Agosto 2013

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PERFILES

A lo largo de los años nos hemos ido abocando a otros aspectos de la libertad de expresión, principalmente la documentación, registro, seguimiento y protección de periodistas amenazados, agresiones a la prensa. Hemos podido ayudar a proteger vidas en momentos de emergencia, hemos ayudado a familias de periodistas desaparecidos y asesinados, a buscar justica, a cerrar ciclos. De ahí nos hemos acercado a la misma prensa. Creo que la prensa es un ámbito que se nos olvidó reformar con la llegada de la democracia. Seguimos con las mismas viejas prácticas anquilosadas, poco modernas, poca rendición de cuentas dentro de los medios. ¿Cómo te incorporas a Artículo 19? Estudié Relaciones Internacionales, hice una Maestría en Derecho Internacional Público en la escuela de Leyes de Ámsterdam, también estudié periodismo en la London School of Journalist. Trabajé durante 7 años y medio con la ONU en la agencia del Alto Comisionado para Refugiados (ACNUR), en donde trabajé en El Salvador, Honduras, Cuba, México. De regreso a México, me metí a la Unidad de Derechos Humanos de la Segob como Director General Adjunto y ahí estuve a cargo de la redacción del primer Programa Nacional de Derechos Humanos que presentó el entonces presidente Vicente Fox. Estuve casi tres años y al final me di cuenta de que la burocracia gubernamental no es lo mío. Fue entonces cuando me incorporé a la Oficina de Artículo 19. ¿Cómo evalúas la libertad de expresión y la de prensa en México? Las cifras de 86 periodistas asesinados los últimos 12 meses dejan congelado a cualquiera. Creo que estamos en un proceso de deterioro. El proceso de consolidación de los medios de comunicación en democracia apenas se está discutiendo y acomodando, de una manera bastante casuística,

CM

fortuita. No hay un plan profundo, de gran calado. Comienzo a ver nuevas generaciones de reporteros que intentan algo distinto y eso es esperanzador. Pero la perspectiva de reporteros y la de los dueños son diametralmente distintas. La evaluación que hago es que las libertades de expresión y de información vienen de un proceso muy negativo. Estamos en un momento en donde hay que reconocer avances, la persecución autoritaria del Estado ya no está. Ya la censura es mucho más sutil, ya no viene del Estado. Hay el corte de la democracia electoral y no hay claro para dónde hay que moverse en esta nomenclatura democracia-libertad de prensa. Se avanza mucho en la democracia y a los medios se les deja a su libre albedrío. El periodismo está en una encrucijada ante el embate feroz de la violencia, y no es una violencia necesariamente del crimen organizado, sino de la impunidad, porque los perpetradores en 40% son agentes del Estado, son aquellos policías que se enojan si les tomas una foto, un presidente municipal te puede mandar a detener de manera ilegal porque no le gustó la nota que publicaste. Pero una parte de los asesinatos de los periodistas sí es atribuible a la delincuencia organizada Sí, y la otra a la impunidad. Hay una falsa idea de que los periodistas asesinados estaban haciendo investigaciones de gran calado, y no. Se metieron con el poder, y puede ser el poder público o el poder de lastimar un negocio ilícito. Muchas veces es tan absurdo como tomar una mala fotografía, hacer una mala cabeza en nota policiaca, que hace enojar al líder de cualquier grupo delincuencial que te manda matar, porque sabe que no le va a pasar nada. ¿Por dónde comenzamos o dirigimos el próximo avance de la libertad de expresión y de prensa? Creo que es una responsabilidad compartida. Proteger el derecho a la información

pasa por muchos ámbitos. Es muy significativo que a la sociedad no le importe que maten a sus reporteros, no valora que un medio diga que ya no va a hacer la cobertura porque no hay condiciones, y se le quita la responsabilidad al Estado. No podemos cejar en demandar la responsabilidad que tiene el Estado mexicano de brindar un contexto de seguridad para ejercer el periodismo. Por qué en sociedades como la argentina, la colombiana, las europeas, la sociedad se preocupa por los reporteros. Porque hay una valoración de lo que hacen. Aquí en México se parte de que los reporteros y los periodistas y los medios hacen mal su trabajo, se sienten alejados completamente. Lo nuevo debe venir obviamente de los medios nuevos con nuevas prácticas. Y hay que hacer una buena revisión del periodismo mexicano, porque ante el vacío por la violencia, la información es el agua y no se para. Tenemos que recordar que en España, los medios tuvieron acuerdos mínimos de cómo publicaban la violencia de ETA, lo mismo en Inglaterra con la violencia en Belfast. En México se intentaron algunas cosas que no tienen el calado ni la fuerza que se necesita. Sí creo que sería muy justo hablar de ese periodismo que todavía existe, de todos aquellos periodistas, reporteros, camarógrafos, que sí salen a jugarse la vida, y recogen historias, y mantener el periodismo en México. A esos hay que seguir apuntalando y reconociendo. La opción es que los medios se hagan cómplices de la sociedad, que les digas: lo que no te guste, dímelo y te explico. Conozco a editores que tienen esa interlocución en tuiter, se fletan y dan respuestas. Es un mecanismo, no tendremos a los defensores del lector como lo tiene El País o The Guardian, pero hay que seguir apuntalando el cambio interno en los medios de comunicación, y en los nuevos, sin duda con mucho mayor ahínco

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