La comunicación que necesitamos, el país que queremos (Parte 3)

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Cultura juvenil mexicalense

CONCLUSIONES Sin duda, los jóvenes son agentes del cambio social, dadas sus características de gente dinámica, idealista, generosa, altruista, entre otros aspectos que figuran en su personalidad contrastante. No obstante, actualmente los jóvenes también enfrentan problemáticas de rezago educativo, inseguridad social, embarazos prematuros, desempleo o baja remuneración, inequidad, migración, adicciones, insuficiencia de programas integrales y espacios públicos, entre otros. Sumado a lo anterior, no existe un acuerdo generalizado acerca del rango de edad de lo que consideran a un individuo joven; mientras la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ) lo contempla como aquel que tiene entre 18 y 29 años, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la ONU, lo ve desde los 15 hasta los 24 años; a su vez en México, la Encuesta del Instituto Mexicano de la Juventud, lo considera desde los 12 hasta los 29 años. Incluso la caracterización que se hace de los jóvenes se ve permeada por las perspectivas teóricas biogenéticas (de Freud, Lewin y otros) o psicogenéticas (de Piaget y otros). A nivel mundial se manifiesta preocupación por atender a este grupo vulnerable a través de diversos programas de la ONU, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), etcétera. De igual forma, el plan nacional y municipal de desarrollo reconocen las problemáticas por las que cruzan los jóvenes. Diversas instituciones internacionales, nacionales, estatales y mexicalenses gestionan espacios para la juventud donde expresan ideas, gustos, percepciones, mensajes que la población asimila y convierte en su cultura; de esa forma, se pretende XV ENCUENTRO NACIONAL CONEICC

mejorar la calidad de este grupo etario. Sin embargo, existe inequidad en algunos jóvenes mexicalenses que no tienen la oportunidad de ejecutar en su vida cotidiana tareas como las de ir a la escuela, trabajar o gastar su tiempo libre en los espacios posibles, debido a que enfrentan problemáticas de familias desintegradas o asunción de roles parentales prematuras, entre otras limitantes. Incluso, quienes sí tienen el privilegio de estudiar y/o trabajar, también experimentan la falta de espacios públicos y hasta el momento la autogestión de dichos espacios es casi nula; a excepción de los que se generan como parte de las prácticas académicas de las instituciones educativas o acciones comunitarias por parte de los jóvenes que participan en las instituciones religiosas. También, es común ver en los lugares de reuniones juveniles –ya sea en casas o en “antros”- el consumo de bebidas alcohólicas, incluso la práctica de relaciones sexuales promiscuas. Ante esto, el gobierno se ha visto disminuido en los programas de atención a estas problemáticas juveniles, es decir, no existen suficientes políticas públicas, ni ofertas de programas institucionales que cubran las deficiencias en los jóvenes, de ahí que se requiera un esfuerzo conjunto y dejar de ver al gobierno como el único que debe emprender acciones para cubrir estos rezagos; mejor aún, las demás instituciones debemos capacitar a los jóvenes para que se expresen ante las instancias correspondientes; de tal forma que no sólo sus opiniones sean consideradas en las políticas públicas, sino que les permitan implementar las acciones propuestas para lograr el empoderamiento que requieren con objeto de multiplicar los beneficios entre sus pares. Por ello, diversos organismos no gubernamentales, 734


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