La Iglesia Restaurada

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suficiente para los miles de personas que estaban congregadas en el valle; otro invierno sin comida suficiente; otro invierno con raciones. . . olvidadas todas las distinciones entre pobres y ricos. Y en 1849, a pesar de una buena cosecha, otra vez el abastecimiento de comida fue insuficiente por la gran afluencia de santos que se habían reunido en las montañas; además de esto, varios miles de "buscadores de oro" que iban rumbo a California pasaron por Salt Lake City, y muchos de ellos se quedaron ese invierno. Pero los santos sobrevivieron. La colonización fue un éxito, una gran lucha que, probando la fuerza espiritual y la fortaleza física de mucha gente, se había ganado. Una coionización única Cuando el presidente Brigham Young hizo su llamado a los santos de todo el mundo a congregarse en los valles de las montañas, no pensaba que todos se radicaran en Salt Lake City, ni en los valles adyacentes. Los confines de "Deseret" como llamaban los santos al territorio al que habían llegado, abarcaban un área tres veces mayor del tamaño actual de Utah; el dirigente mormón soñaba en llenar con su gente las partes habitables de esta región. La colonización inicial de Salt Lake había sido un éxito. Esto podía repetirse en otros valles hasta que el gran estado mormón de Deseret llegara a ser la envidia del mundo, y "Sión" convertirse en una realidad. Este era su sueño y el vigor con que buscó llevarlo a cabo y el éxito que obtuvo, lo catalogan como el gran colonizador de la historia americana. El éxito de las actividades misionales de la Iglesia le dieron confianza en sus planes, especialmente cuando miles de conversos comenzaron a congregarse en Sión. La Primera Presidencia escribió en 1850: "La población de Deseret que se estima en 15,000 habitantes en este año pasado, habiendo cosechado suficiente grano como para mantener a los 30,000 del año venidero, nos inspira a creer con confianza que los 30,000 del año venidero podrán cosechar para los 60,000 que habrá el año siguiente y con este objeto y fin, usaremos nuestra energía para doblar nuestra población anualmente por medio de la ayuda del Fondo Perpetuo para los Emigrantes Pobres, y por otra parte

LA IGLESIA RESTAURADA

proveer para el mantenimiento de esa población. "Al contemplar la congregación de Israel, gracias a la cual aumenta nuestra población en los valles de las montañas, como una parte importante del evangelio de Jesucristo y una de las más importantes en esta época, enviaremos pocos élderes o quizás ninguno a los otros continentes a predicar este otoño; sino que los instruiremos para sembrar grano y construir casas y prepararse para que los santos puedan venir en multitudes, como palomas a sus ventanas; y decimos: ¡Levantaos, santos del Altísimo! Ricos y pobres reunios en el estado de Deseret, trayendo vuestros arados y taladros, vuestras segadoras y espigadoras, vuestras trilladoras y limpiadoras de los mejores modelos para que un hombre pueda hacer el trabajo de veinte en los campos de trigo; y pronto enviaremos a los élderes a otros continentes por cientos y miles para levantar una cosecha de almas entre las naciones y los habitantes de la tierra oigan rápidamente sobre la salvación preparada por el Dios de Israel para su pueblo"4.

Al ir llegando los conversos de la Iglesia a Salt Lake City, esta ciudad llegó a ser sólo un lugar temporal de abastecimiento para continuar la jornada hacia las nuevas colonias. La colonización de la Gran Cuenca no se dejó a la suerte, las diferentes ubicaciones fueron determinadas por un grupo de exploración, que cubría grandes regiones. Para esta labor fueron llamados dirigentes escogidos por la autoridad del sacerdocio. Eran hombres cuidadosamente seleccionados. La fundación de colonias llegó a ser un deber religioso al que se llamaba a las familias, en la misma forma que sus hijos eran llamados a llevar el evangelio al mundo. Algunos hacían conversos, otros preparaban lugares en los que pudieran reunirse los que se convertían. Era un extenso proyecto de colonización, único en la historia del mundo. Sin la motivación religiosa hubiera fracasado. Muchas veces solamente el sentido del deber mantenía a hombres y mujeres luchando con gran desventaja por su existencia; a veces ni eso era suficiente y se abandonaba una colonia. Había una interesante organización en las expediciones que salían de Salt Lake City para fundar una nueva colonia. Tenían un obispado o presidencia que presidiría dicha colonia; llevaban herrero, sastre, talabartero, hojalatero, molinero, carpintero, albañil, agricultores, etc. Si era posible incluían un médico, un


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