Un Forjador de la Cultura

Page 23

Un Forjador de la Cultura

der mecánica y mi tía, Virginia Avilés, habló con Emilio “El Shuro” Maldonado. No había vacantes. Él le dice aguántese unos días doña Virginia. Pero insistí. Había unas vacantes en el municipio, que en aquellos tiempos quedaba en la avenida 12 de Abril, del Puente Roto para abajo. Hubo un aluvión y se fue esa parte. Compañeros míos de escuela ya estaban ganando dinero. Mis ansias de ganar me hicieron pensar en entrar al municipio a trabajar. Ellos, mis amigos, me pedían, vamos. Le conté esto a mi tía, pero ella me dijo no, hoy te buscamos para que aprendas un oficio, pero no vas a estar de peón. Se acordó de un tío, primo de mi mamá y de mi tía Virginia, Carlos Astudillo Avilés. El tenía su taller en la calle General Torres, junto a la actual posada San Francisco. La siguiente tienda era de mi maestro, frente con frente al mercado. Esa casa hasta ahora es de la curia. Me dijo mi tía, hasta que haya una vacante ándate donde don Astudillo, trabaja allí y yo acepté. Llegué allí, donde mi pariente. Yo era del campo, un poco corrido, pero él me dio una acogida muy buena, como un familiar. Me puse a trabajar, ayudándole en algunas cosas. Eran de fama los candiles de hojalata, porque no había la luz eléctrica en los campos. Ese fue mi primer trabajo. Después los baldes, las cantarillas, los barriles. Mi maestro fue uno de los primeros que hizo cantarillas para la leche. Salí adelante. Había otro operario, era mayor pero egoísta. Le observaba porque tenía curiosidad de ver lo que hacía y se me quedaba. El bebía y era negociante en Santa Isabel, los sábados se iba allá, a vender ropa y venía con gra-

-23-


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.