2002 IX CSE, Palma (2 de 2)

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IX Conferencia de Sociologia de l'Educació

La práctica nos define como personas y como instituciones. Como tales podemos tener obje~ tivos hennosos pero la práctica ser otra cosa. Por ello se requiere también sistematizar las distintas prácticas. Contrastar lo que decimos que hacemos con lo que realmente hacemos, y ver el impacto de nuestra actuación. Aquí puede tener cabida la metodología de la investigación~acción-participación, a veces poco valorada como lo cotidiano y el conocimiento común, pero que puede ayudar, junto con la sistematización de las diferentes prácticas sociales, para rescatar la experiencia de la sociedad que, contrastada con categorías más amplias, permitiría generar el conocimiento requerido para la transfonnación social. Urge hacer los diagnósticos necesarios en salud, educación, etc. Construir categorías corno: necesidades, desarrollo, utopía, sustentabilidad, pensamiento complejo y muchas más. Construir una visión clara del país que queremos. De la universidad o de los cambios que ésta necesita para converlirse en la institución de educación superior que cada país y su comunidad requiere. Tener una visión de la visión que de nosotros mismos tenemos como profesionales, obreros, académicos, políticos, estudiantes, legisladores, jueces, partidos políticos, etc. Revisar los objetivos, estrategias, promoción e inserción social de los programas de los partidos políticos y contrastar todo esto con lo que realmente hacen, y buscar la coherencia entre lo que pretenden obtener y los efectos que logran (Fals, Gadotti, Leis: 2000). Debernos arrancar de la práctica real para a partir de ella generar conocimiento para el pueblo para que éste torne el control del conocimiento y lo use para darle direccionalidad al cambio social de acuerdo con sus necesidades e intereses. El conocimiento que las ciencias y no solamente las sociales pueden aportar, debe servir para esto. Para humanizar el mundo. Para pcnnitir la construcción deutopías que muevan a la organización popular para luchar por convertirlas en realidades concretas que garanticen una vida mejor (Zemelman, 2000). Es necesario revalorar la función del Estado, la concepción del desarrollo y los mecanismos de su financiamiento. El Estado es el único que legítimamente puede ejercer la violencia y debe evitar que alguien más la ejerza. A cambio, debe ser el garante de la paz y la seguridad pública. El mercado no va a resolver las demandas sociales, por sí mismo no genera mecanismos redistributivos por Jo que es necesaria la rectoría del Estado (Hcller, 1999. Gonzálcz, 1998: 7-9). Ante esta situación, el gran desafío que los académicos de las ciencias sociales tenemos entre otros, es la decisión de adoptar una postura y nuevas formas de pensar y de actuar en el cambiante entorno conformado por un mundo cada vez más complejo y globalizado. De encontrar formas de pensar enfocadas a la búsqueda de sentido de la vida, que se traduzcan en un esfuerzo integrado de la sociedad global que redunde en proporcionar a la población mejores niveles de bienestar. Lo anterior se dice fácilmente. Su aplicación a la realidad concreta es otra cosa. La problemática social es tan compleja que requiere no sólo el esfuerzo combinado y el compromiso de todos, sino principalmente del enfoque académico multidisciplinario porque la complejidad de los problemas sociales rebasa los límites disciplinares. Sin embargo, a pesar de tan enonne dificultad, vale la pena hacer el esfuerzo.

LA RESPONSABILIDAD DE LOS CIENTÍFICOS SOCIALES Por un lado la expansión del capitalismo resulta tan costosa socialmente como insostenible. En todas partes se busca la salida a esta situación. Los caminos para conseguirlo pueden ser muchos. Unos mejores, otros peores, algunos otros inoperantes. Habrá que encontrar la mejor salida. Por otro lado la


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