Postales de la Asunción de antaño Vol I

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Música y fiestas S

egún puede leerse en cuanta historia refiera el proceso de colonización en el Paraguay, la música fue un factor siempre preponderante en las expresiones del pueblo y hasta un mecanismo de relacionamiento con los extranjeros que visitaban la comarca. Casi todos los cronistas e historiadores coinciden en señalar el carácter festivo y hospitalario de la gente del Paraguay así como su afición a la música y la danza. Hasta las festividades patronales, llenas de religiosa unción, terminaban en la más estruendosa jarana, ni bien entraba el sol. Eran famosas "las despiertas" de San Antonio y las fiestas de San Blás, en especial ésta, que se desarrollaba alrededor de la iglesia del mismo nombre -"iglesia de indios"- según la caracterización del plano de Félix de Azara, lugar hoy muy próximo al sitio conocido como "Punta Carapá". Aestas celebraciones acudía el mismo Presidente de la República acompañado de algunos miembros de su gabinete y numeroso séquito. Se recuerda especialmente al Gral. Patricio Escobar en estos menesteres. Otro Presidente que adhería con su presencia los festejos patronales de la ciudad, era el Dr. José P. Guggiari. El mandatario concurría a la fiesta consagrada a la Virgen de la Merced. La festividad, teñida de profanas como lujuriosas características, era realizada -cada 24 de Setiembre- en la"loma Tarumá", entre las calles México, Gaspar R. de Francia y Rca. de Colombia, cercana a la casa del Dr. Guguiari. En aquellos días, en esa legendaria loma de Asunción, el "...impetuoso ritmo negro..." se adueñaba "...del suburbio..." al decir de los versos del Dr. Hipólito Sánchez Quell. Probablemente en ese mismo vecindario se habrían iniciado las "Gombas", fiesta de los negros quienes, al son de tambores de todos los tamaños, danzaban frenéticamente durante días enteros. Estas "cuasi-bacanales" de la población parda de Asunción fueron prohibidas por la jerarquía católica, aproximadamente en 1878, se dice que debido a sus características francamente ofensivas "a las buenas costumbres". El malevaje de la zona portuaria tenía su "base de operaciones" para el bullicio, en los mullidos patios de tierra y enredaderas de la "loma San Gerónimo". En ese lugar hubo fiestas desde tiempos coloniales y a cualquier hora. Las jaranas de "la loma" se hacían de mañana, de tarde, noche y madrugada, sin la excusa de ninguna virgen o santo patrono que honrar. Casi con las mismas características, Ycuá Satí tenía fama de barrio "fiestero" y "liberal". Cerca del "cerrito Antequera", bajo la fronda de los árboles que entornaban el fresco arroyito que llegaba hasta las proximidades de la Estación del Ferrocarril y entre las actuales calles Tte. Fariña, Manuel Domínguez, Parapiti y Estados Unidos, había bailes frecuentePostales de la Asunción de antaño - Jorge Rubiani

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