Bases de la Estimulación Temprana

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Fundación Centro Crianza

Bases de la Estimulación Temprana

Cuando Jacqueline espera ver una persona allí donde se abrió una puerta, o jugo de fruta en una cuchara sacada de determinado recipiente, para que haya comprensión de estos signos y, en con- secuencia, previsión, no es necesario que se represente esos objetos cuando están ausentes. Basta con que el signo ponga en acción una actitud de expectativa y un determinado esquema de reconocimiento de personas o de alimentos.

- Exploración de nuevos objetos Hasta ahora hemos descrito cómo el niño de la etapa 4 reacciona ante estímulos familiares. Queda entonces el problema de sus reacciones ante objetos nuevos y extraños. Como se ha mostrado, el niño de la etapa 3, para responder a las novedades, tiende a recurrir a su repertorio de reacciones circulares secundarias, ensayando una por vez. Lo mismo puede decirse del niño de la etapa 4, pero con una ligera diferencia en la orientación: Al igual que la “generalización de esquemas secundarios”, las presentes pautas de comportamiento consisten, de hecho, en aplicar esquemas adquiridos a nuevos objetos o fenómenos. Así como, de los 4 a los 6 meses el niño golpea, sacude, refriega, etc., el objeto desconocido que se le ofrece, así también, de los 8 a 10 meses, lo desplaza, lo agita, lo sacude, etc. Por consiguiente, la explotación a la que ahora nos referimos prolonga sin agregar nada la generalización de los esquemas, hasta tal punto que entre las dos pautas de conducta se encuentran todas las formas de transición y es imposible trazar un límite definido entre ambas. Sin embargo, no creemos que ambas sean idénticas puesto que, por más delicada que pueda ser la evaluación de esas característica, su orientación es diferente. A comienzos de la tercera etapa, en realidad, el nuevo objeto no interesa al niño como una novedad. Su novedad sólo cautiva fugazmente su curiosidad y el objeto inmediatamente sirve de alimento para los esquemas habituales. Por lo tanto, el interés no se centra en el objeto como tal, sino en su utilización. Por otra parte, cuando el niño de 8 meses examina una caja de cigarrillos o una corbata colgada, todo parecía indicar que esos objetos presentan un problema para su mente, como si él tratase de “comprender”. No sólo mira esos objetos durante mucho más tiempo que el niño de 4 a 5 meses antes

de ejecutar un acto sino que,

además,

realiza un conjunto de

movimientos exploratorios relativos al objeto y no a sí mismo. Siente, explora la superficie, los bordes, lo da vuelta y lo desplaza lentamente, etc., y las últimas conductas expresan de modo muy significativo una nueva actitud. Lo desacostumbrado

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