En primer lugar, tenemos que reconocer que contamos con varios de los recursos naturales de mayor demanda para la generación de energía renovable en estos momentos: el sol, el viento y el mar. La investigación, desarrollo e implementación de estos recursos para la generación energética a gran escala tienen que ser prioridad en nuestra agenda de país no sólo para posicionarnos como lugar de vanguardia en el tema, sino también por el gran potencial que tienen en la generación de nuevos empleos para Puerto Rico. Por esto tenemos que reformular nuestros paradigmas para armonizar el desarrollo económico y la protección ambiental.
Al incorporar el valor de los servicios provistos por nuestros ecosistemas al proceso estratégico de toma de decisiones como país, evitaremos repetir acciones del pasado que atentan contra el ambiente y reconciliamos adecuadamente intereses ambientales y económicos. Por ejemplo, el valor económico en megavatios que potencialmente pueden producir nuestros recursos naturales energéticos renovables y limpios es inmenso y cuantificable. Más allá de ser un asunto puramente ecológico (el sol y el viento no producen gases de invernadero ni contaminantes atmosféricos), la problemática energética es además un asunto económico. Asimismo, los ecosistemas también son valorables: una buena cobertura forestal, así como la protección de los recursos de agua y las posibilidades que presenta nuestra biodiversidad son indispensables para realizar descubrimientos médicos.
Para una puesta en valor que combine lo económico con lo ecológico, proponemos, entre otras medidas:
ACCIÓN 10.
INTEGRAR EL CAPITAL NATURAL EN LAS ESTRATEGIAS DE
DESARROLLO ECONÓMICO
10.1 Desarrollar una nueva política nacional que fomente la cultura de sostenibilidad, conservación y que conduzca hacia nuestra autonomía energética mediante el desarrollo y utilización de los recursos que nos pertenecen: el sol, el viento, el mar, la biomasa, y biocombustibles locales.
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::DESAROLLO ECONÓMICO::