Teología Práctica

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(kérygma) con el servicio mutuo (diakonia) como una expresión concreta del amor (agápe). Evidentemente, no sin tensiones y problemas de convivencia como nos enseña Pablo (1 Corintios 11) a propósito de la mala celebración de la Santa Cena.3 Desde estos pequeños grupos y círculos fue configurándose gradualmente la Iglesia de Jesucristo, que se ubicaba en Asia menor, en Grecia, en Roma, en el norte de África y después en tantos otros lugares en los primeros siglos de la era cristiana. Alrededor del año de 200, Celso, un escritor griego de Atenas, dejó registrada una nota sorprendente sobre estos inicios: “¿Qué religión es esta, cuyos principales divulgadores son mujeres, niños y artesanos?”.4 Ya al final del siglo 1, sin embargo, existía una estructuración mayor de las comunidades, con puestos y funciones diversas (obispos, presbíteros, diáconos, profetas, maestros y así sucesivamente). Desde 325, un cambio profundo ocurre en la iglesia. Si antes había periodos de persecución, sufrimiento y martirio, con el tiempo la iglesia empezó a ser tolerada. Finalmente, bajo el emperador Constantino, el cristianismo adquirió status de religión legal, con amplia y total libertad. Se volvió religión oficial del Imperio, de donde surgió el régimen de cristiandad,5 que se prolongó por cerca de mil años. Este hecho ha significado una transformación profunda para el futuro de la misión cristiana. En el siglo 4, cuando la misión de estas comunidades alcanza al mundo rural, por medio de la actividad de los monjes, las personas que ahí habitaban eran comúnmente designadas por el término paganus (campesino, aldeano, a veces soldados). De ahí data la costumbre de decir que la fe cristiana había llegado “a los paganos”. Martin Dreher sintetiza el trabajo de esta época en cuatro tipos de misión:6 a) La misión hecha por el emperador, de carácter político-religioso; b) La misión controlada por obispos con la finalidad de pacificar poblaciones revoltosas con el Imperio; c) La misión de conversión de los pueblos llamados bárbaros, pueblos no romanos, en especial a través de cristianos apresados; Cf. SCHNEIDER, Nélio. “Por isso há entre vocês muitos fracos e doentes, e vários já dormiram” (1Co 11.30) – Pecado e sacrifício na ceia do Senhor. Estudos Teológicos, v. 36, n. 2, p. 119-128, 1996. 4 Apud DREHER, Martin N. A missão de Deus na Igreja Evangélica de Confissão Luterana no Brasil. Estudos Teológicos, v. 33, n. 3, p. 261, 1993b. 5 Cf. DREHER, Martin N. A igreja no Império Romano. São Leopoldo: Sinodal, 1993a. p. 60. (História da Igreja, v. 1). 6 Cf. DREHER, 1993b, p. 262. 3

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