fue profesor en el Seminario de Valencia y catedrático de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer. Realizó una gran obra social en uno de los barrios mas pobres de Valencia. Ahora está con Dios. Siempre lo estuvo, porque fue un hombre de fe. Pero ahora lo está en un eterno presente, sin velos, sin preguntas, en la alegría y la claridad. Fr. Martín Gelabert OP

VISITA de Michelle Bachelet, Presidenta de Chile al Bañado Tacumbú Transcribimos a continuación el discurso de la Coordinadora de CAMSAT en el Bañado Tacumbú, Lic. Angélica Viveros, el día de la visita de la Presidenta de Chile al barrio. (…) Desde hace 25 años tengo el privilegio y el honor de vivir y formar parte del barrio del Bañado Tacumbú. En este barrio soy testigo de esfuerzos heroicos y de situaciones extremas afrontadas por mis vecinos con fortaleza, tenacidad y sin dejar de soñar por un futuro mejor y más justo para ellos y para sus hijos. Muchos días veo salir del Bañado a una anciana empujando kilómetr os su carro de recicladora (a veces con 40 grados de calor, otras con llovizna o con frío) y la veo regresar agotada pero sin rastros de amargura o de odio después de haber vendido su basura, fruto del único trabajo que le ha permitido nuestra sociedad, por menos de 15.000 guaraníes (apenas tres dólares). Todos los días laborables a las diez de la noche observo una caravana de cientos de jóvenes y adolescentes caminando cuatro o cinco kilómetros por nuestros inseguros y peligrosos caminos; no son patoteros, ni drogadictos, ni ladrones, son jóvenes del Bañado que hacen ese esfuerzo diario porque en el barrio no existe ningún colegio y los servicios públicos de transporte no funcionan por las noches. La semana pasada me conmovió una madre de familia que estaba feliz 7


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