Gender perspectives in case studies across continents

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al centro de Madrid. Yo, de noche, con otras mujeres y al teatro…pero no sé cómo, me armé de valor y fui y esa decisión me hizo tomar otras y creo que ya no soy la misma”. Una mujer trabajadora en una fábrica textil, procedente de la inmigración rural y que se instaló en un barrio de la periferia de Madrid en los años setenta junto a su marido e hijos, relata su experiencia de carencias educativas y su proceso de empoderamiento como consecuencia de las actividades desarrolladas en su asociación: “Yo empecé a ir a la Asociación para mejorar mi lectura y escritura porque casi no fui a la escuela. Con las clases fui despertando, aprendí muchas cosas y sobretodo a dejar de estar avergonzada, a hacerme valer. Poco a poco, fui haciendo otras cosas y aprendiendo muchas cosas que nos pasan a las mujeres y porqué nos pasan…ahora algunos me dicen ¿no serás tú una feminista de ésas?...bueno no sé, yo lo que quiero es luchar para que las mujeres no estén sometidas como estábamos antes”

5. Redes e Interconexiones La historiadora Geraldine Scanlon analiza el surgimiento y desarrollo de la segunda ola del feminismo en España como una trayectoria desde “la unidad a la fragmentación” (1990:96). Una trayectoria, a su juicio, similar a la de otros movimientos feministas en Europa y Estados Unidos, pero que en el caso español tuvieron unas circunstancias políticas y sociales específicas. La autora señala como un aspecto crucial de esta situación el punto de partida desventajoso del movimiento feminista como consecuencia de la dictadura y las circunstancias especiales de la transición democrática que plantearon al movimiento problemas y debates apremiantes tales como la doble militancia, la relación con los partidos políticos y la cuestión de las prioridades: la prioridad de la lucha política por la democratización del país o las prioridades de la lucha feminista cuyos objetivos primordiales eran acabar con la situación de retraso y marginación soportadas por las mujeres. A pesar de esta fragmentación ideológica la autora considera que hubo en los años ochenta signos inequívocos de tolerancia, de acuerdos y de acción consensuada. Por ejemplo, las campañas unitarias en pro de la despenalización del aborto y la lucha contra los juicios penales de las mujeres que habían abortado, o las distintas acciones emprendidas para ampliar el número de candidatas femeninas al Congreso y al Senado en las elecciones de 1986. El diagnóstico de crisis y de fragmentación de los movimientos sociales en España está presente en la bibliografía de aquel período. Las causas son muy variadas pero entre ellas se menciona el cumplimiento del ciclo lógico-temporal de los nuevos movimientos sociales, surgidos en los años sesenta, que recorren una trayectoria aparentemente común desde la contra-institucionalización a la institucionalización. Al ser recogidas total o parcialmente sus propuestas y demandas por parte de la política institucional genera un cambio de escenario

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