EL CAP ARCONA Y EL CAPITAN ERNEST ROLIN

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Llamaron al arquitecto, porque querían hacer una reforma en ia casa. La señora le explicó al técnico io qus deseaba y éste comenzó a trazar unas líneas sobre el papel, para hacer un ligero boceto. —-Pero, bueno, dijo de pronto la señora; mejor es esperar a que vengan mis hijos, para ver si ellos están de acuerdo también con todo esto —Entonces, dijo el doctor arquitecto, lo que quiere usted es una «reforma democrática». ¿No sería mejor qua llamara a un político?

TEMAS DE SIEMPRE

Arcona" y el capitán Eraest Rolin

El «Cap Arcona» cuando, en viaje inaugural, zarpaba de Hamburgo al mando del capitán Rolin, Hijo Adoptivo de Santa Cruz de Tenerife. En los primeros años de la década de los 70 del pasado siglo, comenzaron a recalar regularmente por Santa Cruz de Tenerife los vapores de la /H a m bu rg-Suda m e ri ka n S sene, i a naviera que, el 4 de noviembre de 1871, quedó formalmente constituida en Hamburgo. Aquellos primeros vapores de la nueva naviera —-«Brazilian», «Santos» y «Rio» —habían sido adquiridos a ia Hanv bug-Brazil que, bajo la geren* cia de August Molten y Wilhelm Millers, mantenía con dios un servicio regular de carga a puertos sudamericanos. la Hamburg- SudamerikaniS" che inició seguidamente un ambicioso programa comercia) y de ampliación de su flota y, ya en 1878, hacía cuatro viajes 'mensuales des'de Hamburgo y otros puertos europeos a los de Rio de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires. Con los años, aumentó ia flota de la naviera que, ya en 1900, inició una I mea con barcos de pasaje, aquellos «Cap» —«Cap Frió»; «Cap Roca» y *Cap Verde»— que tan conocidos fueron en Santa Cruz da Tenerife. Estos barcos, da 5.800 toneladas y media de 12 nudos, disponían de acomodación para 80 pasajeros en primera clase y 500 en tercera y, sólo cuatro años más farde, fueron respakJados en dicho servicio por los «Cap Blanco* y «Cap Ortega!», da 7.600 toneladas. Nuevas etapas en la historia de la naviera fueron otros «linsrsí» —«Cap Villano», «Cap Arcona», '«Cap Finisterre» y «Cap Trafalgar»— y, cuando en 1914 se rompió el frágil cris* tal de la paz, en grada se encontraba el luego aquí tan célebre «Cap Polonio», el primer trasatlántico que atracó en el Muelle Sui. Vino luego —ya en los años 20— la serie de ios «Montes»

CBAIST Véndese en Tacáronte amueblado, amplios jardines. Oportunídad. 24-40-63.

Faci1!Idades. - Ta!éfono: {A. R.)

y, en 1927, se hizo a la mar el ouevo «Cap Arcona», el mag nófico trasatlántico construido

en los astilleros hamburgueses de la Blehm und Voss. Este es el «Cap Arcona» que, en un antiguo documento gráfico, ilustra estas líneas, De 27.561 toneladas, eran sus principales dimensiones 196 metros de eslora por 26 de manga y, con ocho grupos de turbinas de vapor, daba 20 nudos de media. Su estampa marinera era magnífica, con tres altas chimeneas en caída, branque con muy ligero lanzamiento y popa de crucero. El 24 de noviembre de 1927! el «Cap Arcona» —en viaje inaugural a! Plata y al mando del capitán Ernest Roiin, Hijo Adoptivo de Santa Cruz de Tenerife— pasó durante la noche frente a esta capital. Se aproximó a la costa y, mientras seguía su marcha, lanzó ben galas y cohetes en sonoro saludo a la ciudad. Luego —aproximadamente a las 9,30— se abrió de ia costa y continuo rumbo. Mientras, don Francisco La Roche, entonces presidenta del Cabildo, envió un mensaje radio tele gráfico al capitán Rolin, e! cual le contestó en los siguientes términos: «Sumamente agradecido su atento radio, retribuyo saludos cordia'les a usted y queridos conciudadanos haciendo votos por eterna felicidad queridos tinerfeños, Emest Rolin, comodoro». €1 17 de enero de 1928, el «Cap Arcona» llegó por vez

primera a Santa Cruz de Tenerife. Iba en su segundo viaje a Buenos Aires y, en el Muelle Sur, puso la gracia y finura de su estampa gallarda. Luego —aquí desembarcó un grupo de turistas alemanes— a las 8 de la noche se hizo de nuevo a la mar. Continuaron las escalas de! «Cap Arcona» y, ya retirado, ei capitán Rolin, no dejó de visitar Tenerife. Su última estancia fue en 1939 y, el 24 de abril de dicho año, tras haber pasado una temporada con su esposa en la Isla, embarcó en el «Monte Pascoai». El siguiente 22 de mayo, e! «Cap Arcona» apareció tras Punta Anaga y, por última vez, dejó ver en estas aguas el rojiblanco de sus chimeneas. Vino luego la guerra triste y, cuando ya sonaban los últimos cañonazos, el 3 de maj yo de 1945 e! «Cap Arcona» fue hundido en Fehmern Beit, eCi la (bahía de Travemunde. Han pasado los años, pero aún se ignora la cifra —el evadís ima— de los que perdieron la vida en e! hundimiento del trasatlántico que, ai mando de un Hijo Adoptivo de Santa Cruz de Tenerife, cruzó la mar por vez primera. La ciudad, marinera por tradición y vocación, no ha olvidado —no i o hará nunca— la historia del buen marino y, por ello, perpetuó su nombre en una de <sus calles. J. A. Padrón Albornoz

Unas declaraciones del presidente del Cabildo de la Gomera Hace pocas noche tuvimos la oportunidad de oír las declaraciones que el presidente del Cabildo Insular de La Gome* ra haciera al Centro Emisor •del Atlántico de Radio Nacional de España. El motivo que había originado tales declaraciones era la Semana 'Canaria del Hogar de este Archipiélago en Madrid, que, como se sabe, este año estuvo dedicada a !a Isla Colombina, A través de las palabras de! señor Bencomo Mendoza, podían deducirse dos cosas: primero, que la mencionada Semana Canaria tuvo sensible repercusión en tomo a ios problemas .que afectan a La. Gomera, tanto por la exposición con profundidad que d$ los mismos se hizo en las diferentes conferencias y coloquios que se desarrollaron, como por las visitas a departamentos ministeriales que SQ llevaron a cabo con participación de autoridades insulares y lócalas y miembros rectores del Hogar Canario, Segundo, que algunos de ios aspectos de la problemática isleña-paree en estar en vías de solución. Se refirió el señor Bencomo, en las citadas declaraciones hechas a Radio Nacional, en primer término, como es lógico, por ser la cuestión más agobiante, ai agua, y dijo que se había demostrado palpablemente que la isla cuenta con e i preciado elemento líquido; que lo que hace falta ahora es sacarla y conservarla; tanto la proveniente de las entrañas de la tierra, como la dimanante de lluvias. Y el presidente del Cabildo dio cuenta de algunas • de las gestiones realizadas en este sentido, así como de los proyectos en curso. Se refirió, en segundo término, ©I señor' Bencomo Mendoza a1! acuerdo del 'reciente Consejo de Ministros relativo a ia ampliación del puerto de San Sebastián, una de las ne-

cesidades imperiosas que tiene la isla, si bien, expresó, había que ir a una reforma del proyecto, toda vez que ésta se estima pertinente. Cuando se sacó el mencionado proyecto a información pública, nadie se presentó a la misma, y ahora se ha visto que, en pro de ios intereses generales de San Sebastián y de la isla, es fundamental esa reforma, para lo que, dijo, se cuenta de antemano con la comprensión deí Ministerio de Obras Públicas al respecto. ¡En otro capítulo de sus declaraciones» abordó el presidente de aquel Cabildo Insular el tema de la carretera que unirá Valle Gran Rey con San Sebastián por la cumbre, la que, dijo, acortará la distancia y presentará mayores garantías de seguridad, quedando así más fácilmente unida a la capital de la Isla, una zona tan importante en todos los aspectos, -como es Valle Gran Rey, Y, finalmente, se refirió a! tema de las comunicaciones. Expresó que puede decirse que actualmente las comunicaciones entre Tenerife y La Gomera son buenas, ya que el ferry hace tres viajes diarios entre Los Cristianos y San Sebastián, por lo que aquella isla puede considerarse una prolongación de Tenerife, a través de lo que hemos dado en llamar «la autopista del mar». ES único problema es que un día haya una avería y nos quedemos de nuevo incomunicados, por lo que sería conveniente disponer de otro, bien en servicio o de repuesto. Por lo que se refiere al futuro aeropuerto, terminó diciendo el señor Bencomo Men* doza, ya tenernos adquirido los terrenos necesarios y cien millones de pesetas dispuestos para cuando sean necesarios. Ahora lo único que ha-1

ce falta es que el Ministerio se decida. Como se ve, no todo son malas noticias en relación con La Gomera. Es cierto que aquella isla tiene sobre sí una tremenda problemática, pero las cosas van entrando por su cauce y hay ahora un hombre que ocupa la presidencia de aquel Cabildo, imbuido del mayor entusiasmo y decisión de lucha en favor de su isla y contando con las colaooracio.nes de quienes integran, con él, la citada Corporación insular.

DIONISIO

Más tarde llegaron los hijos y, como para la reforma aquella había que romper un muro, uno de los progenitores exclamó: —jNo a la ruptura! —-¿No se lo dije, insistió el arquitecto, dirigiéndose a la señora, que esto era una «reforma democrática»?

Un barman ha inventado la fórmula para constituir partidos políticos. Solamente se necesitan tres ingredientes. Sos términos «democrático», «popular» y «reforma». Se ponen todos en una coctelera y se agitan, luego se sirven, Según esta fórmula, pueden obtenerse los siguientes cócteles: «Reforma Democrática Popular», «Reforma Po pular .Democrática», «Democrática Popular Reforma», «Democrática Reforma Popular» y «REDERO» (Reforma Democrática Popular). Todo depende de que usted la un poquito más de popular o de democrático», Algunas veces no llevan nada, ni de reforma, ni de democrático, ni de popular; por So que pueden Deberlos has ta los políticos alcohólicos anónimos, ALTOBER-

COÍ IA ISLA A M*

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HOMBRE CABUL

M& gustan los hombres cabales. Como los de mi tiempo. Cuando dos hombres se daban la mano y era como si firmaran un contrato. Sin necesitar papeles. Y, además, cuarto uno decía aligo no se le buscaban las cosquillas ni se veía mala intención en nada. Cada uno decía lo que pensaba y nadie pensaba que lo que había querido decir era otra cosa. Ckrfi nobleza, Señor. Con formalidad. Como deben hablar los taisbres, sin melitar ía pena lo que piensen los demás. En estos días pasados, un señor ingeniero, pero m m estos de tres al cuarto sino un ingeniero de verdad, un *&i cksn Páramo, escribió sobre lo que yo dije al respective m 1©s técnicos, recordando historias viejas, por algo que habi&tt aldho delante de mí de esa dársena o lo que sea, qu« >o m entiendo de eso. Y el tal señor Ingeniero, ¡un hombro de verdad!, no se enrabiscó, ni se metió conmingo, St me inorante. Me llamó ocurrente, que es como decir me ocurren cosas. Digo yo. ¡Qué cosa más grande, Otro cualesquiera, un monifato lambido de esos de téiora, que parece que todo lo saben y no saben nada, se hubiera agarrado una calentura y hubiera pegado a decir cosas da m* Y él, sin embargo, tan buen ingeniero como es y teniendo enrejo como tiene, se dio cuenta de mi buena fe y hasta parace como si le habiera sido simpático, y va y empieza e, pilcar las cosas. Pero bien desaplicadas, contra. Ningúi tudo habiera hecho io mismo. |Así me gustan a mí los hombres! Cabales de verdad Respetando y haciéndose respetar. Como si yo fuera una p^sscníi sabida. ¡Bien sabe él que lo que me dice a mí se ic ci;€^ ® mucha gente que no sabe sino io que le dicen! Lo que d&splícó, yo no se si está bien, aunque me creo que sí. Perc ib mejor no es eso* Sino ver que todavía quedan hombres cpa •$& pierden los anillos por hablar y desplicarle las cosas & te pebres fotres como yo. Y lo hacen con seriedad y respetes, ¿omo se debe, fisto sí que es un hombre cabal! JUAN Di LA

lor

Efe


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