Un cuarto de cuentos

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CUENTOS DE 4ยบA CEIP VICENTE ALEIXANDRE CURSO 2010/11




















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CUENTOS DE 4ยบB


ALEJANDRO ARENAS



LA CIUDAD PERDIDA DE LOS DUENDES Érase una vez un duendecillo llamado Juan que vivía en la ciudad perdida de los duendes con su padre, su madre y su hermana menor Susana. Juan jugaba muy bien al futbol.

Juan quería saber como era la vida de los humanos y un día se lo dijo a sus padres. Su padre le dijo que eso era muy peligroso ya que lo podían pisar. Juan le dijo a su padre que podrían ir a que les ayudara el mago Merlín. Al día siguiente su padre lo llevo a casa del mago y el mago le preparó una pócima para convertirlo en un niño humano. El mago le concedió el deseo y le dijo: -

¡Pero recuerda solo tienes 90 minutos antes de volver a ser un duende!

Cuando se convirtió en humano vio a unos niños que iban a empezar a jugar un partido de futbol. Era el final del campeonato del barrio, pero a un equipo le faltaba un jugador. Juan se acercó y les dijo que él podía jugar con ellos. Juan jugó por el jugador que faltaba. Empezó el partido y Juan metió 3 goles en la primera parte y en la segunda parte metió 2 goles más. A los 88 minutos del partido a Juan le metieron la pierna y el árbitro pitó penalti, Juan tiro el penalti y marco el gol y ese equipo ganó la final. Cuando todos estaban celebrando el haber ganado a Juan se le pasó el efecto de la pócima y en ese mismo momento le vio un jugador. El duendecillo le pidió ayuda y el jugador lo llevo para su casa y Juan le dijo: -

Por favor no se lo digas a nadie.

El jugador no se lo dijo a nadie y la ciudad perdida de los duendes siguió perdida y Juan vivió feliz para siempre. FIN



BEATRIZ LUNA



LA PRINCESA Y EL PRINCIPE Un día, en una ciudad, había un castillo donde vivía una princesa . Sus padres había muerto cuando ella tenía 18 años y varios días después de su muerte la adoptaron una familia que se llevaba muy bien con ella . La princesa se llamaba Lucía . Era alta , con el pelo largo moreno y los ojos azules . La familia tenía dos hijas . Una se llamaba Ángela , que era la más pequeña de las dos porque tenía 5 años y la otra se llamaba Alicia que tenía 10 años . Ángela empezó a decirle a Lucía , hermana y luego Alicia también . Lucía estaba muy contenta de tener dos hermanas tan guapas . Entonces a Lucía se le ocurrió la idea de salir a la ciudad de compras . De repente vio a un príncipe guapísimo . Se fijó muy bien en él y fue a hablarle, porque le interesaba ser su amiga . El príncipe le dijo: ¡Hola me llamo Fernando! Y la princesa le dijo:” Yo me llamo Lucía” . En realidad Lucía se había enamorado de Fernando y él también estaba enamorado de ella . Los dos se miraron a los ojos y el príncipe le dijo:”¿Quieres pasear conmigo por la tarde mañana a eso de las 8:00?. La princesa dijo :”¡ De acuerdo!” . Cuando el príncipe se fue la princesa estaba temblando de emoción . Quería que llegara mañana . Cuando hizo los recados se fue corriendo a casa . Cogió su diario y esto fue lo que escribió: “Hola soy Lucía . Estoy muy nerviosa y aparte muy contenta porque mañana he quedado con el príncipe Fernando y estoy enamorada de el”. Cuando la madre entró Lucía le dijo lo que pasaba . Entonces la madre muy convencida le dijo: “mañana iremos a las tiendas de vestidos y ya que no tienes ninguno vamos a comprarte uno para mañana “. Al día siguiente Lucía se levantó muy deprisa , se vistió , desayunó , cogió su bolso y se fue con su madre .


A continuación llegaron a la tienda y Lucía se probó todos los vestidos que podía , pero se fijó en uno que le gustaba mucho y se lo compró . Cuando llegó la tarde y se lo puso ¡Estaba preciosa! Era rosa con botones de cristal e iba perfecto con los zapatos que ella tenía de cristal . Cuando llegó la hora de la cita el príncipe la estaba esperando montado en su caballo blanco . Cuando la princesa bajo , el príncipe le dijo que se subiera a lomos del caballo . Pasearon por todos los jardines del palacio. Cuando iban por los jardines empezó a llover y tuvieron que refugiarse en un castillo vecino , hasta que terminara la tormenta y como la princesa tardaba la familia empezó a preocuparse El príncipe aprovechó el paseo para pedirle a la princesa que se casara con ella . La princesa dijo que si y pocos días después empezaron los preparativos de la boda . Se organizó una fiesta que duró varios días , donde se compraron grandes cantidades de comidas y bebidas . Vinieron también unos músicos para que alegraran la fiesta . Los invitados se lo pasaron muy bien , así como todos los amigos y familiares , además de todos los príncipes que vivían en los castillos de alrededor . Al cabo de unos meses tuvieron una hija y un hijo a los que llamaron Claudia y Álvaro y vivieron felices en el nuevo castillo que se hicieron . FIN



Mª DEL PILAR RAMÍREZ


Una hormiga muy linda llamada bella. Érase una vez una hormiga llamada Bella, como su nombre indica es una hormiga muy linda, la más bonita del hormiguero. Un día, en que sus padres se iban a trabajar, le dijeron a su hija Bella;” ven con nosotros para que vayas aprendiendo lo que hacemos”, pero Bella les contesto: “No porque me ensuciaría mis zapatitos nuevos y me mancharía mi bonito vestido”. Su padre le responde;” tienes que venir porque si no nunca aprenderás el oficio de tus padres, y Bella le replica; “papa te he dicho que no, que me ensuciaría”. Su madre resignada dice;” vale como quieras pero así no aprenderás nada.” A continuación se fue a recoger flores al campo y sin darse cuenta se metió en un enorme charco de barro. En ese momento se miró y vio que estaba totalmente cubierta de barro y toda la ropita sucia. Se puso muy triste y empezó a llorar y a correr hacia su casa, mientras iba diciendo:” me tengo que cambiar de ropa antes de que me vean mis padres, si no se enfadarán mucho y me castigarán”. Bella se cambió de ropa y volvió a salir de paseo, por el camino se encontró a otras hormiguitas que venían de trabajar con sus padres. Una de ellas le dijo: Hola Bella ¿De dónde vienes?, Bella se le quedo mirando de arriba a abajo y le dijo: ¿Y tú quién eres?. - ¿No me conoces?, soy Clara tu mejor amiga. -Bella la mira y le dice, ¿Tú mi mejor amiga con esas pintas y toda sucia de sudor y polvo? -Si, ¿no me recuerdas?


Con esas pintas no te reconozco, fuera de mi vista y no te acerques que ensuciaras mi ropa nueva. Clara se fue muy apenada y triste, pensando en lo que le había dicho su amiga, y exclamó: “¡Que borde se ha vuelto esta chica!” Bella se marchó para su casa caminando orgullosa, se preparó un baño, se perfumó, cenó algo y se metió en su camita. A continuación sus padres llegaron después de una larga jornada de trabajo, cansados, sudorosos y sucios. La madre le dijo a su marido: “cariño ven, mira tu hijita, está dulcemente dormida”. La madre le acarició las antenitas y en es momento se despertó de un sobresalto y dijo: ¿Pero qué haces mamá?, no me toque mis antenitas que acabo de ducharme y las tengo muy limpias y tú tienes las manos muy sucias de trabajar en el campo. La madre se enfadó con ella y le dijo que estaba castigada por desagradable y contestona. Bella se puso a llorar y se volvió a quedar dormida. A la mañana siguiente muy temprano su madre la llamó y le dijo que se levantara, que era una dormilona y que tenía que ir al colegio. Bella se levantó de muy mala gana y después de darles un beso a sus padres y desayunar, le dijo a su madre que enseguida se vestiría y se pondría un poco de maquillaje para ir guapa al colegio. La madre con cara de enfado le dijo que ni hablar de pinturas: “Te dije anoche que estabas castigada; así que dame el maquillaje y te pones el uniforme del colegio que vas a llegar tarde”. Bella se vistió y se fue al colegio muy enfadada con su madre, al llegar a clase se sentó en su sitio de siempre justo al lado de su amiga Clara. Bella le pidió perdón por lo de ayer, pero Clara no la perdonó y se cambió de sitio.


Ya en el recreo ninguna hormiguita quería jugar con ella, tan solo una se le acerco que resulto ser nueva en la clase y le dijo: hola me llamo Leticia ¿y tú?. -Yo me llamo Bella - ¿Por qué tienes esa cara de enfado?. - Porque nadie quiere jugar conmigo y además mi madre me ha castigado sin maquillaje para mi linda cara. -No te preocupes yo jugaré contigo y a mí mi madre también me ha castigado sin pinturitas. Si quieres podemos ser amigas y salir juntas. Me encantaría contestó Bella y desde ese día fueron intimas amigas para siempre. Fin

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BELÉN RODRÍGUEZ



EL CASTILLO ENCANTADO. Erase una vez una princesa llamada Sofía. Tenía 19 años para 20. La princesa era muy guapa, tenía el pelo muy largo y rubio aunque muy sedoso. Vivía en un castillo muy hermoso que era de color rosa y morado con diamantes celestes, pero con un oscuro secreto: estaba lleno de fantasmas. El rey cansado de no dormir por culpa de los fantasmas dijo que daría la mano de su hija a la persona que echara a los fantasmas del castillo. La princesa estaba aterrada porque en su habitación todas las noches aparecía un duende muy feo y verde. Siempre aparecía a las doce de la noche y la princesa Sofía no podía dormir porque el duende le tiraba de los pelos y se reía a carcajadas. Por los pasillos se escuchaban cadenas y las luces se encendían y se apagaban. Era imposible dormir allí. Al día siguiente la princesa fue a dar un paseo y como estaba tan cansada se quedó dormida a los pies de un árbol .Un príncipe que paseaba por allí la encontró dormida y se quedó prendado de ella. Con mucho cuidado se sentó a su lado y esperó a que se despertara. Cuando la princesa se despertó se asustó y le preguntó: ¿Quién eres? -Y el príncipe le contestó : soy el príncipe Bastian y vengo al castillo encantado a sacar de allí a un puñado de fantasmas ,¿y tu quien eres? -Yo soy Sofía, la princesa que vive en el castillo encantado, pero creo que no vas a poder sacarlos, es imposible , muchos príncipes lo han intentado y han salido corriendo de allí. El príncipe se quedó helado cuando la princesa le explicó lo ocurrido. El dijo: será muy duro pero lo conseguiré y dejaré el castillo vacio de fantasmas.


La princesa al oír esto le pregunto si podía sacar al duende que venía todas las noches a molestarla tirando del pelo. El dijo que de acuerdo que lo sacaría, que le daría libertad siempre y cuando no volviera a ese lugar. La princesa se puso muy contenta, ya se notaba que el príncipe le había gustado. Esa misma noche el príncipe fue hacia el castillo encantado y se propuso acabar con todos los fantasmas. Solamente la entrada del castillo ya ponía la piel de gallina, pero aun así fue muy valiente y siguió hacia delante. En el vestíbulo del castillo aparecieron dos grandes fantasmas muy feos, el príncipe al ver lo ocurrido blandió su gran espada y se enfrentó con los fantasmas. Los fantasmas derrotados se fueron corriendo. Poco a poco fue recorriendo todo el castillo dejando a los fantasmas K.O. Hasta que llego a la planta superior. En la torre más alta estaba el fantasma jefe con el duende secuestrado. El fantasma desafió al príncipe tomando la forma que mas aterrorizaba al príncipe. Se transformó en la otra mitad de él (era él mismo; pero en vez de ser siervo de la luz, que sería el bueno, era siervo de la oscuridad). Se enfrentaron en una larga lucha hasta que el fantasma bajó la guardia y el príncipe le asestó un golpe certero que acabó con su vida. Este desapareció y el príncipe dio libertad al duende, ese del que hablaba la princesa que molestaba tanto. Allí en el castillo habló con el duende para que no volviera a molestar a la princesa y fuese su amigo ya que él le había salvado la vida. El duende dijo que sí, que estaba de acuerdo y que lo sentía mucho. El príncipe lo perdonó; pero le dijo que debería disculparse con la princesa y así fue. El príncipe salió del castillo y se encontró con la princesa en el mismo árbol donde se conocieron. A la princesa al verlo se le aceleró el corazón. El príncipe le dijo que había liberado a su amigo el duende y que estaba allí disculparse con ella. Así pues, el duende salió de


detrás del príncipe y le dijo: “princesa siento mucho haberte estado molestando”. La princesa lo perdonó y le dijo que podía irse. -El príncipe añadió: “he acabado con todos los fantasmas del castillo. Ahora solo queda una ultima cosa…”. -La princesa pregunto: “¿Qué te falta por hacer?”. -Y el príncipe contesto: “casarme contigo”. La princesa se levanto dijo que si y lo besó. Al poco tiempo los dos se casaron y fueron felices y comieron perdices .


BORJA PIÑERO



FAMILIA DE ARTISTAS Había una vez un niño llamado Andrés que le gustaba tocar y ser como Mozart. Un día, cuando terminó las vacaciones de verano, sus padres le preguntaron: - Andrés ¿te gustaría apuntarte a algo en especial? Andrés respondió: sí. Sus padres estaban muy contentos, pero no sabían a lo que se quería apuntar. Cuando Andrés volvió del colegio, se lo volvieron a preguntar, y Andrés respondió que se quería apuntar a clases de piano. El primer día, no le hacía falta el piano. Antes de que empezara el segundo día de clase, le pusieron un examen, y no podía ir a ningún sitio porque el examen era muy difícil. El mismo día que tenía que estudiar para el examen, tuvo que ir a comprarse el piano, pero como Andrés era muy listo, le dio tiempo de sobra para estudiar y comprárselo. Empezó su segundo día de clase, y le iba muy bien, porque desde que tenía 3 años, ya empezó a tocar el piano. En las clases le iba demasiado bien para que estuviera en esas clases por eso le hicieron un examen y sacó muy buenas notas. Cuando ya pasaron los años, Andrés era un músico muy famoso con mucho dinero. ¡Incluso ganó un premio Nobel!. Cuando ya se jubiló, fue un gran maestro del piano y cuando murió, su hijo Carlos se quiso dedicar a lo mismo que su padre y así fue. Fue a clases de piano pero era un desastre. Se apuntó a todo tipo de clases de instrumentos y parecía que lo suyo no era la música. Así que se apuntó a artística, y resultó que era todo un genio. Inventó La cortina mágica. Tuvo una exposición de sus cuadros y el más visto era La cortina mágica.


Un día entraron en su casa y lo asesinaron. Después lo enterraron en el cementerio y su cuadro de La cortina mágica era tan famoso que lo pusieron en su tumba. La familia de Andrés y Carlos era tan genial que estaba rodeada de artistas y así fueron todas las generaciones de padres a hijos, nietos, etc., etc., etc.… Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. FIN.


LEOCADIO CRUZ.


EL HOMBRE DE GOMA CONTRA BATMAN. Érase una vez un hombre que estaba robando un banco; pero Batman el justiciero oyó la alarma del banco y se dispuso a detener al hombre. Hubo una gran lucha y por accidente el hombre cayó en una cubeta donde había una sustancia química que hizo que el hombre se convirtiera en un ser de plastilina. Batman lo llevó al hospital; pero no había nada que hacer, a partir de entonces sería el hombre de goma. Batman se fue a su laboratorio para intentar buscar un remedio; pero el hombre de goma se recuperó y fue a buscarlo; ¡tenía sed de venganza!. Cuando encontró a Batman éste le preguntó que cómo se encontraba; pero el hombre de goma no le contestó, estaba decidido a luchar; pero de repente se dio cuenta de que Batman no había hecho nada malo, que había sido él quien metió la pata robando aquel banco y que lo que pasó fue un error; así que recapacitó y le pidió disculpas a Batman y a partir de ese momento se hicieron los dos muy buenos amigos.


CARLA TERCERO



¡NOCHE DE HALLOWEEN!. Era una noche de HALLOWEEN en el pueblo de La Algaba. Un grupo de amigos quedaron para salir esa noche. El grupo se disfrazo : María se disfrazó de muerta, con la cara pintada de blanco y negro. Felipe de demonio; vestido de rojo y negro con un tridente. Laura iba disfrazada de bruja; con su escoba y su sombrero de pico. Paula llevaba el disfraz de vampira; con una dentadura postiza y los colmillos pintados de sangre y Carlos se disfrazó de momia con vendas enrolladas por todo el cuerpo. El grupo llevaba para meter los caramelos una calabaza cada uno . Empezaron a pedir caramelos. El primero fue Felipe llamó a la puerta de una mujer y dijo : ¡truco o trato!. La señora cerró la puerta y los niños empezaron a tirar huevos. La señora abrió la puerta y salió con una escoba en la mano y los niños empezaron a correr. Ahora le tocaba a Laura pedir caramelos. Laura llamó a una puerta y salió una señora muy amable y le dijo: “¡truco o trato!”. La señora salió con una bolsa repleta de caramelos y los niños gritaron :¡gracias! , ¡gracias señora!. Ahora es el turno de Paula que llamó a la puerta y un hombre salió disfrazado de DRÁCULA y les dio un susto tremendo . Los niños se asustaron y dijo el hombre: tomad caramelos niños , no os asustéis , y les dio un puñado de caramelos. Carlos y María , que eran los últimos , llamaron a otra puerta , salió una anciana y dijeron:¡truco o trato! .La anciana les dijo: pasad, comed y bebed todo lo que queráis: aquí tenéis galletas , caramelos , zumos y leche. Los niños ya se iban y la bruja disfrazada de anciana dijo: “¿Dónde vais?”. Preguntó la bruja. - Vamos a otras casas a pedir caramelos, dijeron los niños.


En esto que la bruja dijo: ¡No vais a ir a ningún lado!¡ Ja,ja,ja! Y los atrapó en una jaula para comérselos. La bruja estaba preparando el fuego, mientras que a Laura se le ocurrió una idea. Y se la contó a sus amigos. Cuando Laura dijo: ¡ahora!, todos se balancearon y de un golpe la tiraron al fuego. Luego Carlos alcanzó la palanca y abrió la jaula y todos se fueron de la casa, corrieron y dijeron: ¡NOCHE DE HALLOWEEN! Los niños por fin pudieron volver a sus casas con sus padres y todos contaron las aventuras que les habían sucedido esa tarde con la bruja. Y sus padres le contestaron que habían sido unos imprudentes y traviesos y que merecían un castigo. Pero como era la noche mágica de HALLOWEEN los iban a perdonar. Todos se alegraron mucho y se pusieron muy alegres. Al día siguiente los cinco se reunieron en el recreo para hablar de lo que había pasado la noche anterior. María dijo: ¡La noche fue fantástica, terrorífica, divertida y emocionante! Será muy difícil de olvidar.


ANDREA VÁZQUEZ


Título: Macarena y sus amigos. Protagonista: Macarena. Personajes: Macarena, un perro y un conejo. Lugar: El jardín de su palacio

“ MACARENA Y SUS AMIGOS ” Érase una niña que se llamaba Macarena que vivía con sus padres en un gran palacio que tenía un gran jardín, donde la niña siempre salía a jugar. Un día se encontró con un perro que estaba sólo y triste y ella le preguntó: -

¿Qué te pasa perrito? Que estoy muy triste porque no tengo a nadie con quien jugar.

A la niña le dio tanta pena que a partir de ese día salía a jugar con el perro todos los días. Cada día después de comer Macarena le llevaba comida a Nilo, que fue el nombre que le puso, y se quedaba toda la tarde jugando con él. Una tarde se encontraron a un conejito que estaba sólo y herido y Macarena le dijo: - ¿Qué te pasa en la patita? - Que me he quedado atrapado en una trampa y me he herido. - No te preocupes que yo te curaré. -Le dijo MacarenaA partir de entonces ella decidió que de mayor sería veterinaria. Macarena fue a su casa a coger el botiquín de su papá y curó a Tomi, que así se llamaba el conejo. A partir de ese momento Macarena, Nilo y Tomi se hicieron amigos inseparables; pero Macarena poco a poco fue creciendo y cada


vez pasaba menos tiempo con ellos porque tenía que hacer los deberes, las tareas de casa y ayudar a su mamá a cuidar el jardín. Cuando pasó el verano Macarena tuvo que despedirse de sus amigos porque se iba a estudiar a la Universidad; pero les prometió que volvería a por ellos. La niña pasó mucho tiempo fuera de casa pero todos los días llamaba a su mamá para preguntarle por sus amigos los animales. Después de mucho tiempo Macarena terminó de estudiar y volvió a casa. Allí estaban sus amigos esperándola con los brazos abiertos en una gran fiesta que le habían preparado. Macarena además de estudiar veterinaria abrió una casa de animales para aquellos que no tenían dueños. Así que cogió a sus amigos y se los llevó con ella a su casa de animales para tenerlos siempre con ella. Macarena después de un tiempo se casó y tuvo dos hijos, los cuales se dedicaban a cuidar a los animales que estaban en su casa y se hicieron grandes amigos de Nilo y Tomi, igual que su mamá cuando era pequeña. Finalmente Nilo y Tomi tuvieron hijos y Macarena se quedó con ellos para cuidarlos como había hecho con sus mamás desde pequeña.


ELENA MORENO



Érase una vez una familia que vivía en el centro de la ciudad. Se mudaron a vivir a un pueblo aislado, en una de las casas del bosque. La familia Moreno, estaba formada por el padre, la madre y tres hijos, llamados Juan, María y Lucía. Juan, era el menor de los tres hermanos, tenía ocho años, el cabello pelirrojo, y tenía muchas pequitas en la nariz. Era alto, delgado y le gustaban mucho los fantasmas. María era la mediana, tenía diez años y le gustaba mucho estudiar y leer. Lucía era la mayor, tenía doce años y era aficionada a todo tipo de deporte. Al día siguiente, de llegar a la casa nueva, Juan salió a pasear y se puso muy contento porque había mucho espacio para jugar. De repente, vió una casita de madera y entró en ella. Encontró muchos secretos, entre ellos, una sabana mágica. Juan se la puso y se convirtió en un fantasma. Cruzó las paredes, movía las cosas de un lado para otro. Se quedó alucinado y por eso, entró en su casa a sorprender a sus hermanas. Entró en el dormitorio de María, que estaba guardando sus ropas en su ropero y empezó a abrir y cerrar las puertas. María comenzó a gritar y fue a llamar a sus padres. Juan, fue al dormitorio de Lucía, que estaba haciendo deporte, y de repente, Lucía sentía como sus brazos y piernas se movían solas. Por eso, comenzó a gritar y se fue, a llamar a sus padres que estaban en el salón. Juan, viajó por todas las casas del bosque y concretamente una de ellas, le gustó mucho. Tenía adornos de fantasmas y decidió entrar. Allí, se encontró a un niño que estaba jugando con los disfraces. El niño primero se asustó, pero después se hizo amigo de él. Este niño, se llamaba Carlos, era rubio, alto, gordo y tenía siete años, pero parecía tener por lo menos once años. Los dos se fueron de viaje y al anochecer, sus padres y las hermanas estaban preocupados y se pusieron a buscarlos. Los dos estaban muy contentos porque visitaron Paris, Londres, y algunos países más. Volaron por el país de los disfraces, allí todos los niños y mayores estaban disfrazados. Bajaron y se encontraron con


tres niños fantasmas, el padre de uno de ellos, les dijo que si sabían sus padres que estaban allí y Juan le respondió, que no. El hombre les dijo que debían marcharse y mañana volved con sus padres y hermanos a este país tan bonito. Seréis bien recibido y haremos una fiesta, pero que todos vengan disfrazados. Al día siguiente, la familia de Juan y Carlos fueron al país de los disfraces y se lo pasaron genial.


DAVID URIBE


TADEO Y EL PERRO BOBY Érase una vez un niño llamado Tadeo que vivía en la ciudad con sus padres y sus dos hermanas Marta y María. Tadeo era el más pequeño de la familia, muy tímido y con mucho miedo a los perros. Llegó el verano y Tadeo y su familia se fueron de vacaciones a su casa de campo con piscina. Junto a la casa de campo de Tadeo vivía una familia que tenía un perro llamado Boby. Una mañana paseando por la calle con sus hermanas, Marta y María, vieron al perro y se pusieron muy contentas porque el vecino les dejó jugar con Boby. Sin embargo, Tadeo no podía ni mirarlo, ni acercarse a él. Óscar, el vecino y dueño del perro se acercó a Tadeo y sus hermanas para jugar junto a ellos; pero Tadeo no quería ir con él hasta que el perro no se apartara. Todas las tardes las hermanas jugaban con Boby y una de ellas le explicó a Óscar el miedo de Tadeo a los perros desde que le mordió uno en el parque de la ciudad. Óscar lo comprendió y ya no se acerco más a Tadeo con el perro. Transcurridos varios días de vacaciones, una mañana estaban Óscar, Tadeo y sus hermanas en casa jugando a la pelota en el jardín de la piscina. Óscar se acerco a la cocina por unos refrescos mientras ellos jugaban, entonces la pelota salió rebotada cerca de la piscina y Tadeo corrió por ella y tropezando con una piedra en su carrera se cayó al agua. Ni Tadeo ni sus hermanas sabían nadar, así que los gritos eran muy fuertes; pero no llegaban a oírse desde la cocina. Fue entonces cuando Boby escuchó los gritos de los niños y salió corriendo lanzándose a la piscina y salvando a Tadeo de ahogarse. Desde entonces a Tadeo no le da miedo ni se asusta de los perros y le ha pedido a sus padres que le compre uno para él y sus hermanas.


Autor.- David Uribe Gonzรกlez 4ยบ B


JOSÉ Mª. SÁNCHEZ


LOS TRES HERMANITOS Eran tres hermanos: Pepito era el mayor y tenía su dormitorio muy limpio , Juanito era muy listo al igual que su hermano Pepito, Manolito era listo pero muy sucio, no tenía amigos, nadie le quería porque siempre embarcaba el balón o lo pinchaba. Nunca iba a la escuela por que partió la silla y la mesa y como eran pobres no tenía ni dinero para el material ni podía reparar los daños que había causado. Vivian en el bosque, la casa estaba limpia por fuera; pero por dentro muy sucia. El cuarto de Juanito y Pepito estaba unido porque si te acostabas con Manolito te pegaba los mocos. Pesaba ciento veinte kilos y tenían que hacer dos ollas porque se comía la olla entera él solo. Un día trajo un burro a la casa, tres caballos y un águila. Le decían que si traía un animal más a la casa lo echaban a la calle. Pero nunca lo echaron porque les daba mucha pena dejarlo sin techo donde dormir, ni un plato de comida caliente… Un día fueron a un restaurante y se pidió dos solomillos y una bandeja de patatas fritas; pero tuvieron que cerrar el restaurante por quiebra, por la simple causa de que no pagaban absolutamente nada. Un día se apuntó a unas clases para personas mayores. Allí mejoró su comportamiento y se alegraron mucho por él. Ahora duermen juntos los tres y juegan al fútbol juntos no igual que antes que le pegaba una patada al balón y lo embarcaba. Gracias a mejorar su comportamiento empezaron a salirle nuevos amigos, pagó todo lo que debía de ese restaurante italiano y fue un gran muchacho.



MARTA TORRES



EL DUENDE DEL JARDÍN Érase una vez un duende muy pequeño llamado Lucio. Lucio era de color verde y era muy bueno. Habitaba en el jardín de la familia García. El jardín de la familia García era muy grande contaba con una piscina, una pista de tenis y otra de baloncesto y estaba rodeado de rosales y pinos altísimos. Precisamente debajo de uno de estos pinos vivía el duende Lucio. Un día Lucio salió al jardín y fue descubierto por Ana, que es la más pequeña de la familia García. Una tarde Ana estaba jugando con su pelota y se le escapó, se cayó y allí se encontró con Lucio. Ana dijo asustada: ¿Quién eres?. Lucio respondió: “soy el duende de tu jardín”. Ana se sorprendió ¿un duende? Y Lucio más sorprendido aún contestó: “Si un duende, ¿por qué? ¿Nunca has visto uno? Ana dijo: ¡Sí!; pero de juguete, nunca de verdad. Lucio sonrió y le invitó: Mañana si quieres cuando vengas del colegio podemos seguir jugando. Ana le contestó: Vale, entonces hasta mañana. Al día siguiente nada más salir del colegio, Ana se dirigió a buscar a Lucio y estuvieron jugando toda la tarde. Ana y su pequeño duende fueron a dar un paseo y el duende se quedó sorprendido de todo lo que vió: parques, jardines, fuentes etc. Disfrutaron mucho y volvieron a casa al atardecer. Pasado unos días y Ana se lo contó a su amiga Laura; pero no se lo creía; así que Ana le dijo:”Pues si no te lo crees ven a mi casa y lo verás”.


Al cabo de unos días, Ana invitó a su amiga a ir a su casa para que viese a su duende Lucio y Laura le dijo que estaría allí a las seis. Laura al llegar a su casa para almorzar dijo a su madre que esa tarde iría a casa de su amiga Ana para hacer los deberes y su madre le contestó que le parecía bien y que la llevaría. A las seis en punto de la tarde Laura y su madre llegaron a casa de Ana y cuando había transcurrido una hora después de haber terminado los deberes, las dos pequeñas salieron disparadas para ver al pequeño duende, pero con tan mala suerte de que éste no aparecía por ningún sitio del jardín, por lo que Laura no pudo ver a Lucio y se marchó para su casa con la sensación de haber sido engañada por Ana. Al día siguiente Ana volvió a llamar a Laura para jugar, Laura le dijo que si para ver si veía al duende, pero no apareció porque sólo aparecía a las personas que creían en él. Una vez más Laura se fue decepcionada por no haber podido ver a Lucio. Unos días después Ana salió a jugar sola a su jardín y de repente aparece Lucio. Ana al verlo le preguntó que porqué no apareció cuando estaba su amiga Laura y Lucio le dijo que él no podía aparecer porque su amiga no creía en él. Lucio siguió apareciendo en casa de Ana unos cuantos días pero con el paso del tiempo dejó de aparecer, por lo que Ana pensó que le podría haber sucedido algo malo. Al mes siguiente, Ana se encontró con una nota de Lucio en la que decía: “Ana tú ya crees en los duendes y ahora me tengo que marchar a otro jardín para que más niños sigan creyendo en los pequeños duendecillos.”



MANUEL JESÚS TORRES


EL GATO PERDIDO. Juan era un hombre mayor y muy trabajador, en su pueblo él era el carpintero y trabajaba en el ayuntamiento. Un día Juan iba a la iglesia para hacer un trabajo que tenia encargado y al montarse en el coche escuchó un gato, pero no echó cuenta. Al llegar a la Iglesia se bajó de su coche y seguía oyendo el ruido del gato y empezó a extrañarse. Cuando terminó Juan volvió a casa y seguía oyendo el ruido y decía que no era posible que escuchara un gato todo el tiempo, creía que se estaba volviendo loco. Al final decidió buscar de dónde salía ese ruido, y se dio cuenta que en la rueda de repuesto del coche, llevaba un gato pequeño y se sorprendió mucho. Juan amaba a los animales y por eso no podía dejar en la calle a ese gatito, pensó en qué podía hacer, y quería llevárselo a su casa; pero se acordó de que su hija mayor era alérgica al pelo de los gatos y no podía arriesgarse a dejarlo allí. Siguió pensando a ver qué podía hacer. Y después de pensar decidió llevárselo a su taller donde él trabajaba, ya que tenía suficiente espacio para todas las cosas del gatito. Era una hembra y le puso de nombre Kitty. Era muy traviesa y todos los días jugaba con ella. Hasta incluso cuando Juan trabajaba la gatita no lo dejaba, se atravesaba entre sus piernas mientras andaba y más de una vez le dio un pequeño porrazo pero aún así seguía jugando con él. Y así fue como Kitty encontró a un dueño que la trataba con mucho cariño y aprecio y Juan encontró una mascota juguetona y graciosa.


ANTONIO MANUEL MOLINA.


VISITA AL CEMENTERIO


VISITA AL CEMENTERIO

Era la tarde del 31 de octubre, Halloween, y los padres de Crispín decidieron ir al cementerio a visitar la tumba del abuelo, que había fallecido el mes anterior. Todos estaban todavía muy tristes por la pérdida del querido abuelito. Era un señor muy bueno y cariñoso con los nietos, especialmente con Crispín, con el que tenía una relación muy especial. Crispín estaba muy nervioso por la visita al cementerio. Sólo tenía nueve años y era un niño bastante tímido, un poco miedica, que se asustaba con facilidad con estas cosas. Además, sería la primera vez que iba a un lugar como éste. Le imponía bastante, pero era más la curiosidad y el deseo de visitar la tumba de su querido abuelito, que decidió acompañar a sus padres. Entonces, a las seis de la tarde salieron de casa. Era un poco tarde, pero los padres de Crispín habían llegado del trabajo poco antes. Hacía un día soleado, pero con algunas nubes. La temperatura era agradable, aunque estaba empezando a refrescar. Por el camino se encontraron con mucho tráfico, lo que retrasó bastante la llegada al cementerio. De todas maneras quisieron entrar, aunque ya estaba oscureciendo. Pensaron que la visita sería un poco más corta de lo planeado, pero no quisieron dejarlo para otro día. Crispín se sentía muy emocionado, por lo que entró casi corriendo delante de sus padres. Cuando por fin se encontró en el interior de aquel enorme lugar, se quedó impresionado por la cantidad de tumbas que había allí. Todas tenían flores de distintos colores, el olor que desprendían era muy agradable. Una vez allí, los padres de Crispín empezaron a buscar apresuradamente la tumba del abuelo que se encontraba casi al final del cementerio. Crispín, distraído por tantas lápidas con distintos nombres y fechas, se quedó atrás. Cuando se dio cuenta de que estaba


solo, empezó a buscar a sus padres, que con las prisas no se habían percatado de que Crispín no se encontraba con ellos. Al fin, los padres encontraron la tumba del abuelo. Entonces, la madre depositó unas flores sobre la lápida, y le dedicó algunas palabras. En ese momento, miró hacia atrás buscando a su hijo, “Pero, ¿y Crispín?, ¿Dónde está? ¿No venía detrás de ti?” El padre, preocupado, contestó: “Eso pensaba yo, pero no está”, “Es posible que se haya distraído. Pero no debe de andar muy lejos.” Crispín se había perdido. Aquel lugar era demasiado grande y desconocido para él. No sabía a dónde ir. Había muchas calles, todas eran tan parecidas, que creyó pasar varias veces por la misma. Entonces, las nubes blancas se volvieron grises y empezó a oscurecer. A Crispín le entró un poco de miedo al verse solo, rodeado de tumbas. Llamó a sus padres, pero no podía ni siquiera gritar. Por lo que decidió correr por todas las calles hasta encontrarlos. Los padres se encontraban bastante preocupados por cómo estaría Crispín, ya que sabían que le asustaba estar solo en sitios oscuros y más en un lugar como éste. Por ello, pensaron en ir a la entrada a ver si alguien podría ayudarles a encontrar a su hijo. Pero ya apenas había nadie en el cementerio, de hecho estaban saliendo todos. Crispín, mientras tanto, corría y corría en dirección contraria a la de sus padres. Se dirigía hacia el interior del cementerio. Al correr miraba hacia todos los lados a ver si encontraba a sus padres. Por ello, no se dio cuenta de que había un gran agujero en el suelo, en el que cayó. Era una fosa que habían cavado para una tumba. Pero afortunadamente estaba vacía. O eso creyó él. Porque notó como si algo o alguien le agarraba por el tobillo. Crispín pegó un fuerte grito de terror. Pero no había nadie allí que pudiera escucharle. Mientras, sus padres preguntaban en Información de la entrada. Ya habían salido todas las visitas. Los de información les dijeron a los padres que les parecía haber visto salir a un niño con las características de su hijo. Por lo que los padres se sintieron más


aliviados y decidieron salir a buscar a Crispín en la parte exterior del cementerio. En ese lugar había un pequeño parque para los niños y un quiosco donde vendían flores y adornos para las lápidas Allí mirarían y preguntarían por su hijo. Pensaron que seguro que habría conocido a algún niño de su edad y lo encontrarían jugando allí. Entonces, los encargados del cementerio, al ver que todo el mundo había salido del cementerio, y que ya era casi de noche, se dispusieron a cerrar. Todos los trabajadores empezaron a recoger sus cosas y se marcharon. Sólo quedó un viejo trabajador al que le gustaba revisarlo todo antes de salir, por lo que siempre era el último en irse. Crispín, muy asustado y preocupado se hallaba solo en aquel agujero. Intentó controlar los nervios y ponerse en pié. Asomó la cabeza y pudo ver el suelo, y sobre él las tumbas y las lápidas. Apenas podía leer los nombres, pues estaba todo muy oscuro. De pronto, escuchó un ruido. Parecían gemidos o lamentos que venían de las tumbas. Crispín estaba aterrorizado. Intentó trepar para salir de aquel agujero, pero la tierra estaba húmeda y resbaló. Al caer se dio un golpe en la cabeza con unas piedras que había detrás de él, por lo que perdió el conocimiento. Aturdido, creyó ver unas figuras alrededor suyo. Eran largas y negras, y daban vueltas y vueltas. Parecían fantasmas, o zombis. No estaba muy seguro. Fuera del cementerio, los padres de Crispín lo buscaban por todos los lugares: en el parque, detrás del quiosco, en la calle. Pero no se encontraba por ningún sitio. Por lo que, muy preocupados, decidieron volver al cementerio a ver si se había quedado encerrado dentro. Cuando llegaron a la puerta, se dieron cuenta de que el cementerio estaba cerrado. Llamaron a la puerta, pero no contestó nadie. Intentaron abrir, empujando y golpeando, pero todo era inútil. Dentro, el guarda revisaba todas las calles para comprobar que no se había quedado nadie dentro. Mientras, Crispín seguía dentro de aquel agujero oscuro. Entonces oyó una voz que le llamaba: “Crispín, Crispín”. Le pareció la voz de su abuelo. Era inconfundible. Pero su abuelo estaba muerto, no era posible. A no ser que fuera la de su fantasma.


Entonces, Crispín notó cómo alguien lo agarraba fuertemente y lo empujaba hasta el exterior del agujero. ¡Estaba fuera! Pero no veía a nadie. ¡El fantasma de su abuelo le había ayudado!. Crispín empezó a gritar de miedo. Por lo que el guarda del cementerio acudió a donde él estaba. Allí se encontró con un niño gritando aterrorizado, al que le preguntó: ¿Pero, qué haces aquí solo?. Crispín le explicó lo que le había ocurrido. Así pues, los dos se dirigieron hacia la salida del cementerio donde se encontraron con los padres angustiados, que abrazaron a su hijo y trataron de calmarle. A continuación volvieron a casa, donde estarían tranquilos. Crispín no olvidará nunca su primera visita al cementerio. Pero siempre recordará a su abuelo que le quiso mucho y le ayudó a salir de allí.

Colorín colorado este cuento se ha acabado


MARÍA VARGAS


EL VIAJE FANTÁSTICO. En una ciudad de Berlín vivía una niña que se llamaba Dora y a la que le gustaría ser exploradora, su ilusión era viajar por todo el mundo. Era rubia con los ojos azules, la piel clara y muy delgada y vivía en una casa grande con su familia en Berlín, y solo le quedaban 5 días para viajar a Madrid (España) a ver a sus abuelos. Como os podréis imaginar ¡le hace mucha ilusión!. Porque nunca se ha montado en avión, es su primera vez. Pasaron tres días y fue a jugar con sus amigas, Gretel y Sofía, al escondite.

-Dora comentó a sus amigas: “Cinco días vais a estar sin mí, porque me voy a Madrid para visitar a mis abuelos”. -Y Sofía dijo: “¡De verdad!, ¡Porque yo también me voy a Madrid la semana que viene!”. -Y dijo Gretel: “¡Oh!, ¡Qué envidia!, Como me gustaría ir con vosotros. Espero noticias vuestras”.


Al día siguiente Dora estaba muy nerviosa, pensando todas las cosas que quería hacer en Madrid y qué lugares visitaría. Dora, cuando se levantó, ayudó a hacer las maletas a su madre para el viaje. Ella estaba muy nerviosa y estaba deseando llegar a Madrid y ver a sus abuelos para darles un buen abrazo y explorar lugares. En esa tarde se dedicó a pensar sobre cómo será el viaje en avión y le preguntó a su madre si ella también estaba nerviosa. Y su madre le contestó que sí, porque quería ver a sus padres que hacía mucho tiempo que no los veía y le echaba de menos. Llegó la hora de acostarse y Dora descansó muy bien. Vio su serie favorita “De cómo ser Exploradora”, tenía tanto sueño que se quedó dormida en el sofá. Al día siguiente ya estaba todo preparado para poner rumbo a Madrid. Cogieron el coche para ir al aeropuerto, sacaron las maletas y aparcaron el coche. Subieron las escaleras y entraron en el avión, y Dora decía: “¡Qué grande es este avión ¡ ¡ Parece una mansión de lo grande que es!”. Dora y su familia entraron en el avión. Dora estaba muy nerviosa, fue al baño y cuando terminó se sentó. El viaje duró una hora y media aproximadamente y Dora estaba muy aburrida, estaba intranquila, y su madre le dijo: “Dora, ¿Por qué no te duermes?”. Dora pensó que era una buena idea así que se durmió y en media hora se despertó y le dijo a su madre: “mama, ¿queda mucho para terminar el viaje?”. Y su madre le contestó que únicamente quedaba una hora, y que como se iba a divertir, la hora se le iba a pasar muy rápida.


Como a Dora le gustaba eso de ser exploradora, jugó a explorar el avión y se le pasó el tiempo muy rápido. Cuando iba a aterrizar el avión Dora estaba muy mareada y su madre le acompañó al baño para que vomitara y cuando lo hizo se encontró mucho más relajada. El padre cogió todas las maletas y bajaron del avión. ¡El viaje ha sido fantástico! Dora pensó que era el mejor viaje que había hecho en su vida. Cogieron un taxi y se fueron a Madrid capital para ver a sus abuelos. Llegaron a casa de sus abuelos y Dora llamó a la puerta y le abrió su abuela que le dio un fuerte abrazo. Dora estaba muy feliz y esa tarde jugó al dominó con sus abuelos. Al día siguiente tenían preparado visitar Madrid y Dora estaba encantada porque le gustaba conocer lugares nuevos; sobre todo museos y edificios históricos.


FELIPE M. GARCÍA.



EL MAGO DESPISTADO. Érase una vez un brujo muy despistado, que se llamaba Pepe, al que se le olvidaban las cosas. Un día fue al colegio de magos donde le esperaba su amigo el brujo. Ellos no podían jugar mucho juntos porque vivían cada uno en una punta de su pueblo, Garrapata. Su amigo no tenía varita mágica como todos los demás y se sentía muy triste por eso. Una vez fueron los dos a clase de educación varítica, la clase consistía en hacer prácticas con la varita mágicas y al amigo de Pepe como no tenía varita, cada vez que veía una le entraba la tentación de robarla. En cierta ocasión Pepe se dejó la varita en la habitación del colegio, el colegio era como un orfanato donde había muchas habitaciones, duchas, camas e incluso una iglesia justamente al lado del colegio. Su amigo quería devolvérsela y decidió llevarla corriendo a casa de Pepe. Mientras corría se estaba dando cuenta de que nunca más iba a tener una varita mágica en sus manos y de los nervios se le cayó varias veces al suelo y todo. Solo quedaban 5 kilómetros de los 20 que había hasta casa de Pepe; 4, 3, 2 1 kilómetro... y cuando llegó a la casa le pareció mentira, estaba desorientado y con ganas de morirse. Estaba sudoroso de pies a cabeza y parecía que había corrido dos o tres maratones sin agua y sin descanso. Cuando entróe en la casa, entró como un poseso a por agua y lo primero que hizo fue beberse una botella entera de agua y luego otra y luego otra más, hasta que por fin se quedó calmada su sed. Cuando recuperó el aliento Pepe le preguntó aqué había venido y su amigo le respondió: “A traerte tu varita, que te la habías dejado en el colegio”. Pepe se puso muy contento por el buen gesto y por recuperar su varita; así que le dió un abrazo al amigo y le dió las gracias; pero cuando el amigo le fue a dar la varita resulta que no la encontraba. ¡Se le había perdido!.


Empezaron a buscar por toda la casa y los alrededores a ver si la encontraban pero no aparecía por ninguna parte; así que siguieron y siguieron buscando. Al caer la noche y cuando ya estaban cansados de buscar resulta que el amigo se encontró la varita en lo alto de la mesa de la cocina. Se la había dejado allí cuando entró con tanta sed y se fue a beber agua. El amigo pensó que ya que Pepe creía que se le había perdido podría quedársela sin que Pepe se diese cuenta; así que se la escondió y disimuló. Pepe quiso quitarle importancia; pero la verdad es que estaba un poco triste por haber perdido la varita. Al final el amigo un pudo engañarle más y le contó la verdad. Le dijo;: “lo siento mucho Pepe te he engañado. Hace un rato encontré la varita en la mesa de la cocina y como yaq la dabas por perdida quería quedármela porque yo nunca he tenido una”. Pepe se quedó muy sorprendido pero le conmovió la franqueza del amigo; así que le perdonó y no solo eso; sino que por haberle traido la varita desde tan lejos y haber reconocido su error le regaló la varita; pues él tenía otra de repuesto por si se le olvidaba. De ahí que se llamara el mago despistado. El amigo se sintió muy feliz de tener una varita y prometió no volver a engañar a nadie jamás.

FIN.



MACARENA MORENO


EL FLAUTISTA DE HAMELÍN. Una vez en un pueblo llamado Hamelín ocurrió una historia que sus habitantes jamás han olvidado. Hamelín era un ayuntamiento muy próspero. Sus ciudadanos trabajaban el cuero y la plata muy bien y se ganaban bastante dinero con ello. Solo tenían un defecto y es que eran muy, muy avaros. El alcalde de Hamelín era, como a él le gustaba decir, era la persona más ahorradora del pueblo. Para que os hagáis una idea en cuanto llegaba la primavera ya no se ponía calcetines para no gastarlos. Su lema era: “¡es mejor no gastar lo que se puede ahorrar!”, Aquel día todos estaban muy preocupados pues una espantosa plaga asolaba la población: ¡las ratas!. Y qué malas que estaban siendo las ratas, al tendero por ejemplo le habían comido todos los quesos que guardaba, a la dueña de la mercería le han raido hasta las puntillas y en la escuela no ha quedado ni un libro sano.


ANA BELÉN MOLINA.



EL DOCTOR LUCAS Lucas, era un niño de piel muy blanca, pelirrojo y de ojos azules. Era el mayor de 4 hermanos, tenía 15 años y sus hermanos eran más pequeños, Pablo de 10, Marcelo de 6 y Miguelito de 4 años. Vivían en una granja a las afueras de la ciudad y sus padres se dedicaban a trabajar en la tierra y a cuidar del ganado: tenían cabras, vacas, ovejas y caballos. Todos los días, Lucas, se levantaba muy temprano para ayudar a su padre a ordeñar vacas y ovejas y después se iba al colegio con sus hermanos. En la clase le llamaban el grajero pelirrojo, por eso de su color de pelo y Lucas lo pasaba mal, al ver como sus compañeros se reían de él. Le costaba estudiar, pero se esforzaba mucho. Por las noches se quedaba hasta muy tarde estudiando y haciendo los deberes. Los días para Lucas eran muy largos y difíciles, no podía apenas jugar y divertirse como los chicos de la ciudad. En la escuela tenía buenos y también malos amigos, pero había uno, Guille, que no le dejaba en paz. Se burlaba de sus estudios, de su ropa y decía que olía a vaquero. Pero en realidad así era y es que Lucas, antes de ir a clase, tenía de repartir la leche de sus vacas a los vecinos de la ciudad y apenas tenía tiempo de volver a casa para cambiarse de ropa antes de ir al colegio. Un buen día, mientras hacía su reparto de leche, sufrió un pequeño accidente y cayó del carro donde viajaba. Se había roto una pierna y no podía andar. En ese momento pasaba por allí, una chica, que le ayudó a levantarse y que dijo ser la hija del médico del pueblo. Le ayudó a llegar a su casa para que el médico le viese. Lucas en ese momento quedó muy agradecido y al mismo tiempo se sorprendió tanto de ver el despacho del médico con tantos y tantos libros, que incluso cuando le curó, le dijo que algún día le gustaría ser tan buen médico como ese señor.


Este accidente le impidió ir a clase durante varios meses y esto enfureció aún más a Lucas pues pensaba que sus compañeros podían llegar a burlarse de sus notas. Lucas suspendió ese curso y sus padres preocupados , decidieron enviarle a la ciudad a estudiar a un internado. Allí conoció nuevos compañeros que le ayudaron en los estudios y consiguió aprobar las asignaturas pendientes. Al final de curso Lucas se sintió muy contento y decidió seguir estudiando en la universidad. Pero ello era casi imposible ya que sus padres no tenían medios económicos para costearle los estudios. Entonces decidió trabajar de camarero en un bar de su tío en Salamanca. Con el tiempo se convirtió en un camarero excelente y pasó a trabajar a un lujoso restaurante de la ciudad, donde un buen día reconoció a Gabriela, la hija del médico que logró curarle. Gabriela, no le había reconocido, porque habían pasado 7 años y Lucas había cambiado mucho, pero enseguida pudo recordar aquel día del accidente. A partir de entonces se hicieron muy buenos amigos y estudiaban medicina en la misma facultad. Lucas no podía imaginarse lo que le estaba ocurriendo, se estaba enamorando de Gabriela. Pero pensaba que era un sueño, no podía ser el novio de una señorita acomodada de ciudad; ya que él era el hijo de un granjero que se ganaba la vida trabajando para sacar los estudios de medicina. Pasaron algunos años y consiguió licenciarse en medicina e incluso le concedieron una beca para investigar en el extranjero. La aceptó y estuvo varios años investigando en Francia. Cuando volvió comenzó a trabajar en el hospital de su ciudad y consiguió ser un médico puericultor muy famoso. Sus padres estaban muy contentos y decidieron celebrar una fiesta de bienvenida, invitaron a sus antiguos amigos y compañeros de clase, y también a Guille aquel famoso compañero de curso que le hizo pasar tan malos ratos. Al encontrarse después de tanto tiempo, se saludaron y se emocionaron.


Guille estaba igual que entonces; pero no había llegado a ser nada en la vida, fracasó como estudiante y trabajaba como agricultor en una pequeña finca que había heredado de sus padres. Lucas, en cambio, había triunfado y todo gracias a su constancia y responsabilidad. Meses más tarde se casó con Gabriela y compraron una finca al lado de la granja de sus padres y sus hermanos siguieron sus mismos pasos: Marcelo llegó a ser un cocinero importante, llegó a montar un restaurante. Pablo estudió Bellas artes y se convirtió en un importante restaurador, y el pequeño Miguelito siguió los pasos de su padre y llegó a tener una enorme finca con buen ganado. Sus padres, MIGUEL y ANA estaban felices y agradecidos por los resultados de sus hijos gracias a sus esfuerzos.


JESÚS VILLALBA.



OLÁ Y BLANDITO. Érase una vez un oso llamado Blandito. Blandito vivía en un pueblo llamado Limbo. Era un pueblo de chocolate y blandito vivía en el centro de él. Blandito iba a la escuela y allí había un niño nuevo que se llamaba Olá. A la hora del patio Blandito le preguntó a Olá si quería jugar con él y qué juego le gusta. Olá le contestó que le gustaría jugar a bola-bola. A Blandito le gustó mucho su idea y es que también le gustaba mucho ese juego; así que los dos dijeron que serían amigos para siempre. Olá y Blandito fueron a jugar a bola-bola a la orilla del río de Limbo. En ese río, se decía, que vivía un dragón de agua y que hace mucho tiempo un caballero luchó contra él. Olá era un león con unos enormes dientes y garras afiladas. Blandito en ocasiones tenía miedo de él porque era un león y un león puede comerse a un oso. Un día fueron a cazar insectos. Cogieron un escarabajo, un mosquito, un insecto palo... También hicieron dibujos: Olá de un helicóptero y Blandito de un coche. Luego fueron a la peluquería donde Olá se peló cortito y Blandito se rapó al cero. Cuando salieron fueron a la librería. Olá se compró una goma, un lápiz y un sacapuntas y blandito se compró un estuche, una mochila, una agenda, colores, etc...Cuando llegó la noche fueron cada uno a sus casas con una gran sonrisa después del gran día que habían pasado juntos. A la mañana siguiente fueron a casa de Blandito y se llevaron allí muchas horas jugando a la play y a las 12 de la noche se fue cada uno a su casa. Al siguiente día se fueron al colegio y no pasó nada interesante; pero a la mañana siguiente se encontraron que había un monstruo que se estaba comiendo todo el chocolate del pueblo. Vinieron los militares para destruir al monstruo; pero este se comió a todos los militares.


Blandito y Olá oyeron como había mucha gente llorando y gritando y fueron a la base militar. Olá cogió un avión caza y Blandito un tanque y fueron a la ciudad. Al llegar a la ciudad ésta estaba destruida con las casas rotas y los pisos derrumbados y los aviones destruidos. Blandito y Olá se quedaron helados. Había mucha gente herida e incluso muerta. En ese momento Blandito y Olá conocieron a un perro llamado Kiko. Kiko era policía y Blandito y Olá en seguida se hicieron amigos de él. El perro iba equipado con un arsenal de combate y cuando se lo estaba enseñando gritó: “ ¡ A cubierto! Y recibió un disparo que por suerte dio en su chaleco antibalas. El perro tiró con su rifle de franco tirador y le dió al gato malo, que era el que había disparado al perro. Se hizo de noche y se fueron a descansar. Al día siguiente Olá y Blandito buscaron al perro policía en la comisaría y allí se encontraron con el gato; pero el perro había salido de patrulla buscando al monstruo. De pronto apareció el monstruo y Olá y Blandito fueron a por el tanque y el avión. De pronto apareció también el perro policía que empezó a pegarle muchos tiros al monstruo. Blandito le disparó con la metralleta y con el cañón del tanque y Olá que venía volando le disparó también con la metralleta del avión y con sus misiles. Finalmente el monstruo cayó derribado y la gente chillaba: “¡BIEN EL MONSTRUO HA MUERTO!” Y así fue como Olá y Blandito se convirtieron con ayuda e su nuevo amigo el perro en los héroes del pueblo. FIN.



JOSÉ ANTONIO PÉREZ.


DRAGÓN, BUHO, GUERRERO Y HECHICERO. Hace mucho tiempo en un pueblo muy pequeño había una casa en la que vivían unas brujas. La casa era blanca con grietas en las paredes, telarañas en las esquinas y en la entrada había un gato que estaba muerto y rodeado de moscas. Allí vivían dos brujas: una se llamaba Amparo y la otra se llamaba Andrea. Un día a una de ellas le dio por hacer un conjuro que invocaría a un dragón; pero no salió bien o al menos eso creyó ella y es que no se dio cuenta que en el hechizo venía una leyenda que decía que el dragón no saldría nunca por el día; sino que saldría por la noche. Así pues a la madrugada siguiente salió el dragón y destrozó todo el pueblo: quemó todos los campos, destrozó las casas, quemó varios animales, etc... Al día siguiente, al amanecer, vieron todas las personas del pueblo las casas destruidas y los vecinos se preguntaban qué habría pasado. Para unos parecía que había sido un trueno, para otros un terremoto... pero se equivocaban todos. Hasta que un día un hombre, que era soldado de un castillo, salió por la noche y vio un dragón volando. El hombre dijo: - ¡Sal de ahí que estás destrozando mi pueblo!. Cogió un escudo y una espada y se la clavó con todas sus fuerzas sin que sirviera de nada. Entonces se le ocurrió una idea, iría a casa de las brujas y les pediría un hechizo. Y así lo hizo, a la mañana siguiente se presentó en casa de la bruja y le pidió que le hiciese un hechizo para poder matar al dragón. La bruja aceptó y le hizo el hechizo Dragón, búho, guerrero, hechicero. El hechizo no era para el hombre; sino para su espada, de forma que cuando el soldado se la volvió a clavar al dragón este se murió y el pueblo quedó en paz para siempre.



JUAN JOSÉ PÉREZ.



UN CANARIO Y EL CANTANTE. Érase una vez un niño que se llamaba Juan José que vivía en las islas Canarias, en un pueblecito que se llamaba San Bartolomé de Tiajano. Era un niño rubio, alto, de nariz chata, ojos marrones, pelo rubio y unas manos muy grandes. Le gustaba muchísimo el fútbol y era muy estudioso. Vivía en la calle Francisco Alfaguara, en un bloque, el número 8. El era un niño educado con buenos modales; aunque un poco revoltoso. Quería ser cantante y hasta tenía una banda, su grupo se llamaba EL QUE NO DEJA RASTRO. Tenían una canción: “ka-narias”, mezclando salsa con reggetón. Os preguntaréis porqué estaba escrita con K y era así porque para ellos la K era disfrutar y desconectar de los estudios. Un buen día un conjunto que se llamaba ROCK SONAR les preguntaron que si podían promocionarlos. Ellos se quedaron muy sorprendidos: - ¡EH!, pero qué estáis diciendo, dijo Juan José. - Se trata de una buena oferta dijeron los miembros de ROCK SONAR; aunque tendréis que pasar unas pruebas - En eso no habíamos quedado; aunque lo intentaremos, dijeron Juan José y sus amigos. Al principio les costó mucho las pruebas que les habían puesto; pero poco a poco las dominaron y los promocionaron. La cancioncilla se convirtió en un auténtico fenómeno y fue un grandísimo triunfo. La canción decía así: KA-NARIAS. Canarias soy, traigo salsa con reggetón, Canarias soy, traigo salsa con reggetón, Canarias soy, traigo salsa con reggetón, Canarias soy, traigo salsa con reggetón nos fuimos. Canarias soy, traigo salsa con reggetón, Reggetón, reggetón, reggetón. Canarias soy, traigo salsa con reggetón, r ara. Canarias soy, traigo salsa con reggetón, reggetón, reggetón. Canarias soy, traigo salsa con reggetón, yo yo


Ahora comienzo con el rumbeo, mezclando salsa con sacudeo. Papi yo soy pionero y me encanta el lujo como el primero; pero quiero que bailes como el primero. Esto es mejor para los viejos, saludo az toda mi gente que los llevo. Especialmente a mi Puerto Rico nuevo. Tocando reggi también soy bueno y papi soy sincero y único en el mundo entero. Canarias soy, traigo salsa con reggetón. Canarias soy, traigo salsa con reggetón. Ellos quieren que le den lo que quiero. Ellos quieren reggetón. ¡Gracias mi gente!, nos vemos ¡Hasta la próxima, gracias!. La canción era muy bonita y larga y al público le encantó igual que su propio CD. Visitaron muchos países y ciudades: Nuevo México, Argentina, Alemania… y la gente estaba muy contenta; porque eran los reyes de la música. Llegaron a vender hasta 300 millones de discos. Llegaron a ser tan grandes en esto de la música que llegaron a tener varios clubes de fans y les seguían muchos paparazzi. Llegaron a ser número 1 en estados Unidos y allí sacaron su nuevo disco que se llamaba “El canto de las águilas”. Así pues este fue el inicio de su carrera y llegaron muy lejos como habéis podido comprobar. Este año comienzan una nueva gira mundial que los llevará de nuevo a España y visitaran entre otras ciudades Sevilla, donde darán un concierto en el teatro de la Maestranza. Las entradas se pusieron a la venta el mes pasado y se agotaron el mismo día. Hasta llegaron a participar en un programa de Televisión Española y los cogieron para cantar en Eurovisión quedando en tercer lugar con 220 puntos. Por último quiero despedirme de este grupo dándole la enhorabuena por los éxitos conseguidos.



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