Un desafío de las sociedades actuales: las fuentes de energía
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n nuestro territorio continental marítimo, existen en el subsuelo, a profundidades de varios kilómetros, yacimientos de petróleo. Estos yacimientos se descubrieron y empezaron a explotarse a finales del siglo xix. Desde entonces, en otras partes del mundo ya existía una gran industria alrededor de la extracción y procesamiento del petróleo; en México estas actividades eran realizadas por empresas extranjeras, pues aquí no se había acumulado aún la experiencia necesaria para desarrollarla. Sin embargo, en 1938, el presidente Lázaro Cárdenas decidió nacionalizar la industria del petróleo, al negarse las empresas extranjeras a mejorar el salario y las condiciones de trabajo de los obreros. Nació entonces Petróleos Mexicanos (Pemex), que después de años difíciles logró dominar la técnica de la extracción y la refinación del petróleo, y que al día de hoy mantiene la responsabilidad de abastecer de combustibles y otros derivados del petróleo a nuestro país.
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Aplicando lo establecido en el artículo 27º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos promulgada en 1917, el petróleo y sus derivados son recursos necesarios para el desarrollo de un país. Actividades como el transporte, la producción de electricidad o la industria no podrían desarrollarse sin el petróleo. El petróleo es patrimonio de los mexicanos, y nuestro futuro como país independiente depende de conservarlo y explotarlo racionalmente como fuente de empleo, del crecimiento de la industria, del desarrollo de tecnología y de la alianza con países que carecen de él. Existe un gran futuro en la explotación de yacimientos terrestres y marinos de gas y petróleo, en la refinación de petróleo para producir gasolinas, así como en el procesamiento del gas para producir plásticos, que hoy son fuente de una gran industria. Debemos cuidarlo porque no es renovable.
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