LOS PRINCIPIOS Y ORDENANZAS DEL EVANGELIO
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Pila bautismal en el 1 abemáculo de Lago Salado. E l p r o f e t a nefita M o r o n i e s c r i b i ó : "He aquí, os digo que seríais más miserables, viviendo en la presencia de un Dios santo y justo, con el conocimiento de vuestra impureza ante él, que si vivierais con las almas condenadas en el infierno. "Porque he aquí, cuando se os haga ver vuestra desnudez delante de Dios, y también la gloria de Dios, y la santidad de Jesucristo, se encenderá una llama de fuego inextinguible en vosotros" 1 °.
No únicamente debe el hombre arrepentirse de sus pecados sino que éstos deben ser borrados de su conciencia antes de que pueda estar en la presencia de Dios. El Señor ha prometido perdón a todos aquellos que hayan cumplido con las ordenanzas del bautismo y hayan renacido espiritualmente. La ordenanza del bautismo Cuando comprendemos el principio del bautismo, como una de las leyes básicas sobre las que descansa el progreso del individuo, principiamos a darnos cuenta de la imposibilidad de alcanzar la salvación (libre de los efectos malévolos que resultan de una acción equivocada), a menos que el individuo cumpla con
esa ley básica. En verdad no existe otro camino que nos lleve de regreso a Dios. A la luz de nuestra comprensión de este principio es lógico que Dios que está interesado en el bienestar de sus hijos, requiera de ellos una señal o símbolo que indique la aceptación de esta ley básica y un convenio de obedecerlo. Esta ordenanza, para que sea útü y significativa debe simbolizar y ayudar a preservar el principio involucrado. Todas las formas de bautismo que no cumplan con esto no tienen ninguna relación con la vida. Ya que la aceptación de este principio es un requisito para entrar en el reino de Dios, la ordenanza llega a ser una ceremonia inicial para entrar en ese reino. Por lo tanto debe ejemplificar el concepto principal del evangelio, la sepultura y la resurrección de Cristo, y debe ser una prueba de aptitud del candidato para el reino; aún más, la ordenanza debe estar al alcance gratuitamente, para el rico y el pobre en todas partes del mundo. Afirmar que no se debe requerir una ordenanza o formalidad para ingresar en la Iglesia o reino de Dios es afirmar