Especial
Una diligencia muy importante en el procedimiento arbitral es la audiencia de sustanciación, en la cual el Árbitro o el Tribunal, según sea el caso, debe resolver sobre su propia competencia. Si se declara competente ordenará que se practiquen en el término que corresponda las diligencias probatorias. Cada parte en esta audiencia de sustanciación puede precisar sus pretensiones y los hechos en las que se fundamentan. Esto no significa que las partes pueden modificar en la audiencia la demanda y la contestación, en su orden. Lo que esa facultad significa es que las partes pueden esclarecer y explicar lo mejor posible, lo que a su tiempo dijeron en la demanda o en la con-
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testación, respectivamente. El hecho de que el arbitraje se desarrolle en un centro de arbitraje debidamente constituido y autorizado de acuerdo con la ley, hace que se conozca a este procedimiento alternativo como arbitraje administrado, porque el aspecto administrativo recae en un Centro de Arbitraje legalmente autorizado, a diferencia de los arbitrajes independientes cuando las partes civilmente acuerdan someter las causas a un arbitro o aun tribunal arbitral que las mismas designan libremente. Sea cual fuere el sistema utilizado, el arbitraje ofrece algunas ventajas como puede ser un menor tiempo
en el conflicto, el aseguramiento de una cierta mayor experiencia y condiciones para llegar a una conclusión justa y plena de razones, pues en el arbitraje también tiene que cumplirse el requisito del debido proceso al que se denomina “motivación”. Un laudo como una sentencia tiene que ser el resultado de un profundo estudio y de una determinación racional que se basa en la aplicación de principios, normas y razones que den valor a la dirimencia de la causa. (*) “Instituciones de Derecho Procesal Civil”, Editorial Porrua, de José de Castillo Larrañaga y Rafael de Pina, pág. 54.