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UNIVERSIDAD DE ARTES, CIENCIAS Y COMUNICACIÓN Facultad de Arte, Arquitectura y Diseño Carrera de Diseño de Imagen: Dirección de Arte “EL IMAGINARIO POPULAR EN LAS MICROS AMARILLAS DEL TRANSPORTE PÚBLICO EN SANTIAGO, CHILE (1991-2005)” (Manual de Dirección de Arte) Proyecto para optar al Grado Académico de Licenciadas en Diseño de Imagen Y al Título Profesional de Diseñadoras de Imagen, Especialidad Dirección de Arte

Profesor Guía: Alfredo Da Venezia Vásquez Metodóloga: Ximena Jiles Moreno Estudiantes: Bárbara Russell Leay Danica Martinic Magri Material Incluido:

Santiago de Chile, Diciembre 2011


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Agradecemos en primer lugar a nuestro querido profesor guía Alfredo Da Venezia Vásquez que compartió con nosotras este proceso durante dos largos años. A Ximena Jiles Moreno, nuestra metodóloga, por habernos recibido en su oficina cada vez que nos surgía una duda y por revisar a cabalidad nuestro escrito. A Sandra Hayvel Bertheau, ex compañera de carrera, por habernos enseñado a utilizar las plataformas de diseño necesarias para poder llegar a imprimir este libro y por todos sus apuntes correctivos. A nuestro Director de Extensión de la carrera de diseño de imagen Hugo Grisanti Sfrasani, nuestro Director de escuela Patricio Vogel Inostroza y a toda la Escuela de Diseño de Imagen de la Universidad Uniacc por habernos guiado desde el año 2005 en nuestra formación profesional como diseñadoras. A la Empresa de Transportes Metalpar por habernos facilitado sus dependencias y colaboración de material, muy necesario para el desarrollo de este libro Al pintor de letras Don Zenén Vargas y Sra., por habernos recibido en su casa, impregnándonos de recuerdos, anécdotas e historias de todo el mundo de las micros amarillas. Al Modelista Don Pablo Gallardo, por habernos facilitado sus modelos a escala para nuestra presentación de examen de grado. Al Diseñador Felipe Pimentel, por habernos dado la autorización para utilizar algunas fotos de su autoría. Y finalmente a nuestras familias, amigos y pololos por habernos apoyado, motivado, acompañado y entendido en este largo y tan ansiado proceso de titulación.


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ÍNDICE Agradecimientos

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Índice

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Abstrac

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1. LA MICRO COMO UN RECEPTÁCULO DEL IMAGINARIO VERNÁCULO IDENTITARIO DE SANTIAGO //

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2. DISEÑO VERNÁCULO //

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3. POLÍTICA //

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4. LOS PRIMEROS SISTEMAS DE TRANSPORTE EN CHILE //

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4.1.

20

Carrozas, Coches y Birlochos

5. LOS SISTEMAS DE TRANSPORTE PÚBLICO EN SANTIAGO (de los Tranvías de Sangre al Transantiago) //

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5.1.

Carros de Sangre

22

5.2.

Tranvías

24

5.3.

Góndolas

26

5.4.

Trolley

28

5.5.

Inicios de la Micro

32

5.6.

Metro

34

5.7.

De las Micros de Colores a la Micro Amarilla

36

5.8.

De las Micros Amarillas a El Plan Transantiago

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6. LAS MCROS COMO OBJETO DE ESTUDIO //

44

7. LAS MICROS, RECORRIDOS Y COLORES //

48

7.1.

Micros de Colores

50

7.2.

Micros Amarillas

54

7.3.

Transantiago

56

7.3.1.

Transantiago - Troncal

58

7.3.2.

Transantiago - Alimentador

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8. SANTIAGO, LA PÉRDIDA DE IDENTIDAD: DE LO VERNÁCULO A LO GLOBAL //

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9. LA MICRO Y SU CONDICIÓN VERNACÚLA //

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10. LUGARES PERSONIFICADOS //

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11. TRASCENDENCIA Y PÉRDIDA EN EL LEGADO DE LAS AMARILLAS Y DE SUS ANTIPASADAS,

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LAS MICROS DE COLORES // 12. TIPOGRAFÍA MICRERA //

92

12.1.

94

El Pintor de Letras


12

13. EL BOLETO Y EL INSPECTOR DE MICRO //

100

14. EL SAPO DE MICRO //

104

15. LAS MICROS, SUS NOMBRES Y APODOS //

106

16. EL COMERCIO EN LAS MICROS //

110

16.1.

Vendedor de Alimentos

112

16.2.

Vendedor de Pack; 10 Productos en...

118

16.3.

Vendedor de Miseria

120

17. EL ARTE CALLEJERO EN LAS MICROS //

122

18. DISEテ前 MICRERO //

126

18.1.

128

Implimentaciテウn de Accesorios e Imaginario

18.1.1.

Palanca de Cambios

130

18.1.2.

Asiento del Chofer

132

18.1.3.

Manubrio

134

18.1.4.

Cortinas

136

18.1.5.

La Pecera

138


13

18.1.6.

El Piso

140

18.1.7.

Cobrador Humano

142

18.2.

Santuarios M贸viles

144

18.3.

Stickers

146

18.4.

Extras

150

19. PARADEROS DE MICRO

152

Glosario

158

Glosario Chilenismo

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Referencias

165

Algunas fuentes informativas complementarias recomendables. (Sitios De Inter茅s)

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Abstrac

La locomoción colectiva es un espacio público que circula a diario, en todo horario, los 365 días del año en nuestra capital, Santiago. Esta publicación aspira a rescatar el espíritu de las Micros Amarillas (apócope de microbús), espacios móviles que a lo largo de sus años de circulación fueron valoradas al igual que criticadas, y que en manos de sus dueños, choferes y ocupantes se transformaron en una croquera ambulante del diseño vernáculo de nuestro país. Su habitar y sus mil y una formas de decoración improvisada las convierte hoy en día en una etapa transitoria entre la época de las micros de colores y el actual Plan Transantiago, cuyas prácticas a pesar de que el sistema actual las haya tratado de suprimir se niegan a desaparecer en su totalidad. Una infinidad de particulares diseños, choferes que daban a conocer sus singulares personalidades, artistas y comerciantes ambulantes acompañando nuestro viaje y sin duda muchos hábitos generados entre viaje y viaje como el inmemorial “¿Me lleva por $100?”


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1. La micro como un receptáculo del imaginario vernáculo de Santiago

dd

En nuestro proyecto de título queremos dar cuenta que las micros (nuestra locomoción colectiva) son un nicho que recepciona el diseño chileno vernacular.

Sin necesidad de una formación académica especializada, el usuario al igual que el chofer ha ido creando un imaginario

propio que ha generado un diseño vernacular en nuestro sistema de transporte público. Tipografías, santuarios, frases típicas, cortinas, stickers, graffitis; en fin todo tipo de “enchulamiento” ha sido parte de nuestras micros.

Por lo tanto, el proyecto pretende ser un manual para el uso de directores de arte, que enfoca y define el diseño interior

y periférico que ha sido parte de nuestros buses del transporte público, enfocándonos en las micros amarillas; ya que estas pertenecen a un periodo transitorio que da cuenta de la historia del transporte público desde sus inicios (1960) hasta el día de hoy; una mirada que corresponde a los nacidos dentro de la época de 1980, cuyo primer modelo de inserción al sistema de locomoción pública fueron las amarillas; también ser una guía que plantea el comportamiento y la manera de habitar la micro para las distintas plataformas sociales que las utilizan.

Como objetivo final, está rescatar el espíritu de uno de los emblemas de la cultura popular urbana que con los años se

ha transformado en un controvertido ícono pop nacional.


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2. DISEÑO VERNÁCULO

El diseño vernáculo es un término utilizado para catalogar objetos creados con técnicas tradicionales y con materiales locales disponibles, satisfaciendo necesidades y circunstancias locales, tiende a evolucionar con el tiempo según el ambiente, la cultura y el contexto histórico existente. El diseño vernáculo se basa en rescate e inserción de elementos e inclusión popular (Hibrido Visual, 2007), David Byrne (citado por Hibrido Visual, 2007) consideró que “Hoy que [sic] el diseño perfecto es posible con el click de un mouse, el mundo industrializado ha empezado a sentir nostalgia por el diseño imperfecto”. El crítico de arte Herbert Di Rosa, (citado por Hibrido Visual, 2007) En el libro Sensacional de Diseño Mexicano llamo [sic]: Arte Modesto a toda esa práctica de rescate, por lo popular, lo espontáneo, del entorno cotidiano, urbano, Di Rosa señala: “El rotulismo es una práctica artística en sí, que al entrar en el territorio movedizo del -arte modesto- adquiere una posición central y ya no marginal. Se vuelve así más visible y su sensibilidad puede ser fácilmente aprehendida, fuera de todo criterio académico o social. Las imágenes de los anuncios expresan a menudo un gusto muy nacionalista: siempre están cargadas de identidad [sic].


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Figura 1. Letrero VernĂĄculo Fuente: DiseĂąorita.Emecece


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3. POLÍTICA

Los cambios manifestados por el transporte público chileno a lo largo del tiempo se han generado por el disgusto social debido al mal funcionamiento, al mal mantenimiento, regulación de trazados, frecuencias de los recorridos y tarifas impuestas para el pasaje.

Ljubetic (2007) reúne la información histórica de que las protestas y manifestaciones populares por el transporte público

son parte de la biografía de nuestro país, siendo la primera durante el gobierno de José Manuel Balmaceda; ocurrió el 29 de abril de 1888, 30 años después de haber comenzado a circular por la capital los “carros de sangre”, los usuarios estaban descontentos porque la empresa propietaria no cumplía con sus obligaciones.

Antes de la llegada de los buses urbanos, el transporte público era dirigido por la Empresa del Ferrocarril Urbano, en

1945 fue expropiada del país la compañía dueña de los tranvías (Electric Bond & Share) y se formó la ENT (Empresa Nacional de Transportes) que reemplazó paulatinamente los 488 antiguos tranvías por modernos autobuses y luego implementó en 1947 los primeros 17 trolebuses. Luego de numerosos conflictos y huelgas en 1953 se reorganizó la ENT y surgió la ETCE (Empresa de Transportes Colectivos del Estado) en la cual el estado regulaba tarifas, trazados y frecuencia de los recorridos, el buen servicio que brindaba duró solo hasta la dictadura ya que el gobierno cortó el financiamiento a la empresa y el servicio se deterioró rápidamente, muchos buses se convirtieron en chatarra y a pesar de las alzas en la tarifa que se elevaron a casi el 200 por ciento, no hubieron protestas.


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Las licitaciones del transporte público se llevaron a cabo entre 1991 y el 2003; en 1991 las micros se comenzaron a pintar

de amarillo, proceso que se terminó de establecer en 1994 y fueron las últimas pertenecientes al transporte estatal aunque no poseían subsidio público; el Transantiago en su llegada fue entregado a 10 empresas concesionarias, constituidas por tres mil empresarios, integrando en el negocio a varios bancos.

En el año 2009 se aprobó la ley que les entrega subsidio estatal para el periodo 2009-2014 (González, 2009).


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4. LOS PRIMEROS SISTEMAS DE TRANSPORTES EN CHILE

4.1. Carrozas, Coches y Birlochos En un principio no se necesitaban medios de transporte distintos de los pies, ya que las extensiones de las primeras ciudades del mundo occidental tenían como límite la distancia que un hombre podía caminar en un día. La excepción era el transporte de cargas que se solucionaba de la misma forma que en el mundo rural; caballos de montar y de tiro, mulas y bueyes.

Cuando estas primeras ciudades comenzaron a abarcar más territorio y gran parte de la población mundial empezó a

abandonar los campos para situarse en ellas, surgió el problema del transporte urbano (Schlack, 2009).

Según Santos Tornero (citado por Oses, s.f.) a pricipios del siglo XVII, en Santiago, los sectores pudientes de la población

se movilizaban en diversos vehículos de tracción animal; entre estos estaba la carroza que era una especie de cajón con dos ruedas tirada por caballos, por fuera estaban labradas y llenas de ornamentos, al igual que en las fachadas de las casas, ya que este tipo de diseños destacaban la alcurnia de sus propietarios. Más tarde ingresó el coche que tenía dos ejes y cuatro ruedas, y después fue el turno del birlocho, un vehículo más ligero, que tenía solo dos asientos y un tiro para uno o dos caballos; el birlocho era el equivalente para la época de lo que en la actualidad es un auto deportivo (Oses, s.f.).


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Figura 2. Carros, Coches y Birlochos Fuente: 123RF


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5. LOS SISTEMAS DE TRANSPORTE PÚBLICO EN SANTIAGO (de los Tranvias de Sangre al Transantiago)

5.1. Carros de Sangre En Santiago, hasta mediados del siglo XIX, no se requería de un sistema de transporte público pre moderno. Luego, su progresiva expansión demográfica y económica demandó que se implementara una red de transporte que fuera capaz de relacionar lo más rápido posible las distintas áreas de la ciudad. Santiago aun se podía recorrer a pie ya que era una ciudad que mantenía un ritmo cansino; no obstante, el primer medio de transporte público que se inauguró en la capital fue una línea de Carros de Sangre, red de carros tirados por caballos, que se desarrollo en pocos años para cubrir toda el área urbana de Santiago, siendo el primer tranvía de Chile y uno de los primeros de todo el mundo.

Se construyó en la Alameda, principal arteria de la ciudad, en el año 1857 y se inauguró el 10 de junio de 1858 con diez

carros de procedencia estadounidense, cinco que eran de primera clase y otros cinco de segunda.

A pesar de los avances alcanzados por la red de transporte a sangre, el sistema no estuvo exento de problemas, los

habitantes de Santiago se hallaban disgustados por el servicio prestado por la Empresa de Ferrocarril Urbano y al no existir un organismo técnico que regularizara la cobertura y el funcionamiento del servicio, las críticas se hacían cada vez mayores; impuntualidad en cumplimiento de los horarios, aglomeraciones, carros sucios y desvencijados, caballos viejos y cansados y recorridos poco eficientes eran parte de la molestia de los Santiaguinos (Diban, 2004).


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Figura 3. Carro de Sangre Fuente: 123RF


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5.2. Tranvías

En pos del creciente desarrollo experimentado por la ciudad y para dejar en el pasado la mala calidad del sistema de los carros de sangre, en 1896 la municipalidad de Santiago convocó a una licitación para adjudicarse un servicio de transporte que fuera movido por tracción eléctrica; esta iniciativa fue ovacionada por toda la comunidad que ya estaba fastidiada con las inmundicias que inevitablemente caían de los recorridos a tracción animal y del molesto e insalubre estado en el que se encontraban las caballerizas que se situaban en toda la ciudad (Diban, 2004).


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Figura 4. TranvĂ­a Fuente: Google Image


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5.3. Góndolas

En el año 1910 se da paso al transporte público alimentado con gasolina, el cual se demoró una década en establecer sistemas constantes que permitieron una lenta pero progresiva aparición de nuevos recorridos. Fue en 1922 que se puso en marcha un servicio de autobuses llamados con los pintorescos nombres de “taguas” o “góndolas”. El trayecto se demoraba solo 6 minutos y su recorrido era entre la Estación Central y la Iglesia de San Francisco.

Con el tiempo las calles se hicieron cada vez más estrechas y la competencia entre los diferentes tipos de carros para

ganar la preferencia de los usuarios se hizo más exhaustiva, por lo tanto la congestión era inevitable y las calles no podían contener la cantidad de vehículos que transitaban por ellas, por lo que se tuvo que ensanchar la Alameda, medida que implicó la desaparición de dos lugares patrimoniales de la capital; El Parque Inglés y El Mercado de las Flores (Diban, s.f.).


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Figura 5. Maqueta de G贸ndola Fuente: Chile Buses


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5.4. Trolley

Los Tranvías Eléctricos dejaron de circular por la ciudad el 21 de febrero de 1959 por la expansiva aparición de los “Trolebuses” que llegaron a nuestro país en el año 1947, pero frente a la competencia de los buses a diesel o micros como las conocemos (apócope de microbús), en el año 1978 estos también desaparecieron (Diban, s.f.).


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Figura 6. Trolley Fuente: Google Image


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5.5. Inicio de las Micro

Durante el año 1946 llegaron a Chile los primeros buses a bencina y petróleo procedentes de Estados Unidos (Oses, s.f.). Fue durante la década de 1960 que se impuso este transporte colectivo basado en micros, el que se mantiene hasta hoy en día, cuyo número alcanzó a 5.400 en 1978 y a 11.500 diez años más tarde. Las micros de Colores (Diban, s.f.).


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Figura 6. Ilustraci贸n Micro Fuente: Martinic - Russell


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5.6. Metro

Junto con la consolidación de las micros como medio de transporte público, la ciudad necesitaba de un plan que lograra que el transito fuera más rápido, por lo que en 1965 se fortaleció el proyecto de construir un ferrocarril subterráneo en la capital, este plan se llevó a cabo cuatro años más tarde, durante el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970), comenzando la construcción de la línea 1 del Metro de Santiago en la esquina de La Alameda con Las Rejas (Maipú), contando de seis trenes recorría desde San Pablo (Lo Prado) a Estación Central. La primera línea del Metro de Santiago fue inaugurada en 1975 (Bravo, s.f.).


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Figura 7. Metro Fuente: Google Image Figura 8. Logo de la marca Metro de Santiago Fuente: Metro


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5.7. De las de Colores a las Amarillas Hasta la década del 70, el Estado mantuvo presencia directa en el control del transporte urbano a través de la Empresa de Transportes Colectivos, la que regulaba aspectos como recorridos, tarifas y permisos de operación. Sin embargo, debido a la mala calidad del servicio y la escasez de recorridos, se tuvo que desarrollar una política que liberara el mercado del transporte urbano y que incorporara nuevos buses y recorridos y redujera los tiempos de espera de los pasajeros. Estas soluciones llegaron en 1979, durante la dictadura de Augusto Pinochet (Diban, 2004). Años más adelante y después de la transición a la democracia, en el año 1992, aparecen las célebres micros amarillas, sustituyendo a las antiguas líneas de colores.

Este sistema también originó una serie de problemas en el funcionamiento de la ciudad que después de la década de los

90 han tratado de ser corregidas por diversas iniciativas de los distintos gobiernos.


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Figura 9 y 10. Ilustraci贸n Micro Fuente: Google Image


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5.8. De las AMARILLAS al Transantiago En la tónica de planes y proyectos de mejoramiento, el Gobierno implementó, a principios del siglo XXI, un nuevo sistema de transporte público urbano que integró el Metro con la locomoción colectiva (Diban, 2004). Este sistema se compuso por micros blancas en reemplazo de las amarillas, llamadas “Troncales”; puesto que circulan por las principales arterias de la capital, y otras con un color asignado por zonas apodadas “Alimentadoras”; que se mueven por calles de menor envergadura y tienen como fin transportar pasajeros hacia las calles más grandes, donde deben combinar con el Metro o con los Buses Troncales.

El Plan Transantiago se inauguró en Santiago el 10 de febrero del 2007, luego de una primera etapa que comenzó en el

año 2005 y para lo que fue necesaria una gran inversión en infraestructura y flota vehicular. Además se estableció el uso de una tarjeta inteligente, llamada Tarjeta Bip!, ademas se implató el uso de un sistema tarifario entre Micros y Metro.

El Transantiago reformó por completo la malla de recorridos de las antiguas micros amarillas, que para muchos aún

perduran como un recuerdo nostálgico. Las clásicas costumbres de pagar con monedas, el boleto de micro y decir “¿me lleva por $100?”, quedaron en el pasado.


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Figura 11 y 12. Ilustraci贸n Micro Fuente: Google Image


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De las AMARILLAS

Figura 13. Ilustraci贸n Micro Fuente: Google Image

Figura 14. Ilustraci贸n Letrero Fuente: Buses Urbanos Chile

Figura 15. Boleto Micro Fuente: Martinic - Russell

Figura 16. Boleto Escolar Fuente: Martinic - Russell


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al Transantiago

Figura 17. Ilustraci贸n Micro Fuente: Google Image

Figura 18. Ilustraci贸n Letrero Fuente: Martinic - Russell

Figura 19. Tarjeta Bip Fuente: Transantiago

Figura 20. Tarjeta TNE Fuente: Transantiago


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6. LAS MICROS COMO OBJETO DE ESTUDIO

Los microbuses en el transporte urbano son bautizados o apropiados por la cultura popular con diversos nombres, estos reciben distintos apodos dependiendo de su lugar de origen; en Colombia se les llama “Buseta”, en Venezuela “Autobusete”, en Argentina “Bondi” y en México “Ruta”; en nuestro país las denominamos como “Micros”.

En una primera instancia cuando los buses llegaron a nuestro país recibieron su nombre por parte de los usuarios

debido al tamaño de estas y hacíamos una diferenciación entre micros o liebres (más cortas y más rápidas), pero esta distinción en la actualidad ya no rige ya que independiente de lo que midan, sean cortas como las antiguas liebres o largas como las cuncunas del Transantiago, su denominación ya se ha simplificado en nuestro vocabulario con el genérico micro.

Las micros como espacio físico son un objeto de investigación para varias áreas o disciplinas de estudio, en especial es un elemento muy tentador para diseñadores y artistas visuales, lo que se refleja en diversas publicaciones que se refieren a ellas en este último siglo, ejemplos de ellos son; El libro “Micros el final del recorrido” de Manuel Córdova (obra fotográfica que documenta parte del imaginario visual del antiguo transporte público -micros amarillas- de Santiago de Chile); El documental “El poder de la palabra” de Francisco Hervé (relata la vida de los vendedores de micro en el Santiago del 2005, ad portas del cambio en el sistema de locomoción colectiva –Transantiago-, que prometía dar el salto a la modernidad en la capital) y La película “Microfilia”, estrenada en el año 2008, de el director estadounidense Nehoc Davis (película dedicada a las micros amarillas; la mirada enamorada del director norteamericano por la picardía chilena).


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Figura 21. Libro Micros Fuente: Editorial Las Comunas Unidas

Figura 22. Documental “El Poder de la Palabra” Fuente: Cine Chile

Figura 23. Película Microfilia Fuente: Microfilia


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Los microbuses son un espacio que genera múltiples aristas de investigación; en primer lugar son un objeto de exploración

tecnológica, de ellos y mediante su historia podemos dilucidar los avances e innovaciones en los que hemos estado inmersos como sociedad. Las evoluciones técnicas que han vivido las micros como medio de transporte, desde las primeras liebres hasta la llegada del Transantiago, son reflejo de cambios globales como también de los medios tecnológicos con que los usuarios dejan su marca, intervención, rayado o registro sobre la micro, que en este caso actúa como la croquera del pasajero, convirtiéndose en una especie de galería móvil en tecnologías de diseño.

En segundo lugar son un espacio tangible para la investigación sociocultural de nuestro país. Es en este punto donde

mediante las distintas especies y formas de “rayados o intervenciones”, podemos incluso estudiar la sensación del pueblo frente a lo que ha ocurrido en nuestro entorno social dependiendo de la época en la que nos centremos. Analizar por ejemplo, socialmente los antiguos rayados setenteros y ochenteros basados en corazones, smiles o el típico “Anita y Juanito s/a”, hasta los más críticos “Tag o Firmas” que surgieron en la época de 1960 pero que perduraron hasta hoy en día en diversidad de técnicas. Es en este punto donde podemos justificar la expresión de la presencia de lo vernáculo de la micro como espacio y donde la elección de nuestro objeto de estudio se puede evidenciar como un campo sociocultural para la investigación del imaginario y el habitar vernáculo de éstas, desde sus inicios en la década de 1960 hasta el día de hoy.


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BO Figura 24. Tag Fuente: Tipograf铆a Urban Hook-Upz

Figura 25. Coraz贸n Ochentero Fuente: Martinic - Russell


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7. LAS MICROS, RECORRIDOS Y COLORES

A lo largo de los años las micros han sufrido cambios en su forma de reconocimiento para el usuario; partiendo desde la forma de distinguirlas por su aspecto periférico, dependiendo de los colores con los que fueron pintados sus recorridos (micros de colores), hasta la unificación de su imagen exterior en un solo tono (micros amarillas) e incluso pasando por la aleación de las dos formas descritas, que es lo que ocurre actualmente con el Transantiago, que uniforma sus recorridos troncales para todo Santiago con los colores de su imagen corporativa (blanco y verde) y distingue sus recorridos alimentadores con colores designados dependiendo de las zonas de circulación.


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Figura 26 y 27. Ilustraciones Micros Fuente: Google Image Figura 28, 29 y 30. Ilustraciones Micros Fuente: Transantiago


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7.1. Micros de Colores

Las primeras micros a bencina llegaron a Chile en el año 1946, pero fue en la década de 1960 donde se impuso este sistema de transporte (Oses, s.f.). Las micros de colores funcionaron hasta el año 1994 cuando se unificaron de color amarillo. Los recorridos se reconocían por el color asignado a tal trayecto y también por nombre que llevaba pintado la máquina sobre el parabrisas que indicaba el itinerario desde-hasta, desde el inicio del trayecto hasta el terminal. Socialmente adquirían esa ruta como un nombre propio que pasaba a ser el seudónimo por el cual el público las reconocía.

Figura 31. Micro Tropezon Fuente: Felipe Riffo


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MATADERO - PALMA

ALGUNOS

ESTACIÓN CENTRAL - VILLA NACIONES UNIDAS INTERCOMUNAL 4 ÑUÑOA - CERRILLOS RENCA - LAS CONDES RENCA - PUENTE ALTO

RENCA - PARADERO 15

PADRE HURTADO

MACUL 12

SANTIAGO - NOS

INTERCOMUNAL 24 INTERCOMUNAL 7 TUCAPEL

VILLA EL DORADO O´HIGGINS

LO ESPEJO - EL SALTO

PEÑALOLÉN - MAPOCHO - QUILICURA DIAGONAL 32

PLAZA EGAÑA

OVALLE - NEGRETE

SAN CRISTÓBAL - LA GRANJA RENCA - LA FLORIDA

PUDAHUEL

BILBAO - LO FRANCO

EL GOLF - MATUCANA TROPEZÓN

SAN BERNARDO

PORTUGAL - EL SALTO SAN PABLO SAN EUGENIO


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CARRASCAL - STA JULIA

RECORRIDOS CATEDRAL - LOURDES

COLÓN ORIENTE

VILLA NACIONES UNIDAS MAIPÚ 63

COLÓN - EL LLANO

NUEVO AMANECER - LOS LIBERTADORES

PABLO DE ROCKA

SAN PABLO

CANAL SAN CARLOS

AV. CHILE

INTERCOMUNAL 26 MAPOCHO - LO VIAL RENCA - POB.5.J.A. RÍOS

ESTADIO ITALIANO - LAS REJAS MONTT - CERRILLOS NUEVO - AMANECER CARRASCAL - VILLA OLÍMPICA

RENCA - ÑUÑOA LOS DOMINICOS VIVACETA

NUEVO AMANECER - QUILICURA PILA - CEMENTERIO

RECOLETA - LIRA

MAPOCHO - ENDESA AMÉRICO VESPUCIO YARUR - SUMAR CIRCUNVALACIÓN

TOBALABA - LAS REJAS


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7.2. Micros Amarillas

En la época de las micros amarillas (1991 hasta el año 2005) existían un sinnúmero de recorridos, que una fracción muy pequeña de la población usuaria de transporte público llegaba a utilizar en su totalidad.

En el parabrisas estaba escrito el nombre del trayecto pero estas micros se reconocían visualmente por un número

asignado al recorrido.

Figura 32. Micro 113 Fuente: Wikipedia


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7.3. Transantiago

Este plan se inaugura el 10 de febrero del año 2007, luego de una primera etapa que comenzó el año 2005; los buses del Transantiago se diferencian entre recorridos troncales y recorridos alimentadores. Este sistema fue desarrollado para diferenciar las tarifas por recorridos, complementando los cobros de acuerdo al uso de los dos servicios (Briones, 2009).

“Santiago fue dividida en 10 Zonas de servicio, para poder ordenar la operación de los servicios de transporte que conectan las comunas de la ciudad. Cada Zona se identifica con una letra y un color distinto, y están formadas por un grupo de comunas”(Transantiago Informa, 2008).


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Figura 33. Logotipo de la Marca Transantiago SĂşbete Fuente: Transantiago


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7.3.1. Transantiago - Troncal

Los troncales son buses de color blanco y franja verde que tienen un número asignado de tres dígitos (101,309,etc.), circulan por las principales arterias de la capital y cruzan varias áreas zonales; el Metro de Santiago también es un troncal (Transasntiago Informa, 2008).

Existen 5 divisiones de troncales, los cuales a su vez están compuestos por sub recorridos que tienen un número

designado por el cual se les reconoce. Sin embargo, como ocurrió con las micros de colores y las amarillas, éstas también llevan el nombre de su recorrido pero ya no pintado, sino que en un display electrónico sobre el parabrisas.


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Troncales: Empresas Licitadas (2007-2012) Troncal 1: Inversiones Alsacia Troncal 2: Subus Chile Troncal 3: Buses Gran Santiago Troncal 4: Express de Santiago Uno Troncal 5: Buses Metropolitana

Figura 34 y 35. Ilustraci贸n Transantiago Fuente: Transantiago


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7.3.2. Transantiago - Alimentador

Los alimentadores son buses con color zonal y franja blanca; son recorridos específicos que circulan sólo en la zona de su servicio, salvo algunas excepciones. Su función es acercar a los recorridos troncales.

Existen diez zonas, las cuales a su vez están compuestas por sub recorridos, los que aparte de ser distinguidos por su

color se diferencian por una letra asignada y un número de dos dígitos (B12,F14,etc.) que se le anexa a cada sub recorrido (Transantiago Informa, 2008).


Alimentadores: Letras y Colores Zonales – Empresas Licitadas (2007-2012) A – Blanco (No pudo ser licitada, no posee empresa operadora propia): Santiago B – Rojo (Buses Gran Santiago): Independencia, Huechuraba, Quilicura, Recoleta, Conchalí y Renca C – Naranjo (Red Bus Urbano): Lo Barnechea, Providencia, Las Condes y Vitacura. D – Amarillo (STP Santiago): Peñalolén, La Reina, Macul y Ñuñoa E – Celeste (Unión del transporte): La Florida y La Granja F – Morado (STP Santiago): Puente Alto G – Azul (Buses Gran Santiago): San Bernardo, La Cisterna, San Ramón, La Pintana y El Bosque H – Rosado (Transaraucarias): Pedro Aguirre Cerda, San Joaquín, San Miguel y Lo Espejo I – Verde (Comercial Nueva Milenio): Estación Central, Cerrillos y Maipú J – Turquesa (Comercial Nueva Milenio): Quinta Normal, Cerro Navia, Pudahuel y Lo Prado

Figura 36. Ilustración Transantiago Fuente: Transantiago

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8. SANTIAGO, LA PÉRDIDA DE IDENTIDAD: DE LO VERNÁCULO A LO GLOBAL

Hoy en día todo es activo, los medios de comunicación son cada vez más dinamicos y eficientes, las redes sociales actuales como Facebook y Twitter mantienen una conectividad global generalizada e instantánea, la economía es más abierta y la tecnología en todos sus ámbitos está al alcance de la mayoría. En resumen, la globalización cada día se enfatiza más y lo vernáculo de nuestra sociedad es más difícil de obtener. La sociedad Chilena es una sociedad imitativa y sin memoria, la pérdida de tradiciones y de identidad cultural es abundante y progresiva, repetimos patrones provenientes de otras sociedades perdiendo los atisbos de las normas y costumbres chilenas.

Primero fue la corona española la que nos dio los parámetros a seguir, luego en el siglo XIX nos enfocamos en lo francés

y actualmente repetimos un sinnúmero de patrones provenientes de la cultura norte americana. Para Paul Horton y Chester Hunt “la cultura es un sistema de normas, costumbres, tradiciones, instituciones, leyes y valores” (citado por Salinas, 2008).

Es lo que pasa por ejemplo con la comida rápida; todo tiene que ser instantáneo ya que lo que necesite usar el menor

tiempo posible es lo más cotizado y es lo que se adapta a lo que estamos viviendo. Ahí se crea la fusión de personalidades de la que habla Somalo (citado por Correa, 2008) al referirse sobre su libro “Santiago Gráfico”, entre el hot dog y el sándwich de arrollado, a pesar de ser dos comidas rápidas, el porcentaje entre lugares donde encontramos hot dog es desorbitante comparado con lugares donde encontramos un sándwich de arrollado, independiente de que el segundo es una comida representativa de nuestra país.


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La identidad propia de nuestra sociedad es confusa y son precisamente las micros espacios donde convive el colectivo

de la ciudadanía y donde han coexistido una infinidad de tradiciones peculiares del Chileno, ambientes que a pesar de negarse a desaparecer son encaminados a ello mediante la globalización; esto pasa porque lo hecho a medida cada vez es más escaso y la fabricación en serie dio paso al crecimiento y desarrollo de la industria en general, abaratando costos y optimizando el tiempo; desaparecen los sastres y las botonerías, comercios antiguos donde pagabas a fin de mes.

Los supermercados son funcionales y cómodos para la manera en que vivimos actualemente, pero son lugares donde

todo es igual, mas frio, más estandarizado, menos cercano a las personas; ya casi no hay vida de barrio, todo se trata de ajustar a un modelo o norma “tipo”; es lo que pasó con el cambio progresivo que ocurrió en las micros, las de colores con todos sus ornamentos; cada una con su personalidad propia, ninguna igual a otra y con mucha obra hecha a mano; más adelante con la transición a las amarillas tratando de unificarlas con un color pero que interiormente mantuvieron esa vida proveniente de sus antepasadas y luego el Transantiago, totalmente unificado desde sus letreros hechos con plotter de corte hasta sus interiores y exteriores, totalmente uniformadas, a pesar de lo cual los artistas y vendedores callejeros aún han tratado de resistirse a la pérdida completa de un lugar personalizado, a lo menos en su habitar diario.


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Figura 37. Ilustraci贸n Letrero Fuente: Buses Urbanos Chile


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Figura 38. Ilustraci贸n Letrero Fuente: Martinic - Russell


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9. LA MICRO Y SU CONDICIÓN VERNÁCULA

Si pensamos en las micros como un soporte visual, las intervenciones espontáneas realizadas en ellas por los usuarios y el propio chofer podrían entenderse como una lengua vernácula.

Es vernácula ya que aparte de ser una expresión nativa, es también un lenguaje automático y su diseño como intervención

artística no tiene instrucción profesional. Por esto, se entiende la proyección de esta condición como una lengua popular que al ser desplazada de su origen y soporte (la micro) se puede trasladar al campo de lo netamente académico para reflejarlo en un estudio de arte urbano.

Para referirnos a una lengua o diseño vernáculo chileno no podemos omitir el término folklore, pues todo lo que se

establezca como propio de nuestro país será parte de nuestra idiosincrasia.

El término folklore se describe mayoritariamente como un conjunto de creencias, costumbres, artesanías, etc.,

tradicionales de un pueblo.

En nuestro país, casi todos entienden por folclore lo que es canto y música típica chilena [ligada al campesinado]. Sin embargo el verdadero significado de la palabra, es muy distinto. Este vocablo está compuesto de dos palabras en inglés, que son:


87 Folk: significa la gente el pueblo. Lore: sabiduría, experiencia o bagaje de conocimientos.

Folklore es toda costumbre que se transmite de generación en generación, adaptada y modelada por el medio ambiente en que vive la gente. Folklore es la comida, la bebida, el vestuario, las leyendas, las canciones, las danzas, la mitología; todas las manifestaciones artesanales. Como cerámica, cestería, tejidos, construcción de casas, talabartería, mueblería, los remedios caseros, la manera de sentir a los muertos, de celebrar los santos etc., etc. Es toda la vivencia de un pueblo. (Floklore, s.f.)

Es la manera más directa de conocer profundamente a un pueblo, de averiguar cómo es y cómo piensa el total de la gente

en forma natural y sincera.

El diseño vernáculo chileno es una fracción dentro de nuestro folklore como pueblo y su interacción diaria en la sociedad

forma parte de las prácticas que dan testimonio de nuestras tradiciones como comunidad.

Hay una forma totalmente chilena de referirnos o de interactuar frente a determinadas circunstancias, estilo que justifica

el lenguaje vernáculo que durante décadas ha coexistido con nosotros en las micros como pilar de estudio y que corrobora que lo que ahí convive es chileno.


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Un diseño vernáculo funciona únicamente para el espacio donde está implantado, no se puede traducir su lenguaje y

arquitectura a otro lugar y al ser la micro un medio cotidiano que convive día a día y durante décadas con nuestra sociedad y al plantearlo como una galería de lenguaje y diseño espontáneo podemos profundizar en esta política mediante la pregunta ¿Estará en las micros y serán ellas un nicho de recepción de la lengua vernácula de nuestra sociedad?


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Figura 39. Letrero Micro Amarilla Fuente: ZenĂŠn Vargas


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10. LUGARES PERSONIFICADOS

Las micros son espacios móviles que se emplazan a lo largo y ancho de nuestra ciudad, conviven con nosotros diariamente y seamos o no usuarios de ellas, de una u otra forma, son parte de nuestro mapa visual y de nuestra vida cotidiana.

Definidas por algunos autores como el escenario del “no lugar”, de los espacios transitorios, del caos. El “no lugar”

es un concepto acuñado por el antropólogo francés Marc Augé (1992) para representar espacios urbanos y urbanizados, de tránsito y que carecen de personalidad e identidad propia, espacios sin ningún tipo de humanización que se pueden encontrar en cualquier ciudad o pueblo.

Las micros actuales forman parte de la definición de este tipo de escenario, son lugares des personificados en comparación a las micros de las décadas previas a la implementación del plan Transantiago.

Las micros de colores al contrario del actual plan Transantiago, no formaban parte en absoluto de una definición de “no lugar”, fueron espacios totalmente personificados, invadidos de la personalidad propia que les otorgaban sus dueños y choferes, identidad particular que se identificó también en las micros amarillas y el singular habitar que les otorgaban los pasajeros con sus rayados y grafitis, vendedores ambulantes, artistas callejeros, etc., claro que con la aparición de las amarillas también se perdió en un porcentaje el personaje que interpretaban las de colores, este cambio fue uno de los primeros atisbos que denotaban la desaparición casi en su totalidad de la representación de identidad propia que conformaba la micro al


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Pero este plan de transporte, a pesar de que su imaginario físico, está considerado como un “no lugar”, su manera de

habitar no dista de un lugar personificado, pues aún sobreviven ciertos rasgos de sus antepasadas; se niegan a desaparecer los grafitis, los vendedores ambulantes y todos aquellos que buscan obtener dinero subiéndose a una micro, si ya no hay un espacio de ambientación palpable más allá de ser una plataforma para publicidad comercial, la manera de vivirla perdura como una ambientación intangible.

Figura 40. Fuente:


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11. TRASCENDENCIA Y PÉRDIDA EN EL LEGADO DE LAS AMARILLAS Y DE SUS ANTEPASADAS, LAS MICROS DE COLORES

Las micros amarillas y sus antepasadas, las de colores, con todos sus ornamentos, sus letreros pintados a mano, sus choferes de peculiares personalidades, los vendedores ambulantes, músicos y artistas; son parte de nuestras tradiciones urbanas populares.

Cada una de ellas tenía su identidad particular y muchas veces su nombre propio. Bautizadas con tipografía a mano alzada

en la parte posterior por sus propios conductores; “El Correcaminos”, “Rambo II”, “El Rápido”, “Bucanero Sandunguero”, “Jessica”, etc. Son algunos ejemplos de ello.

Pero no solo eran sus vistosos aderezos al bus en sí lo que las hizo tan características, sino su forma de funcionamiento

y de habitarlas también era lo que les daba ese carácter; por lo general paraban a mitad de cuadra, se podía ver a la “pinche” o al hijo del chofer cortando los boletos, si la pita que funcionaba como timbre estaba mala solo bastaba con un ¡Puertaaa! muchas veces ayudado por los demás pasajeros (expresión que aún se resiste a desaparecer completamente, cuando la gente obliga a parar al Transantiago donde ellos quieren y no donde se debe), cuando un pasajero subía por la puerta trasera hacía correr el valor del pasaje de mano en mano hasta el chofer, y el boleto y el vuelto eran regresados de la misma forma.

Otros códigos como: el “Me lleva por Gamba”, “Chocopanda y helado de agua pa´pasar la calor a $100”, “Bon bon

Privilegio 4 por $100”, el vendedor que dejaba los calendarios o la tira de parche curita en la rodilla de los pasajeros y después pasaba cobrando “lo que sea su voluntad”; el que vendía, muchas veces de nacionalidad peruana, ungüentos para mejorar cualquier mal, el vendedor de maletín que ofrecía promociones de 10 productos (a petición de la importadora) por solo $1.000,


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el “cesante” que te contaba su historia de vida para que le aportaran dinero para poder comprar un kilo de pan a su familia o el que se subía diciendo que tenía reclusión nocturna y que en el día “hacía la carreta” (juntaba dinero para comprar alimentos y cigarros para los que “están” adentro). La idea era intimidar a los pasajeros diciendo “uno no sabe las vueltas de la vida”, lo que hacía referencia en que en el futuro uno podía toparse con él y como le habías dado una moneda te daría “la pasada” sin hacerte nada.


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Se puede decir que se generaba una habitalidad móvil sobre estos “Monstruos de colores y amarillos” y su paso no fue

en vano, en nuestros recuerdos y en la progresiva necesidad de recopilar nuestro diseño vernáculo, poco a poco los Chilenos nos hemos ido preocupando de darle el valor que se merece la cultura popular y el diseño vernáculo de nuestro país. La cultura gráfica Santiaguina y Chilena en general es muy rica; ahí se pueden ver artistas natos como los antiguos pintores de letreros de micros que le daban su sello e identidad a la capital. Nosotros sólo nos quedamos con las micros amarillas, que empezaron a principio de los noventa, pero antes estaban las micros de colores como Matadero Palma y Ovalle Negrete, todas tenían su propia tipografía y es algo que se ha ido perdiendo; las amarillas fueron el primer filtro a las expresiones populares, etapa de transición donde en primera instancia se trató de uniformar el sistema, esto se dio pintando periféricamente los buses de un solo color, medida que solo unificó exteriormente ya que la diversidad que existía en el interior y en la habitalidad de las micros y que provenía desde la época de las de colores se mantuvo intacto; este fue un estado medio entre la heterogeneidad del primer sistema a color y la homogeneidad establecida en el sistema Transantiago.

Figura 41. Fuente:


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Ahora es todo ploteado por lo que empresas o nuevos locales de distintos rubros han ido rescatando parte de este

imaginario micrero para incluirlo en otros ámbitos del comercio chileno; como pasa con la técnica de los letreros de micro, hechos y pintados a mano y con una tipografía propia, la que hoy en día Zenén Vargas (pintor de carteles de micro) hace para encargos personalizados y es utilizada por ejemplo en los letreros de “El Emporio de la Rosa” (Heladería Artesanal), “La Perla del Pacífico” (Restaurant, Parque Arauco), “El Tugurio” (Pizzería, Compañía con Teatinos), afiches de conciertos para “La Banda Conmoción”, “Trazo mi Ciudad” (Espacio Televisivo Periodístico de canal 13, donde destacados escritores recorren su ciudad), páginas de la Revista La Cav (enero 2010) y también por la productora de Andrés Wood para la empresa de comunicaciones VTR que se apropió de este imaginario para una campaña que fue basada absolutamente en la tipografía micrera, entre otros.


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Figura 42. Fuente:


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Figura 43. Fuente:

Figura 44. Fuente:


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Figura 45. Fuente:

Figura 46. Fuente:


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Figura 47. Fuente:

Figura 48. Fuente:


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Figura 50. Fuente: Figura 49. Fuente:

Figura 52. Fuente:

Figura 51. Fuente:


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Zenén firma todos sus trabajos con un Diamante. Como cualquier artista coloca su “mosca”, como le llama, cuando termina algún letrero. Y asegura que así se diferencia de otros autores y logra que sus obras sean reconocidas por la gente. “Tal como el diamante, que parte como roca para convertise en una piedra única, yo he logrado un estilo exclusivo, con una tipografía también propia”, dice Vargas. Tambien bautizó su tipo de letra gruesa: “Chaplanada”, llamada asi por su apariencia aplanada. “Siempre traté de innovar, no quería hacer lo mismo que mi padre, quien trabajaba una letra más cursiva. Por eso inventé esta fuente, que es como más futurista [..]” (Galarce, s.f.).

Figura 53. Fuente:


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También existen publicaciones que hacen alusión a la trascendencia y pérdida del legado de estas micros y un ejemplo

de ello es el artículo publicado por el diario La Nación, (Pavez, 2007) a comienzos de la era del Transantiago.

Adiós Micro Amarilla Llegó el Transantiago. Es el fin del reinado del chofer de la amarilla, amo y señor de las calles. Seguro que muchos extrañarán el refrescante dulzor de los choco panda. Y quizás, en un par de años, decir “yo tomaba la 376” suene tan mítico como haber subido alguna vez a la Matadero Palma. Esta publicación sobre las micros amarillas hace referencia a la forma de utilizarlas y a todos los modos adquiridos y creados por los usuarios con respecto a este transporte en especial.

En el último día de Santiago sin Transantiago, subiendo por última vez a una micro amarilla, me permití algunos deslices: tomé la micro en segunda fila, me bajé por la subida y pedí al chofer que me llevara “por doscientos”.

Estas conductas, representativas de la época de las amarillas no llamaban siquiera la atención, eran prácticas tan comunes que cuando fueron erradicadas por el nuevo plan de transporte nos percatamos de su masiva presencia.

Las micros amarillas se retiran, aunque no sabemos si para siempre: es casi


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un hecho que algunas de ellas aplanarán las calles de San Antonio, Rengo o alguna localidad apartada del sur de Chile. Las que se queda –pintadas de blanco y verde- harán que no sea tan grave la nostalgia de los capitalinos por su antiguo sistema de transporte. Una nostalgia que es difícil de comprender arriba de un bus del recorrido 228 - Peñalolén: le faltan asientos, los que están se hunden, parece que el tubo de escape va conectado a la ventanilla y es un milagro mantener el equilibro para quien va de pie.

Parte de estas micros fueron refaccionadas para ser utilizadas en la flota del plan Transantiago, con un plazo para renovación hasta el año 2010 y otras fueron destinadas a regiones.

El chofer no se inmuta con nada, sentado sobre un sillón “enchulado” con una funda de cuerina roja y flecos amarillos. El frontis de la micro luce la misma decoración, aunque falta el detalle principal: las pegatinas y peluches que siempre terminaban delatando la personalidad de quien conducía. “Jesús es mi copiloto”, “Papito no corras” o mi preferida, por lo enigmática y atemorizante, “Sólo Dios sabe si vuelvo”, fueron retiradas por las autoridades hace meses, según me contó Carlos, el conductor que se despidió ayer de su querida máquina.

Este tipo de decoración fue la que les dio el nombre de “micros enchuladas”, ya que cada rincón de la cabina del chofer estaba


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decorado con una infinidad de elementos que hacían que cada micro fuera distinta de otra.

Quizás la añoranza y eso de que todo tiempo pasado fue mejor nos haga algún día recordar con cariño las carreras en las que los pasajeros volaban, las micros que se llovían enteras o el chofer que cuando se picaba con el pasajero, echaba a andar el bus antes de que pudiera bajarse por completo. Qué decir del incauto que se caía de la pisadera cuando la micro partía con las puertas abiertas, o de la costumbre de pasar las monedas del pasaje de mano en mano hasta que llegaran al chofer, quien devolvía el boleto con el mismo sistema, cuando el bus estaba muy lleno. Ya me está dando pena.

Antes del Transantiago, no existía la tarjeta bip (tarjeta que funciona cargando dinero, el cual se descuenta con cada

uso), por lo tanto el pasaje se pagaba con efectivo y el chofer entregaba un boleto como comprobante de pago. Muchas veces los pasajeros se subían a la micro por la puerta trasera y hacían correr el valor del pasaje de mano en mano hacia el chofer, que devolvía el boleto y muchas veces el vuelto de la misma forma. Hoy en día hay muchos coleccionistas de boletos de micro ya que cada gremio y cada recorrido tenía el suyo propio, los que también cambiaban para los escolares y muchas veces dependiendo de la época del año lanzaban un nuevo diseño, como por ejemplo en navidad.

Remate Por Cierre Los vendedores ambulantes decidieron tirar todo a la parrilla. Por micro


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-en promedio- se suben tres personajes que ofrecen desde calendarios de bolsillo, destornilladores y lápices, todos por “encargo de la importadora” y “más baratos que en el comercio establecido”.

Estos vendedores de maletín, siempre ofrecían sus productos “por encargo de la importadora”, vendían todo tipo de objetos probablemente comprados al por mayor en alguna distribuidora china del barrio Meiggs.

Uno de ellos, visiblemente acalorado y sudoroso, vende cinco lápices por quinientos pesos. Termina su discurso con un “compren, que la oferta es sólo por hoy, por Transantiago”, que me impulsa a adquirir el set de portaminas, destacador, plumón y dos lápices de pasta. Aunque sé que no me van a durar mucho.

Al pagarle los quinientos, le pregunto: ¿Y qué va a hacer ahora, en qué va a trabajar? Se encoge de hombros como única respuesta.

El vendedor de helados es más optimista: “Seguro que voy a encontrar otra cosa, o por último vendo en los paraderos”, me dice, al tiempo que me pasa un Fruna Piña, de esos pa’ la sed pa’ la calor.

Pero lejos el más exitoso y raro es el vendedor de ungüentos naturales para


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las inflamaciones, el “golpe de aire” y las durezas de los pies. Sus cremas, promocionadas con vigor, son compradas por lo menos por cuatro personas -de las cuales más de alguna irá a parar a la posta por alergias- supongo, al ver el aspecto de las pomadas. El hombre se baja de la micro 130 Renca La Florida con una buena ganancia, como para cerrar el negocio con números azules.

Supuestamente el plan Transantiago no iba a permitir que los vendedores ambulantes siguieran ofreciendo sus productos arriba de los buses, pero luego de implementarse el sistema, el 9 de noviembre del 2009, la ley nº 20.388 eliminó la prohibición de que tales personas ejerzan sus labores en buses del transporte colectivo urbano cumpliendo un par de condiciones; si es un vendedor ambulante independiente debe haber hecho iniciación de actividades ante el Servicio de Impuestos Internos y además el vendedor deberá acreditar el origen de sus mercaderías y exhibir copia de su iniciación de actividades si se lo requiere la fuerza pública (BCN.; Ley chile.; y Minsegpres., 2009).

Santiago Enloqueció Fotografiando una micro amarilla, una señora que tiene un cinturón ortopédico se acerca al reportero gráfico que me acompaña en forma vehemente: “Grábeme, grábeme, mire lo que me hicieron las micros del Transantiago” grita con los ojos desorbitados, mientras el fotógrafo, estoico, trata de explicar que no es de la tele, sino de un diario. En medio de la calle Teatinos,


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la señora no quiere soltarlo, lo lleva del brazo, hasta que aparece Carabineros y la calma un poco, mientras huimos.

Un tenso ambiente se generó en el cambio de sistema de transporte, cuando se implementó el Transantiago aún la gente no estaba familiarizada con los recorridos, los paraderos, la forma de pago y el sistema en general.

Hay un ambiente de locura con esto del cambio de transporte. Los santiaguinos cada vez elucubran teorías más raras. Basta escuchar un diálogo de micro: “Ahora, como tendremos que pagar con tarjeta, el que no tiene plata para cargarla no va a poder llegar a su trabajo y lo van a despedir. Te digo, el Transantiago va a traer mucha cesantía, niña” dice una mujer a otra. Y Prosigue: “Mi hija me pide plata para salir a bailar, pero yo le digo que no porque ahora hay que juntar todas las monedas para andar en micro”. Concluyo que el Transantiago nos va a dejar sin carrete. Es como para preocuparse ¿o no?


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12. TIPOGRAFÍA MICRERA

La tipografía micrera nació de la construcción de carteles hechos de un trozo de cholguán y pintados a mano, muchas veces para panaderías de barrio, restaurantes (“picadas”), negocios pequeños y peluquerías. La tipografía es pintada a mano alzada y muchas veces con un sombreado en otro color para resaltar la letra. En el caso de las micros, estos carteles se usaban para describir los lugares de trayecto del recorrido, estos iban apoyados en la parte interior del parabrisas del bus para guiar al pasajero, posteriormente esta tipografía también comenzó a ser utilizada en las pinturas exteriores e interiores del bus, cuando el chofer o el dueño de la micro deseaba tatuar una frase, su apodo o el nombre de algún familiar generalmente. Estos carteles eran pintados por un par de artistas dedicados a esta labor y que se adjudicaron el quehacer de todos estos letreros. Son conocidos como los “Pintores de Letras”, dos de los tipógrafos populares más representativos en este oficio son Zénen Vargas y Juan Cadena.

Figura 54. Fuente:


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El Pintor de Letras

Este oficio casi es parte de la nostalgia capitalina, la rapidez de la tecnología y los avances en diseño computacional e impresión han dejado atrás el arte más masivo de lo hecho a mano. A pesar de que esta técnica cada día es más valorada y se le está asociando a la categoría de arte, tal cual se lo merece, también es menos solicitada y por lo tanto menos trabajada. Los Pintores de Letras son un ícono pre Transantiago y sus pinturas son evocadoras de una década, una forma de expresión icónica representativa de una ciudad que estuvo dominada por las micros amarillas; el tiempo y la carencia han transformado estos trabajos en obras de arte y varias publicaciones dan cuenta de que esto permanece en la memoria y el inconsciente colectivo de la población.

Figura 55. Fuente:


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El diario Las Últimas Noticias (Riveros, 2010) publicó una entrevista hecha a Zenén Vargas sobre su oficio en extinción;

titulada “Sigo haciendo esto de puro porfiado”. Esta entrevista relata que fue Zénen el que literalmente inventó la tipografía más característica que lucía el antiguo transporte público en su frente y costados, carteles que indicaban el recorrido del viaje.

El título de esta entrevista “Sigo haciendo esto de puro porfiado” hace referencia a que a pesar de ya no ser un oficio

sustentable por su poca demanda, Zénen sigue haciendo unos pocos carteles al mes, 4 o 5 son su promedio mensual; números que distan mucho de la cantidad de encargos que tenía antes de la implementación del Transantiago, que estandarizó los letreros de recorridos, anteriormente pintaba alrededor de 5 carteles por día ya que cada recorrido utilizaba alrededor de 14 letreros; 30 veces más de los que pinta en el presente. Otro de los cambios significativos en su trabajo es que los que hace ahora ya no son destinados en absoluto a las micros, ahora los carteles son por encargo de locales del sector oriente de la capital, por empresas que quieren incluir esta estética para campañas publicitarias y para revistas; apunta Vargas (citado por Riveros, 2010) “tiendas donde la gente aprecia esto y quiere darle un toque especial, como el Emporio de La Rosa por ejemplo”.

En general la gente prefiere algo rápido y barato, el diseño hecho a mano y este en general “a pulso”, es obviamente

más costoso y también más lento de realizar. De principio a fin es un objeto único, lo que muchas veces se contrapone con la necesidad de generar en masa, con rapidez y bajo el menor costo posible; a pesar de que se deje de lado la mística del trabajo hecho a mano. Para las empresas como el Transantiago, la facilidad de crear y obtener mediante la tecnología deja a un lado la valoración de la tradición, apuntando y decidiendo finalmente por la comodidad y simplicidad de acción.

Al establecerse hoy en día este oficio como un arte, se podría decir que Zenén debería ser considerado el artista más

masivo de Chile ya que su trabajo recorría simultáneamente todo Santiago, durante todo el día, los 365 días del año y por más de una década. Lamentablemente en esa época aún su trabajo no era considerado como arte. Figura 56. Fuente:


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Otro exponente digno de destacar es Juan Cadena, lo que se refirma en una entrevista que le realizó el diario La Nación

(P.M.C, 2010) y que lleva por nombre “El Pintor de Letras”.

Aparte de carteles de recorridos Juan se encargó de hacer muchas de las pinturas interiores de las micros, patrimonio

cultural que viajaba sobre cuatro ruedas por las calles de la capital y que fue borrado con la llegada del Transantiago. Hoy en día estas frases, muchas veces acompañadas con dibujos, ya no existen pero sí son recuerdos de muchos capitalinos.

Si alguna ves vio un “Toque una vez no sea ” junto a una caricatura de un huevo o “Yo soy burro, bajo por delante”, o, sin ir más lejos los carteles blanco amarillos que describían los trayectos de los buses probablementes ud conoció a Cadena. Hoy, el letrista trabaja pintando para almacenes, tiendas y cuanta organización comercial le pida. Y aun que buses intercomunales siguen requiriendo sus servicios, hay algo que aún le genera nostalgia: “Echo de menos las micros”, dicen mientras traza “Pan” sobre el lienzo de su último trabajo. [...] (P.M.C, 2010).

La búsqueda por recuperar estos símbolos de la cultura popular se ha incrementado en estos últimos años y es en un

gran porcentaje la juventud de la década del 90 la más motivada en revivir de alguna u otra forma parte de ese imaginario. Es por eso que se acercan al taller de Juan a aprender el oficio o al menos a ver cómo trabaja en medio de letreros de recorridos e imágenes de caricaturas, ya que fueron estas últimas las que le dieron el toque más característico de su trabajo, Cadena (citado por P.M.C, 2010) apuntó que “Todas las letras que pintaba eran distintas, porque agarraba la personalidad de los choferes y ahí


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inventaba algo. Por ejemplo, cuando eran muy lachos, les hacía una caricatura a la subida que dijera ‘Upa mijita’ con un mujer al hombro.”

Estas entrevistas dan cuenta de que con la llegada del Transantiago, el trabajo de estos tipógrafos populares disminuyó

en un alto porcentaje, por lo que el reconocimiento de su labor como arte fue definitivo para que este oficio no desapareciera en su totalidad y los encargos de terceros han hecho que los carteles personalizados mantengan viva esta pintura a mano alzada y los recuerdos de una época pasada.

Figura 57. Fuente:


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13. EL BOLETO Y EL INSPECTOR DE MICRO

El boleto era un sistema de medición interno que poseían las empresas de locomoción pre Transantiago para contabilizar los pasajeros que se transportan en sus micros y así cuadrar con el dinero que los choferes entregaban después del día. Por ende, para que los choferes no le robaran a la empresa; no cortando los boletos, entregando boletos falsos o usados a los pasajeros y así quedarse con el dinero no cuadrado, es que se integra a este sistema al Inspector de Micro, cuya función era subirse al bus y corroborar si los pasajeros portaban su boleto personal. Existia la creencia popular de que si no portabas el boleto el inspector te podía bajar de la micro aun que esto no era cierto; podía pasar que un pasajero hubiera subido utilizando el “me lleva por cien” y no poseer por lo tanto su garantía de viaje, pero al decirle al inspector que había perdido el boleto éste debía creerle. Si no lo poseía y no tenía escusa, el inspector debía asumir que no se lo habían dado, en consecuencia, era un aval solo entre el conductor y la empresa contratista. Los choferes tenían muchas técnicas para hacerse un recorte del total de lo recaudado, es lo que cuenta el Inspector de Micros amarillas Serrucho (citado por La Nación, 2005).

“Cuando te llevan, ya le estái robando al empresario. No pasarle el boleto al escolar o tirar las ‘palomas’ (boletos fuera de serie), también”, y explica que las palomas a veces son de la misma línea pero más antiguos, otros son falsos y son transados por los sapos de las micros. “Se mueven entre ellos con rollos completos y así por cada tres boletos legales tiran una paloma”, denuncia con mirada de sheriff. Dentro de las causales de amonestación están también el pasajero sin boleto, el boleto devuelto


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–o en “pesera” – y la “minifalda”, que consiste en cobrar dos pasajes sacando dos boletos de uno al cortarlo por la mitad.

“Serrucho” revisa los boletos y anota cualquier observación en la planilla. Se hace un informe sobre cualquier irregularidad o altercado con el chofer, que no son pocos. Un chofer se lleva legalmente cerca del 20% de la recaudación en cada vuelta. Si un conductor es sorprendido robando se le castiga bajándole las horas de trabajo, pero cuando la falta es grave se le despide inmediatamente. [...].

La suposición generalizada impuesta por la frase “conserve su boleto, es su seguro de vida” que rezaba los avisos de la

micro no reflejaba la realidad, ya que los pasajeros estaban cubiertos por el seguro contratado para los buses ante cualquier tipo de accidente, tan solo haciendo uso del servicio.

El boleto de micro es un impreso breve cuya gráfica involucra distintas

visiones de mundo, que confrontan sus términos dentro de un pequeño formato. Allí han habitado dos tradiciones predominantes que intercambian sus signos, pese a la merma generada en el último tiempo por los cajeros automáticos y sus boletos en papel fax.

Una de las tradiciones referidas es la gráfica republicana, legible


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principalmente en el ornamento geométrico; apelando a éste, el boleto buscó por mucho tiempo ser reconocido como lo que en rigor es: un documento valorado, pariente –menor sin duda- de billetes, estampillas o cheques. Complemento del ornamento geométrico pudo ser la tipografía con serif de ascendencia romana. Dicha gráfica encuentra su raigambre en el grabado y en la impresión tipográfica. Es un lenguaje proveniente de las grandes instituciones públicas o privadas que se remonta a los albores nacionales y la instauración del papel moneda. La otra tradición señalada aquí es el oficio autodidacta de la pintura popular; maestros que por largo tiempo, ornamentaron la carrocería de la locomoción colectiva con grandes zonas de colores planos, interpretaciones del cómic o de los dibujos animados, imaginería asociada a determinados lugares y versiones poco academicistas de la tipografía. Dicha gráfica encuentra su raigambre en el pincel y el esmalte sintético. Es un lenguaje proveniente de las bases sociales que se remonta a los inicios de la vida urbana y hasta hoy reconoce la importancia de la visualidad. Esta última tradición pudo adquirir mayor notoriedad en la superficie impresa del boleto, cuando la licitación de 1994 suprimió la diversidad visual de la locomoción colectiva, estableciendo el denominador hoy vigente del amarillo, blanco y negro. Pese a las modificaciones del último tiempo, estas imágenes permanecen en el boleto, buscando (igual que ayer) la empatía del usuario (Castillo, 2002, p.12).

Figura 58. Fuente:


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14. EL SAPO DE MICRO

“A Siete de la Cuarenta” era una frase recurrente en las esquinas de nuetra capital Santiago y quienes las pronunciaban se autodenominaban “Frecuenciadores del Transporte Público”. “Los Sapos de micro” trabajaban a cambio de una propina, avisándoles a los choferes la distancia en el recorrido que llevaban dos microbuses. La diferencia de minutos con la de adelante les aseguraba cortar más boletos, o sea, captar más pasajeros.

Esquivando raudos vehículos y eludiendo a los carabineros, los “Sapos de Micros” cumplían un servicio muy valorado

dentro del medio transportista, pero también regularmente eran los responsables de las “carreras de micros” (Ábalos, C. y Vilches, M. s.f.).

Los “sapos” de las micros amarillas fueron las primeras víctimas que dejó el Transantiago ya que al principio se habló

de la incorporación de un sistema de flota monitoreado con GPS y estos humildes trabajadores y su clásico “vai a tres minutos de la collera” desaparecieron.

Tres años después, milagrosamente volvieron a aparecer. Los atochamientos en los paraderos a la hora punta, los buses

q ya no dan a basto de la cantidad de pasajeros que transportan y los largos tiempos de espera hicieron que el “sapo”, que se encargaba de “soplarle” al chofer a cuántos minutos iba la micro que precedía a cambio de una propina, retornara a las calles pero en una versión renovada, cumplen la función del GPS pero de carne y hueso (Henríquez, 2010).


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Trabajan en los paraderos más congestionados de Santiago y ya no por tan solo una propina del micrero, sino que para

las empresas operadoras del sistema Transantiago, siendo uniformados e implementados para regular la frecuencia de los trayectos, entregándole a los choferes la información necesaria para apresurar o retrasar el recorrido y así evitar aglomeraciones, bajo el nombre de Inspectores de Ruta.

MICRO AMARILLA

TRANSANTIAGO

Figura 59. Ilustración Sapos Fuente: Martinic - Russell


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15. LAS MICROS, SUS NOMBRES Y APODOS

Los nombres con los que reconocemos a las micros se basan en el nombre del recorrido o en el nombre compuesto de su trayecto, pero también los choferes, que muchas veces también eran los dueños de las máquinas (como ellos las llamaban) las bautizaban con una infinidad de nombres o frases; y así iban adquiriendo la personificación que las hacía únicas y las distinguía de sus pares, estas denominaciones se pueden clasificar en distintas categorías y se pueden establecer como la extensión de la personalidad del chofer.

La mayoría de los nombres propios con los que se bautizaba a las micros eran el nombre de la esposa o de los hijos

del conductor; los veíamos pintados a mano sobre el parabrisas o en la parte trasera por fuera de la máquina; estos nombres nos hacían deducir sobre la vida del chofer, lo que daba rienda suelta a nuestra imaginación sobre el mundo de el particular personaje que nos acarreaba por la ciudad. Nombres propios de mujer como “Jennifer” o “Claudita” nos hacían suponer a la esposa o novia del chofer y cuando eran más de un nombre los que estaban pintados, proyectábamos a los hijos; “Laurita y Esteban” o “Marjorie y Jazmín”. En algunas oportunidades el chofer bautizaba la micro con su propio nombre, muchas veces acompañado de algún adjetivo calificativo, como por ejemplo “El Gran Waldo”.

Figura 60. Fuente:


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Muchas veces los adjetivos calificativos con los que se originaba el nombre del bus nos mostraban la esencia de quien nos llevaría a nuestro destino y así podíamos saber a qué tipo de viaje nos estábamos enfrentando, desde choferes que se creían pilotos de Fórmula 1, el “corto de genio”, “el piropero” y también el que gozaba de la música tropical; convivían con nosotros “El Rápido”, “Bucanero Sandunguero”, “Parrandero Súper Bacán”, “El Casi Loco”, “Santo Demonio”, “Corre que te pillo”, “El Galán” y el “Gran Toro II”.

La personalidad del chofer también quedaba a la vista cuando el nombre de su bus hacía referencia a personajes de

ficción; historietas y películas quedaban plasmadas en este espacio y daban cabo suelto para que supusiéramos incluso como sería nuestro viaje en ese bus en específico. Si nos subíamos a la micro de “El Correcaminos”, sabíamos que debíamos ir bien afirmados; otros ejemplos de esto son, “Rambo II”, “Titanic” y “Superman” y cuando el chofer era fans de algún cantante, actor o personaje famoso también lo plasmaba en su bus; “Elvis Presley”, “The Beatles”, “Schwarzenegger” y “Sylvester Stallone” acompañaban al conductor mientras manejaba.

Figura 61. Fuente:

Figura 62. Fuente:


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16. EL COMERCIO EN LAS MICROS

Un artículo publicado por el diario El Mercurio (citado por Paritarios.cl, s.f.) señala que el Transantiago no eliminó por completo a los vendedores ambulantes, ellos son los agentes más eficientes del mercado. Estos profesionales titulados de la universidad de la calle tienen en los microbuses a su público literalmente cautivo, y sus mejores cómplices no son los choferes, sino que los mismos pasajeros son los que mantienen vivo este tipo de comercio.

Varias formulas son las que estos comerciantes utilizan al momento de ofrecer sus productos y cada día innovan en

estas para conseguir mejores ventas.

Existen tres estamentos claves dentro de este tipo de oficio: “El Machetero” , pide plata a los pasajeros de la micro

basándose en una historia lamentable; “Los Confiteros”, venden todo tipo de productos comestibles y bebestibles y “El Propagandista”, ofrece todo tipo de artículos.

Pablo Páez (citado por Grunert, 2010) licenciado en Historia, explica parte del libro “Ferias libres: espacios residuales de

soberanía popular [sic]”, del historiador Gabriel Salazar. En este texto se identifican a los vendedores callejeros como “sujetos urbanos económicamente marginados, que para subsistir generaron prácticas de apropiación de los espacios públicos. El argumento central traza precisamente un recorrido que va de la carencia a la subsistencia, de la marginalidad a la inclusión y de la no-propiedad a la apropiación”.


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Figura 63. Fuente:

Figura 64. Fuente:

Figura 65. Fuente:

Figura 66. Fuente:


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16.1.

Vendedor de Alimentos

Los días que la temperatura está más alta, la posibilidad de subirse a una micro deseando tomar una bebida o un helado son bastante altas, y como por arte de magia, la posibilidad de que se suba un vendedor ambulante con su cooler de plumavit a ofrecernos tales productos también lo es (Ortúzar, 2007).

Los productos bebestibles más recurrentes arriba de la micro son bebídas de fantasia de fabricación Chilena como

Fruna, Mc Cola y Ship Cola y helados de las distribuidoras Fruna y Panda pertenecientes a Trendy (nuestro pías es el principal consumidor de helados de Latinoamérica, cada Chileno comsume 7 litro al año en promedio); el que encabeza la lista es sin lugar a duda el Choco Panda, que incluso dio a nombre al noventero corte de pelo al estilo heladero (dejaba un mechón en la nuca más largo que el resto del cabello) y luego lo siguen el Piña Doble, Naranja Doble, Billy Palito, Chirimoya Alegre, Cremino, Mora Crema y el Súper Yiro (Grunert, 2010).


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Figura 67. Ilustracion Vendedor Helados Fuente: Martinic - Russell


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Figura 68. Ilustracion Helado Fuente: Martinic - Russell


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Distintos Soportes para Heladeros

Figura 69. Ilustracion Soportes para Helado Fuente: Martinic - Russell


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Sin embargo, no es necesario que interfiera el clima para poder consumir algún alimento comprado arriba del bus, una infinidad de productos se ofrecían diariamente arriba de las micros sin ningún tipo de regularización; vendedores ambulantes que se subían con una bolsa de bombones Privilegio, calugones Pelayo, Kegol o calugas Suny es pan de cada día, el Súper 8, Chocman, los chocolates Safari o las gomitas de eucaliptus se vendían a diario; o el reconocido vendedor de bandeja que dentro de su variedad ofrece maní confitado, salado, avellanas, cuchuflí, barquillo; entre muchas otras opciones. Este kiosco ambulante sin ley era uno de los atributos de usar nuestro tan controvertido sistema de transporte público. Sistema de comercio que actualmente sigue en pie aunque más regularizado.


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Figura 70. Collage Confites Fuente: Google Image


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16.2.

Vendedor de Pack; 10 Productos en…

Los vendedores de micro a lo largo del tiempo han profundizado en sus estrategias de venta, en vez de utilizar la clásica táctica (que llega a límites sorpendentes) de primero ofrecer un lápiz por quinientos pesos y terminar complementando su venta entregando; el lápiz, una gomas, un sacapuntas, un mini libreta de apuntes y un set de reglas plásticas por los mismos quinientos pesos; los vendedores se suben a la micro a ofrecer el mismo lápiz pero diciendo: “a las primeras tres personas que lo compren, se llevaran además xxxx (una tonelada de cosas)”, de esta técnica surge el resultado esperado por el vendedor. La interpretación más racional de esto es que el vendedor debe haberse dado cuenta de que en general no vendía más de tres de sus promociones por micro, como máximo, por lo que cambiar la estrategia de oferta y asegurar esas tres ventas era más favorable que la estrategia anterior (Ortúzar, 2007).


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Figura 71. Ilustracion Vendedor Fuente: Martinic - Russell


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16.3.

Vendedor de Miseria

Son muy eficaces y originales en su manera de ofrecer los productos. El sentido común de repartir el producto que se este vendiendo entre los pasajeros y sólo después cobrar por él, deduce que el hallazgo de estos vendedores es utilizar el dispositivo del regalo para producir una especia de deber moral en el pasajero de comprar lo que sea que se le haya sido entregado. Esto actúa así por que rechazar un regalo es un acto social de mala educación, por lo que al entregarnos por ejemplo una lima de uñas, un calendario de cartón, una tira de parches curitas o un lápiz chino en su forma de regalo, y sólo después cobrárnoslo, el vendedor de micro nos pone en un dilema ético, nos hace sentir incómodos al devolver lo que nos entregó.


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Figura 72. Ilustracion Vendedor Fuente: Martinic - Russell


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17. EL ARTE CALLEJERO EN LAS MICROS

Los artistas callejeros son y han sido parte de el mundo del transporte público, en la era de las micros amarillas se subían “como Pedro por su casa” sin necesidad de tener una credencial a mostrarnos con el mayor ingenio posible alguna destreza artística. Día a día, mientras recorríamos la ciudad sobre una micro podíamos ver la más amplia gama de artistas callejeros.

Hay grupos folklóricos con zampoña y todo, también cantantes solistas que pueden hacerte llorar (de emoción o de pena), grupos de jóvenes hip-hop quienes mediante su sigular estilo se dan a conocer, grupos tropicales que hasta te sacan a bailar y también trovadores o payadores que bromean a cada persona y les dicen piropos a las chicas.

Si es que voy un poco triste puedo tener la suerte de encontrarme con un par de payasos que, a pesar de la indiferencia de quienes generalmente vamos mirando por la ventana, tratan de sacarnos alguna sonrisa escondida por ahí. Pero lo que a mí más me entretuvo fue ver un mini-show de títeres con escenario incluido [...] (T.R., s.f.).

La forma de comenzar su show ocasionalmente era apelando a la lástima, contaban que venían de una familia de 20


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hermanos, que el papá estaba preso y que la mamá era invalida por dar un ejemplo, y luego de su repertorio quejumbroso sobre su trágica vida y después de dar a conocer sus dotes artísticos recorrían la micro, pasajero por pasajero, pidiendo su anhelada cooperación para comprar el pan del día; pero también estaban los que usaban la estrategia contraria, se subían pidiendo permiso al chofer y pasaban directamente al fondo del pasillo sin molestar a nadie y luego de ya haber terminado su número artístico se referían al público “Espero no haber sido una molestia, que les haya gustado y haber amenizado su viaje. Cualquier cooperación se agradece”.

A la llegada del Transantiago los artistas callejeros, al igual que lo ocurrido con los vendedores ambulantes, quedaron

sin autorización de ejercer dentro del transporte. A inicios del año 2007, luego de un proceso que implicó inscripciones y audiciones, se seleccionó al primer grupo de artistas que podrían seguir trabajando en los buses “En total, serán 400 cantores populares con licencia para subirse a las micros una vez que parta el plan” (Emol, 2007).


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Figura 73. Ilustracion Vendedor Fuente: Martinic - Russell


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Figura 74. Ilustracion Vendedor Fuente: Martinic - Russell


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18. DISEÑO MICRERO

Los dueños y choferes de micros aplicaban recursos vanguardistas en cuanto a color y forma para decorar sus máquinas, siempre ad ok a la época configuraban un espacio único, muchas veces recargado y con una estética kitsch; pintando, pegando, colgando y rellenando; cualquier técnica era bienvenida para darle vida a sus queridas máquinas.


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Figura 75. Fuente:


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18.1.

Implementación de Accesorios e Imaginario

Es aquí donde viven, nacen y mueren los graffitis, los tag, los stickers, la micro pintada, la micro con nombre, los letreros con su tipografía característica, los boletos, los cds, zapatitos de guagua, peluches y todo tipo de adornos colgados; los santuarios móviles, las cortinas simulando un teatro, las luces de neón; decoración improvisada que transformó un mero bus de transporte colectivo en todo un mundo “enchulado” que simboliza la naturaleza de los hombres que las adquieren, manejan y también las utilizan. Se convirtieron en espacios cargados de afectos, autobiografías, costumbres y contextos culturales. En forma de estampitas, pinturas, fotos, frases y cualquier tipo de “chiche”; la familia, la casa, las creencias y el barrio viajan colgados de la cabina.

¿Quiénes de los que alguna vez nos subimos a una micro pre Transantiago no nos quedamos atónitos mirando los más

osados implementos de decoración que acompañaban al chofer a lo largo de su recorrido por la ciudad? El chofer le daba vida a su espacio rediseñando la implementación base de su bus.


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Figura 76. Fuente:

Figura 77. Fuente:


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18.1.1. Palanca de Cambios

“ Podía estar situada a dos metros a la redonda del asiento del chofer, y en cada pasada sonaba un estruendo acompañado con una leve vibración en el resto de la máquina” (Grunert, P. y Sandoval, R., 2011).

¿Qué tipo de bicharraco se situaba al interior de la esfera acrílica de la palanca de cambios de la micro? La mayoría contenía

animales marinos como pequeños cangrejos, caracoles o caballitos de mar, también habían con insectos como mariposas y cucarachas, pero siempre estaban los más audaces que preferían pasar los cambios sobre una araña; sin duda no podían faltar los choferes hinchas futboleros de corazón que escogían llevar a su equipo; los escudos de Colo Colo, Universidad de Chile y La Católica se iluminaban con cada frenada, también, para los más devotos estaban los con Vírgenes y Santos, para los más agresivos era la calavera y para los choferes a los que les gustaba la velocidad el elegido debía ser el pomo Momo al estilo auto de carrera.


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Figura 78. Fuente:


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18.1.2. Asiento del chofer

La butaca desvencijada donde a muchos nos habría gustado sentarnos para comprobar su “comodidad” ya que daba la impresión de que los choferes pasaran toda su vida sentados en ellas, las prometedoras propiedades de masaje que ofrecían los respaldos con cuencas de madera o los de almohadillas con gel y los hechizos con tiras multicolores de pvc dispuestas en forma de rejilla que proporcionaban una comodidad visual parecida a la de una silla de playa, los asientos de cuero decorados con tachas de metal y flecos que le daban toda “la onda” rocanrolera, las butacas deportivas marca momo, la toalla para cubrir y cuidar el tapiz y los infaltables asientos roñosos desparramados de espuma amarilla; un mundo en el diseño y en el arte de encontrar la comodidad era lo que podíamos admirar en las diferentes butacas que encontrábamos en las micros.


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Figura 79. Fuente:


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18.1.3. Manubrio

De una circunferencia desorbitante donde los brazos del chofer quedan completamente estirados a cada lado del volante, muchas veces con un pomo incorporado para doblar y cubiertos de huincha aisladora de colores para aminorar el descaste del cuero, el cual muchas veces terminaba dejando a la vista el metal, cuando esto ocurrĂ­a los choferes mas artesanales recurrĂ­an al spray para darle color.

Figura 80. Fuente:


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Figura 81. Fuente:


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18.1.4. Cortinas

Las sostenía una cuerda o una pita arriba y otra abajo, habían de una diversidad de colores y las que alguna vez fueron blancas las llegamos a conocer solo cuando eran completamente grises, pero las que jamás olvidaremos eran esas que parecía que hubieran sido hurtadas de un antiguo teatro, rojas de terciopelo con flecos amarillos.


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Figura 82. Micros Amarillas Fuente:Buses Urbanos de Chile

Figura 83. Micros Amarillas Fuente: Buses Urbanos de Chile


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18.1.5. La Pecera

Era la cajita de madera donde el chofer depositiba “la plata”, estaba dividida para disponer las monedas según el valor de estas y así tenerlas ordenadas para dar “el vuelto”. Muchas veces estaba acolchada con una imitación de cuero en forma de rombos o decorada con stickers.


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Figura 84. Fuente:

Figura 85. Ilustracio Pecera Fuente: Martinic - Russell


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18.1.6. El Piso

Era de un latón con diseño de rombos o líneas, se “enceraba” una vez al mes con petróleo, el que impregnaba a la micro de un olor intenso.


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Figura 86. Collage Fuente: Google Image


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18.1.7. Cobrador Humano

Consistía en una caseta parecida a un “Kiosko” instalada detrás del chofer, adentro se situaba un hombre que recibía el dinero del pasaje y entregaba el boleto. Medida que se implementó para que el chofer no se desconsentrara ejerciendo esa labor.


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Figura 87. Cobrador Humano Fuente:


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18.2.

Santuarios Móviles

Todo tipo de imágenes de Vírgenes y Santos, en todas las formas y colores, desde láminas de las que regalan en la iglesia dispuestas en cualquier tipo de rendija, placas plásticas y metálicas con la cara de Jesús, de la Virgen María o del Papa Juan Pablo II pegadas sobre el tablero, la pecera o el techo, figuras de plástico incluso con forma de cáliz, el infaltable rosario colgado del espejo retrovisor y muchas frases que alucen a la fe, unas de las más recurrentes “Jesús es mi copiloto”, “Jesús es el camino”.


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Figura 88. Collage Saantuario Fuente: Google Image


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18.3. Stickers

Basados en Frases: Papito no corras, te esperamos en casa”, “Si salió atrasado no es culpa del chofer”, “Los burros bajan por delante”, “Grande Adán, que no tuvo suegra”, “Sólo Dios sabe si vuelvo”.

De Diseño: Calvin haciendo pis o levantando el dedo de al medio, Bomba de pintura en colores flúor, La calcomanía de águila ojala lo más grande posible, TURBO en la medio del parabrisas y las típicas de marcas como Pioneer, Nos y Momo, etc.

Funcionales: “Viajes especiales, tratar con el conductor”, “Cuidado peldaño”, “La radio del vehículo puede funcionar con volumen moderado. Y siempre que ningún Pasajero se oponga”, “No consumir alimentos dentro del vehículo, es solo un medio de transporte. Gracias”, “Favor de no tirar basura utilice las ventanillas”, “Para gente educada, por atrás es la bajada”, “Si solicita su parada el chofer se la dará con mucho gusto”, “niños mayores de tres años pagan pasaje”, “si son tan amables de recorrerse hacia atrás”, “No tire basura, no sea cerdo”, “Mata fuego”, “Cuidado peldaño”, entre muchas otras.


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Figura 89. Stickers de Frases Fuente: Google Image


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Figura 90. Stickers de Dise単o Fuente: Martinic - Russell

Figura 91. Stickers de Dise単o Fuente: Google Image


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Figura 92. Collage Stickers Funcionales Fuente: Google Image


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18.4. Extras

Todo tipo de “chiches” llenando cada espacio de la cabina del bus, jaurías de perros de los que mueven la cabeza, Cds, zapatitos de guagua, pinos de olor y dados peludos colgaban por todas partes, espejos de todos los tamaños como apoyo del retrovisor, todo tipo de accesorios futboleros o de cualquier tipo de fanaticada a la que perteneciera el chofer, chapitas, stickers, estampitas, etc.


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Figura 92. Extras Fuente: Google Image


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19. PARADEROS DE MICRO

Los paraderos son estructuras hechas a modo de estaciones en donde las personas esperan por la micro que las llevará a su destino. A partir de esta definición existe un replanteamiento en base al paradero, una parada, un esperar por llegar a un destino.

Los paraderos de las micros amarillas, cuando existían, eran de fierro y latón, un espacio donde existía una banquita de

madera, un techo y en algunas ocasiones un espacio publicitario (caja de acrílico) que generalmente estaban rotos o rayados con grafitis; donde no había un paradero físico siempre existía una esquina; pararse en un esquina y hacer parar la micro con el dedo índice lo constituía como tal, por lo que regularmente podíamos ver a un grupo de personas aglomeradas en una esquina cualquiera esperando la micro.

Para los paraderos del Transantiago fueron diseñados tres tipos de techos para las estaciones: en zig-zag (o cubierta

quebrada), para la mayoría de los paraderos; cubierta horizontal para áreas con protección patrimonial, y cubiertas curvas “tipo onda” para zonas verdes. Estos espacios están absolutamente normados y en ellos se establece que recorridos son los que tienen parada en dicho paradero; también se implemento en la página web del Plan Transantiago la herramienta “Planifica tu Viaje” que da las opciones de búsqueda sobre el o los paraderos más cercanos a una dirección o lugar de interés.

Un estudio hecho por la Universidad Diego Portales señala que la cobertura espacial del Transantiago abarca un 36% más de


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red vial que la que presentaban las micros amarillas y que por lo mismo la accesibilidad al sistema -es decir, la distancia promedio que debe caminar un usuario del sistema al paradero más cercano- es mucho menor en la actualidad. Con el modelo anterior, esta distancia era de 760 metros en promedio y hoy es de 540 metros. Promedio que solo se aplica al hecho de que todos los buses del Transantiago pararan estrictamente en sus paraderos establecidos, situación que no ocurre a cabalidad y también suprimiendo los “paraderos esquina” de las micros amarillas


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Figura 93. Paradero Micros Amarillas Fuente: Martinic - Russell


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Figura 94. Paredero Transantiago Fuente: Martinic - Russell


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20. CONCLUSIÓN

Al hacer un recorrido histórico desde el primer medio de transporte público de nuestro país hasta el día de hoy (Carros de Sangre hasta el Transantiago), hemos podido asumir que el planteamiento “La micro como un receptáculo del imaginario vernáculo identitario de Santiago” se convierte en una afirmación. El cómo la sociedad ha ido expresándose a través de un imaginario común respectivo a cada época, los cambios en las propuestas de estrategias de diseño, en las tendencias y en el lenguaje de los usuarios han sido y son plasmadas en nuestros medios de transporte colectivo.

Al centrarnos en la época de las micros amarillas y al explorar cada uno de sus lenguajes a través de la habitalidad y del

diseño presente en ellas, se puede ver y comprender que a pesar de ser una etapa de transición entre las micros de colores y el actual Plan Transantiago poseen características propias; muchas de ellas provenientes de sus antepasadas y muchas otras que se niegan a desaparecer hoy en día a pesar de que el sistema-país las haya tratado de suprimir.

Las micros amarillas fueron un espacio móvil que circulando dentro de nuestra capital se transformaron en una croquera móvil del chileno, nuestra idiosincrasia se vio reflejada en ellas; diseños típicos, decoración improvisada que dio forma a un estilo característico, frases y formas que se transformaron en un lenguaje común entre los usuarios y una infinidad de personajes que utilizaron este medio como un espacio de trabajo diario y que implementaron costumbres y tradiciones que hoy se conceden netamente a ese universo; el de las micros amarillas.


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Glosario

Glosario de términos incluidos a lo largo del escrito. Definiciones La Real Academia Española de la Lengua (Rae).

1. bacán1, na. 1. adj. Chile, Col. y Cuba. En lenguaje juvenil, muy bueno, estupendo, excelente. 2. adj. Chile. Dicho de una persona: Prepotente, sobrada. 3. adj. Chile. Dicho de una persona o de un espectáculo: taquillero.

2. cholguán. 1.

m. Chile. Madera prensada de pino, en forma de planchas.

3. confitero, ra. (De confite). 1. m. y f. Persona que tiene por oficio hacer o vender todo género de dulces y confituras.

4. fleco. (De flueco, y este del lat. flŏccu[m]). 1. m. Adorno compuesto de una serie de hilos o cordoncillos colgantes de una tira de tela o de pasamanería.


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5. grafiti. (Del it. graffiti, pl. de graffito). 1.

m. grafito (‖ letrero o dibujo).

6. guagua2. (Del quechua wáwa). 1.

f. Á. Andes. Niño de pecho. En Ecuador, u. c. com

7. huincha. (Voz quechua). 1.

f. Bol., Chile y Perú. Cinta de lana o de algodón.

(* Chilenismo: cinta adhesiva)

8. idiosincrasia. (Del gr. ἰδιοσυγκρασία, temperamento particular). 1.

f. Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad.

9. Kitsch. (Voz al.). 1.

adj. Dicho de un objeto artístico: Pretencioso, pasado de moda y considerado de mal gusto. U. t. c. s. m.


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10. mechón. (De mecha). 1.

m. Porción de pelos, hebras o hilos, separada de un conjunto de la misma clase.

11. municipio. (Del lat. municipĭum). 1.

m. Conjunto de habitantes de un mismo término jurisdiccional, regido por un ayuntamiento.

12. parranda. (Etim. disc.). 1. f. Cuadrilla de músicos o aficionados que salen de noche tocando instrumentos de música o cantando para divertirse. 2. f. coloq. Juerga bulliciosa, especialmente la que se hace yendo de un sitio a otro. 3. f. El Salv., R. Dom. y Ven. Fiesta en grupo, especialmente si se realiza por la noche y con bebidas alcohólicas.

13. payador, ra. 2. m. Arg., Bol., Chile y Ur. Cantor popular que, acompañándose con una guitarra y generalmente en contrapunto con otro, improvisa sobre temas variados.

14. picardía. (De pícaro). 2.

f. Bellaquería, astucia o disimulo en decir algo.

3.

f. Travesura de muchachos, chasco, burla inocente.


203

15. pita1. (De or. inc.). 3. f. Bol. Cordel de cáñamo. (* Chilenismo: o de plástico)

16. porfiado, da. (Del part. de porfiar). 1.

adj. Dicho de una persona: Terca y obstinada en su dictamen y parecer. U. t. c. s.

17. sandunguero, ra. 1.

adj. coloq. Que tiene sandunga (‖ gracia).

(* Chilenismo: gusta de la música tropical y de la cumbia)

18. tacha1. (Del fr. tache). 2. f. Especie de clavo pequeño, mayor que la tachuela común.

19. vernáculo, la. (Del lat. vernacŭlus). 1.

adj. Dicho especialmente del idioma o lengua: Doméstico, nativo, de nuestra casa o país.


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20. zampoña. (Del lat. symphonĭa, instrumento musical, y este del gr. συμφωνία). 1. f. Instrumento rústico, a modo de flauta, o compuesto de muchas flautas. 2. f. Flautilla de la caña del alcacer.


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Glosario Chilenismo

Glosario Chilenismos

Cada pueblo va desarrollando su propio lenguaje. De la mezcla del hablar de la calle con idiomas extranjeros como el inglés poco a poco hemos ido desarrollando nuestra propia jerga nacional. Palabras como cachai, julepe, roteque son utilizadas diariamente por la gran mayoría de los chilenos.

Bicharraco: Despectivo para animal pequeño o insecto. Carrete: Fiesta Chiches: Palabra usada para referirse a un grupo de objetos sin mucho valor. “corre que te pillo”: Expresión utilizada para decir que estoy persiguiendo a alguien. “corto de genio”: Persona de mal carácter. Cuchuflí: Barquillo relleno con dulce de leche. “dar la pasada”: Dar oportunidad de no ser dañado. Enchular (ado): Término símil a “tuning”, que es la personalización de autos, extendido a todo aquello que se personaliza vistosamente. “están adentro”: Para referirse a los que están encarcelados. Gamba: Se le dice a los 100 pesos. También se denomina así a los pies muy grandes. “golpe de aire”: Término utilizado para referirse a un cambio imprevisto de temperatura corporal. “hacía la carreta”: Juntar dinero para llevar provisiones a prisioneros de cárcel.


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“la onda”: Estar al corriente de lo que ocurre o de las últimas tendencias. Lacho: Mujeriego. Liebre: Utilizado para referirse a buses pequeños y más rápidos. Machetero: Quien pide dinero aludiendo a la lástima. Metro: Tren subterráneo para el transporte público. Micro: Bus del transporte público. Mijita: Apelativo a una mujer atractiva. Mosca: Abreviatura de la firma. Nicho: Espacio Pecera: Caja para depositar dinero en los buses del transporte público. Pegatina: Apelativo para calcomanías, stickers. Picadas: Restaurantes típicos de algún lugar. Pinche: Apelativo para amante. Piropero: Experto en frases para cortejar mujeres Plata: Apelativo de dinero. Roñoso: Apelativo de desgastado. S/A: Abreviatura de “se aman”. Sándwich de Arrollado: Sándwich típico Chileno, preparado con carne enrollada en cuero de cerdo. Soplarle: Decirle algo a alguien. Tag: Etiqueta o firma personal utilizada en los grafitis. Upa: Apelativo de subir. “vai a tres minutos de la collera”: Ir a tres minutos de distancia de la (micro) que te antecede.


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Protocolo de Autorizaci贸n El o los alumnos abajo firmantes, facultan a Universidad UNIACC, para utilizar Proyecto de t铆tulo, con fines de difusi贸n y/o aprendizaje. Nombres de los Integrantes

Firmas

1.2.3.4.5.6.-

IMPORTANTE: Incluir protocolo firmado y empastado en la 煤ltima hoja de la tesis. Santiago, ____________________________.





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