Postales de la Asunción de antaño Vol I

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Poblar la tierra Las primeras mujeres europeas en llegar a Asunción lo hicieron como consecuencia del abandono de Buenos Aires, en setiembre de 1541. No existen informaciones de otras anteriores que estuvieran en expediciones hacia estos parajes. De esta forma Buenos Aires nutría de población al Paraguay tanto como lo haría Asunción con aquella, luego de algo más de 40 años. El segundo núcleo femenino llegaría a mediados de 1556 como resultado de la accidentada expedición de Doña Mencia Calderón, viuda de Juan de Sanabria, designado éste como tercer Adelantado pero fallecido durante los preparativos de la partida. Aunque el sucesor de la "capitulación del adelantazgo" era su hijo, el apocado Diego de Sanabria, la que asumió realmente el mando fue Doña Mencia. Afirmando la política de algunos expansionistas, quienes ya desde unos años atrás abogaban por dar prioridad al poblar antes que el conquistar, con aquella matrona vinieron las primeras 50 doncellas para el fin antedicho. Ya para entonces y transcurridos 29 años de la fundación de la casa-fuerte de Asunción, las hijas mestizas de los primeros conquistadores, daban a éstos sus primeros nietos. Fueron estas mujeres españolas, junto con mestizas, indias y criollas, las que alimentaron el granero de la Colonia y las que concretaron desde siempre el calificativo de "pequeño enclave industrial casero" a las casas del Paraguay de antes. Teniendo en una mano el mosquete o el sable ante el alerta permanente de posibles -y de hecho, frecuentes- conflictos y convocatorias guerreras, los varones no encontrarían suficiente tiempo para las labores agrícolas, mas aun luego de la distribución de las encomiendas. En efecto, ayudadas por sus "parientes indígenas", fueron casi siempre las mujeres las que trabajaban los feraces rozados y aunque no los cuidaran o sembraran, fueron ellas las que encurtían, procesaban, cocinaban y envasaban los alimentos resultantes. Contaban entonces con productos vernáculos como batata, mandioca, maíz, poroto, maní, "... el zapallo andaí y el curapepé, el algodón y poco más tarde, la caña de azúcar traída de las costas brasileñas". A estos se agregaban los importados como el trigo, la cebada, la calabaza, el arroz, "...las vides, las coles y otras hortícolas". No figuraba -curiosamente- el olivo debido a que una expresa prohibición agregada a las Leyes de Indias inhibía su cultivo en las chacras de los peninsulares. Aunque la disposición alcanzaba también a los viñedos, el cultivo de éstos siguió "gozando de buena salud" ya fuera porque el producto era esencial a la industria del vino y otros aguardientes, o porque estuviera sometido al famoso procedimiento de: "se acata, pero no se cumple", lo cierto es que el vino siguió siendo uno de los principales Postales de la Asunción de antaño - Jorge Rubiani

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