Revista Facultad de Ciencias Humanas de Tandil

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Silvina Fiszer Adler: Contenido y edici贸n Estudio AVERIS: Dise帽o www.averis.com.ar

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Editorial Relatos de nuestra trayectoria institucional Al cumplirse este año el 50 aniversario de nuestra facultad, pensamos en esta publicación conmemorativa y de construcción colectiva con el objetivo central de recuperar nuestra memoria institucional. La Facultad de Ciencias Humanas, como la conocemos en la actualidad, ha ido cambiando a través del tiempo. Desde el inicio de sus actividades en la Universidad de Tandil, como en el conjunto de la universidad, ha sido partícipe de un proceso de complejización sostenido en la creación de nuevos espacios de trabajo y en la diferenciación de funciones. Por un lado, diferenciación horizontal caracterizada por la incorporación de nuevas secciones (carreras, materias, cursos, especializaciones, nuevas formas de organización interna). Por el otro, diferenciación vertical, ligada a la inclusión de niveles a través de una oferta más variada de cursos que se agrupan jerárquicamente en ciclos, carreras cortas o tecnicaturas, carreras largas y de posgrado. En términos de funciones, la investigación y la extensión fueron cobrando un protagonismo mayor, las cuales acompañaron el desarrollo de los cimientos de la unidad académica. La configuración particular que caracteriza hoy a la FCH es el resultado de un proceso que no estuvo al margen de las realidades sociopolíticas del país y del modo como incidieron en la relación del Estado con el sector de educación superior y sus instituciones. Las actividades se inician en una institución privada, la Universidad de Tandil, en el año 1964 y, luego de diez años, se integra a una estructura y sector diferente, una universidad pública, la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, cuya creación en el año 1974 respondió a las demandas de las comunidades articuladas a las políticas de regionalización, descentralización y desconcentración de la matrícula imperantes hacia fines de la década de 1960. La vida institucional bajo el gobierno electo que le dio origen fue muy corta, pues en el año 1976 se produce el golpe de estado militar que abre un largo período de intervención y control ideológico-político de las universidades nacionales. La recuperación de la democracia fue un hito fundamental que permitió, paso a paso, con esfuerzo y fuertes disputas, incorporar el espíritu universitario caracterizado por la libre discusión y producción de las ideas tanto académicas como políticas así como la posibilidad de gobernarse a sí misma a través de la elección de sus autoridades. La década de 1990 dejó marcas que aún persisten y conviven con orientaciones de las políticas universitarias actuales como la inclusión y la democratización educativa. En la presente publicación se halla consignada una notable documentación, escrita en forma colectiva, sobre la vida y acción de la institución y sus actores a lo largo de cincuenta años. Su lectura permite la recuperación de nuestra historia, dar cuenta del pasaje de una facultad centrada fundamentalmente en la formación docente a una unidad académica que también ofrece un conjunto de carreras profesionales, situación que la ha vuelto heterogénea, plural y compleja al mismo tiempo que con mayores posibilidades de intercambio y desarrollo interdisciplinares. A través de esta publicación intentamos poner de relieve el aporte de todos aquellos que con su trabajo cotidiano contribuyeron a cimentar y poner en marcha la Facultad de Ciencias Humanas y que aún hoy continúan colaborando en su constante crecimiento y consolidación. Nos complace terminar esta presentación agradeciendo a ex Decanos, los Directores de departamento, de carreras y de núcleos de investigación, a los docentes, a los no docentes y a los alumnos y a los graduados que a partir de sus testimonios y fotos, hicieron posible esta Revista.

Alicia Spinello y Cecilia Di Marco

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HITOS Postales de los inicios irido dad de Tandil adqu Sede de la Universi la UNCPBA. de o ad or del rect en 1971. Actual sede

Acto fundaciona l del Instituto Universitario de Tandil en el Saló n Blanco de la Mu nicipalidad de Tandil (30-5-1964).

zador, o Normali ndívar. ez, Decan u La íg s á M m o o d T r a raduado El Dr. Edu loma al g ip d el a eg entr

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n de nalizaci贸 r la nacio (1974) po il t n ia estud Tandil Asamblea sitarios en ios univer d u t es s lo

Visita del min istro Jorge Taiana y el gobernador Calabr贸 junto a los pr esidentes de los ce ntros de los estudian tes de la Universidad de Tandil.

de 1964). mbre (junio cias del Ho era clase n im ie C pr e d la Facultad istiendo a la as e en br da m o ta ase dic cias del H Primera cl ad de Cien e la Facult d s -1964). o 06 n 5m (0 u n Al instituci贸 la en da dicta

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Humanas en números Estas páginas tienen como objetivo central mostrar con datos y gráficos el crecimiento y desarrollo que se ha dado en la Facultad desde el inicio de sus actividades el 5 de junio de 1964 hasta la actualidad. Para la elaboración de los mismos se tomaron las siguientes fechas de referencia, 1964 inicio de los estudios universitarios en la Facultad de Ciencias del Hombre, 1975 inicio de la Facultad de Humanidades de la UNICEN y 2014 datos actuales de la Facultad de Ciencias Humanas. CARRERAS Año 1964

Año 2014

Profesorado en Ciencias de la Educación Licenciatura en Ciencias de la Educación Profesorado en Historia Licenciatura en Historia Profesorado en Geografía Licenciatura en Geografía

Profesorado en Educación Inicial Licenciatura en Educación Inicial Licenciatura en Trabajo Social Licenciatura en Relaciones Internacionales Licenciatura en Diagnóstico y Gestión Ambiental Licenciatura en Turismo Tecnicatura en SIG Tecnicatura Universitaria en Circuitos Turísticos Guía Universitario en Turismo Licenciatura en Educación Inicial (A distancia) Licenciatura en Ciencias de la Educación (A distancia) Licenciatura en Turismo Sustentable (A distancia) Licenciatura en Geografía (A distancia) Licenciatura en Gestión Ambiental (A distancia) Licenciatura en Historia (A distancia) Especialización en Nuevas Infancias y Juventudes Maestría en Ciencias Sociales Maestría en Educación Doctorado en Educación Doctorado en Historia

Año 1975 Asistente en Psicopedagogía Asistente Educacional y Social de Especialidad Lic. en Ciencias de la Educación con Orientación en Psicología Prof. en Ciencias de la Educación con Orientación en Psicología Maestra de Jardín de Infantes Profesorado de Jardín de Infantes Profesorado de Historia Profesorado en Ciencias de la Educación Licenciatura en Ciencias de la Educación Profesorado en Historia Licenciatura en Historia Profesorado en Geografía Licenciatura en Geografía

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La cantidad de alumnos en la FCH en 2014 asciende a 2586 si se agrupa la oferta de pre grado, grado, posgrado, en las modalidades presencial y a distancia. Dicha cantidad se distribuye en una oferta total de 21 carreras.

ALUMNOS

NO DOCENTES

-En el año 1964 la Facultad de Ciencias del Hombre comienza sus actividades con una planta No docente compuesta por tres personas, número que se mantiene incluso en el año 1975. En la actualidad la Facultad de Ciencias Humanas cuenta con 28 No docentes en planta permanente.

-En el año 1964 la Facultad de Ciencias del Hombre inicia sus actividades con 39 alumnos distribuidos en las carreras que se dictaban en ese momento. Para el año 1975 el número total de alumnos en la Facultad era de 223. -En el año 2014 entre las carreras que componen la oferta educativa de la Facultad de Ciencias Humanas la cifra alcanza un total de 1701 en las 8 carreras de grado presencial con sus títulos de pre grado, 685 en las 6 carreras de grado a distancia y 200 en las 5 carreras de posgrado.

DOCENTES

- En el año 1964 la Facultad de Ciencias del Hombre inicia sus actividades con una planta docente compuesta por 16 profesionales. Para el año de la nacionalización el número asciende a 100, llegando a la actualidad con una planta de 265 docentes.

GRADUADOS DE CARRERAS DE GRADO

- Entre los años 1971 y 1974 terminaron sus estudios de grado 140 estudiantes repartidos en 7 carreras diferentes. - Desde 1975 y hasta 2013 se emitieron en la Facultad 2682 títulos de grado. • Los datos que se presentan en este Informe fueron elaborados a partir del aporte del libro escrito por Daniel E. Perez “Universidad de Tandil. Historia de un esfuerzo” (Ed. Tandil, Grafitán. 1976) y de la base de datos del Departamento de Estadística de la Universidad Nacional del Centro (fecha).

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Profesorado y Licenciatura en Ciencias de la Educación

Una apuesta educativa para transformar la sociedad La Doctora Marisa Zelaya, directora de la carrera de Educación, rescata los cambios más importantes por los que atravesó la oferta académica y señala sus objetivos.

Festejar los cincuenta años de nuestra carrera no es un hecho menor, es una situación que nos moviliza en muchos sentidos. El cumplir años suele ocasionar emociones contradictorias. Por un lado, es momento de plantearnos nuevos propósitos, metas, desafíos, y por otro, nos trae un aire de nostalgia al recordar nuestro andar. El Profesorado y Licenciatura en Ciencias de la Educación de la Facultad de Ciencias del Hombre se creó en 1964 con el Instituto Universitario de Tandil -privado en aquel momento- y fue la primera y única carrera en ese año fundacional. Luego llegaría la creación de las ofertas de Asistente en Psicopedagogía, en 1966, y Asistente Educacional y Social de Especialidad, en 1967. Dos nuevas ofertas de titulación intermedia que, articuladas a la oferta ya existente, “garantizarían una salida laboral para ciertos espacios del sistema escolar bonaerense, tales como los gabinetes psicopedagógicos de las escuelas oficiales de nivel primario común, de educación especial y de algunos jardines de infantes”. Durante los primeros años, el modelo de formación docente estuvo inscripto en la tradición normalista, en la matriz de una formación humanista clásica. A partir de ahí, la doctora en Educación Lucía García se interroga en una de sus investigaciones sobre el tema: “¿Cuándo y cómo se produjo el cambio en este perfil de formación?”. Los principios de ruptura comenzaron con la normaliza-

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ción universitaria iniciada en 1983 y empezaron a materializarse hacia 1987 con un nuevo plan de estudios, la práctica profesional pasó a ser un eje vertebrador de la formación y se dio inicio a la investigación. Ese proceso de cambio estuvo en gran parte liderado por Elena Squarzon y otros colegas. Squarzon se encargó de los aspectos relacionados con la programación, el desarrollo e implementación de planes de estudios y las actividades de capacitación. Además, fue una de las impulsoras del Centro de Investigaciones Regionales, Educativas y Sociales (CIRES), primer centro interdisciplinario de la unidad académica. En paralelo, comenzaron a conformarse diversos equipos de investigación y algunos docentes iniciaron su formación de posgrado y la propia facultad comenzó a dictar cursos con profesores invitados. Que este aniversario encuentre a nuestro colectivo profesional sosteniendo la apuesta de su construcción. En este sentido, recupero palabras de otros colegas, quienes sostienen que “la carrera de Ciencias de la Educación debe asumir un papel central y activo en la formación de profesionales y trabajadores de la educación con capacidad de intervenir sobre la realidad, de promover nuevas perspectivas y visiones del mundo, de generar políticas activas en la búsqueda de soluciones para el conjunto de necesidades y demandas sociales y de ser, en suma, actores participes de la construcción de nuevas ilusiones y esperanzas para una sociedad más inclusiva, justa y democrática”.


Viaje al pasado

Un título, diferentes expectativas Seis egresados de distintas épocas de la carrera de Ciencias de la Educación cuentan cómo era el campo ocupacional al momento de su egreso. Recuerdos y vivencias. El Profesorado y la Licenciatura en Ciencias de la Educación es una de las carreras fundacionales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN). Egresados de distintas épocas recuerdan su paso por la Facultad de Ciencias Humanas y el contexto del momento de su salida al campo laboral. Preguntas: ¿Cómo recuerda el campo ocupacional de la carrera en la época de su egreso? Norberto Salgueiro Entré a la facultad en 1975, así que mi formación estuvo atravesada lamentablemente por todo el periodo del gobierno militar. Estudié siendo director de escuela primaria, y cuando me recibí tenía ya trabajo pero me interesó ver qué podía hacer desde la Licenciatura y el Profesorado, porque obtuve los dos títulos. En ese momento fui convocado por el Ministerio de Educación de la Provincia, que estaba buscando inspectores de escuelas primarias. La sorpresa fue que no les interesó en absoluto que yo tuviese el título de Profesor y Licenciado. Me hicieron una entrevista en La Plata. Obviamente, el Ministerio estaba ocupado por todas las personas que pertenecían al gobierno militar. No le dieron importancia en absoluto a la cuestión del título, que yo creí que en ese momento iba a tener peso. Propio de la política educativa de ese momento, lo que buscaban era coincidencia ideológica más que formación. Así que mi campo laboral fue, en principio y luego de comprobar esto, la misma facultad. Primero fui ayudante de cátedra y luego adjunto de Política Educativa. Laura Bibiloni Llegué a Tandil a estudiar Ciencias de la Educación en 1978 y egresé en 1983. Mi paso por la Facultad de Humanidades como alumna transcurrió durante la últi-

ma dictadura militar, con todo lo que ello trajo aparejado: lecturas prohibidas, docentes autocensurados, “mejor no opines”, mucho silencio. Si bien esta situación achataba nuestra formación académica, también nos llevó a buscar por fuera de la facultad otras lecturas, otros autores, otras propuestas y empezar una formación paralela que nos permitió conocer otros puntos de vista, otras ideas, otros argumentos ideológicos con respecto a la política educativa. La llegada de la democracia trajo aires nuevos y profesores que volvieron del exilio con nuevas propuestas, nuevas miradas sobre la educación, la enseñanza y la sociedad. Fue por ello que, habiendo terminado la carrera y estando de ayudante en algunas cátedras, volví a cursar Didáctica como oyente con la profesora Elena Squarzon, lo que me permitió encontrar el inicio del camino que aún sigo recorriendo después de 30 años de egresada. La Universidad cambia, se organizan los centros de estudiantes, las escaleras del viejo edificio de la calle Pinto se llenan de carteles, consignas, pintadas, todo cobra otra vida, ya no hay silencio, se escuchan muchas voces. Matilde Balduzzi En 1985, cuando me recibí, los graduados teníamos dos opciones laborales: la docencia o el trabajo en los llamados “gabinetes” de las escuelas primarias, antecedentes de lo que hoy son los Equipos de Orientación Escolar. A mí me interesaba la docencia. La primera oportunidad que tuve fue en la misma Facultad. Había aprobado con

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Profesorado y Licenciatura en Ciencias de la Educación

muy buena nota una materia que me gustaba mucho, Metodología y Técnicas de la investigación Social y Pedagógica, pero era muy joven y bastante tímida, y no me atrevía a hablar con el profesor para plantearle que quería trabajar en su cátedra como ayudante. Hasta que un día apareció en la cartelera de la Facultad un cartelito de ese profesor pidiendo ayudantes. Nos presentamos dos graduadas y nos tomó a las dos. Así empecé a trabajar en la docencia. Luego me inscribí en las escuelas secundarias públicas. Me llamaron casi de inmediato. Había mucho trabajo en las escuelas secundarias con nuestro título porque existía, en la Escuela Normal, el Bachillerato con orientación docente (BOD) que tenía en su plan de estudio varias materias para las cuales estábamos habilitadas. Recuerdo también muy gratamente mi paso por una escuela secundaria de adultos, donde mis alumnos eran todos mayores que yo, tenían una gran motivación para el aprendizaje y se dirigían a mí llamándome “usted”, con una actitud muy respetuosa ya que era para ellos “la profesora”. ¿Cuál es el recuerdo de su paso por la facultad, su formación y sus expectativas en la época? Marta Ayciriex Empecé la carrera en 1965 y egresé en 1970. Mi paso por la facultad fue muy lindo. Fueron años de mucho estudio, mucho trabajo. Teníamos dificultades a veces para conseguir bibliografía, que acá no existía, pero los docentes nos traían el material de Buenos Aires. Zarini era una ayuda impresionante para todos los alumnos porque lo podíamos consultar cuando queríamos. Es más, nosotros teníamos un grupo y estudiábamos en la facultad porque había poca disponibilidad de material. Zarini venía muchas veces a reunirse con nosotros, a colaborar, y se interesaba mucho por todos los alumnos. Cuando empecé a estudiar tuve un poco de temor porque la universidad era reciente y no se sabía lo que iba a pasar. Y en ese sentido se cumplieron las expectativas. Tengo muy buenos recuerdos de todos los

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profesores que nos acompañaban. Carolina Salvi No recuerdo cuáles eran mis expectativas cuando ingresé a la FCH. Supongo que no eran demasiadas: sabía que la carrera estaba vinculada con la docencia pero desconocía el resto de los espacios donde podíamos insertarnos profesionalmente. Fue en el transito del recorrido de mi formación cuando se fueron abriendo una serie de caminos, especialmente a través de la cursada de los talleres del espacio de la práctica. A medida que aparecieron esas posibles oportunidades también mis expectativas se ampliaron. Conocer los diferentes ámbitos profesionales donde podíamos realizar nuestra tarea y vivir la experiencia de la actividad colaboraba con aquello. Cuando egresé, mis expectativas estaban puestas en la formación para la investigación y en la docencia. Las circunstancias hicieron que me insertara más tempranamente en instituciones de formación docente en materias del campo de la fundamentación, actividades que continuo realizando. Ana Julia Laspina Soy egresada del año 1985. Mi recuerdo de esos hermosos 5 años que estuve en Tandil, la vida era tan tranquila que casi había una sola opción: estudiar. Era un ambiente muy familiar, no sólo con los compañeros sino también con los profesores. En esa época cursábamos en el edificio de Rodríguez. Era muy común salir de las clases, pasar por la enorme biblioteca y estar horas con los libros y de allí a mi casa. Con mis excompañeras, con quienes hicimos el seminario final juntas, aún hoy nos comunicamos y nos vemos. Hace ya dos años y a raíz de contactos frecuentes con la facultad y también una deuda pendiente conmigo misma, inicié la Maestría en Educación, de manera que vuelvo como alumna con el placer de re-encontrarme con ese espacio y con nuevas experiencias que seguramente me van a aportar una trayectoria diferente.


El paso de Elena Squarzon por la Facultad de Ciencias Humanas dejó una marca profunda. La doctora Sonia Araujo reivindica su figura a través de su vida y su legado. Elena estudió la Licenciatura en Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional del Litoral donde egresó en el año 1969. Formó parte del inmenso grupo de docentes e investigadores del país que debió emigrar durante la última dictadura militar. Como otros colegas, ejerció su actividad profesional y complementó su formación académica en México. Fue una etapa con una intensa vida social, con vinculaciones profesionales y personales, cargada de emociones y afectos, compartida con argentinos y argentinas en el exilio. Ciclo de su vida al que siempre volvía para relatar alguna de las ricas y singulares experiencias vividas. A nuestra facultad llegó cuando promediaba la década de 1980. Era una circunstancia particular. La incipiente democracia había permitido la elección de autoridades a través del cogobierno. Las utopías estudiantiles que pugnaban por una universidad comprometida, con los mejores docentes capaces de brindar la mejor formación posible, fue el contexto en el que Elena accedió a su cargo de Profesora Titular en el Área Didáctica de la carrera de Ciencias de la Educación, mediante el recientemente instalado sistema de ingreso, el concurso público de antecedentes y oposición, herramienta fundamental que posibilitó la renovación del cuerpo académico en el período. Fue la impulsora de la modificación del plan de es-

tudios y, en un momento en el que se comenzó a estimular la investigación, también una de las promotoras e investigadoras del Centro de Investigaciones Regionales, Educativas y Sociales, primer centro interdisciplinario de la facultad integrado por docentes de Ciencias de la Educación, Trabajo Social y Geografía. El recuerdo de Elena significa recuperar las huellas institucionales y personales que derivaron de sus acciones. Huellas que seguramente fueron más significativas en la generación de jóvenes que, desde diferentes inserciones institucionales -Centros de Estudiantes, Ayudantías Docentes, Alumnos Avanzados-, pretendía configurar para el futuro una universidad y una facultad moderna y comprometida al mismo tiempo. En la carrera de Ciencias de la Educación Elena sentó las bases de una formación amplia para los futuros graduados. Posibilitó la apertura, inclusión y diversificación de los marcos referenciales para pensar la realidad social y educativa en un escenario caracterizado por la estrechez de las miradas, producto de las restricciones ideológicas impuestas por el gobierno militar. Sembró el interés por el valor de la producción de conocimientos, en un ámbito en el que predominaba su transmisión y reproducción. Ayudó a encontrar lenguajes y modos pertinentes para dialogar con colegas de otros campos disciplinares y de formación profesional. Promovió el valor de la formación docente dentro de la universidad a través de la organización de cursos de capacitación pedagógico-didáctica para profesionales. Colaboró en la comprensión del valor de la política como herramienta de cambio. Elena tenía 41 años cuando dejó de estar físicamente con nosotros. Era muy joven. Ocurrió en uno de los momentos más productivos de la vida. Que este breve relato habilite su presencia teniendo en cuenta que mucho tuvo que ver en la configuración actual del campo de la educación en nuestra facultad.

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Humanas de perfil

Huellas imborrables


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Profesorado y Licenciatura en Geografía

La importancia del viaje de estudios La salida al campo es una actividad central en la carrera de Geografía. La experiencia de docentes y alumnos, en primera persona.

Una foto, una historia

Un viaje. El Norte, el centro, o el Sur del país. Tan importante es para la carrera de Geografía la salida al campo que fue la primera en poner en marcha esta práctica en la Facultad de Ciencias Humanas. Son diez días durante los cuales los alumnos se encuentran con diferentes actores, problemáticas y paisajes. Donde lo aprendido en el aula se complementa, se experimenta, se vive. Un marco para que los alumnos se acerquen al objeto de estudio y a las problemáticas actuales desde una mirada construida en base a una multiplicidad de variables: ambientales, sociales, políticas, culturales y económicas. Una experiencia en la que el conocimiento se palpa, se atraviesa, se cuestiona. Pero además, y sobre todo, son diez días en donde los alumnos se constituyen como un colectivo. Santiago Linares, ex alumno, docente y actual director de la carrera, rescata el “efecto de cohesión” que tiene en los alumnos de Geografía. “Más allá del aporte académico, lo que me interesa muchísimo es el efecto de identidad disciplinar, de definición vocacional que tiene

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en los grupos y de identidad colectiva que le da a la carrera”, explica. “Chicos que están a punto de abandonar, vuelven y se ponen a dar finales, retoman, apuestan a la carrera... el viaje siempre es positivo”. Una vuelta a 1983. “Esta foto es del viaje a Norpatagonia. Así le llamamos en ese momento”, repasa Diana Lan, ex alumna y hoy investigadora y docente. Y sin dudarlo sentencia: es de 1983. “Es un viaje muy especial porque tiene la edad de la Democracia. Salimos al otro día del triunfo de Alfonsín. Fue particular porque nunca habíamos ido a la Patagonia. De esta foto te puedo mencionar unos cuantos, que somos los que estamos aun hoy en la FCH. Están Graciela Nogar y Ana Fernández. También Mónica Ponce y José Basconcelo, pertenecieron a nuestro grupo y hoy ya no están”. Entre las personas que se ven en la imagen, un grupo que recorrió lugares como Puerto Madryn, Península


Valdés, Gaiman, Esquel y Trevelin, está Cuevas Acevedo, quien lideraba en ese momento lo que era la geografía en Tandil. “Tenía una perspectiva particular. Era médico, entonces llevaba la Geografía a su campo disciplinar, decía que el geógrafo era el clínico del espacio”, cuenta Diana, y aclara que si bien en algunos aspectos era una mirada muy positiva, con el tiempo los paradigmas de la disciplina fueron yendo por otros lados. Y la llegada de la Democracia tuvo mucho que ver en ese proceso. Dentro de las principales temáticas que se trabajaron en aquel viaje, Diana menciona la geografía física. Vieron relieve, geomorfología, hidrología. Por las noches, cuando el trabajo de campo llegaba a su fin, hacían el famoso Phillips 66, una metodología que Cuevas Acevedo ponía en práctica siempre. “Nos dividíamos en grupos, trabajábamos una consigna, debatíamos y después hacíamos una puesta en común, de donde salía una síntesis. Pasara lo que pasara el Phillips 66 se hacía”. Luego, los estudiantes salían a divertirse, y al día siguiente, aún sin dormir, volvían al campo de estudio. “Nos movía el compromiso, la Geografía era realmente convocante, a pesar de trabajar todo el día y de hacer a la noche lo que llamábamos “geografía humana”. Además del trabajo académico nos divertíamos”. -Fue importante en muchos aspectos aquel viaje... -Creo que esta foto es muy significativa porque es el nacimiento de la Democracia y es el nacimiento también de una nueva Geografía para Tandil. A la vera de la ruta. De repente, del motor del micro comenzó a salir humo. No quedó más remedio que frenar para solucionar el problema. Era octubre de 2013 y los alumnos de Geografía estaban en Córdoba rumbo a San Luis. Bajo un sol abrazador, los docentes decidieron aprovechar el contexto: en una ronda a la vera de la ruta, Guillermo Velázquez tomó la palabra y aprovechó las problemáticas que surgieron en el momento. Gonzalo Morales lo escuchaba atentamente. Estaba en segundo año de la carrera y fue su primer viaje de estudios. Para Gonzalo, el viaje es importante “para poder experimentar la realidad de lo que uno ve en una fotocopia

o en clase”. Además, rescata la posibilidad de poder escuchar la opinión de todos los actores: una empresa que produce semillas, el habitante de una villa o una persona afectada por una problemática socioambiental. -¿Qué temas fueron los que más te impactaron? -La visita a Nidera me interesó mucho. Después en San Luis vimos el problema de las mineras. Este es el caso contrario, lo vimos desde el punto de vista de las consecuencias de una mujer que era ambientalista y estaba en contra. También estuvo muy bueno haber podido charlar, en Córdoba, con una de las madres de Ituzaingó, que están en contra de Monsanto. Escuchamos el relato de una persona que sufría las consecuencias de esa empresa y pudimos hablar. -¿Dentro de lo que es la carrera, ¿qué importancia le das al viaje de estudio? -Mucha, porque la Geografía se da en la realidad. Más allá de que el contenido de los libros es importantísimo, uno tiene que plasmar las cosas en la realidad. Tanto para ser profesor como para ser investigador. Es fundamental. Por eso que el viaje me dio una herramienta más que interesante. Mirada crítica. Agustina Toledo López está en cuarto año. María Emilia Bellusci ya terminó la carrera, está rindiendo finales y experimentó también el viaje al Noroeste Argentino (NEA), en 2011. Las dos rescatan, además del aprendizaje, la unión que genera en los estudiantes de Geografía el viaje de estudios. “Viajar es fundamental”, dice Agustina. “Para mí, los viajes son una de las cosas más lindas que hay en la carrera. Además de una instancia de aprendizaje desde el momento en que se plantea, como grupo nos unimos mucho más después de cada viaje”, agrega María Emilia, y Agustina completa: “Compartís un montón de cosas en otro ámbito que no es tan académico. El viaje tiene que seguir estando porque es una de las mejores formas de aprender”. En la foto, alumnos y docentes posan para la cámara frente a la planta de Nidera, una empresa que, principalmente, se dedica a la exportación de granos. Las dos participaron de esa experiencia, fue productiva y pudieron poner en práctica su mirada crítica.

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Profesorado y Licenciatura en Geografía

¿Por qué la sociedad necesita geógrafos? De una geografía física a una geografía aplicada en la resolución de problemas socio espaciales. Cómo cambió el enfoque de la carrera en la FCH y cuál es el rol del especialista.

¿Qué estudia un geógrafo? ¿De qué trabaja? ¿Qué enseña? Una respuesta rápida a estas preguntas seguramente sea que estudian las capitales, el relieve, los mapas y que trabajan como docentes en las escuelas secundarias. O que analizan, describen y clasifican los ríos, las montañas o los territorios. Sin embargo, en la actualidad, además de dedicarse a la geografía física, los geógrafos enfocan sus esfuerzos en hacer aportes para la resolución de problemáticas socio espaciales, tanto urbanas como rurales, físicas como sociales, y a escalas tanto local como regional y global. El objeto de estudio de esta disciplina es, entonces, el espacio geográfico: el espacio de los hombres y las mujeres que se transforma y se renueva continuamente producto de las relaciones sociales, económicas, cultu-

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rales y políticas. Además, los diversos actores sociales tienen diferentes maneras de apropiarse y de producir el espacio según los intereses que poseen y persiguen. Por lo tanto, el espacio no está exento de conflictos. Y el aporte de los geógrafos para comprender esta realidad compleja y brindar posibles soluciones a los diferentes conflictos es fundamental en tanto cuenta con una visión diferente a la de otros profesionales que enriquece a los equipos interdisciplinarios. De la geografía física a las ciencias sociales. Una mirada renovadora. En el marco de esta renovación, la carrera de geografía imparte tres títulos: Tecnicatura en Sistemas de Información Geográfica, Profesorado de Geografía y Licenciatura en Geografía. Además, existen múltiples Institutos


y equipos de investigación. Cuestionar el cuándo, el por qué y el cómo se dio este cambio de paradigma dentro de la disciplina aparece como una pregunta central. Diana Lan fue alumna de la carrera de geografía los primeros años de la década del 80. Doctora, investigadora y docente en la actualidad, explica el cambio a partir de un hecho trascendental que no solo modificó la carrera sino que cambió de forma significativa a toda la FCH.

“El gran evento para las Ciencias Sociales fue la democracia. Nos dio un despertar y un desafío, pero a la vez un gran dolor por ese adormecimiento que habíamos tenido”, repasa Lan. Quienes transitaron aquel momento junto a ella comenzaron a revisar todos sus saberes previos. Al darse cuenta que les faltaba mucho para poder dialogar con el mundo de la Geografía, salieron a buscar pasantías, maestrías, doctorados. Viajaron para formarse, y volvieron con otra mirada. Además de esta diáspora de geógrafos, Diana marca como importante la aparición de los concursos públicos. “Fueron un antes y un después. Para poder presentarte tenías que tener antecedentes. Aparece también la palabra posgrado. Se dio un gran cimbronazo entre lo que había sido nuestra formación y lo que se esperaba”, repasa. Su generación encontró afuera lo que buscaba al tiempo que otros docentes e investigadores llegaron con aires de renovación. “Encontramos que había una geografía activa, renovada, comprometida con su tiempo. Hubo un momento de transición importante, pero creo que se logró un gran avance. Hay una honestidad intelectual con respecto a lo que se hace dentro de las cátedras, respetando el paradigma, la multiplicidad, la diversidad. Y creo que esto es lo que enriquece a nuestra geografía en Tandil”. Entre quienes llegaron en la década del 80, Diana menciona a Guillermo Velázquez. Doctor, Investigador Principal del CONICET, Profesor Titular de la FCH y Vice Director del Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (CONICET/UNCPBA). Velázquez también habla del cambio en el quehacer de la Geografía, pero desde una óptica diferente. “La geografía tuvo muchos cambios a lo largo de su desarrollo como disciplina. El último de estos cambios tiene que ver con la revolución de la información espacial y, más concretamente, con los Sistemas de Información Geográfica que están presentes en nuestra vida cotidiana. Así, aplicaciones como el Google Earth, GPS en los teléfonos celulares, mapas interactivos, juegos de realidad virtual que recrean escenarios reales tie-

nen que ver con esta última revolución en la geografía”, señala.

La Geografía, una ciencia social.

Los geógrafos trabajan, cada vez con más fuerza, problemáticas que a priori no parecen relacionarse con su disciplina. Velázquez señala que realizan aportes en temas tales como la educación, la salud o la vivienda. “Además, se trabaja en cuestiones de impacto ambiental, evaluación de proyectos, tasaciones inmobiliarias, catastro, transporte, puertos, regionalización, estudios de mercado, estudios de localización, optimización de recorridos, comercio internacional, desigualdades regionales, problemas urbanos, diagnósticos territoriales y socioeconómicos, problemas sociodemográficos y una larga lista de etcéteras... Y muy particularmente en la investigación científica. En el CONICET hay geógrafos con roles muy destacados en diversas áreas. También se están incorporando en la CIC y otras instituciones de investigación nacionales y provinciales”. Sobre el aporte que puede hacer un geógrafo en el estudio de las problemáticas sociales, el profesor Juan Roberto Benítez, especialista en Geografía Económica y Economía Regional, señala: “Los geógrafos estudiamos a las formaciones espaciales en tanto que éstas son emergentes de las distintas condiciones humanas. Esas formaciones no son otra cosa que las formas en que la sociedad construye y a la vez destruye, organiza y desorganiza el espacio que le toca vivir. Por lo tanto esa formación espacial nos da cuenta sobre el tipo de sociedad que realizó esa formación. Vale decir, cuál era su estructura de pensamiento, sus creencias, sus mitos, su economía, su organización social y política, en síntesis, su cultura”. En consecuencia, agrega: “Los hombres pensamos encorsetados en dos coordenadas fundamentales, el tiempo y el lugar; por lo que a la hora de hacer geografía (construir un camino, diseñar una ciudad, levantar una represa, definir un sistema de transporte o propiciar el desarrollo de una actividad económica, por ejemplo), sabemos que estamos definiendo una configuración espacial; es decir, estamos construyendo un mapa que va a condicionar el pensamiento de los que les tocará vivir en esa construcción”. Un mundo que cambia, transformaciones sociales y económicas, cambios tecnológicos que conviven con problemáticas que se profundizaron como la desigualdad o la pobreza y que se expresan sobre el territorio que el Geógrafo busca comprender. “El mundo nos está exigiendo que participemos desde otros lugares, y que estudiemos parte de la realidad de hoy. Este es el desafío”, concluye Lan. Por eso, la sociedad necesita Geógrafos.

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Profesorado y Licenciatura en Historia

Hacia una renovación historiográfica

Con la llegada de la democracia, la carrera de historia atravesó una transformación renovadora. Eduardo Míguez y Gabriel Huarte hablaron de esa experiencia.

historiografía internacional –particularmente la francesa-, en el país se mantenía una fuerte tradición “más mitrista”. Pero a partir de fines de los 50 se abrieron las puertas a esa transformación en el país y poco a poco se fueron incorporando las nuevas tendencias. ¿En qué consistían? “En hacer básicamente -dice Míguez- una historia menos formal, menos apegada a la descripción de las normas y las formas institucionales y tratando de interpretar más la relación entre la dinámica de la propia sociedad y los desarrollos históricos”.

EDUARDO MIGUEZ

Cuando Eduardo Míguez llegó a Tandil no imaginó el lugar que ocuparía en las memorias -y el presente- de la Facultad de Ciencias Humanas. Luego de graduarse de profesor de Historia en la Universidad de Buenos Aires y realizar un doctorado en la Universidad de Oxford, volvió al país en busca de trabajo. Sin demasiadas referencias, Juan Carlos Pugliese le ofreció el cargo de decano normalizador en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y él aceptó el desafío. Para la carrera de Historia fue un momento trascendental: llegaron nuevos docentes e investigadores, se crearon centros de investigación, se abrió el doctorado, se internacionalizó la carrera y se dejó atrás la historiografía tradicional. Una nueva forma de entender la historia. “La historiografía argentina estaba relativamente desvinculada de las grandes tendencias de la historiografía internacional. Digamos desde los años 20, 30, hasta mediados de los 50 y los 60”, explica Míguez para contextualizar los cambios que se dieron en la FCH con la llegada de la democracia. Si bien existían vínculos con la

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Recursos humanos + democracia.

Si bien estas tendencias se conocían en Tandil mucho antes del fin de la dictadura militar, los docentes de la carrera de Historia de aquel entonces no tenían una formación en la investigación y transmitían esa nueva historiografía muy marginalmente. Sin embargo Míguez señala, dentro de aquellos profesores, dos excepciones honrosas. “El profesor Juan Carlos Vedoya tenía una formación en investigación y una producción importante. Y Giménez, otro profesor que se había doctorado en La Plata, había escrito algunas cosas”. -¿El cambio se da en el contexto de la normalización? Hubo una pequeña apertura y una renovación antes. De hecho el profesor Norberto Álvarez, que jugó un papel importante en esta renovación, y yo ingresamos a la Universidad antes de la apertura democrática con un lugar relativamente marginal dentro del departamento. Nuestras ideas comenzaron a ser escuchadas y algunas cosas se empezaron a hacer. Pero la dinámica de la Facultad era la de poner la institución al servicio de las personas que la manejaban y no al servicio de los estudiantes. -¿Cómo fue su caso?


Mi caso fue totalmente accidental. Yo no respondía a una política del departamento de historia sino a un accidente, digamos, de una política externa a este departamento. Una coyuntura muy especial y puntual. Pero fuera de eso, a Norberto Álvarez fue el departamento el que lo buscó y lo trajo. O sea que había alguna apertura, pero no había una intención de buscar un perfeccionamiento máximo de la calidad académica de la enseñanza. Creo que eso es lo que hace la diferencia, más que las tradiciones historiográficas. Y eso se cambió básicamente por la apertura democrática y la normalización en la universidad.

La normalización, un desafío.

Dos antecedentes puntuales hicieron que Juan Carlos Pugliese decidiera nombrar decano normalizador a un joven Míguez: un perfil académico sólido y una tradición política democrática con un pasado más de izquierda vinculado a los movimientos de Derechos Humanos. Míguez no tenía experiencia en el tema, pero los objetivos para él fueron muy claros. “Mi política fue tratar de renovar la Facultad, sobre todo desde el punto de vista académico, y para eso era imprescindible conseguir recursos humanos que tuvieran una formación académica más sólida”. En la carrera de Historia se aprovechó el regreso de docentes obligados al exilio de las aulas o del país. “Se incorporaron seis o siete profesores y formamos un plantel, lo que implicó una renovación historiográfica pero sobre todo una renovación de la mentalidad universitaria.

Eran todos profesores investigadores que transmitían pasión por la producción de investigación”, recuerda Míguez. Muchos de los nuevos docentes llegaron con una formación internacional o doctorados. Otros, aunque no tenían experiencia internacional, contaban con una formación sólida. Un nuevo cuerpo docente, heterogéneo pero con el mismo entusiasmo por la producción del saber, constituyó la base de un cambio diametral en el perfil de la carrera. -Al convocarlo, la universidad le propuso un desafío académico, pero también un desafío frente a un momento histórico determinado, ¿no? Claro, eso influyó muchísimo. Tandil, desde el año 84 hasta avanzada la década del 90, fue un lugar muy entusiasmante para estar porque se creaban muchas cosas. Hoy, la Universidad sigue siendo un buen lugar para trabajar, un lugar donde vale la pena estar.

GABRIEL HUARTE

La historia de la Facultad de Ciencias Humanas se puede reconstruir a través de la voz de Gabriel Huarte. Está en su mirada. Vive en sus recuerdos. Atraviesa su propia historia, hasta que se mezcla y se hace una sola. Fue alumno, decano y docente hasta que se jubiló en 2013. En el medio hizo un magisterio y se trasladó a Comodoro Rivadavia, en donde, como decano, enfrentó el reto de normalizar la Universidad Nacional de la Patagonia. Cómo exalumno, como docente jubilado y como exdecano, Huarte da cuenta de los cambios que vivió la carrera de Historia. Impulsado por la necesidad de sistematizar sus conocimientos -“si es que algo sabía”, aclara-, Huarte se anotó en Historia. Con 38 años, varios trabajos previos y un intento fallido de ser abogado, comenzó sus estudios en 1976. Hizo el profesorado, la licenciatura y terminó en 1981. Cursó durante la dictadura. Cuando volvió del sur convocado para una cátedra por el aquel entonces decano Eduardo Míguez, experimentó la renovación de la carrera. -¿Cómo era la carrera de historia cuando le tocó cursarla? -En esa época tenía 37 o 38 materias. Una barbaridad. Casi todas anuales, lo que la hacía una cuestión muy farragosa de llevar. Como también era un profesorado, tenía materias pedagógicas, como aun las tiene, que las daban gente de Ciencias de la Educación, el elenco más estable que había en la universidad. Era una cosa de mucho menos vuelo académico de lo que después se convirtió. Algunos profesores venían de Buenos Aires o La Plata. Era el caso de Giménez, era el caso del profesor

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1964

Profesorado y Licenciatura en Historia

Carlos Alberto Bisio que venía de Filosofía y Letras. -¿Cuáles eran los objetivos de la Facultad? -Cuando se funda la Universidad, en la parte humanidades, hasta los 80, el objetivo era formar docentes para la escuela secundaria, aunque expresamente no lo dijeran, y eso ante una realidad concreta: el secundario, que había tenido una gran explosión demográfica de alumnos a partir de los 60. -¿Esa lógica se dio también en la carrera de Historia? -Formar docentes significaba que la investigación se dejara de lado. Ya estaba hecha. Aunque no se dijera, se pensaba que la investigación la hacía el Instituto Ravignani en Buenos Aires, la Facultad de La Plata. “Ellos hacen la investigación. Nosotros la tomamos y enseñamos lo que ellos han producido”. Yo siempre he sostenido que la enseñanza es fundamental, que la parte de formar buenos docentes sigue siendo fundamental. Pero para eso también hay que imbuirles de ciertos criterios sobre el origen del conocimiento y dónde se forma. Y eso estaba distante de nosotros. -¿Cómo lo vivió usted en particular? -Nosotros formamos un grupo de estudio y debate de los cuales varios integrantes hoy ocupan lugares en la Universidad. Docentes e investigadores sobre todo. Estela Spinelli fue compañera mía de primer año e hicimos toda la carrera juntos. José María Araya se incorporó en segundo año. Nosotros teníamos la inquietud. Además, estudiábamos juntos y nos poníamos una consigna: leíamos y después hacíamos una puesta en común. Eso nos entrenó en debatir, nos empezamos a cuestionar muchas cosas, incluso a la propia facultad. Aunque eso no pasaba del círculo que integrábamos, estaba esa idea de que la dictadura no iba a ser para siempre. Porque los que empezamos historia lo hicimos porque sentimos necesidad de estudiar para comprender lo que pasaba. Y eso hizo que comenzara a formarse un grupo incipiente que podríamos llamar conciencia crítica. Estábamos en plena censura, y muchas cosas no se podían expresar públicamente, pero cuando el proceso militar se hizo insostenible, esto empezó a recrudecer y fue formando un caldo de cultivo.

Cambio de rumbo.

Una de las consecuencias más duras para la Facultad de Humanas durante los años de la sangrienta dictadura militar fue el éxodo de muchos de sus mejores docentes. Huarte señala que las autoridades fueron nombradas directamente en forma vertical y que el rector de esa época, Ceferino Cruz, tenía una forma particular de deshacerse de los “docentes cuestionados”, los que formaban parte

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de las listas negras. Los citaba y les pedía la renuncia. O les avisaba que no podía renovarle el contrato. “Con ese método se fueron varios de los mejores”, repasa Huarte. ¿Cómo fueron los cambios en historia a partir de la normalización? Historia incorporó antes de la normalización a Eduardo Míguez y a Norberto Álvarez. Ellos trajeron la nueva historiografía. Hubo un Congreso de Historia que organizó la Facultad cuando yo estaba todavía en Comodoro. ¿Cuál era el leitmotiv del congreso? Se decidió enfocar hacia la historia económica y social, lo que cambiaba totalmente la orientación de la carrera, porque hasta ese momento se hacía historia política. Además, se consiguió otra cosa notable: vincular a la Facultad con figuras importantes que volvían del exilio. -Se le dio un nuevo impulso a la carrera. ¿Qué profesores vinieron? -Juan Carlos Garavaglia, que luego se fue a París, donde fue director de los Estudios Económico Sociales en la Escuela de Altos estudios. Es una figura muy importante, y ya lo era cuando lo trajo Eduardo. También vino el profesor Juan Carlos Grosso, ya fallecido. Junto con Garavaglia eran las dos estrellas de la carrera. Norberto Álvarez también hizo lo suyo, Eduardo Míguez como organizador, Raúl Mandrini, Susana Bianchi, que era muy buena profesora. Ellos, y algunos más, incorporaron la nueva manera de ver la historia. Se incorporó una vertiente que nosotros habíamos comenzado a leer por nuestra cuenta que era la escuela francesa a través de la revista Annales. Esa fue la nueva manera de hacer historia, y la incorporamos a la carrera, le dimos esa orientación. Realmente fue un éxito porque se convirtió en una de las mejores carreras de historia del país. Huarte recuerda esos años como una época “muy vivaz”, y señala que el cambio en la historiografía también implicó un cambio en el tema de la investigación. “Se creó el IEHS, eso permitió una vinculación con los centros de altos estudios. De ahí surgió la posibilidad de becas y de apoyos para los alumnos que terminaban la carrera, los graduados, que querían seguir estudios de posgrado. Eso fue muy exitoso porque una cantidad de ellos hoy se han doctorado o tienen una maestría y están enseñando aquí o en otras universidades”. Huarte también destaca el doctorado. “Es muy importante, porque ahora se puede hacer la tesis aquí. No es fácil hacer una tesis de Historia, y aquí se está demostrando”. El resultado de aquellos años fue altamente positivo. “En general, los alumnos de Historia que yo conozco están todos trabajando. O están enseñando o están en una universidad, o están investigando”.


Cinco libros, dos compilaciones, seis fascículos, cuadernos y folletos. 38 artículos, reseñas y notas en diferentes soportes. Juan Carlos Grosso fue un prolífico historiador, un intachable académico. Se formó en los 60 en la Universidad de Buenos Aires. Muy joven llegó al cargo de Decano en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de La Pampa, pero la Dictadura lo obligó a exiliarse en México. Allí se dedicó a la enseñanza en la Universidad Autónoma de Puebla y junto a Juan Carlos Garavaglia trabajó en investigación. Con la Democracia volvió al país, y de ahí en más dividió sus días entre Tandil y Puebla. Grosso fue, durante su corta vida, uno de los historiadores colonialistas más productivo del siglo XX. Pero hay algo más que no figura en su biografía y que va más allá de un saber historiográfico. Grosso tocó la vida de sus alumnos y colegas de una forma más profunda. Y ese legado quedó latente, en particular, en el grupo de docentes e investigadores que hoy forma parte de la carrera de Historia de la FCH y que le imprimió un nuevo impulso una vez recuperada la Democracia. “Cada uno de nosotros construyó un modelo en base a algunos profesores que tuvo. En el mío está claro que Juan Carlos estaba como un ideal”, dice Marcelino Iriani, al tiempo que recuerda que se preguntaba, mientras tomaba sus clases, cómo se formaba una persona para ser un docente de esa calidad. Un profesor equilibrado que hilaba fuentes, frases y descripciones con maestría absoluta. Así lo recuerda. Por su gran nivel académico y también a través de aquel particular olor del chocolate de su pipa. Daniel Dicósimo no fue alumno de Grosso, pero lo conoció bien: fue su auxiliar en una materia de la cual hoy en día es titular. Además, lo tuvo como director de tesis y de beca CONICET, lo que para él fue una garantía: leía con atención los trabajos de sus dirigidos, los señalaba y se involucraba, pero desde un lugar además de productivo “paternal”. “Era un tipo muy serio, muy exigente, y

su propia actitud, la forma en que daba clase... Te obligaba, sin decir nada, a exigirte mucho”. Daniel recuerda su presencia, que generaba respeto no solo en sus alumnos sino también en sus pares. Y sabe que cuando faltó nada fue lo mismo: su ausencia pesó. “A Juan Carlos lo conocí en un doble rol”, repasa Mónica Blanco, hoy directora de la carrera de Historia. Fue su alumna y luego se incorporó en una cátedra en la que él era titular. La presencia de la que habla Dicósimo Mónica la explica de manera simple: era un hombre que generaba admiración. Hoy, en retrospectiva, esa distancia respetuosa y a la vez esa calidez humana que lo hacía tan cercano descubren para ella una paradoja. “Era una persona que imponía su presencia sin buscarlo, imponía respeto pero a su vez generaba una capacidad de aproximación afectiva”. Un académico notable, y a la vez un ser querible. Grosso es una referencia indiscutida para este grupo de docentes. Lo pone en palabras Miriam Iglesias, quien repasa con nostalgia su gran compromiso político. “Nuestra generación quedó muy desprotegida, se sintió su ausencia. Tuvimos que salir a galopar solos. Grosso marcó el norte de lo que las nuevas generaciones queríamos y de lo que debe ser la vida académica, personal y el compromiso de un intelectual”. Además de su trabajo en la academia, Miriam se dedicó a la política. Y en ese sentido Juan Carlos también fue, para ella, un hombre de quien aprender. “Lo tuve de profesor, fue mi director de tesis de licenciatura y también mi tutor cuando ingresé en el doctorado”, repasa Olga Echeverría. En su relato, se destaca una anécdota sobre la importancia que tuvieron sus investigaciones. “En 1992 o 1993 fuimos a Neuquén al Encuentro de Cátedras de Historia de América, y las bromas que hacían las cátedras de Historia Contemporánea era ‘si está Grosso, aparecen en los programas los sombreros de los campesinos. En los de Pla, más los trabajadores’. Así marcaban claramente en Alberto Pla y en Grosso dos corrientes fundadoras de la Historia Contemporánea de América”. Olga, además, resume en una frase lo que Grosso significó para su generación: “Cada vez que pienso en él se me presenta esta imagen: donde él estaba todo era mejor. Él nos volvía mejores, y nosotros queríamos ser mejores ante él”.

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Humanas de perfil

El mejor de los legados

Juan Carlos Grosso dejó una huella profunda en la generación que imprimió un nuevo impulso a la carrera de historia una vez recuperada la democracia.


Carrera de educación inicial

Un sueño compartido Luján Etcheto fue parte del primer grupo de egresadas de Educación Inicial. Cómo fueron los inicios de la FCH, a través de su relato.

“Pero abuela, ¿era así?”. La frase se repite cada vez que Luján Etcheto le cuenta a sus nietos sus años de estudio, en la década del 60, cuando la Universidad en Tandil era privada y se encontraba en plena formación. En una casa antigua de la calle Pinto, Luján cursó junto a unas pocas compañeras la Carrera de Educación Inicial. No eran más que un puñado de maestras de la escuela normal con la ilusión de convertirse en maestras jardineras, un sueño que Zarini interpretó y convirtió en realidad. Con entrañable nostalgia, Luján revive anécdotas de aquellos años, historias mínimas y cotidianas que completan la historia oficial de la creación de una nueva oferta académica para la ciudad. Una experiencia “quijotesca”. Cuenta la historia oficial que en 1967 se creó la Carrera de Maestra Jardinera en la Facultad de Ciencias del Hombre del Instituto Universitario de Tandil. Con un plantel de docentes viajeros que dictaban las materias específicas de Educación Inicial, las alumnas fueron de a poco completando el plan de estudios, hasta que en 1971 egresó la primera camada: junto a Luján recibieron su diploma Marta Viceconti, Alicia Riveira, Ana María Bruno, Ana Fernández y Sara Xodo. La historia de Luján, sin embargo, repasa esa gesta “quijotesca” que fue crecer a la par de la carrera. -¿Por qué decidiste estudiar educación inicial? -Yo me formé como Maestra Normal Nacional y terminé en 1966. Osvaldo Zarini, la señora de Fernández Arhex y Paco Serrano, entre otros, fueron nuestros profesores en el Magisterio. Incentivada por estos grandes

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docentes descubrí el jardín de infantes, pero la posibilidad de ser maestra jardinera implicaba irse a estudiar a Azul. Conversando con el profesor Zarini, nos habló de un grupo que ya se había iniciado en el año 1964 como Ciencias de la Educación y nos dijo que si había un número interesante de personas que quisieran estudiar jardín de infantes él estaba dispuesto a conseguir profesores y armar una carrera. -¿Cómo se logró ese grupo de docentes? -Ahí está el tema. Ese fue un tiempo de luchas y de trabajos de ambos lados: de parte de estos profesores que tuvieron contactos y de parte nuestra que también poníamos voluntad para hacerlo en Tandil, porque veíamos que había mucho nivel académico y que no nos teníamos que ir a otro lado a estudiar. Hoy, con el paso del tiempo, pienso que fue algo quijotesco. Fue quedarse y ver qué pasaba, porque nadie aseguraba nada. Entre los docentes con los que se contactó Zarini, estaban las profesoras del Instituto Nacional de Profesorado Sara Eccleston de Buenos Aires. “Decir que venían profesoras del Sara Eccleston sin tener que movernos de nuestra ciudad era decir ‘¡guau, qué importante!’”. Además de la calidad académica, Luján también habla del esfuerzo económico que significaba para todos traer esas docentes y del fuerte compromiso de las alumnas con su formación universitaria. “Ana Bruno, una compañera nuestra, tenía un autito, y con ella íbamos a buscar a las profesoras a donde llegaran. Juntábamos plata entre nosotros, comprábamos pasajes. Era una cosa muy senti-

Viaje al pasado

1967


da, muy vivida. Eran las once de la noche y capaz que las profesoras recién se retiraban. Era una vida universitaria tan distinta a la de hoy…”.

Esa callecita de Pinto al 300

“Cuando yo empecé a estudiar esta universidad funcionaba en la calle Pinto. No en la esquina, sino a mitad de cuadra, donde hoy está el IEHS”, rememora Luján. “En el garaje había una abuela, la abuela Laulé, que trabajaba con su hijo en lo que sería el bufet. ¡No te imaginás lo que era! Un garaje con un mostradorcito donde nos tomábamos un café, preparábamos el mate o nos hacían unos sandwichitos. La abuela nos decía “usted vaya a dar examen y yo le rezo a la virgen para que les vaya bien”. Era la historia viviente de la universidad. Y todos iban a su bufet: las profesoras, nosotros, Zarini, las chicas de secretaria, todo el mundo”. En ese edificio funcionaba, aquel entonces, la facultad de Ciencias del Hombre. Y en ese edificio, las futuras maestras jardineras vivieron sus años de estudios desde un fuerte compromiso con la educación.

muchísimo la historia, y él tenía su negocio”, dice Luján. Poco tiempo después, a la librería se le sumó una pensión. La abrió una tía de Luján para aquellas chicas que venían de ciudades aledañas a estudiar. “¿Qué hacíamos los de la universidad? Los días que había panqueques nos íbamos todos a comer a la casa de la tía Tota”. Así recuerda Luján el inicio de la Facultad de Ciencias del Hombre, como “una gran familia que se fue acercando a esos pioneros liderados por Zarini”.

Aquella primera camada.

Luján fue parte del grupo de primeras egresadas de Educación Inicial, en el año 71. Esa primera colación que estrenó escenario: el Hotel Palace, flamante adquisición de la Universidad de Tandil. Un evento para el que se prepararon al detalle y que hoy cuenta con un lugar destacado en la historia de la casa de estudios. “Hubo una cena muy importante. El menú y las tarjetas fueron un regalo de la Librería Universitaria. A la ceremonia vinieron las autoridades provinciales. Me acuerdo que los de protocolo nos hicieron ir el día anterior y nos explicaron dónde nos tocaba sentarnos a cada una, con qué mano debíamos recibir el diploma, a quien teníamos que saludar, a quién se podía besar. Fue una emoción terrible. Y lo televisaron, cosa que también fue muy llamativa porque no era común para la época. Fue emocionante porque significó un objetivo cumplido a nivel personal y el sueño realizado de quienes lo impulsaron”.

“Teníamos una compañera, Sara Xodo, hermosísima persona, que iba a la facultad con su bebé, Ema. Íbamos a las clases y Ema estaba ahí con nosotras en el aula. Me parece que la estoy viendo en el carrito, al lado. De pronto Sara le daba la mamadera, Consecuencia del pleno auge que vivían los jardines o la teta, o lloraba. Y entre todas la pasá- de infantes y la escasez de maestras jardineras, Luján bamos. Qué linda época”, recuerda Luján. comenzó a hacer suplencias antes de tener el título. NunTambién repasa la historia de Marta Vicenconti, otra compañera a la que su mamá todos los días la llevaba de Ayacucho -donde vivía- a Tandil en su Fitito. La esperaba en la puerta, tejiendo, mientras ella cursaba. Aquellos años no sólo significaron cambios para docentes y alumnos. El auge de una nueva universidad modificó la vida de la ciudad y cambió la fisonomía de esa callecita de Pinto al 300. Antes de la compra del Hotel Palace, donde hoy funciona el Rectorado, un pequeño local a metros de donde se dictaban las clases se convirtió en una librería universitaria. “La manejaba el señor Vallarino, que la abrió para traer de Buenos Aires los libros que nos pedían los profesores. A nosotros nos facilitaba

ca le faltó el trabajo. Hizo carrera docente en la provincia, transitó por algunos jardines privados –fue parte del plantel que formó el Jardín del Colegio San José, una experiencia que recuerda con especial afecto-, concursó, escaló posiciones y llegó al puesto de inspectora del DIPREGEP, del que se jubiló luego de 14 años. “Tener un título universitario en ese tiempo era muy importante. Hacia la diferencia. La universidad y la Facultad es algo que uno lleva en el corazón”. -¿Imaginó en algún momento que iba a formar parte de la historia de la Universidad de Tandil? -Nunca. ¿Quién hubiera pensado, cuando me recibí de maestra, que iba a estar en el inicio de todo esto? La vida tuvo, en mi caso, esta linda sorpresa.

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1967

Carrera de educación inicial Diferentes planes de estudio, un mismo compromiso Pese a que se modificó en muchas oportunidades, la carrera de Educación Inicial mantuvo siempre su espíritu intacto: bregar por un mejor futuro para los niños. TALLER - Disminuidos motrices Coord. Mgs. Nora Ros 28 06 11

La Educación Inicial comprende un proceso continuo y permanente de interacciones y relaciones sociales de calidad, oportunas y pertinentes, que posibilitan a los niños potenciar sus capacidades, construir conocimientos y desarrollar competencias para la vida. Se caracteriza por ser inclusiva, equitativa y solidaria ya que tiene en cuenta la diversidad étnica, cultural y social, y las necesidades educativas de los niños. En la actualidad, el Sistema Educativo de nuestro país incluye a la Educacion Inicial en el primer eslabón bajo la denominación de Nivel Inicial, compuesto por dos ciclos: el primero Jardín Maternal y el segundo Jardín de Infantes. La Educación Inicial constituye una unidad pedagógica y comprende a los niños desde los cuarenta y cinco días hasta los cinco años de edad inclusive. La Facultad de Ciencias Humanas cuenta, entre su oferta académica, con el Profesorado y la Licenciatura en Educación Inicial, una carrera con una historia extensa dentro de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

Los inicios de nuestra carrera.

Corría el año 1964 cuando en la Facultad de Ciencias del Hombre -hoy Facultad de Ciencias Humanas- se dictaron las primeras clases. Nuestra historia comenzó con la creación, tres años después, de la carrera de Maestra para Jardín de Infantes, de dos años de duración. Aquella primera cursada se inició con una matrícula de 24 inscriptos. Ese mismo año, el Instituto Universitario de Tandil obtuvo el reconocimiento provisorio como Universidad,

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para luego, en 1974, convertirse en Universidad Pública. La Carrera dependió en un principio del Instituto de Perfeccionamiento Docente. Luego, de la Carrera de Ciencias de la Educación, hasta que una resolución de Decanato en 1974 dio lugar a la creación del Departamento de Jardín de Infantes “dependiendo de él todas las materias específicas de dicho profesorado y la supervisión general del Jardín de Infantes Dr. O. Zarini”. En 1976 se realizó un cambio en el plan de estudios, la carrera pasó a tener tres años de duración y un total de 23 materias con el título académico de “Profesor de Jardín de Infantes”.

Obstáculos superados.

Corría 1977 y como consecuencia de la baja matrícula de inscripción, el primer año de la carrera no se abrió. La resolución que así lo determinó indicaba, entre sus fundamentos, que con tan pocas alumnas -seis en totalera “imposible mantener la estructura docente necesaria para el dictado de los cursos respectivos”. Sin embargo, algunas cátedras continuaron funcionando para brindar asesoramiento sobre bibliografía, trabajos prácticos y otras orientaciones. Antes de fin de año, la dirección del Departamento elevó al Decano un nuevo plan de estudios y un nuevo requisito para el ingreso: se debía poseer el Título de Maestra Normal Superior. También se modificó el título a otorgar, que sería a partir de entonces el de Maestra de Jardín de Infantes. Este plan de estudios se mantuvo hasta su reformulación en el año 1983, cuando se aprobó una modificación que también implicó el cam-


Conferencia Patricia Redondo - EDUCAR HOY A LA PRIMERA INFANCIA

bio de denominación del título, pasando a ser “Profesora especializada en Enseñanza Preescolar”. En 1989 comenzó a implementarse a nivel nacional el Programa de Incentivos para Docentes Investigadores, con la intención de promover la investigación en distintas áreas del conocimiento. En consonancia con estos cambios, se puso en marcha un nuevo plan de estudios, totalmente superador y único en el país, que implicaba una duración de cuatro años con una oferta de formación ampliada. A partir de ese momento contempló, además de la formación de profesor, la de investigador. Así, se modificó el antiguo título por el de Profesor en Educación Inicial y se creó uno nuevo, el de Licenciado en Educación Inicial.

Nuevas modalidades.

Desde 1999 se cuenta con una oferta académica de Licenciatura en Educación Inicial con modalidad de formación a distancia, que hoy depende de la Unidad de Gestión Educativa a Distancia (UGED). Allí encuentran oportunidades de formación estudiantes de toda la Argentina y también de países de Sudamérica. Además, desde la carrera se comenzó a ofrecer cursos de Capacitación Docente en diferentes ciudades de la región y en otras provincias del país bajo esta modalidad. Los planes de estudio de la carrera fueron revisados y reajustados en varias ocasiones, en sucesivas reuniones y debates. De allí que, con la intención de continuar formando los mejores profesionales para la educación inicial, en 2005 se llegó a una reforma importante por medio de la cual se incorporaron nuevas disciplinas, contemplándose la formación docente para primer y segundo ciclo así como las prácticas en instituciones escolarizadas y no escolarizadas. De esta manera se amplió la formación, previendo en el trayecto prácticas socio educativas con supervisión de un equipo docente de la carrera y con

Hoy, nuestra formación se orienta a integrar las tres funciones esenciales de la Educación Universitaria: Docencia, Investigación y Extensión y Transferencia, organizando equipos de trabajo multidisciplinares que buscan la integración de estas funciones así como el enriquecimiento de la formación ofrecida a los estudiantes, poniéndola al servicio de la comunidad educativa. la convicción de que la/s infancia/s merecen la atención de los mejores profesionales de la educación inicial. Actualmente el Plan está en revisión. Es una labor ardua que implica múltiples reuniones, debates y tareas conjuntas con todos los profesores de la carrera, con representantes alumnos y graduados. En este tránsito de modificación y reformulación del plan de estudios se ha contado con la colaboración de destacados profesionales de la Educación Inicial como Judith Acoskchy, Patricia Redondo, Patricia Sarlé, Claudia Molinari, Elizabeth Marotta y Carolina Sena, entre otros. Cabe destacar, además, la inquietud por la actualización permanente de los profesores quienes en un amplio porcentaje han realizado carreras de posgrado, siendo muchos de ellos graduados del Profesorado y Licenciatura en Educacion Inicial de la FCH. Pensando en una perspectiva histórica la trayectoria de nuestra carrera, se puede observar que en la Formación del Docente los planes de estudio han tenido diferente duración y los títulos también diferentes denominaciones, pero es innegable que siempre existió y existe un espíritu que brega por una formación integral y de calidad del profesional Docente de Educación Inicial.

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1974

HITOS La nacionalización, a través de las voces de la FCH El 5 de septiembre de 1974 una multitud se concentró en el centro de la ciudad para pedir por la universidad pública. Diferentes actores de la FCH recuerdan aquella jornada.

La ansiada Ley 20.753 promulgada el 9 de octubre de 1974 que creó la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires -con su rectorado en Tandil y facultades en Azul y Olavarría- fue el resultado de las gestiones que llevaron adelante las autoridades universitarias y los actores políticos que se involucraron en el proyecto. También fue un logro de los alumnos y los centros de estudiantes, que unieron sus fuerzas en un reclamo conjunto. Pero hubo un protagonista más, fundamental para el triunfo: un pueblo que hizo propio el sueño de Osvaldo Zarini.

Recuerdos una lucha comprometida.

Con el fin de avalar las gestiones que en Buenos Aires realizaba una delegación encabezada por el intendente municipal Jorge Lester y el rector Raúl Cruz, los centros de estudiantes, entre los que se encontraba el de la Facultad de Ciencias del Hombre, convocaron a la sociedad a movilizarse a la esquina de Pinto y Chacabuco, donde funcionaba la Universidad de Tandil “Dr. Osvaldo Zarini”. Aquel jueves 5 de septiembre de 1974 no fue un día más: la CGT convocó a un paro de dos horas. Trabajadores de todos los sectores hicieron propio el reclamo. “Obreros y estudiantes juntos hacia la victoria”, rezaba una de las pancartas que reviven las crónicas de la época. “No al monopolio, sí al pueblo”, manifestaba otro de los carteles. De fondo, el grito de una comunidad hecho canción. “Se siente, se siente, Zarini está presen-

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te”. Demetrio Brutti, en nombre de la Cámara Comercial e Industrial de Tandil, recordó en su discurso una charla con el fundador de la casa de estudio. “No tenga la menor duda. Vamos a comenzar con una universidad privada, pero de espíritu público; después habrá que trabajar por su nacionalización”. Ese día, Tandil sacudió su rutina, su gente salió a la calle y esa unión tuvo su recompensa.

Con nombre propio.

Gabriel Huarte era empleado metalúrgico en 1974. Más adelante su pasión por la historia lo llevaría a convertirse primero en estudiante, luego en docente y finalmente decano de la Facultad de Humanas. Huarte recuerda la necesidad de la universidad de convertirse en estatal por la falta de fondos para sostenerla y la disputa que se generó con Olavarría por la sede del rectorado. “Alfredo Fortabat, que era el presidente de Loma Negra, ofreció construirla en Olavarría, y acá se armó un gran movimiento de resistencia. Yo trabajaba en las oficinas de la fábrica de Metalúrgica Tandil, y se armó una especie de consigna para apoyar que el rectorado no se vaya de la ciudad”, recuerda. ¿Cómo se gestó ese apoyo? Huarte repasa: “Metalúrgica Tandil tenía en esa época 2200 trabajadores entre administrativos, jefes y obreros. Ese día salimos de la fábrica y arrancamos una manifestación hacia el centro. Comenzamos por la calle Rodríguez con los bombos. Seis cuadras éramos, fue imponente. Fue una gran manifestación popular que le dio


un espaldarazo a la lucha de los estudiantes”. 15 años tenía Renata Giovine cuando salió a la calle con sus compañeros de colegio para unirse a la lucha. “Los centros de estudiantes de las escuelas secundarias nos pusimos de acuerdo en acompañar a los universitarios en la defensa de la sede del rectorado. Junto con Rogelio Rotonda, hoy dueño del multimedio El Eco, éramos los responsables de prensa y difusión y teníamos a cargo la organización y las pancartas. En la terraza de mi casa se escribió la que llevamos la Escuela Nacional de Comercio”, cuenta. Esa pelea que menciona Renata, hoy investigadora y docente de la FCH, no le era ajena tampoco a nivel familiar. “Mi hermana era alumna de la universidad y mi madre pagaba una cuota de socio para mantener el Instituto universitario”.

Reflexiones presentes.

“En mis tiempos de estudiante, me tocó atravesar las dos etapas de la Universidad. Empecé cuando todavía era privada y vivía su fundador, el doctor Osvaldo Zarini”, recuerda Néstor Di Paola, alumno del profesorado de Ciencias de la Educación en aquel momento. “Más aún, por entonces yo ya estaba trabajando en periodismo y en el año 1971 le pregunté a Zarini, en un reportaje, qué opinaba acerca de una hipotética nacionalización. Ahí descubrí que él era consciente de que en algún momento tendría que darse. Sin embargo, su ‘corazoncito’ estaba por mantener aquella quijotada bien nuestra, bien tandilense, todo el tiempo que pudiera ser factible. Cuando ello finalmente ocurrió, el creador no vivía. Y para nosotros -estudiantes, trabajadores, todos- fue un alivio, más allá de las añoranzas. De no haber llegado, muy a tiempo, la nacionalización, ya ningún Quijote nos hubiera podido salvar”. Leontina Da Costa Amaro de Cabana -Paloma-, ex docente de Trabajo Social también rememora, hoy, aquellos días. “Poner en presente el hecho Institucional

de la nacionalización de la nuestra Facultad de Ciencias Humanas mueve a recordar, confirmando actitudes y posturas que enriquecieron ese momento. El hecho en sí fue muchísimo más que varias firmas corroborando compromisos por ambas partes. Pasado el tiempo, y más allá de tantas anécdotas que iluminan el mismo, me quedan cada vez con más fuerzas algunos criterios rectores. Los proyectos siempre triunfan cuando se amasan de abajo hacia arriba, de adentro hacia afuera, desde la pasión desinteresada hacia el bien común...’”. “Nos consta”, completa.

El recuerdo de un actor fundamental.

“Mi padre era senador nacional en ese momento, y recogió el espíritu que reinaba en la comunidad, que era la nacionalización”, comienza a recordar Juan Carlos Pugliese. Su padre y Fernando De la Rúa, legisladores radicales aquel entonces, fueron los autores del proyecto de ley que dio origen a la creación de la UNCPBA. “Él fue, en realidad, el vehículo canalizador de una inquietud comunitaria. Y el articulador de los intereses de Azul, Olavarría y Tandil, que no fue un tema fácil porque había entonces, más que ahora, una rivalidad bastante importante”, repasa. Para Pugliese, la nacionalización fue un hecho importantísimo para la región “porque, además de convertirse en estatal, descentralizó la industria del conocimiento, que estaba localizada en La Plata y en Buenos Aires”. La lucha de los estudiantes que defendieron su universidad. El tenaz trabajo de los legisladores que pelearon por el proyecto y el apoyo incondicional de las autoridades municipales. El aporte de los socios, la participación de docentes y no docentes. La cooperación de empresarios, profesionales y trabajadores. Un pueblo que se unió e hizo realidad el sueño de Osvaldo Zarini.

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Carrera de Asistente Social

Aquellos años de terror Cuando María del Carmen Silva descubrió que la Facultad de Humanidades había abierto la carrera de Trabajo Social no dudó ni un instante: era lo que quería, en una universidad pública y, además, podría militar. Sin embargo, en el país estaba por comenzar una de las etapas más sangrientas de su historia. Ella lo vivió en carne propia. Juventud y militancia. “Mi adolescencia transcurrió justo en toda la eclosión de la vuelta de Perón, los jóvenes estábamos enloquecidos con la efervescencia política que se vivía”, dice María del Carmen. De padre ferroviario y madre ama de casa, creció escuchando las historias de Perón y Evita, y cuando en 1974 terminó el secundario se anotó en la carrera de Asistente Social. Al Centro de Estudiantes y a la Juventud Universitaria Peronista llegó gracias a Jorge Person y Diana Schatz, una estudiante de Historia que en 1979 fue asesinada por la dictadura militar. ¿Cómo fue cursar durante la dictadura? En el año 1976 se cerró el Centro de Estudiantes, pero cuando más se notó fue en el inicio de las clases del 1977. Por ejemplo, había profesores que no estaban más. Como alumna, ¿sabía lo que estaba pasando? Nadie nos daba una explicación. Habían puesto unos horarios que eran imposibles de cumplir si trabajabas. La bibliografía que habíamos usado estaba prohibida. Y andábamos con sumo cuidado porque sabíamos que ya desde 1975 había delatores. Personal no docente, docentes, compañeros. Secuestro. “Yo me daba cuenta que iban a venir por mí”, dispara. Y si bien había dejado de militar porque la represión era evidente y ya habían caído algunas compañeras, no había abandonado el trabajo ni sus clases en la facultad. “Me la voy a rebuscar”, pensó. La noche del 8 de septiembre tres hombres, que se identificaron como perso-

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María del Carmen Silva fue una de las estudiantes secuestradas de la carrera de Asistente Social durante la dictadura. Su historia. nal del ejército, entraron a su casa, revisaron todo y la secuestraron. Estaba con su mamá. La llevaron al centro de detención La Huerta, donde la interrogaron y la torturaron. Después de tres semanas en el infierno la liberaron y la obligaron a presentarse periódicamente ante un “responsable” para no volver a la “cárcel”.

¿Retomaste a la facultad?

Sí. Dejé pasar unos días. Estaba aterrada. Con mis compañeros de militancia ni nos veíamos, y si los veía cruzaba la calle. “¿Cómo me voy a encontrar con ellos?”, pensaba. Iban a creer que otra vez andaba en algo. El miedo hizo que dejara la carrera. “No sabía, si me volvían a llevar, si bajo tortura podía decir cosas que no quería”. Los controles se diluyeron con el tiempo. Quedó el miedo y un largo silencio. Recién en 2003, con la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, pudo hablar. Declaró en Azul y hoy forma parte del grupo Memoria por la Vida en Democracia. No se recibió de asistente social, pero realiza, junto a su marido, trabajos solidarios a través de Flor de Murga. ¿Cómo ve su paso por la facultad en perspectiva? -Fue fructífero porque me cambio la cabeza, la forma de mirar la realidad. Me sentí parte de algo que me entusiasmaba, me sentí valorada. Y aprendí a pensar distinto, a no quedarme con las apariencias, a compartir y a estudiar.

Humanas a través de los ojos de.

1974


A través de sus prácticas, Trabajo Social ha puesto en marcha distintos proyectos que mejoraron la calidad de vida de los vecinos de siete barrios de Tandil. Algunas experiencias. La carrera de Trabajo Social, a través de sus prácticas, tiene una fuerte influencia en la sociedad de Tandil: en muchos barrios, y a través de distintas experiencias, los proyectos puestos en marcha mejoraron considerablemente las condiciones de vida de la comunidad. La llegada del agua potable a La Movediza y Tropezón, la gestión para la construcción del Jardín Maternal Teresa Díaz y la posterior puesta en marcha del Centro Cultural Comunitario Atrapasueños en Maggiori, el trabajo en Villa Aguirre con el saneamiento del arroyo y las huertas familiares, son apenas algunos ejemplos de los fuertes lazos que unen a los estudiantes con sus prácticas y a la carrera con las diferentes problemáticas de la ciudad. Una experiencia única en Argentina. “A partir de 1987 empezamos a tener una experiencia única en el país, una instancia de práctica integrada donde participan alumnos de distintos años y niveles de la carrera y todos juntos hacen trabajo de campo en un barrio”, explica la doctora Andrea Oliva, docente de la carrera y coordinadora de las prácticas. Dentro del taller, los estudiantes trabajan en siete barrios diferentes: la Movediza, el Tropezón, el barrio Maggiori, el barrio San Juan, Villa Aguirre, la zona de San Cayetano y Villa Gaucho. En los comienzos también se trabajó en Villa Cordobita y en Tunitas. Se trata de una práctica territorial autónoma, donde los grupos no se insertan en ninguna institución. “Desde la carrera se articulan los proyectos junto a distintas organizaciones, entonces hay una multiplicidad de actividades paralelas. De esta forma venimos trabajando desde hace 25 años”, agrega Oliva.

-¿Qué importancia tienen dentro de la oferta académica las prácticas? -Atraviesan toda la carrera. Tenemos dos tramos internivel. La parte territorial, que es la que yo coordino, se hace con alumnos de primero a tercero. En cuarto y quinto se hacen prácticas más individuales con inserción en instituciones. En la parte territorial, la que tiene más trayectoria, se hicieron varios proyectos importantes. El primero, de autoconstrucción, se realizó conjuntamente con un convenio entre la FCH con la Facultad de Arquitectura del Mar del Plata.

El puntapié de un vínculo con la sociedad.

El primer proyecto que se puso en marcha dentro de las prácticas de la carrera estuvo enfocado en la autoconstrucción de viviendas para los sectores de bajos recursos en La Movediza y Tropezón. Desde la FCH se trabajó en la primera etapa. “Se hizo una articulación con empresas metalúrgicas, que dieron una parte del material. Además, hubo un financiamiento por parte de la FCH de proyectos de gestión social. Eso duró unos años”, cuenta Oliva. Aquella experiencia fue el puntapié inicial: luego vendrían nuevos desafíos y distintas problemáticas a trabajar.

Por un servicio esencial.

Durante el segundo relevamiento que realizó la carrera en el área de la Movediza, en 1992, los alumnos detectaron que uno de los problemas centrales del barrio era la falta de agua potable. Ante la ausencia de un ser-

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De humanas a la comunidad

La influencia de la carrera en la sociedad


1974

Carrera de asistente social

vicio básico para los vecinos, se llevó adelante una propuesta de organización comunitaria: realizar asambleas con la participación de los vecinos para poder, en conjunto, solucionar el problema. “A través de esas reuniones se logró que el Municipio aprobara una obra, que luego financió la provincia”, recuerda Oliva. Tres años después, en 1995, se inauguró una planta de agua, que ayudó a que los cuatro barrios que se encuentran en esa zona crecieran de forma exponencial. ¿Cómo logró un grupo de estudiantes movilizar a los vecinos de Tandil para lograr una mejora en su calidad de vida? “Los alumnos iban a cada casa convocando a reuniones vecinales que se hicieron en la calle. La gente desconfiaba de la sociedad de fomento y de los dirigentes, entonces tratamos de hacerlo lo más democrático y horizontal posible”, recuerda Oliva. Los alumnos lograron captar la atención de la gente incluso antes de que las asambleas populares se masificaran con la crisis del 2001, y en cada reunión participaron entre cuarenta y cincuenta personas. “Se debatía qué hacer, si se juntaban firmas, cómo se presentaba al Municipio. Los alumnos participaron coordinando las reuniones, pensando cómo realizar las convocatorias, elaborando folletos para mantener a la gente informada y redactando cartas para juntar firmas. También se ocuparon de supervisar que el proceso fuera democrático y que se escuchen todas las voces”. Una de esas voces que estuvo presente en las reuniones vecinales de aquel trabajo comunitario fue la de Mabel Panozzi. Habitante del barrio, recuerda la importancia que tuvo el taller de la carrera para la llegada del agua potable a La Movediza. “En esta zona ese proyecto

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fue muy importante porque no había agua. Las napas estaban muy profundas y no se lograba sacar agua”, recuerda, y destaca la labor de los alumnos, que, repasa, colaboraron con los censos y ayudaron mucho en las asambleas. “Tuvieron una participación muy activa los trabajadores sociales”, agrega.

Un jardín maternal para Maggiori.

El jardín maternal que funciona en el barrio Maggiori desde 1987 lleva el nombre de Teresa Díaz. “Para ella fue un logro máximo porque trabajó muchísimo por ese lugar. Fue una lucha muy importante en su vida”, dice Gustavo Ruíz, nieto de Teresa, quien ya no está. La necesidad de un espacio para que las madres de la zona pudieran dejar a sus hijos pequeños e ir a trabajar fue el motor que puso en marcha el proyecto. Alumnos y docentes de Trabajo Social se convirtieron en un apoyo más para concretar ese sueño. “La carrera tuvo mucho que ver en esa etapa inicial, ellos comenzaron a organizar el trabajo. Hoy la guardería es lo más importante que tenemos”, agrega Gustavo, presidente de la Sociedad de Fomento del barrio. ¿Cómo nació la idea de una guardería? Marisa Tomellini, Licenciada en Trabajo Social y docente, vivió aquella experiencia como alumna. “recuerdo que empezamos a hacer reuniones en la sociedad de fomento a partir de las demandas de la misma gente del barrio. Ellos veían la guardería como una necesidad para las mamás que no podían salir a trabajar porque no tenían en donde dejar los chicos, o que salían pero los dejaban a cargo de los hermanitos mayores, y eso implicaba que faltaran a la escuela”, repasa. Sin recursos para armar el espacio desde cero, lo primero que se pensó fue hacer


un jardín maternal en la parte de adelante de una fábrica abandonada y que una mamá por turno, de acuerdo a sus horarios, cuidara a los chicos de las otras ahí. Leticia Martínez, licenciada, docente y coordinadora de aquella práctica, cuenta cómo se logró levantar el lugar donde funciona la guardería, frente a la plaza del centro de barrio. “Se trabajó el diseño del espacio con un equipo: un arquitecto, los vecinos y nosotras. El municipio puso el financiamiento y se construyó”. Hoy el Jardín Maternal ayuda a que muchas mujeres de Maggiori puedan ir a trabajar sin preocuparse por el cuidado y la atención de sus chicos.

ron su impronta al momento de aprender a gestionar y buscar soluciones a las problemáticas con las que se enfrentan todos los días. “Esa fue un poco la idea: trabajar mucho en la lucha de los chicos por sus derechos”, explica Marisa. Así fue como en 2010, a partir de un grupo de jóvenes autogestionados llamado Los Maggios nació Atrapasueños, un Centro Cultural Comunitario con personería jurídica. Allí son los mismos chicos, junto a vecinos, tesistas y estudiantes de trabajo social, los que fomentan la participación, llevan adelante actividades culturales y recreativas, discuten las problemáticas comunes y encuentran apoyo.

Un trabajo con continuidad.

Cristian Bernardi fue parte del grupo y uno de los gestores de Atrapasueños. En una entrevista que le dio a Bernardo Penaucos, estudiante de la carrera que realizó su tesis sobre la intervención de Trabajo Social en el barrio, se refirió a la importancia de poder contar con un espacio propio para poder dar continuidad y reforzar las actividades que venían realizando con Los Maggios. “Necesitábamos un espacio para juntarnos, y en vez de ir a pedir el lugar al club, o a la biblioteca o al quincho de Maggiori, logramos tener nuestro lugar propio para poder juntarnos. Tener el lugar del Atrapasueños ayudó un montonazo al grupo”, contó. Lucas, otro de los integrantes del Centro, resaltó el apoyo de los vecinos y cómo cambió la forma en la que los veían cuando eran el Grupo Los Maggios y ahora, que cuentan con el espacio de Atrapasueños. “Cuando empezamos la mayoría de las familias nos veía como un grupo que iba los sábados a la plaza y ya está. Ahora, al decir ‘voy los días que sea necesario al Atrapasueños’ hace que banquen las locuras y las ideas que tenemos. Aunque a veces piensen que algo no es posible, nos siguen apoyando y remando con nosotros”.

Leticia trabaja en el barrio Maggiori hace 30 años. Primero como alumna y luego como docente, conoce bien las necesidades de sus habitantes, que la quieren y la tratan como a una vecina más. Luego de la experiencia de la guardería, la continuidad del trabajo de la carrera se dio con los adolescentes. “Cuando yo hice mi práctica lo primero que demandaban era apoyo escolar, así que empezamos con eso. Seguimos con otros talleres, la guardería fue creciendo y alrededor de las necesidades de los chicos fueron saliendo otros proyectos”, recuerda. Marisa, por su parte, acota: “Hay un reconocimiento por parte de la gente a hacia el taller de prácticas. Si tienen que demandar salud, van al centro de salud, por ejemplo, pero en lo que tiene que ver con la contención de los jóvenes la participación del taller está muy marcada”. Una radio, clases de apoyo, actividades y organizaciones juveniles: el taller en Maggiori fue fundamental como disparador de proyectos que luego los propios chicos fomentaron e hicieron crecer. Las prácticas deja-

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HITOS Qué yo volviera era como una reivindicación La dictadura expulsó de la Facultad de Ciencias Humanas a muchos docentes que, con la normalización, volvieron a las aulas. La historia de Jorge Pérez San Román. Con el objetivo de erradicar cualquier signo político e ideológico de las aulas, la dictadura militar del 76 impuso en las universidades de todo el país un fuerte control. La búsqueda del disciplinamiento social y el control académico implicó, en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), una sangría de profesores y docentes. Obligados a renunciar o expulsados de sus cargos, vivieron años de silencio o partieron al exilio. Uno de ellos fue Jorge Pérez San Román.

La FCH como una oportunidad.

San Román logró su título de Licenciado en Filosofía a fines de los años 60 en la Universidad Nacional de La Plata, aunque luego se dedicó, como docente, a la sociología y la metodología de las Ciencias Sociales. No fueron años fáciles los de sus comienzos: con el golpe que comandó en 1966 Juan Carlos Onganía las universidades fueron intervenidas. Pese a tener un cargo de auxiliar, Pérez San Román se fue a la Universidad de Mar del Plata, donde conoció al Doctor Oscar Nudler. “Al poco tiempo él se fue a la Fundación Bariloche y me quedé con las cátedras”, repasa. Poco después, el mismo Nudler le propuso acompañarlo como adjunto en Introducción a la Filosofía en la UNCPBA, y así llegó a Tandil. ¿Cómo fue esa época en la FCH? Fue duro. Al poco tiempo empezaron las presiones sobre los contenidos. El decano interventor, Ceferino Cruz, me llamó y me dijo que tenía que dar filosofía católica. San Román sabía lo que estaba sucediendo, y sabía también que la situación se iba a poner cada vez más difícil. Luego del derrocamiento de Isabel Martínez de Perón fue cesanteado de todos los cargos que ocupaba y comenzó a sobrevivir de la forma que pudo.

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¿Cómo lo echaron? -No recuerdo bien cómo, me entero que habían llegado informes sobre mi ex mujer, María Angélica Luz y sobre mí. Como veía que lo iban a presionar a Ernesto Borga y que a él le iba a resultar difícil echarme, me fui. En ese momento apareció la posibilidad, por medio de Berta Braslavsky de ir a Venezuela. Todo esto se juntó con la situación cada vez más difícil. La Plata era un infierno. Entonces nos fuimos.

El exilio.

“Del 77 al 79 vivimos en Venezuela. Primero fuimos a una universidad en Trujillo. Luego nos fuimos a Mérida”, cuenta San Román. Jorge y María Angélica eran sólo un par de los muchos exiliados que habían llegado al país del Caribe. La mayoría, chilenos. Aquel entonces, la presidencia venezolana había puesto en marcha un sistema de becas que le permitió a quienes pudieron nacionalizarse y a los docentes venezolanos continuar su formación en el extranjero. Con un contrato precario y la amenaza de no poder competir por los cargos con quienes volvían al país, San Román decidió seguir viaje rumbo a México. “Empecé a trabajar como profesor con Néstor García Canclini en la Escuela de Antropología que dependía del Instituto de Antropología de México. Y un poco después conseguí trabajo en una dirección de comunicaciones de la Secretaria de Educación Pública”. Cuando estaba fuera del país, ¿sabía lo que sucedía aquí? Si, en México había varios grupos de exiliados, y todos estaban absolutamente al tanto de lo que pasaba en Argentina.

Testimonios

1983


Volver.

A principios de los 80, el Poder Ejecutivo de la Nación designó a la profesora Elsa Beatriz Zubillaga de Arhex como decana sustituta del Doctor Ernesto Borga. San Román, con la caída de la dictadura y sin saber a ciencia cierta lo que sucedía en la FCH, comenzó a enviarle cartas a la decana con la intención de volver. En paralelo, su hija decidió regresar y comenzó a cursar la carrera de Historia. Tenía como docente a Norberto Álvarez. Y el apellido San Román no pasó desapercibido. “Cuando Norberto se entera de las cartas le dice a mi hija ‘decile a tu papá que no mande cartas porque esa es la gente que viene del proceso´. En ese momento me escribió un muchacho, Somoza, que era alumno cuando yo me fui de Tandil. Un tipo muy inteligente que después se doctoró. Me decía que volviera, que tenía un lugar asegurado”. El regreso se dio en el 84 y el cargo que le dieron fue el de Secretario Académico. Luego vendrían concursos, un vicedecanato, un breve regreso a México, otra vuelta a Tandil, un cargo exclusivo como docente y la jubilación.

¿Por qué decidió volver? -Nosotros no sabíamos si la dictadura iba a durar toda la vida. Nos ayudó la guerra de Las Malvinas. En Venezuela y en México me sentí muy cómodo y no estaba desesperado por volver de puro nostálgico. Pero cuando cayó la dictadura, se llamó a elecciones, ganó Alfonsín y se dio toda esa euforia, fue como una ola. ¿Cómo fue la vuelta? -Complicada, porque la gente que yo conocía, que venía del proceso, estaba de salida. Gente que a mí me tocó de alguna manera llamar a concurso, y ellos sabían que no iban a ganar pero porque no tenían competencia. Algunos zafaron. Muy pocos. Cuando volví yo era un exiliado. Así y todo me trataron amablemente porque era Secretario Académico. ¿Se hablaba de su figura cuando comenzaron los tiempos de la democracia? -Sí, los alumnos tenían una expectativa por ahí exagerada. Estaban en contra de los profesores, de la dictadura, entonces que volviera era como una reivindicación.

“La normalización abrió las puertas de la universidad a todo el mundo”

Por supuesto, muy fuerte. Y además todos los que hoy están en la Facultad se formaron en ese momento. Se hicieron convenios internacionales, muchos se especializaron en el exterior. En Ciencias Humanas, además del caso de Historia, se hicieron muy fuertes alianzas con los mejores sitios en Ciencias de la Educación y Trabajo Social. Fue una etapa de creación muy importante, que le dio una fisonomía a la Universidad del Centro que la caracteriza y que la tiene muy bien considerada como una universidad que no sólo cuenta con investigación sino que además tiene investigación vinculada con la sociedad. Fue duro porque había mucha gente muy buena que estaba trabajando a la cual se le puso mayores exigencias. Hoy, los resultados están a la vista y creo que fue bueno poner esas exigencias.

Juan Carlos Pugliese fue el primer rector electo por el Cogobierno que tuvo la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA) luego de los años de plomo. Durante su gestión, desde 1984 hasta 1982, estuvo a cargo de la etapa de la normalización, y fue un actor fundamental en la renovación universitaria en la ciudad durante los primeros años de la democracia. ¿Qué importancia tuvo la llegada de nuevos profesores a la UNICEN luego en la etapa de normalización? La normalización abrió las puertas de la universidad para todo el mundo, dejando atrás un período muy negro de la historia en todos los planos: Muchos docentes tuvieron las puertas cerradas de la universidad por cuestiones ideológicas, y en esa etapa se abrieron totalmente. Además, sobre todo en Ciencias Humanas, pusimos un umbral muy alto para la realización de los concursos, convocando a los mejores docentes del país en esas disciplinas para que fueran jurados de los concursos. Y eso le dio una masa crítica fundamentalmente a la Facultad que le permitió proyectarse y ser hoy la que lidera en algunas disciplinas, como en el caso de historia. También hubo una apertura a la investigación, ¿no?

Y a nivel personal, ¿que significó la etapa de normalización para usted? Cuando fui rector tenía 34 años. Mi vida cambió totalmente porque si bien ya era profesor de la universidad accedí al rectorado por la política. Mi vida cambió porque desde ese momento hasta hoy me dediqué íntegramente a la universidad. Y la verdad es que tengo el mejor de los recuerdos de esa etapa de normalización. Me siento muy satisfecho cuando voy por las calles de Tandil o me encuentro con gente de la universidad y me recuerda con afecto esa gestión. Por eso no puedo volver, siempre las segundas partes fueron malas.

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1985

IEHS Investigación de alto nivel Tras la llegada de la democracia y en el marco de una fuerte renovación académica, en 1985 se crea el IEHS. Pasado y presente de un referente en Historia Argentina y Americana.

Como un signo de los tiempos de la normalización de la Universidad, producto de la recuperación de la democracia, en nuestra casa de estudios comenzó a tomar forma un proyecto cuyo horizonte era la renovación académica. En el caso de la Facultad de Ciencias Humanas -por entonces Facultad de Humanidades-, la Carrera y el Departamento de Historia iniciaron la desafiante tarea a comienzos de los años ochenta. A la incorporación de docentes e investigadores -algunos de los cuales había transitado la dolorosa experiencia del exilio- se le sumó la entusiasta militancia de los estudiantes que participaron de ese proyecto de renovar el campo disciplinar y la formación de recursos humanos. Un primigenio grupo de investigación Población y Sociedad que dirigieron el Dr. Eduardo Míguez y el Profesor Norberto Álvarez fue el punto de partida. Con el arribo de Juan Carlos Grosso, el Dr. Juan Carlos Garavaglia, el Profesor Raúl Mandrini, la Profesora Susana Bianchi y el Dr. Zacarías Mouthukias, entre otros, fue posible concretar la creación de un centro de investigación en Historia. Ese fue el punto de partida de uno de los núcleos consolidados de la UNCPBA en nuestros días, el Instituto de Estudios Histórico Sociales “Prof. Juan Carlos Grosso” (IEHS). Tras la conformación del núcleo de investigación, sus miembros jóvenes -recientes graduados de la Carrera- emprendieron su formación de postgrado en centros académicos nacionales e internacionales de reconocida trayectoria, como la École des Hautes Études en Sciences Sociales. Tiempo después se consiguió un nuevo logro: contar con una publicación en la que se difundieran los avances de la Historia y de las Ciencias Sociales centrada en las problemáticas de la Historia Argentina y Americana. Desde entonces, el Anuario IEHS cuenta con el aporte de

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reconocidos investigadores, que le han permitido consolidarse como una de las revistas más prestigiosas en el ámbito nacional y regional en esta área de conocimiento. En el año 2004 obtuvo uno de los premios en el Concurso “revistas de Investigación en Historia y Ciencias Sociales” otorgado por la Ford Fundation y la Fundación Compromiso. Desde 2009 integra por concurso el Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas (CONICET-CAYCIT) y en la actualidad se encuentra indexada en las bases Latindex, Handbook of Latin American Studies, America, History and Life, Dialnet y Ulrich’s. La sólida formación del cuerpo de docentes e investigadores del Departamento de Historia y del IEHS hizo posible contar una masa crítica con la cual se puede sustentar el Programa de Doctorado en Historia que, desde el año 2006, ha sido categorizado A por la CONEAU. La claridad de las metas a alcanzar posicionó a la Carrera de grado y de postgrado, al Instituto de Estudios Histórico Sociales y a su publicación en una alta valoración en el campo del conocimiento historiográfico a nivel nacional e internacional. En el año 2011, producto de la articulación con otro prestigioso núcleo de investigación de la Facultad de Ciencias Humanas, el Centro de Investigaciones Geográficas (CIG), se consiguió un nuevo logro: conformar el Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS) como una Unidad Ejecutora del CONICET. Como se puede dar cuenta en la actualidad, la vasta producción de los integrantes del IEHS -en su mayoría investigadores y becarios del CONICET- se desarrolla en diferentes líneas temáticas, teóricas y metodológicas. Las problemáticas de la realidad social que se investigan transitan un amplio abanico de cuestiones. La Historia Social, la Historia Cultural, la renovada Historia Política, la Demografía Histórica, la Historia Intelectual, la Historia


Económica, la Historia de Género, la Historia de la Infancia, la Historia de la Educación y la Antropología Cultural son transitadas en los programas y proyectos radicados en este centro de investigaciones: 1. El programa “POBLACION Y SOCIEDAD” en el que la preocupación central es la de estudiar la dinámica poblacional y social en el contexto de regiones de asentamiento reciente. El uso combinado de fuentes demográficas (censos, padrones, registros parroquiales y civil), con fuentes de carácter cualitativo, es una de las tradiciones heredadas del grupo Población y Sociedad. 2. El programa “ACTORES, IDEAS Y PROYECTOS POLITICOS EN LA ARGENTINA CONTEMPORANEA” reúne distintas líneas de investigación sobre la historia política y cultural argentina del siglo XX que se definen en torno a problemas y preocupaciones comunes: el estudio de la ideología, las prácticas y la cultura política, el rol de los intelectuales y los actores políticos colectivos, los trabajadores, los educadores, las mujeres, las instituciones, los proyectos políticos. Desde diversas perspectivas analíticas que abren al diálogo con otras disciplinas sociales y con un fuerte énfasis en el trabajo empírico, está orientado hacia una historia analítica que intenta recuperar la presencia de los individuos, en tanto seres sensibles y pensantes, en el proceso histórico. 3. El programa “CULTURA, SOCIABILIDAD Y TRANSGRESIÓN EN CONTEXTOS URBANOS” que estudia la evolución temporal de las relaciones de sociabilidad en enclaves marginales urbanos, intentando comprender la emergencia del conflicto y la violencia dentro de esos sistemas de relación social y también las formas en que intervienen en estas diversas agencias del Estado, como la escuela, la policía y la justicia articulada al sistema penal y penitenciario. La investigación combina diversas aproximaciones metodológicas articuladas a diversas tradiciones disciplinares, principalmente la antropología, la sociología y la historia. 4. El programa “PAISAJES SENORIALES, SONIDOS Y SILENCIOS DE LA EDAD MEDIA” que sigue los lineamientos teóricos propuestos por la Historia sensorial y la Antropología de los sentidos con los que se busca estudiar un aspecto poco tratado en la historiografía medieval: el paisaje sonoro. Estos sonidos representan un espacio pleno de actividad y de movimiento: así como los sonidos de la naturaleza informan de los fenómenos que acontecen en esta, los producidos por los hombres informan de su presencia y de sus correspondientes actividades. Las manifestaciones sonoras de un grupo humano son un reflejo de una experiencia social y cultural, históricamente determinada.

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1984

HITOS Un cambio de denominación En 1988 la Facultad de Humanidades pasó a llamarse Facultad de Ciencias Humanas. Protagonistas de aquella época recuerdan el por qué.

Doctor Eduardo Míguez Doctor Antonio Manna

“El cambio de nombre de nuestra facultad fue un asunto debatido en varias sesiones del Consejo Académico y sobre el tema se argumento de manera exhaustiva, según recuerdo. No se intentaba acabar con una tradición muy arraigada ni de lograr un pasaje para ir de las ‘ciencias marías’ a las ‘duras’ por un pase nominativo. No. De lo que se trataba era de dar cuenta, desde nuestros saberes y prácticas, de un entorno cultural y académico que transcurría en medio de una dificultosa transición política, y adaptarse a una globalización que comenzaba y a un mundo en rápido proceso de transformación. Su estudio, crítica y debate nos parecían más propios de lo que se llama Ciencias Humanas. Creo que esa fue una de las razones principales que posibilitaron el cambio.”

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“La respuesta es bien sencilla. Cuando se creó la Facultad de Ciencias Sociales en Olavarría, se creó un disgusto en la Facultad de Humanas porque se superponía con su campo disciplinario. En verdad, Olavarría quería crear una facultad de algo, y en principio, pensaron en Psicología. Pero como tenían poco para avanzar en ese sentido, y para una facultad de Ciencias duras menos, y había algo de antropología en la ciudad, armaron el proyecto de Sociales. Humanas no se podía oponer, porque el proyecto buscaba equilibrio regional, que era razonable. Pero el nombre de la facultad irritaba, porque la denominación contenía el prestigio de las ciencias para aquella facultad, y es posible que a la Facultad de Humanidades en algún momento lo hubiera gustado cambiar su nombre por el de Ciencias Sociales. Como no se podía, se optó por el de Ciencias Humanas, para no ceder todo el espacio de la cientificidad de sus carreras.”


Humanas a través de los ojos de...

Doctora Renata Giovine

“Nuestra pretensión no era Ciencias Humanas, era Ciencias Sociales. La Facultad, lo recuerdo bien porque participé de todas las discusiones del Consejo Académico respecto al cambio de nombre, estaba pensada para constituirse en Ciencias Sociales. Incluso porque había una proyección de sumar tal vez nuevas carreras que luego no se sumaron. La década de los 80 estuvo cruzada por la redemocratización y la innovación curricular, académica, de gobierno. Soplaban vientos muy fuertes de cambio, de renovación, y todos estábamos en esa lucha por conquistar ese espacio democrático, pluralista y

solidario. Una manera de hacerlo fue cambiar el nombre de Humanidades, que había reemplazado al de Ciencias del Hombre. Luego hubo una disputa de poder con las nuevas carreras de la facultad actual de Ciencias Sociales, en la sede de Olavarría, y esa fue una batalla perdida. Incluso el Centro de Estudiantes había realizado calcomanías con la denominación de Ciencias Sociales. Entonces, el cambio de nombre no fue solamente una cuestión de la gestión o de los consejeros académicos, sino que estuvieron involucrados todos los claustros de la facultad, y lo estudiantes participaron muy activamente.”

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1993

Núcleo de Estudios Educacionales y Sociales

NEES: crecimiento, prestigio y futuro Con una trayectoria de más de 20 años, el Núcleo de Estudios Educacionales y Sociales se consolidó como el de mayor cantidad de integrantes de la FCH. Con la resolución Nº 216 del 17 de noviembre de 1993 se selló la creación del Núcleo de Estudios Educacionales y Sociales (NEES). Impulsado por un grupo de docentes del Profesorado y la Licenciatura en Ciencias de la Educación que decidió trabajar en conjunto, buscó en esos primeros años posibilitar el intercambio académico, la integración de los docentes de la carrera y el avance de sus proyectos de investigación. Nació en un contexto regido por el incentivo a la producción de conocimiento y se puso en marcha con un cuerpo que incluyó tanto investigadores formados como en formación. Hoy, 20 años después, cuenta con un equipo que trabaja en investigaciones abordadas desde múltiples perspectivas, edita la prestigiosa publicación Espacios en Blanco y sostiene redes en el país y en el exterior con otras instituciones universitarias. “El surgimiento del NEES tiene que ver con las políticas científico tecnológicas de los ‘90, la reconversión de la Universidad y el incentivo a la investigación”, repasa Lucía García, hoy Directora del NEES. Y explica que si bien la iniciativa partió de Ciencias de la Educación, siempre se trabajó de forma interdisciplinaria. Unos pocos años después de la fundación, se sumaron profesores de la carrera de Educación Inicial. Hoy, agrega María Ana Manzione, Vice-directora del Núcleo y docente de la carrera de Educación Inicial, es uno de los grupos de investigación con más investigadores de la FCH, con más de 40 en su planta estable. Para repasar el contexto y los desafíos, Lucía vuelve en el tiempo, señala la historia de la Universidad en el país, menciona el quiebre que significó para la institución tanto la época de Onganía como los años de la dictadura del 76 y la escasez de investigación en esos tiempos dentro del ámbito académico. Recién luego de aquellos años sangrientos, el contexto se volvió favorable. “La normalización universitaria y la Democracia le dieron un

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impulso importantísimo a la investigación”, señala. Luego, los 90 aparecieron como un clivaje y en la actualidad, si bien todavía persisten algunas problemáticas en torno a la investigación, existe un presupuesto que posibilita el funcionamiento del Núcleo.

Investigación en continuidad y nuevas temáticas.

Así como el Núcleo se fue fortaleciendo con la participación de nuevos investigadores, las problemáticas a investigar también se ampliaron con el paso de los años. Y ese devenir fue acorde a los cambios que sufrió el campo de la educación durante los últimos 20 años. “En los últimos años, por ejemplo, se comenzaron a investigar cuestiones vinculadas a temas como la inclusión, la exclusión, la vulnerabilidad, la pobreza y la infancia. Estas son cuestiones que antes no tenían tanto peso o tanta tradición”, explica María Ana. Lucía, por su parte, hace mención a la reforma de los 90, que “pasó a ser un objeto importante de investigación desde distintas aristas del campo educativo, y lo sigue siendo”. Además de los nuevos enfoques y del estudio de las continuidades y las rupturas dentro de las políticas educativas, Lucía hace hincapié en las problemáticas que ya cuentan con una trayectoria de investigación. “Es difícil que un grupo cambie radicalmente el tema porque va en detrimento de tu propio capital intelectual acumulado”, explica.

Sustento y futuro.

Las dos décadas del NEES significaron, para el Núcleo, un crecimiento que fue mucho más allá de la Universidad del Centro. Desde hace varios años sus investigadores se presentan a competir por subsidios nacionales y el equipo cuenta con un trabajo importante de redes académicas, tanto dentro del país con la Universidad de Córdoba o la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), como en el exterior. “Para mi es significativo el crecimiento y el posicionamiento que ha tenido el Núcleo, porque esta cuestión de las redes y demás se hace a través de los proyectos de investigación que venimos desarrollando”, asegura María Ana a modo de balance. Lucía coincide, y agrega: “Es un trabajo de acumulación de 20 años y en conjunto. Y a lo que uno aspira, que también es lo que nos gratifica, es ver que hay otras generaciones que van a seguir la posta”.


Entrevista

Un terreno para crear, indagar y buscar La revista Espacios en Blanco nació en la década de los 90 como lugar de publicación de las investigaciones de los profesores de Educación. Hoy es una de las más prestigiosas de América Latina. Su nombre propone justamente un espacio para indagar. Un lugar para explorar los intersticios donde pensar lo educativo, suponiendo una búsqueda y compromiso constante con la producción de conocimientos en el campo de la Educación. Abrir el juego al cruce de miradas, de disciplinas, de saberes. Aquellos objetivos con los que nació la publicación Espacios en Blanco hace 20 años hoy son una realidad. La revista creció y se posicionó dentro del mundo de la investigación y con el tiempo se fue indexando, primero en Argentina en el LATINDEX que depende del CONICET -donde en su tercera evaluación alcanzó la máxima nota -, luego en el ANPED de Brasil y más tarde con el IRESIE de México, por solo mencionar a los primeros. Hoy, la pretensión es seguir entre las publicaciones más importantes del área de las Ciencias Sociales, tratando de superarse día a día. Primeros pasos. Todo comenzó a mediados de la década de los 80, cuando un grupo de docentes de la carrera de Ciencias de la Educación sintió la necesidad de dar a conocer lo que se estaba investigando en el seno de la carrera y compartir reflexiones y problemáticas del quehacer educativo. También, contar con un espacio que convocara a docentes e investigadores de otros lugares. Así lo recuerda Renata Giovine, parte de aquel grupo y hoy co-directora de la revista. “El primer número salió en 1994 y tanto ese ejemplar como el número dos tuvieron como contenido las ponencias que los docentes -la mayoría con cargos de profesor- habían presentado en sus propios concursos”, repasa Renata, y vuelve en el relato a aquellos años de nuevos desafíos.

¿Quiénes arrancaron con el proyecto? -Ricardo Baquero, que era un docente viajero residente en Buenos Aires, como director, Mercedes Baldoni como asistente técnica y yo como secretaria. Entre nosotros tres empezamos a llevar a cabo todo el tema de la edición, el conseguir artículos para publicar y otras cuestiones relativas a la edición. También tuvimos que conformar un comité editorial que en aquel entonces dependía de la carrera de Ciencias de la Educación, al que se invitó a participar a los colegas de la carrera de Educación Inicial. A partir del número 5, de junio de 1997, la publicación pasa a depender del Núcleo de Estudios Educacionales y Sociales (NEES). Comenzar a andar. “La revista nació con una pretensión muy modesta, con poquitas páginas, y luego comenzamos a andar”, repasa Giovine. Tanto ella como Mercedes Baldoni están desde el comienzo. Además de Ricardo Baquero, Alejandra Corbalán también dirigió la publicación hasta el año 2011 que la sucedió Renata. Cuando la revista comenzó a tener mayores actividades de recepción de artículos, difusión, un doble formato de publicación -impreso y on line-, entre otros avances, Giovine decidió incluir un equipo editorial en el que comenzaron a participar mayormente jóvenes investigadores que le dieron un mayor dinamismo, presencia en las redes sociales, en ferias de libros, librerías y otros espacios. La revista también se hizo más fuerte en cuanto a su contenido: primero eran artículos de profesores de la FCH, luego se amplió al resto del país y por último se invitó a investigadores de Latinoamérica, Europa y Norteamérica. Además, se incorporaron las secciones de Dossier y Jóvenes Investigadores. ¿Cómo posiciona Espacios en Blanco a la FCH? Es una ventana más de lo que la Universidad Nacional del Centro, y específicamente nosotros, hacemos. La revista está muy bien conceptuada a nivel nacional. Hace poco me invitaron a una charla del futuro de las revistas de investigación educativa, y vino un colega de Estados Unidos que trabaja con consorcios de revistas, Gustavo Fischman, que me contó que siempre dicen que ésta es una de las mejores revistas de Argentina e incluso de América latina. Y eso realmente a nosotros nos gratifica y nos incentiva a seguir trabajando.

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Maestría en Relaciones Internacionales

“La Maestría en Relaciones Internacionales fue pionera” Silvia Quintanar, ex decana de la FCH e impulsora en 1994 del primer posgrado de la UNCPBA, repasó la creación y los alcances de aquella experiencia. Impulsada por un grupo liderado por la entonces Decana Profesora Silvia Quintanar y dirigida por el Dr. Raúl Bernal Meza, quien puso todo su esfuerzo en ofrecer un posgrado de excelencia académica, la Maestría en Relaciones Internacionales se abrió en el año 1994. La experiencia duró dos cohortes, y si bien finalmente se cerró, sus alcances fueron importantes. “Para muchos docentes fue una gran oportunidad para acceder a un posgrado. A partir de los horizontes que les abrió la Maestría hicieron sus doctorados y hoy son docentes e investigadores muy sólidos académicamente”, explica Quintanar, y agrega: “Además, gracias a ella hoy existe en la FCH una Licenciatura en Relaciones Internacionales, ya que en gran medida su plantel docente proviene de esa Maestría”. ¿En qué contexto se generó? La maestría se creó en los años 90, es decir, en años en los que el paradigma dominante era el neoliberalismo y la retórica de moda la “globalización”. Paradójicamente, la gran mayoría de los que impulsamos ese proyecto no veíamos con buenos ojos esas convicciones que habían permeado gran parte del conjunto de la sociedad. ¿Cómo surgió? A partir de un grupo de docentes del Departamento/Carrera de Geografía y de mi gestión, que sintió la necesidad de crear en nuestra facultad nuevas ofertas académicas y en particular posgrados. Digo necesidad porque había que dar oportunidad a algunos docentes que no habían podido, como otros, desarrollar sus posgrados en el exterior o en el país, y nos pareció que era muy importante el desarrollo de una Maestría dentro de la Facultad que permitiese a profesores que estaban en la planta docente hacer paralelamente sus estudios de posgrado. También la concreción se vio posibilitada a partir de felices coincidencias. Un colega que en ese momento estaba regresando de una misión de paz en Haití, Raúl Bernal Meza, ofreció generarla.

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¿Por qué una Maestría en Relaciones Internacionales? El Departamento de Geografía, que en ese momento estaba discutiendo fuertemente el perfil de sus graduados, apuntaba a re-direccionar sus esfuerzos de perfeccionamiento y profundización de temáticas por las márgenes de su campo disciplinar. Por una parte, el simbolismo de la globalización nos indujo a algunos geógrafos a abordar la Geografía desde un enfoque sistémico, y del impacto que lo global producía en el ámbito socio-territorial regional. Y por la otra parte aparecía, ya desde los años 70, pero muy fuertemente en los 90, una preocupación por los problemas ambientales y luego por el ‘desarrollo sustentable’. De hecho el profesor Alejandro Dillon había creado el IGAU (Instituto de Geología Ambiental Urbana). De manera tal que algunos docentes nos inclinábamos hacia las Relaciones Internacionales y otros hacia la investigación en impactos ambientales. Por eso es que la carrera de Geografía luego va a generar esas dos salidas disciplinares académicas que parecen aparentemente divergentes. ¿Había aquel entonces docentes interesados en perfeccionarse en Relaciones Internacionales? Sí, y su explicación es el contexto global que mencioné, pero también en lo más concreto porque varios docentes y graduados de Geografía y de otras carreras habíamos cursado algunos seminarios de posgrado dictados en nuestra casa de estudios por Raúl Bernal Meza como profesor invitado. Allí habíamos podido compenetrarnos e interesarnos en temas de teoría de las Relaciones Internacionales, nuevo orden y comercio internacional. Además del apoyo de los docentes, ¿contó con el aval de las autoridades? Sí, el posgrado tuvo una muy buena acogida en Rectorado. Tanto es así que ingresaron a la maestría el De-

Humanas a través de los ojos de ...

1993


cano de Agronomía, Arnaldo Pissani, el ex Rector Juan Carlos Pugliese, Anisia Moreno de Machiavelli, y otros funcionarios de las Secretarías. Este apoyo fue crucial. Y cuando digo Rectorado me refiero a la figura concreta y esencial de Carlos Nicolini, quien impulsó decididamente nuestro proyecto de creación de esta carrera, y también el apoyo de quien era el vicerrector en aquel entonces y hoy Rector, Roberto Tassara. Ellos se interesaron mucho por la posibilidad de que nuestra Universidad implementara carreras de posgrado. En este sentido, la Maestría en Relaciones Internacionales fue la que abriría el camino. ¿En qué sentido? Nuestra maestría fue la pionera, fue la primera de la Universidad Nacional del Centro. Hasta ese momento la universidad solamente contaba con el Doctorado de Física. Y haber sido la primera significó debatir varias cuestiones, sobre todo el tema del arancelamiento. Desde lo que era mi gestión, teníamos la concepción de que cualquier oferta académica que se diera en la universidad debía ser gratuita, y así lo planteamos. ¿Cómo lo íbamos a hacer? Con el apoyo del Departamento de Geografía, en aquel momento dirigido por el querido Jorge Barandiarán, quien formaba parte del grupo de docentes que nos apoyaba. El Departamento disponía de un cargo exclusivo que utilizábamos para implementar los cursos de posgrado y la Facultad disponía de un remanente del presupuesto del año anterior, que antes iba a Fondo Universitario y que yo pedí, y efectivamente se me acordó, incorporarlo definitivamente al presupuesto de la Facultad para garantizar el financiamiento de la Maestría. Finalmente se debió arancelar. La discusión que se dio en el Consejo Superior tuvo que ver también con el contexto. Como mencioné, estábamos en épocas de neoliberalismo y de una fuerte presión sobre las universidades para arancelar incluso el grado. Los lineamientos políticos de quien era Secretario de Políticas Universitarias, Bulit Goñi (de recortes presupuestarios y subsidios especiales para quienes asumieran las políticas del gobierno), hicieron lo suyo. A partir de allí la autonomía se lesionó y, en la práctica, impidió que las universidades implementaran posgrados que no fueran autofinanciados. De manera tal que el Consejo Superior, a pesar de nuestra propuesta para que la maestría fuese gratuita, resolvió que tenía que ser arancelada. Pusimos un arancel módico, con ventajas para nuestros docentes y graduados. Eso significó la primera gran discusión sobre arancelamiento de posgrados dentro de la universidad. ¿Qué puede decir de la Maestría como tal? Como gestión le dimos mucha importancia al proyec-

to, le asignamos aula y espacio físico para su Director y Secretario e hicimos compras de bibliografía específica que se envió a la Biblioteca Central de la UNCPBA. Fue un posgrado que, gracias a la figura del Dr. Raúl Bernal Meza y de sus contactos académicos, convocó un plantel docente de primerísimo nivel. Eran todos docentes externos, porque se trataba de una disciplina prácticamente nueva, menos la materia Metodología de la Investigación que contó con la participación de los doctores Eduardo Míguez y Hernán Otero. Concurrieron al acto inaugural, entre otros, figuras como Aldo Ferrer y Atilio Borón, y sus cursos estuvieron a cargo de destacados referentes de la Economía, la Ciencia Política y las Relaciones Internacionales. Para mencionar a algunos, Roberto Russell, Mario Rapoport, José Paradiso, Eduardo Brunner, Roberto Bouzas, Mónica Hirst, Diana Tussie y Edmundo Heredia. También fueron nuestros profesores renombrados académicos de otros países como Walter Sánchez, Iván Silva Lira del ILPES y otros de la CEPAL. ¿Cómo era la cursada? Muy exigente, de calidad y sistemática. Casi escolarizada, diría yo, dos veces por semana durante dos años. El plan de estudios fue redactado por Bernal Meza. En ese momento las Maestrías de Relaciones Internacionales más prestigiosas se desarrollaban en nuestro país en universidades privadas, con toda la lógica que implica desde el punto de vista académico e ideológico. Así que también en ese sentido la maestría fue un proyecto audaz e innovador, por el hecho de haber sido un posgrado de Relaciones Internacionales en una universidad pública y en el interior. Eso era muy nuevo, inentendible para muchos. ¿Qué repercusiones tuvo la Maestría? A nivel local, creo que más repercusiones tuvieron luego las carreras de Relaciones Internacionales y Gestión Ambiental, porque hubo un altísimo impacto numérico en la matrícula. Con respecto a la repercusión nacional, fue positiva. Los docentes que convocamos vinieron con gusto y reconocieron la calidad de la oferta. Creo que el impacto de la Maestría fue más hacia el interior de la Universidad y de nuestra propia Facultad. En este sentido fue disparadora de otros posgrados. Cuando digo que la Maestría en Relaciones Internacionales fue pionera, es por lo que vino después. Prontamente se crearon otras maestrías en la Universidad (Facultad de Ciencias Económicas) y en nuestra Facultad (la de Educación) por mencionar sólo dos. Además, nuestro reglamento de Maestría fue el reglamento base que se usó luego para discutir dentro del Consejo Superior el reglamento de maestrías.

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Centro de Investigaciones Geográficas De Humanas a la comunidad

1994

La carta de presentación El Centro de Investigaciones Geográficas (CIG) realizó un Atlas de Tandil que se publicó junto a un diario local entre 1996 y 1967. El recuerdo de esa experiencia, contado por sus protagonistas. En el contexto actual donde todo es veloz, efímero, donde la tecnología marca el ritmo, donde las redes sociales son las formas inmateriales de comunicación, es interesante volver a mirar el pasado. Las experiencias de trabajo colectivo en nuestro Centro de Investigaciones Geográficas fueron siempre logros mancomunados. Ni bien empezamos a trabajar en investigación, cada uno con sus proyectos, se nos ocurrió que era fundamental trasladar lo que hacíamos a la comunidad, más allá de lo que cada uno replicaba en las clases. Corría el año 1996 y nos presentamos a la convocatoria de Subsidios del Área de Vinculación Tecnológica (UNCPBA) para subprogramas de tecnologías de gestión social, y lo ganamos con el proyecto “Elaboración de un sistema de información social, económica y geográfica del Partido de Tandil”. La idea que nos convocaba era hacer un Atlas de Tandil. Apenas dos años tenía nuestro Centro, y sin embargo pensamos que nuestros avances de investigación podrían formar parte de la información cotidiana de los ciudadanos y ciudadanas de Tandil. La idea era publicar una sesión de Tandil contada en mapas. La respuesta fue inmediata y se firmó un Convenio de colaboración entre la UNCPBA-CIG y el diario El Eco de Tandil para publicar fascículos mensuales sobre la “Serie Atlas de TANDIL. SOCIEDAD Y TERRITORIO”.

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Funcionaba de la siguiente manera: nosotros realizábamos el contenido, la universidad subvencionaba el trabajo de campo y el medio publicaba los fascículos sin aumentar el precio de tapa del diario que se entregaba con el ejemplar. Este trabajo fue nuestra carta de presentación en sociedad. Nos conocieron a través de los fascículos coleccionables del diario que salieron una vez al mes durante los años 1996 y 1997. La llegada a los hogares y bibliotecas tanto públicas como privadas hizo que nuestro trabajo se difundiera y pudimos devolver algo a la sociedad, que tanto nos había dado a través de la universidad pública. Nos sentíamos muy bien cuando en la calle o en nuestros barrios, o tal vez algún amigo o amiga, nos decía “hoy me olvidé de comprar el diario con el fascículo, ¿me conseguís uno?” Ni hablar de la emoción que nos embarga aún hoy cuando escuchamos: “Todavía tengo guardados los fascículos, ¿cuándo los vuelven a hacer?” (*) Por la doctora Diana Lan, vicedirectora del CIG.

Cruzando las fronteras.

Junto a universidades de Brasil y Chile, en la red RECIME, el CIG estudia en la actualidad “Ciudades medias:


El CIG hoy

El Centro de Investigaciones Geográficas (CIG), creado en 1994, lleva adelante diferentes líneas de investigación desarrolladas por profesores del Departamento de Geografía de la Facultad de Ciencias Humanas y becarios de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires (CIC) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Entre sus objetivos, se encuentra el desarrollo de investigaciones científicas y actividades de transferencia en el ámbito de los problemas geográficos; el asesoramiento a instituciones públicas y, eventualmente privadas, dando prioridad a aquellas vinculadas con problemáticas socialmente relevantes; la promoción de la formación de investigadores, personal profesional y técnico y la elaboración y ejecución de programas y proyectos de investigación ya sea en forma individual o en colaboración con otros centros de referencia. El CIG hoy cuenta con tres líneas principales de investigación: Geografía del Bienestar y condiciones de vida en la Argentina; Configuración de ciudades y regiones, División territorial del Trabajo y producción del espacio en ciudades de Argentina y, por último, Análisis de conflictos ambientales a distintas escalas Aportes para la construcción de sustentabilidad. Los resultados son compartidos mediante libros e informes, Jornadas de Geografía Argentina, videos y la página web del centro. agentes económicos, reestructuración urbana y regional”. Con la Universidad del País Vasco y el proyecto de la ONU EACH FOR se trabajó en Cambio Climático y escenarios migratorios. El grupo, además, integra la Red Latinoamericana de “Calidad de Vida Urbana” y la Red de “Género y Geografía” en América Latina.

Con vocación de desarrollo local.

Dentro del quehacer cotidiano del CIG, la transferencia de las investigaciones al desarrollo local es una premisa. Por eso, el centro realiza relevamientos Industriales mediante convenios con el Municipio y entidades

del sector industrial, hace aportes técnicos para la gestión pública mediante Sistemas de Información Geográfica, desarrolla estudios sobre calidad de vida, sostiene vínculos con ONGs como el Foro Social Tandil XXI y la Asamblea por las Sierras, realiza proyectos de vinculación sobre “Competitividad y oportunidades de exportación para las cooperativas de trabajo y PYMES de la provincia de Buenos Aires” como el caso de IMPOPAR Ltda., produce cartografía social y efectúa estudios sobre el clima urbano, el ordenamiento territorial, los circuitos de economía urbana y la gestión de residuos.

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Grupo de Investigaciones de RR.II. y Mercosur

Investigar, reflexionar, difundir y participar El Doctor Raúl Bernal Meza, director del Grupo de Investigaciones en Relaciones Internacionales y Mercosur, escribe sobre sus comienzos, sus objetivos y los logros del equipo de investigación. El Grupo de Investigaciones en Relaciones Internacionales y Mercosur nació simultáneamente con la Maestría de Relaciones Internacionales (1994) y formó parte de la estructura del Programa de Incentivos de la SPU a partir de su creación. Desde el origen nos propusimos desarrollar una espacio que contribuyera a posicionar a la Facultad y la Universidad en el ámbito de la reflexión, regional y global, sobre las relaciones internacionales, el sistema mundial y el, entonces, naciente MERCOSUR. Este objetivo lo llevaríamos a cabo a través de tres tipos de actividades: investigaciones; reflexión y difusión -a través de encuentros y seminarios en Tandil y la participación en similares en otras universidades del país y del exteriory publicaciones. Así, llevamos a cabo, periódicamente, eventos internacionales que convocaron a académicos, diplomáticos e investigadores de toda América Latina, Europa, Estados Unidos y Canadá. En nuestra Universidad, se realizaron las “Terceras Jornadas de Historia de las Relaciones Internacionales”, de la Asociación Argentina de Historia de las RR.II., en junio de 1996, que convocó a más de 600 expositores y académicos de 40 países y que es el evento más numeroso que la Asociación ha llevado a cabo en toda su historia; cuyos resultados fueron publicados por una edición especial del Congreso de la Nación. Asimismo, desarro-

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llamos un programa de cooperación científica y académica con grupos de investigación de otras universidades, del país y del exterior, gracias a lo cual participamos de numerosas publicaciones, en español, inglés, francés y portugués. Establecimos programas y proyectos comunes con las Universidades argentinas de Buenos Aires, Rosario y Bahía Blanca y con Universidades de Brasil, Chile, Uruguay, Dinamarca, República Popular China y con organismos internacionales como CEPAL, UNESCO, FLACSO, ILPES, INTAL y Unión Europea y con los Ministerios de Relaciones Exteriores de Argentina, Brasil, Chile y otros países. Numerosos embajadores y diplomáticos, argentinos y de otros Estados visitaron Tandil para participar de eventos organizados por el Grupo, en tanto la Universidad co-editó, junto a editoriales de gran prestigio internacional, libros que fueron el resultado de investigaciones y encuentros internacionales; el último de los cuales es Regionalismo y Orden Mundial: Suramérica Europa, China (2012). Nuestros eventos siempre fueron gratuitos y, sin excepción, abiertos a la participación de todos los estudiantes y docentes de la Universidad. Actualmente publicaciones nuestras forman parte de bibliografía obligatoria en universidades del país y del exterior. Investigadores nuestros han publicado en algunas de las más prestigiosas editoriales del mundo, como Palgrave-MacMillan y Ashgate (Londres) y en revistas científicas de Argentina, Brasil, Chile, Canadá, Alemania, Dinamarca y otros países. También forman parte de los Comités Editoriales de publicaciones de Argentina, Brasil, China, Dinamarca y Alemania. Siempre ha estado presente la preocupación por la formación de nuestros recursos humanos. Desde la creación del Grupo los miembros cursaron Maestrías y Doctorados. Siempre contamos con la entusiasta colaboración de nuestros estudiantes, que pusieron a disposición de estos esfuerzos sus conocimientos y dominio de idiomas. Con alguna excepción, al grupo original de investigadores se asociaron otros. Actualmente el Grupo está conformado por Silvia Quintanar, Oscar Mastropierro, Rodolfo López, Javier Luchetti, Mónica Romegialli y Hugo Marconi, además de otros colaboradores.

En primera persona

1993


Grupo de Investigación y Acción Social

Dos momentos, un mismo espíritu La implementación de jornadas no aranceladas y la puesta en marcha de la Red Socio-alimentaria, experiencias claves en la historia del GIyAS. Desde 1994, año de su creación, el Grupo de Investigación y Acción Social (GIyAS) trabaja en el desarrollo de nuevos conocimientos en el campo de las Ciencias Sociales para realizar aportes a la intervención en Trabajo Social. Lleva adelante programas de intercambio y colaboración con distintas organizaciones sociales diseñando e implementando proyectos sociales. El grupo está compuesto por docentes-investigadores, graduados y alumnos del campo del Trabajo Social. Sus orígenes están vinculados a la puesta en marcha del sistema de prácticas integradas de la carrera de Trabajo Social de la FCH en 1988. En su largo andar, dos momentos puntuales sirven para explicar el espíritu de sus trabajadores: la lucha y la implementación de jornadas no aranceladas y la puesta en marcha de la Red Socio-alimentaria. Un espacio de difusión gratuito “Nosotras promovimos las jornadas locales no aranceladas de Trabajo Social que se realizan desde 1999”, explica Andrea Oliva, miembro de GIyAS, y destaca que era una reivindicación planteada desde el año 83, cuando eran estudiantes. Un reclamo que se daba a nivel nacional en el marco del movimiento estudiantil de recuperación del co-gobierno y la autonomía universitaria. “Participamos de la creación de la Federación Argentina de Estudiantes de Trabajo Social. En ese marco, se discutieron cuestiones que tenían que ver con defender la educación pública y gratuita, con una fuerte crítica a las jornadas aranceladas. El planteo era que la difusión del conocimiento no podía -ni puede- ser para una elite, ni estar determinada por el mercado, es decir, si alguien tiene o no la capacidad económica para pagar”, recuerda. Cuando obtuvieron su título y se convirtieron en docentes, le dieron continuidad a aquel reclamo, y la creación del GIyAS tuvo que ver también con esa lucha, “con romper cierto esquema que marcaba que los grupos de investigación se crean de arriba hacia abajo”. El grupo se creó, entonces, desde la inquietud de dos ayudantes y dos JTP -Virginia Gardey, Silvia Pagliaro, Analía La Banca y Andrea Oliva- que decidieron con-

formar el GIyAS. Desde ese espacio se promovieron las primeras jornadas locales de Trabajo Social, planteadas desde un primer momento como no aranceladas. “Fue importante ir mostrando que era posible hacerlas. Tanto al resto de las carreras como de cara a otras unidades académicas de Trabajo Social. Y fuimos pioneras en instalar la necesidad de hacer este tipo de jornadas”. Una experiencia enriquecedora Creada como proyecto del GIyAS y con financiamiento de Cooperación Internacional de la Regione Autónoma Friuli-Venezia- Giulia y la Universitá degli Studi de Trieste (Italia), en 2003 se puso en marcha la Red Socio-Alimentaria. Con el objetivo de reconocer el derecho a la alimentación y en el marco de las duras consecuencias de la crisis de 2001, el grupo, junto a alumnos de la carrera de Trabajo Social que desarrollaban sus prácticas pre-profesionales y docentes-investigadores del CEIPIL, motorizaron la creación de espacios de producción y consumo de alimentos en conjunto con distintos actores sociales. El trabajo del equipo versó sobre dos ejes principales: crear centros de promoción de huertas de producción orgánica para las familias e instituciones en base al programa Pro Huerta del INTA, para lo cual se realizaron capacitaciones, reuniones organizativas, se compraron herramientas de uso colectivo y se construyeron invernáculos, y trabajar con comedores comunitarios que habían surgido por la crisis alimentaria. “El proyecto articuló a quienes estaban dispersos en cada barrio para hacer gestiones comunes y capacitaciones”, cuenta Oliva, y ejemplifica con un curso sobre manipulación de los alimentos que se hizo con el Departamento de Tecnología de Alimentos de la Facultad de Veterinaria. “Con el financiamiento se hicieron compras conjuntas en base a lo que se necesitaba en cada comedor. También impulsamos emprendimientos productivos y se realizaron intercambios incluso con otras ciudades. Muchas fueron cuestiones para la emergencia que fueron importantes para dar una respuesta en ese momento de crisis”. La Red Socio Alimentaria fue una experiencia que marcó cómo desde la universidad pública es posible motorizar proyectos sociales en tiempos de crisis. “Yo rescato de aquella experiencia todo el potencial que hay desde la universidad y desde la sociedad civil para responder a las necesidades del pueblo, esa impronta en la gente de tender a organizarse para satisfacer las necesidades. Y ese es un potencial para cambiar esta sociedad, que en esos momentos de crisis no aparece más violencia como de pronto se quiere mostrar en los medios de comunicación. Lo que aparece en nuestro país es más organización de la gente. Y eso lo vimos en las asambleas populares, en los comedores, en las huertas comunitarias... en todos lados”.

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1995

Maestria en Educación

Investigar para transformar la realidad educativa Hugo Antonio Russo, Doctor en Educación y Licenciado en Sagrada Teología, fue uno de los impulsores del Posgrado en Educación de la FCH. Cómo nació la Maestría y cuáles son sus objetivos. Investigar para conocer. Conocer para transformar la realidad. Y transformar la realidad para lograr una mejor educación. Tres premisas que explican por qué es fundamental realizar una Maestría en Educación. Tres premisas que Hugo Antonio Russo, Doctor en Educación, Licenciado en Sagrada Teología por la Facultad de Teología de la UCA y uno de los impulsores del proyecto de Posgrado en Educación de la Facultad de Ciencias Humanas pone en primer plano al hablar del saber académico.

Un proyecto ambicioso.

La Maestría en Educación se comenzó a gestar en 1994, junto con el Doctorado, cuando Russo y el doctor en Educación Mariano Narodowski presentaron en la FCH el proyecto de Posgrado en Educación en convenio con la Facultad de Educación de la Universidad Estadual de Campinas (São Paulo, Brasil). Un año después se puso en marcha. Además de capacitar profesionales y estimular la producción de conocimiento, fue fundamental para la apertura del doctorado en 2012: conformó un equipo docente estable y de gran nivel académico para su dictado. ¿En qué contexto surgió la maestría? En el año 1986 me fui a la Universidad Estadual de Campinas. Es parte de una historia personal y, al mismo tiempo, de una historia académica: terminar mi formación con el doctorado. Hice la prueba de admisión y coincidió con el año en el que yo empecé a ir a Tandil a dar

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clases para la carrera de Educación. Cuando aceptaron la admisión pensé renunciar a la facultad, porque me tenía que trasladar a Campinas y porque, además, no tenía antigüedad como para pedir una licencia. Gracias a Marta Testa, quien me guió, obtuve la licencia. Por otro lado, tres años después se agrega al cuerpo docente de Educación Mariano Narodowski, quien venía con una maestría en FLACSO y le había salido una beca para hacer el doctorado en esa institución brasileña. Un día le ofrecí mis contactos allá, y cuando volvió hablamos de la importancia de hacer el posgrado en educación en la FCH. ¿Por qué en Tandil? En primer lugar porque los dos estábamos radicados en la Facultad de Ciencias Humanas y, en aquel momento, en el Departamento de Ciencias de la Educación. Y en segundo lugar porque los dos habíamos atravesado experiencias que nos marcaban la importancia de los posgrados formales en la formación académica. Los dos coincidíamos en que muchos de nuestro colegas, tanto profesores que estaban dando clases, titulares o adjuntos, como auxiliares y colegas de otras universidades, podían aprovechar la oportunidad de hacer un posgrado en Educación para formalizar esa formación.

Superando obstáculos.

No fue fácil implementar el programa de Posgrado. Las expectativas de Russo y Narodowski chocaron con la opinión de muchos académicos que sostenían que en


Argentina había muy buenas carreras de grado y que no hacían falta posgrados. “A ese planteo nosotros respondíamos que el problema de las carreras de grado era que eran muy largas, y era muy poca la gente que se recibía. Estadísticamente, en aquel momento, era un diez por ciento”, explica Russo. “Otra posición estaba representada por los partidarios del proyecto Sistema Universitario de Cuarto Nivel (SICUN), aprobado por el Consejo de Rectores de Universidades Nacionales en 1985. Pero su puesta en práctica requería un presupuesto económico que en los años noventa resultaba inaccesible y nos llevaron a la conclusión de que resultaba inviable. En ese marco de intercambio de ideas nosotros vimos la posibilidad de apostar a la oferta de posgrados formales”. Además de las diferentes opiniones sobre la importancia de abrir un Posgrado en Educación en Tandil, Russo y Narodowski se encontraron con otro obstáculo: hacer un posgrado formal arancelado en una universidad pública. “Eran cuestiones muy polémicas. Fue una apuesta que nos llevó mucho tiempo elaborarla y, al mismo tiempo, lograr consenso para llevarla adelante. La Universidad Nacional del Centro aceptaba para los posgrados el arancelamiento, pero la condición era que fueran autosustentables financieramente. Era la época de la convertibilidad, había que pensar en dólares, y hubo que elaborar un presupuesto y presentarlo al Consejo Superior”, repasa Russo. Finalmente, un convenio con la UNICAMP hizo posible que en 1995 la maestría abriera sus puertas. “Como nosotros no teníamos el personal docente suficiente, era necesario que vinieran los profesores de allá. Y la manera que encontramos de ofrecer calidad académica fue en el marco de ese convenio”, explica Russo. Si bien el programa de posgrado fue desde sus inicios de la FCH, la formación de recursos humanos propios y la crisis del 2001 aceleraron el fin de la relación contractual con UNICAMP y el inicio de un programa con total autonomía. ¿Qué importancia tuvo la apertura de la maestría para Tandil? Logramos satisfacer la demanda por programas de educación sistemáticos, tanto en la Facultad de Ciencias

Humanas como en otras universidades del país. Hubo aspirantes inscriptos de la Ciudad de Buenos Aires, del Conurbano Bonaerense pero también de otras provincias como Córdoba, San Juan y Misiones. Ahora, ¿qué importancia tuvo la maestría de la FCH para las Ciencias de la Educación en Argentina? Creo que nos posicionó como institución, como interlocutores validos de algunas discusiones que se dan en el campo educativo e institucional. Y me parece que a nivel regional logró el objetivo que nos propusimos. ¿Por qué es importante realizar una maestría en educación? A diferencia de cuando empezamos, los posgrados sistemáticos en la actualidad están aceptados casi naturalmente y son parte de la carrera académica. Entonces, hoy la importancia está en el mismo sistema. Si sos docente universitario o terciario y no haces estos pininos no existís. No era la idea que nosotros teníamos. La idea era acercar la práctica educativa a la investigación. Y a mí me parece que eso es lo importante. La maestría es un paso para la autonomía de la investigación, y la investigación es una herramienta muy importante para los equipos que se forman fundamentalmente para transformar la realidad educativa. Si nos quedamos únicamente en una mirada especulativa, perdimos. La premisa es, entonces, hacer una ciencia aplicable. Por eso se llama Maestría en Educación y no Maestría en Ciencias de la Educación. Esta denominación no le gustó mucho a la CONEAU, pero la educación es una práctica social y personal, y el momento de reflexión está en función de la práctica. No puede haber práctica ciega. La práctica en educación es científica, pero es una ciencia práctica. Tanto en un sentido técnico como en un sentido moral. Nosotros hemos tenido buena inscripción de colegas de los terciarios, y me parece que esto es muy importante, porque el terciario es un formador de formadores y la reflexión sobre la práctica educativa para transformarla me parece clave.

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Licenciatura en Diagnóstico y Gestión Ambiental

“La carrera me dio una base sólida” Laura Zulaica es la primera egresada de la Licenciatura en Diagnóstico y Gestión Ambiental de la FCH. Cómo fue crecer junto con la carrera. El día que María Laura Zulaica logró su título de Licenciada fue muy parecido al de cualquier otro estudiante que logra la meta: defendió su tesis, aprobó y llegó al final del camino. Festejó, como cualquier otro licenciado después de años de estudio. Y comenzó a planear su futuro. Sin embargo, para la Facultad de Ciencias Humanas no fue un día cualquiera. Laura Zulaica fue la primera egresada de Diagnóstico y Gestión Ambiental, una carrera que nació en 1996 y que ya cuenta con más de 110 egresados. ¿Cómo fue crecer junto a la carrera?

Ganas de cambiar el mundo.

Cuando terminó el secundario y debió elegir qué estudiar, a Laura no le pesó el hecho de que Diagnóstico y Gestión Ambiental fuera una carrera nueva. Su preocupación estaba centrada en los problemas ambientales, y sus energías puestas en buscar la forma de hacer algo al respecto. La situación económica familiar la obligó a acotar el horizonte: era imposible para la familia Zulaica solventar los estudios de Laura fuera de la ciudad. El anuncio de la apertura de la licenciatura en Tandil fue la solución. Y Laura y la carrera de Gestión Ambiental crecieron juntas. ¿Cómo fue cursar una carrera que era nueva? Al principio fue complicado porque se estaba armando. Era un plan de estudio que se había aprobado recientemente y que luego tuvo algunas críticas y se reformuló, como sucede en todas las carreras nuevas. Había materias que estaban muy definidas, y las cursábamos mucho

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con los alumnos de Geografía. Incluso los docentes tenían que formarse adecuándose a las nuevas demandas. También venían muchos docentes que en ese momento eran de afuera. Algunos hoy ya están consolidados en la Facultad, otros se fueron. ¿Los alumnos hicieron aportes para el crecimiento o el armado de la carrera? -En ese momento opinábamos muchísimo desde lo constructivo. Estábamos construyendo entre todos. ¿Qué recordás de aquellos años de formación? -Éramos un grupo muy comprometido con la cuestión ambiental y con la carrera. Éramos muy corporativos y muy diversos, y eso también estaba bueno. Había jóvenes recién salidos de la secundaria y otras personas que trabajaban en el Municipio, en la parte privada, o que tenían otras carreras hechas. Y todos íbamos para adelante. No había conflictos internos, no nos quedamos nunca con la crítica. Hoy, en perspectiva, ¿qué crees que te dio la carrera de Diagnóstico y Gestión Ambiental? -Una base sólida y elementos para poder desenvolverme. Por supuesto con eso no alcanza, después de recibirte hay que seguir creciendo y construyendo. Pero sí nos dio una mirada muy amplia, muy abierta, como para tener una base y después poder desempeñarnos y movernos también en otros ámbitos que no tuvieran nada que ver con nuestra disciplina. Una base, ¿y después? Una vez recibida, Laura hizo una especialización y una maestría en Gestión Ambiental en la Universidad Nacional de San Luis. Luego, el doctorado en Geografía en la Universidad Nacional del Sur. Hoy vive en Mar del Plata, es investigadora del CONICET y trabaja en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Laura investiga sobre las transformaciones territoriales en el periurbano de Mar del Plata en un centro interdisciplinario constituido por arquitectos, geógrafos, ecólogos, antropólogos y cartógrafos. Además, es docente en la cátedra de Urbanismo y da clases en la carrera de Sociología en un seminario optativo sobre ecología y medioambiente. Este año, además, tuvo la oportunidad de participar en un proyecto internacional en Ecuador. “Hoy nosotros hablamos de sustentabilidad, es la base de nuestra carrera, en sus distintas dimensiones: sea ecológica, económica, social o política. Y hoy muchos países están trabajando con la sustentabilidad desde una mirada más latinoamericana. Se trata de una mirada un poco más biocéntrica de la sustentabilidad. Y la carrera aporta mucho de eso”

Humanas de perfil

1996


Adriana Díaz es Licenciada en Diagnóstico y Gestión Ambiental y Magíster en Ingeniería Ambiental. Su área de trabajo es Agua y Saneamiento Básico, da clases y es parte del equipo del Centro de Investigaciones y Estudios Ambientales (CINEA). En su currículum figuran dos experiencias que, además de haber sido fundamentales para su formación, impactaron en la Facultad de Ciencias Humanas. Es que a partir de su paso por Italia y Polonia se construyeron puentes con universidades de otros países. Rumbo a Italia por una beca. Gracias a la convocatoria de las Becas Erasmus y con el objetivo de realizar un tramo de la investigación doctoral en el exterior, Adriana partió rumbo a la Universitá degli Studi di Padova, en Italia. Allí, se integró con un grupo que trabaja con sistemas de remediación de aguas residuales del Laboratorio de Análisis de Sistemas Ambientales. “Hice trabajo de campo, de laboratorio y obviamente de gabinete. Y lo interesante es que los integrantes del grupo eran muy abiertos. Si uno quería tomar clases en alguna otra facultad podía hacerlo. Además, me propusieron dar parte de un seminario sobre técnicas de muestreo en aguas subterráneas. Así que también tuve una experiencia de docencia en Italia”, cuenta. Además de la experiencia personal, de su paso por

Padua Adriana rescata los lazos que se generaron entre la Universidad italiana y la carrera de Diagnóstico y Gestión Ambiental, el CINEA e incluso la Universidad. “Más allá de que el vínculo en principio se establece individualmente, siempre la apertura y la devolución es para el lugar en donde uno trabaja. Hay muchas de las cuestiones que aprendí allá que las puedo volcar en las clases. Y esa experiencia me permitió también abrir una línea de investigación en el CINEA. Los vínculos quedaron abiertos”, asegura, y agrega que entre los investigadores italianos la formación que ofrece la FCH, que incluye la gestión y una mirada más amplia, fue vista como “novedosa y positiva”. Con la mirada puesta en América Latina. A Polonia Adriana llegó por motivos personales. Sin embargo, de inmediato se contactó con el Departamento de Hidrología de la Facultad de Geografía de la Universidad Jagellónica. Allí participó de seminarios e incluso realizó trabajo de campo. También tomó clases en la Universidad Tecnológica. “Me contacté con un profesor especialista en una de las disciplinas que me sorprendió mucho porque había sido compañero de un biólogo muy importante que estudiamos nosotros en ecología, Eugene Odum. Compartimos no solamente las clases sino que tenemos la intención de establecer algún intercambio”. Otra de las experiencias que llamó su atención en Cracovia fue su participación en un seminario sobre problemas ambientales en América Latina que organizó el Instituto de Estudios Americanos junto al Instituto Cervantes. Allí disertó sobre el saneamiento en la región. “Me sorprendí por el interés que hay sobre lo que sucede acá. Uno está, como latino, mirando todo el tiempo lo que sucede en Europa, allá se está prestando mucha atención a lo que pasa acá, en todo aspecto”. “Intercambiar experiencias y escuchar los puntos de vista de otros lugares te abre la cabeza”, asegura Adriana. Para ella, los viajes fueron fundamentales en su formación. “Te permite analizar la situación de un modo más integral”, dice, y explica que ambas experiencias le permitieron terminar de formar la idea de trabajar con la depuración de aguas residuales pero por sistemas naturales. “Lo que se llama fitodepuración, que si bien es un sistema conocido, no es aplicado comúnmente en Argentina”.

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Humanistas por el mundo

Construyendo puentes

Sus experiencias en el exterior le ayudaron a Adriana Díaz a especializarse y fortalecer lazos académicos con universidades de otros países. El aporte a la FCH.


Licenciatura en Diagnóstico y Gestión Ambiental

Estudiar Diagnóstico y Gestión Ambiental, ¿y después?

Cinco preguntas fundamentales para conocer el perfil, el rol y el futuro de los egresados. ¿Con qué perfil profesional egresan los alumnos de la carrera? La formación profesional de los egresados, orientada para el desempeño en el ámbito del diagnóstico y la gestión ambiental, provee herramientas para el procesamiento e interpretación de información ecológica, social y económica, evaluación de impacto ambiental y acciones en el manejo y gestión de recursos. En tal sentido los estudiantes reciben la suficiente información teórica y práctica, así como los recursos técnicos y metodológicos que le permiten iniciarse en su actividad profesional con idoneidad y con una actitud coherente de compromiso social frente a la realidad. El egresado está capacitado para realizar estudios ambientales y participar en el diseño y análisis de las acciones que el Estado o los particulares tengan que realizar sobre las formas de organización y administración del ambiente. En ese sentido, se destaca que los egresados de la Licenciatura adquieren conocimientos que les permitirán: • Dirigir, coordinar y/o participar en proyectos de diagnóstico ambiental. • Realizar estudios de evaluación de impacto ambiental. • Coordinar y/o participar en equipos interdisciplinarios para la formulación y evaluación de proyectos,

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planes y programas de ordenación ambiental del territorio. • Asesorar en el diseño de estrategias de gestión ambiental. • Elaborar propuestas y procedimientos para la optimización del uso sustentable de los recursos naturales. • Diseñar propuestas de recuperación y conservación del patrimonio natural y cultural. • Generar alternativas de disminución, control y prevención de riesgos naturales. • Asesorar en el tratamiento de aspectos de legislación ambiental en sus ámbitos de incumbencia. ¿Qué lugar ocupa en la carrera la salida al campo y cuál es su importancia? Las salidas de campo constituyen uno de los requisitos fundamentales de la carrera, así como el trabajo de Tesis final, donde el alumno demuestra el manejo de técnicas y procedimientos que ha adquirido a lo largo de la carrera. Estas salidas, junto al viaje de estudios, constituyen una valiosa herramienta que permite ampliar y fijar conocimientos teóricos impartidos en las materias, así como comparar escenarios con diferentes realidades que hacen a la formación de un egresado con incumbencias profesionales a nivel nacional. En el conjunto de actividades a realizar se pretende

Humanas actual

1996


visualizar la relación de la sociedad con los recursos naturales y cuáles son las respuestas del subsistema natural. Estas prácticas permiten a nuestros estudiantes acceder a información y experiencias que pueden ser aprovechadas y analizadas con mayor profundidad en diferentes materias con posterioridad a la salida, así como reforzar conceptos vistos previamente. En ese sentido, cada práctica pretende desarrollar un proyecto que abarque nuevos escenarios, y enriquezca los contenidos transferidos por cada asignatura, así como comprender y percibir problemáticas que resultarían complejas de abordar solamente de forma teórica. ¿Por qué es central el conocimiento de la Gestión Ambiental para los futuros egresados? Conocer las herramientas de la Gestión Ambiental es la razón de ser de la carrera. La discusión en torno a la Problemática Ambiental Contemporánea y al Diagnóstico y la Gestión Ambiental del Territorio constituye un tema central para los egresados. El conocimiento de la problemática ambiental de cada región, país, departamento o comunidad implica la elaboración de estudios de diagnóstico que generen elementos de gran utilidad al momento de diseñar un plan de gestión. En ese sentido, es posible afirmar que el diagnóstico y gestión del ambiente van de la mano, siendo que ambos contribuyen notablemente con la planificación del territorio. La gestión ambiental engloba un conjunto de acciones encaminadas a lograr la máxima racionalidad en el proceso de decisión relativo a la conservación, defensa, protección y mejora del ambiente, basada en una coordinada información multidisciplinar y en la participación ciudadana. La gestión ambiental debe ser considerada en las diferentes escalas del entorno del ser humano: su hogar, la empresa, el medio rural, la ciudad, el municipio, la región, el planeta… reconociéndose en cada una de ellas determinados valores y variables de referencia, así como los beneficios y perjuicios que el uso de los recursos naturales ocasiona al ser humano. ¿Cuál es el rol de los licenciados en Diagnóstico y Gestión Ambiental en la sociedad? A diferencia de la mayoría de los profesionales, que

tienen un objeto de estudio más definido y acotado, los licenciados en Diagnóstico y Gestión Ambiental tienen un bagaje de conocimientos que les permite hacer una mirada holística del sistema ambiental, ya que se podría decir que son “especialistas en generalidades”. La mirada ambiental debería ser transversal a todas las áreas. ¿Qué proyectos de impacto para la sociedad de Tandil se realizan a partir de la carrera? Desde la carrera se llevan a cabo diferentes proyectos de extensión, de voluntariado y otros que surgen de la inquietud de nuestros estudiantes que llegan a la sociedad tandilense transmitiendo distintos mensajes con el fin último de generar en las personas un mayor conocimiento en relación a la cuestión ambiental. En los últimos años, se han realizado experiencias vinculadas a la Educación Ambiental, la concientización en materia de generación de residuos sólidos urbanos y manejo del agua con niños del nivel inicial, la conservación de los recursos naturales de nuestra región, el uso de la energía, etc. Asimismo se ha orientado a empresas y/o productores en materia de gestión ambiental.

La carrera de Diagnóstico y Gestión Ambiental se creó en el año 1996 y, desde

entonces, muchos fueron los docentes, investigadores y profesionales que contribuyeron a su crecimiento y consolidación. Muchos ya no forman parte del devenir cotidiano de la carrera, pero dejaron su impronta y contribuyeron con la formación de los graduados. Roberto Neme, Jorge Barandiarán, Ricardo Marcos y José “Pepe” Basconcelo, quienes ya no están, y Roberto O. Sánchez, Alejandro Dillon, Ana Meineri, hoy jubilados, y Ma. Angélica Bernabé, pronta a jubilarse.

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1996

Licenciatura en Relaciones Internacionales

De izq a derecha Cèsar Ross -Universidad de Santiago de Chile-, Raùl Bernal Meza -Universidad Nacional del Centro-, Steen Fryba Christensen -Aalborg - Dinamarca

Mientras nos acordemos La Magister Silvia Quintanar, decana de la Facultad de Ciencias Humanas al momento de la creación de la carrera y Directora de la Licenciatura en Relaciones Internacionales, escribe sobre la oferta académica. Estábamos en condiciones de hacerlo, al menos así lo creímos: generar dos nuevas carreras de grado desde los esfuerzos académicos del Departamento de Geografía. Parte de los docentes se habían inclinado hacia los problemas ambientales y estaban finalizando estudios de posgrado en el exterior o en la Maestría de Desarrollo Ambiental Urbano que se dictaba en la ciudad de Mar del Plata. Por nuestra parte estábamos finalizando la Maestría en Relaciones Internacionales, junto con colegas de la carrera de Historia, Ciencias de la Educación y de la Facultad de Ciencias Económicas. Además contábamos con el compromiso de los Doctores Raúl Bernal Meza y Viktor Sukup, director y docente de la Maestría. Así surgió el deseo y el propósito de crear dos nuevas carreras, las licenciaturas en Relaciones Internacionales y en Diagnóstico y Gestión Ambiental, y lo hicimos a par-

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tir del Departamento de Geografía en parte también presionados por la baja matrícula de nuestra carrera. Raúl Bernal Meza fue quien diseñó el primer Plan de Estudios de Relaciones Internacionales. Así se convertiría en la primer Licenciatura en Relaciones Internacionales en una Universidad pública, ya que en la Universidad Nacional de Rosario, la existente, de Relaciones Internacionales, era sólo una orientación. Elegimos cuatro años de duración, pensando en la necesidad de posgrados para culminar estudios universitarios. Uno de los problemas centrales era el financiamiento. Cómo el Consejo Académico nos pedía además de la propuesta de factibilidad académica, la de factibilidad presupuestaria, en septiembre de 1995 debimos hacer una reunión de docentes del Departamento de Geografía para fijar el compromiso de proseguir con nuestras clases en


Para la media a la que estábamos acostumbrados en la Facultad, primer año de Relaciones Internacionales era un curso numerosísimo, verdaderamente impactante, recuerdo que teníamos que dar clase con micrófono, lo que era toda una rareza.

Geografía, y de dictar clases ad honorem en las nuevas carreras. Salvo muy pocos, todos apoyamos. Contábamos además con algunos cargos en las asignaturas de la llamada Área Común de la Facultad y la promesa de colaboración de un puñado de docentes de otras carreras. El Director del Departamento de Geografía Ing. Jorge Barandiarán pudo así presentar la propuesta conjunta al Consejo Académico. Sabíamos que de las dos, la carrera más resistida era Relaciones Internacionales por eso en la fundamentación que presentamos consta “se trata de una propuesta integral cuyos dos nuevos componentes deben implementarse simultáneamente”. Esa era nuestra condición. Hasta último momento la creación fue puesta en riesgo. Ya sea por incertidumbres o competencias, gran parte de los actores políticos de la Facultad no aceptaban las nuevas carreras. Casi de milagro pudimos concretar la creación en la reunión del 1 de noviembre de 1995. Sobre el filo de la hora del plenario, concurrió a apoyarnos una consejera alumna de Trabajo Social. Esa presencia habilitó el hecho inusual del doble voto que me correspondía como Decana frente al empate. Los esfuerzos por generar consensos quedaron plasmados en el segundo artículo de la Resolución de creación Nº 186/95. En él consta que las carreras no debían afectar el presupuesto del Departamento y de la Facultad, su implementación estaba condicionada a una matrícula de 35 o 40 alumnos en cada una, se creaban a término, evaluándose su continuidad a partir del desempeño observable durante el ciclo académico 1996. La Secretaria de Extensión María Marta Pasini de Ramljak y el Secretario Académico Roberto Porta trabajaron entusiasta y arduamente para instalar las carreras en la ciudad y en la zona. Nos apremiaba la condición de

la matrícula. Si no llegábamos al número de inscriptos exigido no podríamos abrirlas. La inscripción superó todos los pronósticos. Más de 100 alumnos en Diagnóstico y Gestión Ambiental, más de 200 alumnos en Relaciones Internacionales. Unos 400 alumnos más en la Facultad. La prensa local señaló el “boom” de la matrícula en Humanas. Así, el Departamento pasó a denominarse “Departamento de Geografía, Diagnóstico y Gestión Ambiental y Relaciones Internacionales”. En un emotivo acto recibimos a los ingresantes en el Aula Magna de la Universidad. No nos alcanzaban las aulas para el dictado de las clases por lo que nos vimos obligados a alquilar espacios físicos fuera del edificio de Pinto 399. Recurrimos a los salones de la Asociación de Pequeña y Mediana Empresa de Tandil y a los salones de Elena C. La Escuela Nº 1 ya venía facilitándonos sus aulas en horario vespertino. Los no docentes y las estructuras administrativas de la Facultad fueron muy exigidas pero respondieron a la altura del desafío. Para la media a la que estábamos acostumbrados en la Facultad, primer año de Relaciones Internacionales era un curso numerosísimo, verdaderamente impactante, recuerdo que teníamos que dar clase con micrófono, lo que era toda una rareza. Inmediatamente Relaciones generó su propia mística, nueva correlación de fuerzas en el claustro alumnos, nueva dinámica en el conjunto de la Facultad. Con la Reforma Académica que escindió las Carreras de los Departamentos, se logró, -no sin discusión- la autonomía del Departamento de Relaciones Internacionales. Los docentes del Departamento, estábamos muy unidos por nuestro deseo y nuestro propósito, para los nuevos la carrera despertaba una gran empatía con la disciplina recientemente abrazada y para los que ya ve-

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Licenciatura en Relaciones Internacionales

De izquierda a derecha Mario Rapoport -UBA-, Silvia Quintaner Universidad Nacional del Centro- y Atilio Borón

nían de ella, una nueva oportunidad para desarrollarla. Como dije, algunos teníamos nuestros cargos por lo que sólo teníamos que sortear el esfuerzo adicional y el desafío académico, pero muchos…muchos otros, agregaban además la entrega de su trabajo ad honorem, o cubrían con una dedicación simple dos o tres asignaturas anuales. Creo que nunca será suficiente hacer este reconocimiento. Trayectoria 1996-2014 La Carrera tuvo su primera graduada en el año 2000, y desde ese momento hasta la actualidad ha sumado más de 160 graduados, con una tendencia ascendente como lo muestra el gráfico siguiente: Cantidad de Graduados por trienio:

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El 75% de los graduados tiene un empleo que está parcial o totalmente vinculado con la Carrera. Desempeñan su labor profesional en instituciones estatales, organizaciones públicas y empresas privadas del ámbito nacional e internacional. Los docentes poseen un alto nivel académico, lo que garantiza a los alumnos las habilidades y competencias necesarias para el futuro ejercicio de la profesión. De los 18 docentes ordinarios que integran el Departamento de Relaciones Internacionales, 10 poseen títulos de Doctor y otros 7, títulos de Maestría. Por otra parte 10 de ellos poseen las más altas Categorías (I, II y III), en el Programa de Incentivos a los Docentes Investigadores de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, lo que demuestra el gran desarrollo alcanzado en las tareas de investigación, así como en las actividades de transferencia de conocimientos a la comunidad. En relación a la generación de conocimientos, la Carrera de Relaciones Internacionales propició la conformación de dos centros de investigación reconocidos tanto el ámbito nacional como internacional, integrados por profesores, graduados y alumnos, donde se analizan


Foto 3 Sandra Colombo y José M. Araya Universidad Nacional del Centro

El 75% de los graduados tiene un empleo que está parcial o totalmente vinculado con la Carrera. Desempeñan su labor profesional en instituciones estatales, organizaciones públicas y empresas privadas del ámbito nacional e internacional.

las problemáticas internacionales actuales, especialmente vinculadas a la realidad argentina y latinoamericana: el Centro de Estudios Interdisciplinarios en Problemáticas Internacionales y Locales (CEIPIL), dirigido por el Mag. José María Araya y el Grupo Mercosur y Relaciones Internacionales, dirigido por el Dr. Raúl Bernal Meza. A lo largo de su historia, los docentes de la Carrera han generado espacios extracurriculares de capacitación para alumnos y graduados, como las “Jornadas de Alumnos y Graduados de Relaciones Internacionales. Los desafíos del siglo XXI”, organizadas desde el año 2004 hasta el año 2008, o las “Jornadas de Iniciación a la Inves-

tigación”, realizada en 2013. Asimismo, se organizaron encuentros internacionales como “Pensamiento y Realidad: Ciencias Sociales y Relaciones Internacionales en la América Latina Contemporánea” en 2008, “Regionalismo y Relaciones Internacionales: Sudamérica, China, Europa” en 2011 y “Argentina frente a los países emergentes: China y Brasil” en 2012, entre otros. Estas actividades entre otras muchas realizadas gracias al trabajo conjunto de docentes, graduados y alumnos, han colocado a la Carrera de Relaciones Internacionales como un referente de la temática tanto en el ámbito gubernamental como académico del país.

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Doctorado en Historia

Abriendo fronteras Andrea Lluch finalizó su doctorado en Historia en el año 2004 y a partir de ese momento su carrera académica tomó impulso. Por qué eligió la FCH para su posgrado y cómo influyó en su formación. Andrea Lluch recorrió muchas veces los 550 kilómetros que separan su Santa Rosa natal con Tandil. Fue en el año 1999 cuando, con la licenciatura en Historia de la Universidad Nacional de La Pampa y una beca del CONICET, decidió hacer el doctorado en Historia en la Facultad de Ciencias Humanas. Cursó, realizó su tesis doctoral y el Tribunal ante el cual la defendió la aprobó por unanimidad, con recomendación de publicación. Andrea recuerda con particular afecto aquella experiencia. La Pampa - Tandil - Cambridge. Investigadora Adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), profesora Titular Regular en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa e investigadora asociada en el David Rockefeller Center for Latin American Studies (DRCLAS) de Harvard University, Andrea alcanzó su título de licenciada en su ciudad natal. Su experiencia en la FCH es una de las tantas historias de alumnos que, sin haber realizado la carrera de Historia en Tandil, optan por hacer aquí sus estudios de posgrado. Un sello distintivo de la oferta académica que ofrece el doctorado. ¿Por qué decidiste estudiar Historia? Siempre me gustaron las ciencias sociales, pero recuerdo en particular la influencia que significó tener una muy buena profesora de historia en el colegio secundario. Básicamente nos enseñó a hacernos preguntas, a cuestionar el presente a partir de la historia. Tuve la oportunidad de comprender que la historia es una disciplina que permanentemente te enfrenta con preguntas, con los por qué, con las causas de las situaciones o problemas actuales. Eso fue determinante. ¿Cómo fue tu primer acercamiento con la investigación?

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Estando en segundo año, un profesor, Sergio Maluendres -actual Decano de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNLPam- me invitó a sumarme como asistente a un proyecto de investigación. Ahí me di cuenta de que lo que quería hacer era trabajo de archivo. Disfruté mucho desde el primer día poder relevar documentos históricos, procesar la información e investigar, muy modestamente por entonces ya que comencé como asistente. ¿La investigación dentro del estudio de la historia era incipiente en ese momento? Comparado con la actualidad, creo que sí, sobre todo en las universidades más pequeñas del interior. De hecho Maluendres en ese momento era un joven investigador que estaba haciendo su tesis de doctorado dirigido por Eduardo Míguez. Ahí también se refuerza mi vinculación con Tandil, uno de los centros que vivió una fuerte renovación historiográfica desde los años ochenta con el regreso a la democracia. Dentro de esa renovación, algunos de los temas que cobraron más auge fueron la historia de las migraciones y la historia económica y agraria. Eran temas clásicos en la historiografía pero impulsados por una nueva generación de historiadores y otros colegas que volvieron del exilio después de la normalización con nuevas preguntas y visiones. Algunos de los principales referentes de estos temas -y de otros- se asentaron en Tandil, crearon una fuerte carrera de Historia y un centro de referencia académico. ¿Por qué la elección de realizar el doctorado en Tandil? Como parte de mi formación de grado pude hacer un seminario de investigación en la FCH dictado por Nicolás Iñigo Carreras. Por tanto, incluso antes de definir que quería hacer el doctorado, comencé a viajar a la ciudad. Estos vínculos se reforzaban porque profesores como Raúl Mandrini viajaban a Santa Rosa a dictar cursos allí

Ser de Humanas

1997


hacer un posdoctorado que se llama Harvard Newcomen Fellowship y la obtuve. Fue una sorpresa, en tanto fue la primera vez que accedió una investigadora de Argentina y también alguien que no había hecho el doctorado en los Estados Unidos. Luego surgió una nueva posición como Research Fellow en la misma institución, al impulsarse una investigación sobre historia de empresas en América Latina. El posgrado en Harvard te abrió muchas puertas, pero decidiste volver. En 2007 yo ya había aplicado para entrar al CONICET, había obtenido el puesto y estaba en espera. Decidí volver y desde ese momento mi principal lugar de trabajo es el CONICET. También sigo manteniendo vínculos y colaborando en este proyecto con Harvard de historia empresarial y se han generado a lo largo de estos años otros proyectos con colegas de otros países.

Andrea Lluch

y también porque fui conociendo a los investigadores más jóvenes como Orieta Zeberio, quien luego fue mi co-directora de Tesis Doctoral, y otros colegas. Cuando finalicé mi licenciatura en Historia y obtuve una beca de CONICET para hacer el doctorado me vinculé más formalmente con la FCH y me inscribí en el Doctorado en Historia. Lo elegí básicamente, insisto, porque era un centro de referencia en ese momento a nivel nacional sobre los temas que a mí me interesaban, que eran historia económica e historia rural, y por los vínculos académicos y de amistad. Otra característica importante, además del muy buen nivel, fue su estructura flexible para personas que no viven en Tandil, y eso para mí fue conveniente. ¿Cómo siguió tu carrera luego del doctorado? En 2004 terminé el doctorado con una tesis sobre crédito y comercio rural en la Argentina a principio de siglo XX, centrándome en la historia de un agente comercial muy importante que eran los almacenes de ramos generales. Ese año apliqué a una beca Fulbright para investigadores junior. La gané, y me fui al año siguiente a realizar una instancia de investigación al Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvard. Estando esos meses en Cambridge participé activamente de algunos seminarios de investigación, como oyente de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard. Allí surgió la oportunidad de aplicar una nueva beca para

¿Cómo analizas la experiencia hoy de aquel posgrado? Luego de haber viajado y conocido otros centros de investigación, creo que el IEHS era de una escala óptima, y tenía un grupo de investigadores de excelente nivel. Tengo muy gratos recuerdos de mi mi paso por el Doctorado. También tengo buenos recuerdos desde lo personal, por la calidad y calidez de los colegas para los entonces jóvenes que cursábamos el doctorado. ¿Qué herramientas sentís que te dejó el doctorado para lo que vino después? Había muy buena oferta de seminarios, y por recomendación de Eduardo Míguez, mi director de tesis, elegí seminarios de temas muy variados que no necesariamente se vinculaban con mi temática de tesis doctoral. Eso me sirvió muchísimo, porque me permitió leer, discutir y aprender sobre temas que no estaban estrictamente vinculados a mi tesis pero que me abrieron fronteras, me despertaron mucha curiosidad y me pusieron en contacto con autores que no conocía. Eso es muy importante en la formación de un investigador. Además, como no eran seminarios de más de 30 alumnos, había muy buen debate en las clases, y uno podía interactuar con compañeros y profesores. Fue muy enriquecedor. Por último, otra cosa interesante es que desde entonces se inició una relación académica entre el grupo de historia de la Universidad Nacional de La Pampa y el Doctorado en Historia. La historia de Andrea Lluch es un fiel reflejo de los objetivos de la oferta de posgrado en Historia de la Facultad de Ciencias Humanas: ofrecer una sólida formación académica tanto a los egresados locales como a quienes, desde otras universidades, aportan con su movilidad otras miradas.

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HITOS

Una mudanza importante para la FCH El traslado al campus fue un hecho trascendental en la historia de la facultad. Aquel momento histórico, relatado por sus protagonistas.

Ubicado a la vera del Paraje Arroyo Seco y a siete kilómetros del centro de la ciudad, el campus universitario de Tandil comprende una superficie de 53 hectáreas. Además de las facultades de Ciencias Humanas, Ciencias Económicas, Ciencias Veterinarias y Ciencias Exactas, funcionan allí boxes y laboratorios del Área de Investigación, la biblioteca central, el comedor y el gimnasio polideportivo. La Facultad de Ciencias Humanas, unidad académica fundacional de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), fue la última en instalarse en el Campus. La oportunidad de integrar todas las actividades académicas, administrativas y de investigación dentro de un mismo espacio, la posibilidad de hacer uso de todas las instalaciones y la oportunidad de articularse al resto de las facultades en un mismo ámbito académico se vio demorado por la resistencia de una agrupación de estudiantes durante la Semana Santa de 1998. La mudanza se hizo efectiva en agosto de ese año.

Gestionar un nuevo espacio.

Para hablar en referencia al traslado, el decano de aquel entonces, Alejandro Dillon, inicia su relato con una aclaración. Cuenta que llegó a la gestión un año antes de la mudanza “por una vuelta de la vida fuera de toda programación” y que el hecho de haber sido un peronista confeso hizo que sus posibilidades de negociación con el rector de aquel entonces, Carlos Nicolini, “un radical importante”, fuesen acotadas. También señala su educación universitaria para explicar su forma de gestionar y

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su practicidad durante su mandato. “Soy geólogo, vengo de las ciencias duras. Por formación soy un intelectual concreto. Entonces, creo que las transformaciones se obtienen en el momento de mayor complicación. Así que cuando asumí empecé, en primer orden, a transformar la facultad. Planteé que había que buscar lugares y construir espacios para que el docente cumpla su dedicación exclusiva, su tiempo en la facultad”, recuerda. El puntapié inicial para concretar el traslado fue un refuerzo económico que llegó del Fondo Fiduciario para el Desarrollo del Plan de Infraestructura Provincial (PROFIDE). Si bien el dinero estaba destinado a otro fin, recuerda Dillon, no se gastó, por lo que se le solicitó al rector disponer de esa plata para construir el pabellón de la FCH. Sin edificio propio todavía, Dillon decidió usar las aulas comunes y en marzo de 1998 primer año se comenzó a cursar en el campus. “Funcionábamos administrativamente en la sede de Pinto, las materias con menos alumnos se dictaban allá y el primer y el segundo año se comenzaron a dar en el campus”, repasa. “Al poco tiempo comenzó la construcción, y en agosto nos mudamos”.

Un conflicto que demoró los planes.

Dejar la sede de Pinto y Chacabuco no fue un trámite sencillo: la agrupación Universitarios por Nuevos Espacios (UNE), con el acompañamiento de parte de los alumnos y algunos docentes, se resistió a dejar el centro de la ciudad. Incluso, tomó el edificio. “Todos los cambios tienen resistencia. Y Humanas y Arte son las facultades que más resistieron al abandono del espacio urbano”,

FCH a través de los ojos de…

1998


“Desde la gestión estudiantil se logró cumplir con esos pedidos: que otra línea de colectivos (la roja) llegará hasta el Campus, más becas de fotocopiadoras y más becas en bonos. Se buscó la forma de ayudar a aquellos alumnos a los que se les complicaba ir al campus”. Nancy destaca además que la Facultad “siempre acompañó al estudiante trabajador”. explica Miriam Iglesias, vicedecana desde fines de 1997 hasta fines de 2000. La idea que intentaron transmitir desde la gestión, recuerda Miriam, era que sin el traslado la Facultad perdía identidad. El problema no terminaba allí. “Además, significaba un gasto extra tener a todo el alumnado disperso. Tampoco se podía evaluar correctamente el funcionamiento de los docentes y de los alumnos, en fin. Nuestro planteo fue muy claro: ‘Es hora de irnos al Campus porque ya somos un número suficiente, hay carreras cada vez más importantes y numerosas que requieren que tengamos un espacio en el campus y, además, nos tenemos que integrar porque somos parte de la universidad’”. “Fue una toma muy mal armada producto de la falta de experiencia”, recuerda Dillon. “Nadie toma un decanato un día miércoles a la tarde cuando jueves y viernes es Semana Santa. En profesor Javier Araujo, que trabajaba en ese momento en la secretaria académica, fue el encargado de negociar, e hicimos algunos acuerdos para que el conflicto se resolviera. En aquel momento, Nancy Iannone cursaba Educación Inicial y era presidenta del Centro de Estudiantes. Nancy recuerda que el argumento más fuerte de UNE fue ¿qué iban a hacer los estudiantes trabajadores?: la lejanía con las nuevas instalaciones iba a significar un escollo para aquellos que debían cumplir con ambas obligaciones. Atendiendo los reclamos y preocupaciones que generaba el cambio, el Centro puso manos a la obra.

Una nueva casa para Humanas. Pese a la resistencia de algunos estudiantes, que fueron cediendo de a poco ante un hecho además de inevitable, positivo, la FCH finalmente se instaló en el campus. Los alumnos de Humanas rápidamente le pusieron su impronta a la vida en ese nuevo pabellón: llenaron de carteles su nuevo espacio. Incluso, algunas autoridades temieron las pintadas con aerosol. La realidad fue diferente; los alumnos se apropiaron del espacio, se manifestaron con consignas y colores a través de sus pasillos, y hasta el día de hoy cuidan que se mantenga en impecables condiciones. Los beneficios tanto para alumnos como para docentes fueron significativos. “En principio nos concentramos con el conjunto de nuestros estudiantes, nos integramos de otra manera a la vida universitaria. También dejamos de ser un lugar de paso. En el centro estábamos a dos cuadras del banco, así que muchas personas iban al banco, pasaban por la facultad y se iban a la casa. En el campus es distinto. Cuando venís, te quedas por lo menos una hora. Todo fue mejorando y el cuco de que el campus era Siberia se cayó”, explica Dillon. Para Nancy, el traslado fue uno de los hechos más importantes en su vida militante dentro de la Facultad. “Salió bien. Fue agotador por la tensión que se generó y por ahí se podría haber manejado de otra forma. Lo positivo es que ahora tenemos un pabellón hermoso y estamos integrados”.

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1998

HITOS Una reforma que cambió a la FCH

En 1997, bajo la gestión de Alejandro Dillon, se reestructuró la organización de la Facultad. Los cambios y el recuerdo del decano de aquel entonces. El 12 de junio de 1997 el Consejo Académico aprobó, mediante una resolución firmada por el Decano de aquel entonces, Lic. Alejandro Dillon, el proyecto de reforma académica de la Facultad de Ciencias Humanas, que pasaría a estar conformada por diez departamentos, con sus respectivas áreas, asignaturas adscriptas y carreras a las que presta servicios. Hasta ese momento, la FCH se organizaba en cinco departamentos carreras: Geografía; Relaciones Internacionales y Diagnóstico y Gestión Ambiental; Ciencias de la Educación; Educación Inicial y Trabajo Social. A partir de la implementación del nuevo plan, se reforzó la integración entre las diferentes áreas, se fortalecieron las actividades de investigación y divulgación y se optimizó el presupuesto. De acuerdo a la fundamentación de la propuesta se planteó abandonar la estructuración por carrera y comenzar a pensar en espacios de formación que permitieran “dar un salto cualitativo superador de las determinaciones por incumbencias o perfiles profesionales”. Se trataba de pensar en áreas de formación otorgando “una base desde la cual partir para lograr dicho objetivo”. Entre las ventajas de trabajar a partir de Departamentos de formación disciplinar, la resolución explica que se trata

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de ámbitos donde se hace posible integrar investigación, docencia, extensión y posgrado con un gran potencial de retroalimentación y que da lugar a la dimensión pluridisciplinar existente en todos los perfiles de formación siendo real y factible al estar integradas por académicos de distintas especialidades. Así, se crearon el Departamento de Psicología, el Departamento de Historia, el Departamento de Educación, el Departamento de Política y Gestión, el Departamento de Sociedad y Trabajo Social, el Departamento de Sistemas Naturales y Ambiente, el Departamento de Epistemología y Metodología, el Departamento Socio-territorial, el Departamento de Relaciones Internacionales y el Departamento General.

La reforma, en primera persona.

“Cuando nosotros nos hacemos cargo la facultad estaba dividida en departamentos por carreras. Entonces, por ejemplo, las unidades de gasto eran las carreras”, recuerda Dillon, y explica que lo que se buscó con la reforma es que los fondos estuvieran, para un mejor aprovechamiento, a cargo del Consejo Académico. Además, el cambio también apuntó a la formación y el desarrollo


La Doctora Ana Montenegro, principal impulsora de la propuesta y Secretaría académica en 1999, escribe sobre aquel suceso. La reforma académica realizada entre 1997 y 1998 modificó sustancialmente la organización de la FCH. Ésta -desde su fundación- tenía como núcleo troncal las carreras las cuales se ocupaban de la organización de concursos, el uso de un presupuesto, la reubicación de cargos por renuncia y/o jubilación: todos temas inherentes a la planta docente. En ese sentido, y más allá de algunas articulaciones inter-carreras, el Consejo Académico no realizaba proyecciones para la FCH, sino que quedaba inmerso en las proyecciones y pujas entre “corporaciones”. La reforma tuvo como eje central encontrar ejes de transversalidad que democratizaran la planta y fundamentalmente recolocaran al Consejo Académico en su rol de gobierno representativo. En el marco de múltiples reuniones entre todos los claustros se fue definiendo la nueva organización conformada por departamentos, carreras y nudos de articulación/ participación entre la Secretaria Académica/ la gestión/ y el Consejo Académico. En los primeros, el eje articulador es disciplinar y por asignaturas afines gestionados por un Director de Departamento, encargado de acercar al Consejo Académico -previas articulaciones inter-departamentales con la Secretaría Académica-, aportes para la proyección, optimización y presupuesto de la planta. Aquí surge otra novedad pues las asignaturas dan perfil al concurso, el profesor concursa para el Departamento al cual puede prestar servicio y establecer articulaciones inter- departamentales. La carrera con su director y el Consejo de carrera representado por todos los claustros toma como eje el plan de estudios, su evaluación, la optimización horaria, la formación de los graduados, la promoción de tesis, la participación en el ingreso y promoción. La articulación intercarreras demandó la creación de otro cargo de gestión -Coordinador de Carrera- encargado de aunar problemáticas y democratizar la información entre ellas con el sentido de generar propuestas o nuevas carreras que -de su mano- llegarían al Consejo Académico. Articulación, democratización, participación y por sobre todo revalorización del rol del CA y sus miembros elegidos democráticamente, fueron los hilos conductores de esta reforma que aún continúa.

de las carreras y a optimizar los cargos académicos. Fue Dillon, con su vocación política y su ímpetu por mejorar la calidad académica, quien motorizó el cambio de estructura de la FCH. Sin embargo, la figura fundamental para llevar adelante las mejoras fue la profesora Ana Montenegro. “La idea no fue mía, obviamente, fue de Ana. Era mi secretaria académica y necesitábamos de esa topadora para poder negociar. Peleamos todos. Fue una gran batalla en ese momento. Ana, Miriam Iglesias, Araujo. Fue duro, pero Ana fue la que la pensó, la armó,

la hizo mucho más rígida. La reforma se hizo y salió por los esfuerzos de Ana”. No fue fácil llevar adelante el cambio. Una modificación semejante conllevó fuertes disputas. “Hubo un periodo bastante largo de discusión, de entrenamiento, de aclarar cómo funcionaba. El reinado del departamento/ carrera antes era muy sólido, entonces había que derrocar algo construido sobre granito”, repasa Dillon. “La reforma mejoró enormemente la situación. Pero yo creo que hoy hay que consolidarla”, concluye.

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Viaje al pasado

Los hilos conductores de la reforma


Centro de Investigaciones y Estudios Ambientales

Contribuir a la conservación de los ecosistemas serranos En el área del Paisaje Protegido, un equipo del CINEA aborda, con un enfoque científico, aspectos relacionados con la conservación del medio natural y la gestión ambiental. Cómo impacta el proyecto en la sociedad tandilense. Uno de los variados objetivos de este Centro es contribuir a la conservación y el uso sustentable de los ecosistemas y de los recursos de vida silvestre. Con ese horizonte y en el marco del área del Paisaje Protegido Sierras de Tandil (PPST), un grupo de investigadores trabaja desde 2005 en el proyecto Gestión y conservación de la biodiversidad en ecosistemas de la Pampa Austral. “En el área del PPST investigamos problemáticas locales, por ejemplo, asociadas a las invasiones biológicas, al uso ornamental de helechos silvestres, a la conservación de la biodiversidad nativa con muchas especies en riesgo. También evaluamos el impacto de las forestaciones y de la invasión de plantas leñosas exóticas sobre la fauna nativa”, explica Kristensen. Juan Lavornia, licenciado en Diagnóstico y Gestión Ambiental e integrante del equipo, estudia las comunidades de líquenes del PPST y la posibilidad de emplearlas como indicadoras de la calidad del aire. “Esto me llevó a realizar muestreos para estudiar la diversidad y patrones de distribución de especies. Hemos encontrado líquenes desconocidos en la zona, incrementando el conocimiento de su riqueza”, cuenta a modo de ejemplo. Por medio de la investigación, el proyecto busca contribuir a conservar y dar pautas para la gestión sustentable de los ecosistemas y los recursos de vida silvestre del

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ambiente pampeano austral. “En especial de pastizales, roquedales serranos y agroecosistemas”, explica Kristensen. En relación a los objetivos específicos, señala el reconocimiento de la biodiversidad serrana -con énfasis en la flora, líquenes, insectos, aves y fauna en general-. “Analizamos las invasiones biológicas de plantas leñosas - retamilla, retama, zarzamora, árboles - en las sierras de Tandil, y su incidencia sobre la abundancia y diversidad de las aves e insectos propios del pastizal nativo. Evaluamos el impacto de las rutas como factor de mortalidad de fauna y como ‘corredor biológico’ de especies”, detalla. También señala que se busca generar pautas y herramientas para la gestión sustentable del ambiente natural y su monitoreo mediante indicadores. Otros objetivos, se orientan a “evaluar el uso de especies de vida silvestre como recurso económico” e “identificar bioindicadores en la biota nativa. Estos últimos son organismos cuya presencia o ausencia alertan sobre la aparición de una problemática, por ejemplo, contaminación o degradación”.

Del CINEA a la comunidad.

En 15 años de labor, el CINEA forjó fuertes vínculos con otros centros, laboratorios y universidades, enrique-

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1998


¿Por qué investigamos? Por la Dra. María Julia Kristensen Tandil, como todas las ciudades en el mundo, se asienta sobre el medio natural y depende de los recursos que este le ofrece: aire limpio, agua potable, regulación hidrológica y térmica, producción de alimentos, caza y recolección de recursos de vida silvestre. La ciudad se destaca además, por su bello paisaje, que permite realizar actividades al aire libre y disfrutar de la naturaleza descubriendo su flora y fauna nativa. Este paisaje sufre cambios acelerados, profundas modificaciones, a veces irreversibles, por lo que muchos de sus valores se están perdiendo. Como respuesta alentadora surgió la creación del PPST, de interés Provincial, que incluye a la ciudad y áreas aledañas. Esta figura de protección es compleja pues implica compatibilizar gran diversidad de actividades humanas, con la protección del medio natural. Sus objetivos deberán cumplirse en un marco de participación ciudadana, priorizando objetivos colectivos sobre los individuales. La empresa no es fácil, depende de la sociedad en su conjunto y de su gobierno. La Universidad genera información idónea y sus docentes y grupos de investigación están pendientes, al igual que algunos sectores de la población, de los cambios ambientales. La investigación permite obtener criterios científicos para dar pautas de manejo que minimicen los impactos antrópicos y permitan mitigar problemáticas ambientales instaladas en el área. Con objeto de establecer puentes entre la investigación académica y la sociedad llevamos a cabo el proyecto “La conservación de la biodiversidad, un vínculo entre ciencia y sociedad”, subsidiado por el Mincyt (convocatoria “Cultura Científica”). Estas actividades, no sólo de extensión y formación de futuros docentes, sino participativas con distintos sectores de la sociedad, nos permiten comunicar resultados de investigaciones locales, informar e intercambiar ideas con la gente. En esto seguiremos por un tiempo.

15 años trabajando por el ambiente En septiembre de 2014 el Centro de Investigaciones y Estudios Ambientales (CINEA) cumplió 15 años trabajando por el ambiente local y regional. Muchos investigadores que hoy lo integran, ya desarrollaban actividades en otros grupos desde los ’90, pero es en 1999 cuando se conforma este núcleo interdisciplinario con objeto de producir conocimiento, colaborar en la gestión local y regional, en el ámbito público y privado y favorecer la transferencia en temáticas ambientales. Con el tiempo se perfilaron temáticas ambientales diversas, donde docentes-investigadores de la Licenciatura en Diagnóstico y Gestión Ambiental y becarios de CIC y CONICET trabajan y desarrollan proyectos. Áreas como el diagnóstico y planificación ambiental, problemas y conflictos ambientales, ordenamiento territorial, cartografía temática y aplicada, capacitación y educación ambiental, estudios de Impacto Ambiental y Auditorías, instrumentos de política ambiental, contaminación, ingeniería ambiental, gestión de residuos, turismo y valoración de patrimonio, gestión y conservación de los recursos naturales, biodiversidad, ecología de paisajes, geología e hidrología, y gestión integral de los recursos hídricos, son abordadas por sus investigadores.

ciendo el trabajo de investigación, extensión, transferencia a la comunidad y formación de recursos humanos. Se ha asesorado al Poder Judicial ante denuncias de delito ambiental, se realiza extensión sobre el conocimiento, uso y gestión del recurso hídrico en sectores periurbanos y rurales, se organizan talleres con cooperativas y pymes sobre gestión de residuos y problemáticas ambientales. Se llevan adelante proyectos de investigación y transferencia con sectores productivos para estudiar las

implicancias de la relación Industria-ambiente y definir lineamientos de gestión sustentable. En interacción con organismos públicos de la Salud se elaboró un plan de acción para adecuar la gestión integral de residuos. Se generan material de divulgación, talleres, jornadas, actividades de educación ambiental, asesoramiento y propuestas de trabajo con instituciones y personas vinculadas al turismo y la recreación.

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Laboratorio de Estudios Ecogeográficos

Con metodología propia

El Laboratorio de Estudios Ecogeográficos se creó con la premisa de elaborar diagnósticos territoriales y mejorar así su calidad ecológica. El Laboratorio de Estudios Ecogeográficos (LEE) fue creado en el año 1999 cuando el Profesor Roberto O. Sánchez completó su función de director del primer ciclo lectivo de la Carrera de Licenciatura en Diagnóstico y Gestión Ambiental (1996-1999). Su objetivo central es desarrollar y consolidar en la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA) una línea de investigaciones de ordenación de tierras que conduzca a la elaboración de diagnósticos territoriales de valor científico y, de esta manera, identificar estrategias, políticas y acciones de desarrollo que impulsen al mejoramiento y sustentación de la calidad ecológica de los territorios estudiados. En principio, la creación del LEE dio lugar al inicio de un proceso de formación de recursos humanos en estudios interdisciplinarios (Ecología, Geografía, Pedología y Cartografía) en un área denominada “Ecogeografía”. En función de ese fin se recibieron alumnos avanzados de la Carrera con la expectativa de iniciarlos en la investigación. Fue así como los primeros cuatro egresados realizaron sus trabajos de tesis de licenciatura en el LEE. Seguidamente se objetivó la dirección de tesis de maestría, siendo que estas últimas incluyeron varios egresados de la Carrera y dos Ingenieros Agrónomos recibidos en la UNCPBA. El modelo de investigación del LEE demandó el de-

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sarrollo de una metodología propia que, apuntando a una nueva concepción de organización de las variables espaciales de cualquier territorio, está dirigida a procesar la zonificación y ordenación de formaciones socio-económico-ecológicas. Los estudios fueron proyectados en sucesivos programas trianuales. En general, conforman estudios de Ordenación Ecológica y Ordenación Ambiental, los cuales responden a una línea de trabajo orientada a la comprensión de la naturaleza y espacialidad de los ecosistemas, como asimismo sus restricciones y ventajas para el uso sustentado de los mismos. Dentro de esa perspectiva el Grupo de Investigación ha publicado más de cincuenta trabajos científicos de zonificación y ordenación territorial, principalmente vinculados a los distritos político-administrativos de actuación de la UNCPBA (Azul, Olavarría y Tandil). Además de numerosas tesis de grado, los resultados alcanzados incluyen la elaboración de varias tesis de maestría y dos tesis de doctorado en ejecución actual. Todos ellos aspiran a constituirse en subsidios básicos para la gestión del desarrollo en las áreas estudiadas. Paralelamente, entre otras áreas, se concibieron estudios de diferentes regiones, cuencas hidrográficas y distritos político-administrativos del Área de la Frontera Argentina-Brasil y la Región NOA (Salta y Jujuy).

Humanas Investiga

1998


Maestría en Ciencias Sociales Humanas Actual

Con vocación multidisciplinaria

La Maestría en Ciencias Sociales busca formar profesionales capaces de generar respuestas a las exigencias de una sociedad cambiante. El Programa de Maestría de la Facultad de Ciencias Humanas, categorizado C por la Comisión Nacional de Acreditación Universitaria (CONEAU), se fundamenta en la necesidad de dar continuidad a la formación de recursos humanos en el marco de la creciente integración de los estudios de grado y de postgrado. En ese sentido, se busca atender las demandas detectadas de formación de postgrado que se vinculan con el desarrollo de las actividades de docencia e investigación universitaria y con la creciente necesidad de orientar acciones que den respuesta a las problemáticas sociales de la región. La implementación de esta maestría con vocación multidisciplinaria se corresponde con el compromiso de actualización permanente que las universidades públicas deben tener con sus graduados. Esta oferta de postgrado

se orienta tanto hacia los graduados más recientes de la Facultad como hacia aquellos profesionales que desempeñan su actividad fuera del ámbito académico. La propuesta de este programa de posgrado es la de formar profesionales capaces de generar respuestas a las exigencias de una sociedad cambiante. Para ello se busca armonizar un sólido conocimiento teórico que brinde elementos de análisis en relación con la formulación de problemas, con capacidades analíticas y destrezas para la solución de los mismos. La formación se enfoca tanto hacia la investigación aplicada como hacia la investigación básica, con el propósito de que el graduado actúe como agente de cambio e innovación en los ámbitos de su intervención profesional. Las menciones que se ofrecen son: Economía Política de las Relaciones Interna-

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Maestría en Ciencias Sociales

cionales; Desarrollo Regional; Sistemas de gobierno y de gestión local; Problemas políticos latinoamericanos. Una condición esencial para el desarrollo del programa es la integración de docentes investigadores provenientes de diferentes formaciones disciplinares. Esta integración facilita, desde los múltiples abordajes, conocer la complejidad de los problemas sociales que se encuentran en el centro del debate científico, principalmente en el campo de la Teoría Económica y de la Ciencia Política. Los egresados pueden orientar su desempeño profesional tanto a la asesoría y consultoría de instituciones públicas y privadas, como a la docencia universitaria por lo que pueden participar como investigadores en los diferentes niveles e instituciones educativas, consultores en Instituciones públicas y privadas, planificadores, intermediarios y gestores en la implementación de políticas de desarrollo en los estados nacional, provincial y municipal. El Plan de estudios contempla, en dos años de cursada, una organización en ejes temáticos en torno de los cuales cada docente realizará las propuestas de seminarios. En el Ciclo Básico de Formación se cursan los siguientes seminarios: Teoría y Práctica de la Política; Fundamentos de Economía; Teoría Social; Análisis de las organizaciones; Problemas Políticos y Económicos de la Argentina Contemporánea; Metodología de la Investigación. En la mención Economía Política de las Relaciones Internacionales se cursa: Relaciones Económicas Internacionales: actores e instituciones; Integración Regional; Inversiones y Estrategias Público-Privadas; Programas

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de Cooperación en América Latina; Teorías y Problemas del Desarrollo; Problemas Financieros y Comerciales de América Latina. En la mención Desarrollo Regional se dictan los siguientes cursos: Integración Regional; Inversiones y Estrategias Público-Privados; Desarrollo Regional; Poder, Liderazgo y Culturas Políticas; Teoría Social Aplicada y Problemas de Desarrollo; Problemáticas del Trabajo y del Empleo. En Sistemas de Gobierno y de Gestión local: Teoría Social Aplicada y Problemas del Desarrollo; Problemáticas del Trabajo y del Empleo; Administración y Políticas Públicas; Programas de Cooperación en América Latina; Desarrollo Local; Poder, Liderazgo y Culturas Políticas. Finalmente, en la mención Problemas Políticos Latinoamericanos se cursan los seminarios: Estado y Relaciones Internacionales; Movimientos Sociales; Ciudadanía y Democracia; Poder, Liderazgo y Culturas Políticas; Teoría Social Aplicada y Problemas de Desarrollo; Relaciones Económicas Internacionales: actores e instituciones. El Taller de Tesis se dicta para todas las menciones una vez finalizada la cursada de los seminarios. Ofrece una orientación metodológica y conceptual para la formulación de un plan de tesis donde se presente la problemática a estudiar, la hipótesis de trabajo, los presupuestos teóricos y los objetivos del trabajo. La Tesis, evaluada por un tribunal de especialistas, debe ser un aporte novedoso y relevante dentro de la temática que se investiga.


La Unidad de Gestión de Educación a Distancia (UGED) fue creada en el año 1999. La experiencia de sus alumnos.

En la actualidad, es un hecho que las distancias en educación se han acortado o han llegado a desaparecer, y lo que define a esta modalidad es el medio y la metodología empleada para promover aprendizajes de calidad, siempre que el acceso al conocimiento esté garantizado. En este sentido, la UGED sostiene que el pasaje a la virtualidad, favorecido por las tecnologías de la información y la comunicación, le ha permitido a la Facultad de Ciencias Humanas acercar propuestas de Ciclos de Complementación Curricular a diferentes puntos de nuestro país y de países limítrofes. Creada por Resolución del Consejo Académico en 1999, desde su comienzo tuvo por finalidad organizar y administrar las carreras y cursos de capacitación a distancia, siendo sus principios rectores la democratización del acceso a la educación, la permanencia y egreso del sistema y la articulación con la docencia de grado. Con la virtualización del sistema, operada en el año 2001, esta modalidad posibilitó cubrir la demanda de una población geográficamente dispersa, facilitando la permanencia del estudiante en su medio cultural y natural y evitando éxodos que inciden en el desarrollo regional. La UGED ofrece seis Ciclos de Licenciatura destinados a quienes poseen un título superior previo: Ciclo de Licenciatura en Educación Inicial, Ciclo de Licenciatura en Ciencias de la Educación, Ciclo de Licenciatura en Historia, Ciclo de Licenciatura en Geografía, Ciclo de Licenciatura en Turismo Sustentable y Ciclo de Licenciatura en Gestión Ambiental. Además, desde el año 2013, la UGED se encuentra implementado la tercera cohorte de la Tecnicatura en Gestión Universitaria destinada al personal no docente de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

A título personal.

Más de 700 alumnos cursan sus carreras a través de Humanas Virtual. Estudiantes de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Río Negro, Neuquén, San Luis, Misiones, Corrientes, Jujuy, Salta, Mendoza, Córdoba, Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y La Pampa. Incluso, alumnos del exterior, como el caso de un estudiante uruguayo y una alumna de Ecuador. Algunos egresados que alcanzaron su título mediante esta modalidad resaltaron su experiencia en las aulas virtuales. “Luego de culminar mis estudios terciarios tuve la necesidad de incorporarme al mundo universitario, pero ante la imposibilidad de cursar, la opción fue estudiar a distancia. Así apareció Humanas Virtual en mi vida, y a partir de ese momento todo se tiñó de naranja. La plataforma me pedía el nombre de usuario y la clave, y de esa manera el mundo virtual se transformó en parte de mi vida. Desde el 2009 hasta este 2014, Tandil pasó a ser mi segundo ‘lugar’. A 400 km de mi Chacabuco, en Buenos Aires, las mesas de exámenes pasaron a ser una conexión directa con la querida FCH, donde cada docente y cada integrante de la facultad fue todo afecto para con los estudiantes ‘virtuales’. Fue una muy buena experiencia que voy a extrañar toda la vida”. Diego Bloise se recibió de Licenciado en Geografía. “Inicié la carrera con mucho entusiasmo y también con muchos temores. Ni siquiera sabía lo que era un mail y pronto la compu se convirtió en mi puerta a la universidad. Pasaron varios años y con ellos todas las situaciones buenas y malas que cualquier persona puede atravesar en su vida; pero siempre, siempre me sentí apoyada y acompañada por los profesores y colaboradores. Un grupo humano de excelencia para una educación de ex-

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Humanas actual

UGED Desafi@ndo distancias


2001

UGED

celencia. Fue un gran esfuerzo, pues el nivel educativo así lo requiere, que me permitió crecer en lo personal y lo profesional. Cada contacto con los profesores, aún las instancias de examen, fueron siempre un nuevo aprendizaje. Un gran orgullo ser graduada de Humanas Virtual y con muchas ganas de seguir siendo parte”. Marta Campo se recibió de Licenciada en Educación Inicial. “Gracias a la Tecnología de la Información y Comunicación pude realizar mis estudios a distancia, una ventaja que me permitió formarme paralelamente a mi actividad laboral. Tuve que desarrollar cierto grado de autodisciplina y organizar mi tiempo. Estudiar a distancia es realmente difícil y duro, requiere mucho esfuerzo llevarlo al día. Sin embargo, te acerca a conocer personas nuevas y de diferentes lugares. En mi concepto personal, pienso que ésta ha sido una modalidad ideal.” Luciana Diéguez se recibió de Licenciada en Turismo Sustentable. “Estudiar a distancia significó, en una primera instancia, un gran desafío ya que implicaba comenzar a transitar un nuevo camino en donde la organización de los

tiempos de estudios dependía solamente de mí. Con el paso del tiempo, y al contar con todos los medios que la plataforma me brindaba, esta modalidad me resultó muy positiva permitiéndome concluir la carrera sin interceder con mis tiempos de trabajo y demás actividades. Además, destaco que gracias a la modalidad a distancia pude acceder a esta carrera que en mi lugar de origen no se dicta, ¡y lo mismo deseo ahora para los posgrados!”. Verónica Armentano se recibió de Licenciada en Turismo Sustentable. “La propuesta a distancia me permitió emprender y continuar mis estudios a pesar de haber residido en tres provincias distantes. Esto que ha sido posible por el empleo de las nuevas tecnologías en educación. También lo ha sido por la conjunción de excelencia académica y calidad humana del cuerpo de docentes de la FCH y de quienes integran la UGED. Por siempre, ¡gracias!”. Javier Guerín es licenciado en Historia. La UGED también cuenta con la oferta de la Tecnicatura en Gestión Universitaria (TGU). Raquel Binetti, Silvina Gamaleri, Lucy Leiboff y Liliana Varela fueron parte de la primera promoción con modalidad a distancia, una forma de cursar que les permitió realizar toda la carrera sin afectar sus lugares de trabajo.

A 13 años de la virtualización del sistema de educación a distancia nuestra página y nuestras aulas fueron actualizándose.

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PROIEPS Humanas investiga

Con una mirada crítica Espacio académico de investigación y formación, el PROIEPS busca contribuir a las prácticas transformadoras de la sociedad. Propósitos y experiencias. El Programa de Investigación y Estudio sobre Política y Sociedad (PROIEPS), un núcleo de investigación conformado por investigadores y auxiliares dedicados a actividades científicas y tecnológicas, se formó en el año 2002 con el fin de promover, realizar y difundir investigaciones básicas y aplicadas en el campo de las Ciencias Sociales desde una perspectiva crítica. Desde aquel momento, persigue como finalidad compartir tareas de investigación, estudios y formación; intercambiar información, publicar, promover y participar en procesos de co-labor con organismos públicos gubernamentales y organizaciones sociales y promover la producción y socialización de conocimientos desde una perspectiva de co-construcción. El PROIEPS se distingue por estudiar e investigar la problemática del Estado, las políticas sociales, el trabajo y los/as trabajadores/as y las organizaciones de la sociedad civil en el movimiento de la sociedad contemporánea desde un enfoque integrador y crítico. En tal sentido, las líneas de trabajo que integran el PROIEPS y que se desprenden de estos núcleos problemáticos, convergen en torno a problemas que se dirigen a investigar los complejos procesos de producción/reproducción de la sociedad. El enfoque de totalidad e histórico con el que se trabaja retoma los aportes de la teoría social clásica en una dinámica interlocución con las contribuciones críticas del desarrollo de las Ciencias Sociales. Los problemas definidos se abordan desde una perspectiva que pretende considerar el complejo entramado entre las dimensiones económico-sociales, políticas y culturales que los explican. Desde esta perspectiva de totalidad compleja, El PROIEPS organiza dos líneas de investigación interrelacionadas. La primera aborda las transformaciones de la sociedad argentina de las últimas décadas vistas desde el fenómeno estatal y su interrelación con las organizaciones de la sociedad civil, centralmente a través del proceso de “racionalización” de los “problemas sociales” a

través de las políticas. La segunda indaga en los cambios operados en el trabajo y los trabajadores, así como las interpretaciones sobre su papel en el capitalismo contemporáneo que los tiene como protagonistas.

Una experiencia enriquecedora.

Fue en los primeros años de la década del 2000 cuando el grupo empezó en conjunto proyectos de investigación, extensión y transferencia estableciendo articulaciones con las prácticas docentes de sus integrantes. En el 2000-2001, se iniciaron las primeras articulaciones con el Foro Social de Tandil. Con el objetivo de realizar un censo de organizaciones sociales en la ciudad, se buscó responder tres interrogantes centrales en un contexto de crisis social y retracción de la intervención social del Estado: cuántas organizaciones existían en Tandil, dónde estaban localizadas y qué actividades-proyectos realizaban. Luego de indagaciones exploratorias y de un arduo trabajo metodológico en relación a la definición del instrumento de relevamiento censal, en los años 2002-2003 el PROIEPS realizó el 1° Censo de Organizaciones de la Sociedad Civil de Tandil, relevándose 257 entidades. El trabajo constituyó el resultado del estudio realizado en el marco de actividades de mutua colaboración entre la UNICEN y el Foro Social Tandil. Seis años después, el PROIEPS realizó un segundo Censo, esta vez sobre 300 organizaciones sociales, lo que permitió actualizar los datos y realizar comparaciones.

Un horizonte definido.

El Núcleo de Investigación convoca intelectuales en el campo de las Ciencias Sociales articulados al movimiento de la sociedad en un sentido transformador. En ese sentido, el PROIEPS reivindica la teoría social crítica como su referencia teórica y metodológica en los trabajos de investigación y busca aportar, desde la investigación y el desarrollo, a la construcción de un pensamiento crítico e histórico que contribuya a las prácticas transformadoras de la sociedad.

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PRODESP

Una palestra científica Espacio de investigación y reflexión teórica, metodológica y filosófica, el Programa de Estudios Políticos indaga sobre el rol que deben cumplir las Ciencias Sociales y Humanidades. Escribe su directora, María Elba Argeri. El Programa de Estudios Políticos se constituyó en el año 2002 en torno al proyecto de Investigación Configuraciones de poder. Argentina, siglos XVIII a XX evaluado por el Régimen de Incentivos, contando con una significativa cantidad de alumnos de las carreras de Relaciones Internacionales, Historia y Trabajo Social. Desde el inicio fue un espacio de investigación y reflexión teórica, metodológica y filosófica acerca del rol que deben cumplir las Ciencias Sociales y Humanidades, intentando comprender el corsé que las había aprisionado desde fines de la década de 1970. Por ello mismo se lo pensó, antes que como un centro de empleo universitario, como una palestra científica, diferente a los otros grupos que existen en la universidad. Una palestra que permitiera desempolvar hipótesis aprendidas e incorporadas en las asignaturas, generando entrenamiento en la falseabilidad y un fuerte debate metodológico acerca de los caminos para la pesquisa, cuestionando incluso los métodos de autoridad más arraigados. No fue sencillo adentrarnos en la perspectiva de entender a la ciencia como un conglomerado de disputas políticas en el plano de la teoría. Y no lo fue precisamente porque el tiempo y la historia conspiraban y conspiran contra el librepensamiento lógicamente ordenado. Los inicios del siglo XXI nos traían la vinculación de la universidad con la dinámica empresaria. De modo tal que a la rigidez epistémica que se había instalado en todo el país a partir de los años setenta, se sumaba ahora la agenda de investigación regulada por la tasa de ganancia. Pero, a pesar de todo, se buscó despertar en los jóvenes la

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experiencia científica en tanto acción humana alejada de todos los dogmas que sale a resolver y dar respuestas posibles al universo de los enigmas. La doctrina fija, hoy tan abundante en los espacios académicos, laboratorios e institutos de investigación, gesta dominaciones antes que conocimiento, y por un devenir histórico posterior a las posguerras se trasladó de las creaciones teológico religiosas hacia los institutos de investigación. También el equipo de trabajo se organizó en un contexto de crisis económica nacional que había restringido las oportunidades de becas. Pero ese aspecto negativo fue de gran utilidad en la medida que el contrato epistemológico y de convivencia entre sus integrantes quedó exento de alguna expectativa atravesada por el dinero. Por tanto, una buena parte de las tareas llevadas a cabo durante los tres primeros años consistieron en el dictado de seminarios internos de formación teórica y metodológica, así como la realización de investigaciones exploratorias, que permitieron entrenar al grupo. Producto de los años 2002 y 2003 fue la realización de una investigación conjunta sobre la repercusión que tuvo la crisis 2001 en la dirigencia local y la organización del Encuentro: Ciudadan@s por una nueva ciudadanía. Durante el año 2004, la tarea más importante fue el diseño de los proyectos de investigación individuales que culminarían en diferentes tesis de licenciatura, y en algunos casos de posgrado. A partir del año 2005, y ya con un nuevo programa de investigación también evaluado por el Régimen de Incentivos -Estado, nación y nueva ciudadanía. Las dirigencias y la producción de

Otra mirada

2001


discursos. Argentina entre fines del siglos XIX y el siglo XXI- muchos de ellos aunque no estaban categorizados en el Régimen de Incentivos pasaron a tener una línea de investigación propia, al mismo tiempo que se incorporaron nuevos alumnos al equipo de trabajo mientras otros iban obteniendo su título de grado y comenzaron a cursar los posgrados, ya fuese en Tandil o en Buenos Aires. En cuanto a los temas que se investigaron existieron dos grandes líneas. Por un lado la problemática de género y científica, y por otro lado, el Estado, sus reformas y la vinculación con la ciudadanía. En ese marco también desarrollamos un proyecto de investigación y extensión que abarcó varios partidos del sudeste provincial -Mujeres rurales y ciudadanía. Formación en liderazgo, construcción de redes y cooperación- generando trabajo de campo, reflexiones acerca de problemáticas propias de las mujeres en los espacios rurales, y organizando una red de intercambios de información y cooperación. Como producto de estas experiencias, en el año 2009 iniciamos el desarrollo del tercer Proyecto de Investigación Ciencia, ciudadanía y política. América Latina, siglos XIX-XXI, al mismo tiempo que los alumnos más antiguos ya habían alcanzado el grado de licenciados y otros concluían sus posgrados. El impulso académico y la búsqueda de empleo a muchos de ellos los llevó hacia otros espacios de investigación en equipos donde existiera posibilidad de rentas u obtención de becas y subsidios

–tanto en Buenos Aires, en Tandil o en su país de origen después de alcanzar el grado académico de doctor-, prefiriendo también en algunos casos la labor en empresas privadas. A inicios del 2013 una nueva oleada de jóvenes se acerca al equipo de trabajo y también un nuevo proyecto: El retorno a la república. Legitimidad y normatividad para agitar o apaciguar la potestad popular (Argentina, fines del siglo XIX al siglo XXI. De aquí en más el eje está puesto en analizar los avatares de la ciudadanía, la democracia, las vecindades activas y las formas republicanas en medio de grandes crisis sociales y ambientales que signan la lógica de la ganancia empresarial y la idea de progreso. El eje está puesto en comprender la desorganización de la forma Estado Nacional y la aparición de nuevas formas políticas gestadas por los grupos financieros a escala global. La finalidad de este equipo de trabajo fue y es germinar la adhesión por el conocimiento, el pensamiento ordenado libre y la creación de una investigación que siga pautas proyectadas, pero que al mismo tiempo sepa tornarse investigación social vagabunda, tal y como la expresaron y practicaron muchos investigadores franceses de la Escuela de los Anales, quienes supieron seguir sus proyectos de investigación escritos, pero al mismo tiermpo se entrenaron en rastrear los problemas, hurgar en ellos; generar, probar y desechar hipótesis y mantener un diálogo constante entre lo razonado, lo manifiesto, lo contradictorio y el movimiento general de las sociedades. Por eso en este equipo de trabajo pensado como una palestra es más importante la libertad que la obtención de empleos. Nunca buscamos aquí solidificar becas, mantener jerarquías internas y eternizar equipos que terminen estallando por sus propias contradicciones internas. Nos ha regido la idea de la libertad y la comprensión de aquello que alguna vez expresara el historiador francés Maurice Agulhon: “La política vista desde el lado de la comprobación es, en suma, nuestro problema...”

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Especialización en Nuevas Infancias y Juventudes

Una experiencia enriquecedora

La Doctora María Ana Manzione, coordinadora académica de la carrera de Especialización en Nuevas Infancias y Juventudes, repasa su surgimiento y la importancia de la iniciativa. La preocupación por la formación docente y la calidad de la enseñanza ha dado lugar a distintas iniciativas gubernamentales en diferentes momentos históricos. En este sentido, a partir del año 2005 desde la Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente del Ministerio de Educación de la Nación la preocupación por los cambiantes escenarios socioculturales, tanto a nivel mundial como nacional, se tradujo en la implementación de un concurso nacional. Destinado a todas las universidades nacionales e institutos de investigación, se solicitó la presentación de proyectos orientados a crear carreras de Especialistas en las siguientes temáticas: Nuevas Infancias y Juventudes, Didáctica y Currículum y Pedagogía de la Formación. Dichas carreras estaban destinadas a docentes y directivos de los Institutos Superiores no Universitarios. A nuestro juicio, se trató de una iniciativa que vale la pena destacar, ya que favoreció a una clara articulación entre los Institutos de Formación Docente y las Universidades e institutos de investigación, permitiendo un enriquecedor intercambio acerca de los cambios sociales contemporáneos caracterizados por la aparición de nuevas escenas familiares, el desarrollo científico tecnológi-

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co -y su impacto en la información y la comunicación- la violencia social, el actual papel de los medios masivos de comunicación en los procesos de socialización y el trabajo infantil, la manipulación y el abuso físico, sexual y/o psicológico, entre otros. En otras palabras, constituyó un espacio de encuentro y de debate en el que fue posible repensar las actuales condiciones sociales de la infancia y la juventud, intentando dar cuenta de la diversidad que dichos conceptos portan. Diversidad que muchas veces queda invisibilizada. Para la selección y evaluación de los proyectos presentados, el Ministerio de Educación dispuso la conformación de una Comisión Académica Evaluadora integrada por expertos nacionales y latinoamericanos, y se solicitó la colaboración de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU). En general, estas carreras abordaron, en su conjunto, cuestiones sustantivas para los profesores y directores de los Institutos de Formación Docente en relación con los planteos e interrogantes sobre la tarea de enseñar, el lugar de la escuela y fundamentalmente, los sujetos de la formación. Cabe destacar que dichos posgrados fueron financiados en su totalidad por el Ministerio, in-

Viaje al pasado

2005


A principios de 2014 la especialización fue categorizada B por la CONEAU y se consiguió que otorgue 2 puntos para el ingreso a la docencia a aquellos maestros que tengan el título de Especialista en Nuevas Infancias y Juventudes. La carrera hoy tiene una duración de dos años y medio, consta actualmente de 10 seminarios que se distribuyen en los distintos núcleos temáticos originales según su pertenencia temática, y se cursan cada quince días. Los contenidos – que se abordan predominantemente desde un enfoque socio-histórico y político- se estructuran en cinco ejes: Estado, sociedad y matrices infantojuveniles. Una aproximación histórica, Infancias y juventudes en un contexto de radicalización de la modernidad, Infancias y Juventudes en el contexto de la globalización: interpelaciones globales, realidades locales, Infancias y juventudes en los límites de la cultura: la Argentina después de los ’90. Entre la desrealización y la hiperrealización de la infancia y un quinto eje Lineamientos metodológicos, que es transversal a los anteriores.

cluyendo, entre otras cuestiones, bibliografía y transporte de los cursantes. Fueron totalmente gratuitos para los destinatarios. Algunas universidades pudieron replicar los mencionados posgrados, pero ya sin el beneficio de la gratuidad, como en nuestro caso. Cuando la convocatoria llegó a la Facultad de Ciencias Humanas se distribuyó entre los docentes y junto con otras colegas, lo vimos como un desafío profesional y personal importante. En ese momento las profesoras Cecilia Di Marco, Andrea Díaz, Cristina Dimatteo, Daniela Urdampilleta y yo decidimos elaborar una propuesta con la intención de que la FCH participara del mencionado concurso. Finalmente, resulto seleccionada. La carrera se creó por resolución de la CONEAU N° 694/05 en base al proyecto de carrera presentado por la FCH ante el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Desde lo personal, quiero destacar el maravilloso grupo de trabajo que conformamos allá por el 2005, cuando decidimos diseñar el plan de estudios de la carrera. Si bien nos conocíamos, nunca habíamos participado de un proyecto de trabajo de manera conjunta. Fue una experiencia enriquecedora no solo en lo profesional, sino también en lo personal ya que profundizamos los vínculos de amistad con las integrantes del grupo. Por supuesto, el proceso de puesta en marcha del proyecto no estuvo exento de dificultades, pero todas pudieron ser

superadas tanto por la buena disposición y apoyo institucional como por el buen clima generado en el marco del grupo de trabajo. La Carrera de especialización de la FCH se dictó por primera vez en las sedes de Tandil y Olavarría. En Tandil contó con una inscripción inicial de 37 aspirantes y en Olavarría con 35. Tuvimos, además, la importantísima y valiosa colaboración de cuatro tutoras: Cecilia Desimone, Gabriela Gamberini, Marcela Bertoldi y Marisa Rodríguez, quienes atendieron consultas de manera virtual y también nos acompañaron en los encuentros presenciales. Quisiéramos destacar también la invalorable colaboración de los docentes que integraron la planta estable de ese momento. Actualmente contamos con 18 profesores, ocho más que en el inicio. La necesidad de cubrir distintos aspectos que se han ido incorporando a los contenidos originales justifica la incorporación de nuevos docentes a la planta estable. También queremos hacer mención al maravilloso acompañamiento y compromiso que asumieron los alumnos de aquella primera cohorte, quienes cuando finalizaron la cursada del posgrado solicitaron por carta que la especialización fuera institucionalizada para que aquellos que no habían podido hacerla en esa ocasión pudieran cursarla luego.

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Turismo fue la última oferta académica que se incorporó a la FCH. Su vínculo con la comunidad y la relación de sus alumnos con el mundo laboral.

La carrera de Turismo fue la última en incorporarse a la oferta académica de la Facultad de Ciencias Humanas. Luego de implementarse en la Sede de Enseñanza Universitaria Quequén en 2006, en 2009 se abrió la inscripción en Tandil y la carrera comenzó a dictarse en la ciudad. Con el objetivo de formar profesionales con conocimientos teóricos acerca del turismo como un fenómeno social y por lo tanto multidisciplinar, la carrera otorga tres títulos: Técnico Universitario en Circuitos Turísticos -dos años de duración-, Guía Universitario de Turismo –tres años de duración- y Licenciado en Turismo –cuatro años de duración. Un fuerte nexo con la comunidad. Uno de los objetivos de la carrera es generar fuertes lazos con la comunidad. Con ese propósito se llevan adelante diferentes actividades en donde la FCH realiza valiosos aportes a Tandil como destino turístico. En este marco, entre otras actividades, se organizaron las Primeras Jornadas de Intercambio de Turismo Universidad-Comunidad, que tuvieron como destinatarios a los actores y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales vinculados al sector turístico como por ejemplo la Secretaria de Desarrollo Económico Local, la Dirección de Turismo, el Instituto Mixto de Turismo, la Asociación de Cabañas, la Asociación de Guías, la Asociación De Hoteles, Bares, Restaurantes, Confiterías y Afines y el Área Patrimonio Municipio Tandil. Además, desde hace cuatro años, la carrera de Tu-

rismo participa activamente, a través de la Prof. Valeria Capristo, su directora, en el Instituto Mixto de Turismo (IMTT). Allí se trabaja con el firme objetivo de asegurar el crecimiento ordenado del destino Tandil y la planificación conjunta de estrategias turísticas acordes con los constantes cambios de la demanda turística. Capristo también participa en la Red Nacional de Educación del Ministerio de Turismo de la Nación (MINTUR). Además, la carrera es una de las 15 que forma parte del Consejo Nacional de Decanos y Directores de Carreras de Turismo de Universidades Nacionales (CONDET) a través de la representación de su Decana, Prof. Alicia Spinello. Primeras vinculaciones con el mundo laboral. Los alumnos han realizado pasantías rentadas en diferentes establecimientos, entre los cuales pueden mencionarse Cabañas Las Pircas; Agencia de Turismo Pezatti; Agencia de Viajes Buquebus; Asociación de Hoteles, Bares, Restaurantes, Confiterías y afines; Hotel Aires de Tandil y Cabañas Posada El Molino. Muchos de ellos continúan su desempeño laboral en estos lugares. Desde el año 2009 el IMTT viene desarrollando cada dos años la Bienal de Turismo, una actividad surgida por ordenanza municipal en 2008 junto a la instauración el 4 de junio del Día del Turismo Tandilense, fecha que coincide con la creación de la Dirección Municipal de Turismo, en 1938. Teniendo en cuenta su potencial capacidad para dar respuesta a la diversidad de necesidades y demandas que se presenten en el sector turístico de la ciudad,

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Humanas actual

Turismo Una carrera en pleno crecimiento


2006 Turismo

Turismo

la carrera de Turismo diseñó -con el aval de su Consejo de Carrera- una agenda de seis actividades de extensión con la participación de docentes y alumnos durante la III edición de la Bienal: un taller para prestadores turísticos; una charla sobre el rol de la animación y la recreación en el turismo; guiadas en idioma inglés; un taller de interpretación de recursos turísticos en campo; un debate sobre patrimonio y turismo y la presentación de nuevos circuitos turísticos. Docentes y alumnos participan en la actualidad en un proyecto de extensión destinado al Barrio de la Estación denominado “Políticas públicas para el desarrollo local: memoria histórica y turismo cultural. Activación patrimonial de la identidad ferroviaria en la ciudad de Tandil” que culminará en 2015. Nuevos guías de turismo. Durante el mes de junio en la Sede de la Asociación de Hoteles Bares, Confiterías y Afines se llevó a cabo la entrega de diplomas a quienes rindieron sus exámenes para ingresar al Registro Municipal Único (RMU) de Guías en sus dos categorías: Guía Local y Guía Calificado (Cuerdas, Trekking, Canotaje, Mountain Bike). Ernesto Palacios, Director de Turismo del Municipio, agradeció en primer lugar a la carrera de Turismo -las cuatro aspirantes de este año se graduaron de guía en dicha carrera- y a todos los aspirantes y resaltó el beneficio que significa para Tandil como destino turístico de nuevos guías. Luego, rescató la importancia de la presencia de los guías de turismo ya que “son ellos los que despiertan los cinco sentidos, con sus intervenciones, en turistas y visitantes”.

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Por su parte, Valeria Capristo valoró el trabajo colaborativo del tribunal evaluador de Guías Locales –donde ella intervino- y la importancia de crear una metodología que pueda ser utilizada de ahora en más para este tipo de evaluaciones. También resaltó la satisfacción por la tarea cumplida al lograrse, desde la carrera, la inserción de cuatro personas formadas en la FCH a fin de profesionalizar el Destino Tandil, uno de los principales objetivos de la oferta académica. Las guías recibidas de nuestra carrera que recibieron el diploma de GUÍA LOCAL fueron Julieta Campos, Elisabet Cordero, Fabiana Gini y Susana Ugarte. Las primeras licenciadas en Turismo. En julio de 2014 se graduaron Ayelén Dieni y Victoria Ganduglia son las primeras graduadas de la Licenciatura en Turismo, carrera que se dictó en la Unidad de Enseñanza Universitaria de Quequén con una tesis de grado titulada “Turismo y Marketing: la construcción de la imagen del destino de Necochea”. La ponencia se llevó adelante en la dependencia de esta casa de estudios en Tandil. Con el objetivo de poder volcar todos los conocimientos que los alumnos aprenden en las aulas, desde la carrera se continúa día a día trabajando en pos del establecimiento de vínculos con diferentes organismos públicos y privados del destino Tandil. En relación a los futuros estudiantes, la carrera trabaja también con una institución educativa de nivel medio, la Escuela de Educación Técnica N° 5 Juan Domingo Perón, para lograr que los alumnos que tienen orientación en servicios turísticos puedan seguir sus estudios superiores en la FCH.


y viene a la ciudad a dictar un seminario. Ernesto Palacios, Director de Turismo de la ciudad de Tandil. Su visión sobre la carrera.

Rodrigo González es docente de la Universidad de Comahue (UNComa), vive en Neuquén y viene desde hace tres años a dictar un seminario a la Facultad de Ciencias Humanas. Ernesto Palacios es Director de Turismo de la ciudad de Tandil, cargo que ejerce desde que se implementó la carrera. ¿Cómo ven a la carrera desde afuera? Un destino interesante. Rodrigo dicta en Tandil el Seminario de Formulación y Evaluación de Proyectos Turísticos, y llegó a la FCH a través de la profesora Valeria Capristo, directora de la carrera, a quien conoció en el marco de la Maestría en Desarrollo y Gestión del Turismo de la Universidad Nacional de Quilmes. ¿Por qué decidiste venir a dar clases a Tandil? Es un destino de montaña y, como tal, era una experiencia interesante trabajar en otro ámbito. Soy profesor del área de Economía del Turismo de la UNComa, y me gustó mucho la idea de poder enseñar formulación de proyectos en destinos diferentes a los que usualmente trabajamos en Neuquén. Fue una gratísima sorpresa encontrarme esta universidad tan linda, y sobre todo, la calidez y ganas siempre renovadas de sus alumnos. Sigo eligiendo dar clases aquí porque me gusta mucho esta universidad, su ambiente y sus estudiantes. Hoy tengo, además, tesistas de la FCH, y el círculo se va ampliando... ¿Cómo ves a la Carrera de Turismo de la FCH? Con mucho empuje y muchas ganas. Como todo ciclo de vida, creo que tiene que afianzarse en muchos aspectos y que está buscando su rumbo. La veo participativa y creativa. Y eso no es poca cosa! Una importancia mayúscula. El 11 de noviembre de 2007, Ernesto Palacios asumió el cargo de Director de Turismo con el objetivo de consolidar la ciudad como destino. Para el funcionario,

la existencia de esta oferta académica tiene, para Tandil, “una importancia mayúscula”. “El rol de una carrera universitaria instalada en el mismo territorio es importantísimo”, dice. ¿Cómo ves a la Carrera de Turismo de la FCH? Consolidándose día a día. La veo seria, ordenada y con proyección de futuro para convertirse en el mediano plazo como una de las voces insoslayables del sector. ¿Cómo impacta la existencia de la carrera tanto en la Dirección de Turismo como en el desarrollo turístico en Tandil? Positivamente. En la Dirección se la ve como una fortaleza institucional del Estado que suma otra institución pública, como la Universidad, con su saber académico y su enseñanza superior. A futuro servirá para articular el ordenamiento y la regulación del Estado con la suma del conocimiento de la FCH en función de nivelar la actividad hacia arriba. En cuanto al desarrollo turístico, nada mejor que a la dinámica de los emprendedores turísticos del sector privado sumarle también el valor agregado del conocimiento profesional. ¿Qué contactos existen entre la Dirección de Turismo y la carrera? Cada vez más estrechos. Hay un diálogo permanente. Iniciativa y gestión de la Dirección para que la Carrera (es decir, la Universidad misma con su Facultad específica) sean parte del Instituto Mixto de Turismo. Se han ejecutado convenios de prácticas profesionales, evaluación conjunta de aspirantes a Guías de Turismo y proyectos varios en desarrollo. ¿Crees que la carrera de Turismo puede ayudar al desarrollo del área de turismo en Tandil? No tengo dudas. También estoy convencido que día a día en un mundo frenéticamente cambiante, todos debemos aprender de todos y trabajar juntos.

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FCH a través de los ojos de…

¿Cómo ven a la carrera González es docente de Turismo? Rodrigo de la Universidad de Comahue


2008

Turismo

“¿Qué era lo interesante de la carrera? Que estaba en Humanas”

Luego de trabajar en Gestión Cultural, Analía Ríos volvió a su primer amor: el turismo. Su paso por la FCH y las puertas que se abrieron. A los 18 años, luego de pasar gran parte de su infancia en la Patagonia porque su padre era militar y la familia Ríos se había instalado en el sur, Analía soñaba ser guía de turismo. La vida luego la llevó por otros caminos, pero aquel primer amor quedó latente, y la llegada de la carrera de Turismo a la FCH despertó de nuevo aquellas ganas. Analía es de la primera camada de alumnos de la carrera. Hoy se encuentra en proceso de tesis, realizó una pasantía rentada en la Asociación de Hoteles, Bares, Confiterías y Afines, y en la actualidad trabaja en el Instituto Mixto de Turismo. Un paseo por su historia.

Ese primer amor llamado turismo.

“Mi primer vocación fue el turismo”, cuenta Analía, y recuerda que la motivación estaba en viajar, conocer gente y hablar diferentes idiomas. Sin embargo, en ese momento no se le abrió la perspectiva de un estudio universitario. “Justo nos mudamos de nuevo a Tandil, y puse en el freezer la idea de estudiar. De todas formas estaba relacionada con el sector turístico, que en aquel momento experimentaba una incipiente transformación. “Los cambios en el consumo turístico trajeron aparejadas oportunidades de forjar una oferta más diversificada en Tandil que hasta entonces tenía su punto fuerte en el turismo religioso. Muchos emprendedores locales recogieron ése guante”. En el 96 se anotó en la Facultad de Arte, donde descubrió un nuevo interés. “Me encontré con que había otra faceta del quehacer: la producción y la gestión”. Los festivales y eventos que armó como estudiante la llevaron a la Dirección de Cultura. En el medio, realizó un posgrado en Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo. “Entré gracias a las recomendaciones que me dieron, porque no había

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terminado la carrera. Cursé la diplomatura en la Fundación Ortega y Gasset”, cuenta. La Gestión Cultural fue su primera profesión. “Aprendí mucho, sobre todo de gestión de proyectos de base participativa”. En 2009, mientras ejercía como Coordinadora de Promoción Cultural del Municipio, la vida de Analía volvió a tomar un giro que la llevó de nuevo al principio. “En toda esta vuelta, me entero que abre la carrera de Turismo. ‘No me la puedo perder’, pensé, y me inscribí. Porque, además, ¿qué era lo interesante de la carrera? Que estaba en Humanas, cuando la tradición es que se ubique en facultades de Economía, y eso afianzaba un abordaje multidisciplinar al fenómeno turístico”. Analía cursó la carrera a término, pero se quedó con ganas de más. “Entré por las materias de cuarto año, que tenían que ver con política turística, planificación, fundamentos teóricos y desarrollo local. Ese año me encantó y me dejó con ganas de más. Eso está buenísimo porque quiere decir que uno va a seguir indagando”.

Nuevos desafíos.

La inquietud y las ganas de trabajar llevaron a Analía a presentarse para una Beca de Contraprestación en la Asociación de Hoteles, Bares, Confiterías y Afines de Tandil, y quedó seleccionada. “Trabajé con gente muy valiosa, con una mirada desde la prestación directa de servicios turísticos que me aportó mucho porque yo venía de trabajar en el Estado. Aprendí de la mano de todos estos popes del empresariado turístico local. Tuve la otra mirada de la cuestión, fundamental para la construcción de la política turística y la conformación de un desarrollo de destino”. Luego de tres años de becaria, una nueva puerta se abrió, y Analía volvió a su primer amor pero desde otro lugar, desde la gestión. El Instituto Mixto de Turismo realizó una convocatoria para el puesto de Coordinadora. Ella llevó su curriculum y al poco tiempo comenzó a trabajar. Hoy está ante un nuevo desafío en un espacio al que cree fundamental para el futuro de Tandil. “Es imposible generar proyectos de desarrollo de destino sin una mirada complementaria y participativa del Estado y los privados, y esto está plasmado en el Instituto. Creo que en materia de gestión institucional, con un Plan Estratégico y una progresiva reingeniería institucional que se está llevando adelante, Tandil está en la vanguardia. Es un honor trabajar en un lugar así acompañando éste proceso”.


Centro de Estudios Sociales de América Latina

En busca de la identidad bonaerense

Con la finalidad de acercar el conocimiento académico a la sociedad, el CESAL publicó la colección “La Identidad Bonaerense”, cuyos títulos abordan una variedad de temas vinculados con la historia, la política, la sociedad, la economía y la cultura de la región. La producción, extensión y transferencia del conocimiento, junto a la formación de recursos humanos, son los objetivos centrales del Centro De Estudios Sociales De América Latina (CESAL). El Centro, fundado en 2007, desde sus comienzos se orientó al estudio de las problemáticas sociales a nivel regional, nacional y latinoamericano desde una perspectiva interdisciplinaria y comparada. En este sentido, la Dra. Andrea Reguera y la Dra. Graciela Nogar, Directora y Vicedirectora respectivamente del Centro, nos cuentan la serie de proyectos tanto a nivel nacional como internacional que han desarrollado durante estos años. Entre ellos, cabe destacar el intercambio y la cooperación con universidades y centros de investigación de Brasil y Francia, que han permitido que estudiantes y docentes de nuestra Facultad hayan podido realizar estancias académicas en el extranjero. Más allá de las investigaciones de cada uno de sus miembros, para el CESAL el trabajo en equipo es prioritario. Esto ha hecho posible la organización de distintos

tipos de reuniones científicas (coloquios, jornadas, paneles, encuentros) y, como señalan Leonardo Canciani y Luciana Clementi, ambos becarios de posgrado del CONICET, la última experiencia, el Taller de Jóvenes Investigadores que se realizó en 2013. Esa experiencia fue altamente enriquecedora. “Todos los jóvenes pudimos exponer nuestros trabajos, los cuales fueron comentados, con aportes y sugerencias, por los investigadores formados y por el Dr. Guillermo Banzato de la Universidad Nacional de la Plata y del CONICET, especialmente invitado para la ocasión”. Con respecto a la Colección, Josefina Irurzun, becaria de posgrado del CONICET y autora de uno de los tomos, en la reseña que hace de la misma para destacar la importancia de la identidad señala que, para Borges, el sello distintivo de la escritura de G. E. Hudson, por ejemplo, se debía al hecho de que éste había nacido ‘en el círculo mágico de la pampa’. Es decir, había sido atravesado por la experiencia de la vida en las pampas decimonóni-

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2009

Centro de Estudios Sociales de América Latina Dra. Blanca Zeberio (1959-2008) XX Jornadas de Historia Económica - Mar del Plata 2006

tos enfoques, agregan las Dras. Graciela Nogar y Guillermina Jacinto, quienes, desde los estudios geográficos, aportan su mirada el proceso de expansión territorial y ocupación del espacio. El tema de la memoria, retoma Josefina Irurzun, como basamento de la sociedad, es una preocupación relativamente reciente, si lo consideramos desde la larga duración. Al respecto, desde el sentido común, suele hablarse de “conservación” de la memoria, cuando las ciencias sociales, en general, y la historia, en particular, nos plantean la necesidad de pensar la memoria como un proceso de construcción activo y permanente. La memoria cambia, se transforma constantemente, al igual que las identidades, de acuerdo a los intereses y a las formas culturales. Conocer nuestra historia nos ayuda a pensar el futuro y tomar conciencia de los errores y aciertos del pasado, a fin de cuestionar nuestro presente más cercano y proyectar el porvenir. cas. Con ese objetivo, ya se editaron La expansión de la frontera. Expediciones al “desierto”; La construcción del estado provincial. Instituciones y jurisdicciones; Estancias con historia. Historia de las estancias; La política de los caudillos. Liderazgos y tramas sociales; Palacios en la pampa. Un estilo de vida; Archivos y museos. Memoria de los pueblos; Pobladores e inmigrantes. Los caminos de la inserción; Colectividades y asociaciones. Espacios de encuentro y En la mirada de los viajeros europeos. Relatos, imágenes e impresiones. Cada uno de los autores buscó indagar, con espíritu científico, la construcción de la identidad de ese “círculo mágico”. Lo hizo mediante el recorrido de pueblos y archivos con una pregunta clave como guía: “más allá del aporte de elementos constitutivos diferentes, ¿es posible encontrar una forma propia identificada con lo bonaerense? El recorrido y la indagación hacia esa respuesta configuran cada uno de los nueve tomos.

¿La colección fue pensada para un público más amplio que el académico? La Colección apunta a despertar el interés de todos por nuestro pasado, dice Milagros Gallardo. El desafío es comprender lo que hicieron las generaciones pasadas y lo que dejaremos nosotros a los que vengan. Por eso, hemos puesto especial interés en la comunicación no sólo a través de una escritura amena y ágil, sino que la hemos complementado con mapas e imágenes, anexos temáticos con información útil. Este trabajo, señala Andrea Reguera, directora de la Colección, es el resultado de tres años de esfuerzo colectivo de un equipo conformado por Graciela Nogar, Guillermina Jacinto, Nadia De Cristóforis, Milagros Gallardo, Patricia Vázquez, Leandro Di Gresia, Leonardo Canciani, Laura Fasano, Luciana Nogar, Luciana Clementi, Julián Arroyo, Josefina Irurzun y Alejandra Ferreyra.

¿Por qué investigar la identidad bonaerense? Porque es buscar y encontrar nuestras propias raíces, saber que somos resultado de un proceso histórico que nos unifica y nos diferencia como parte constitutiva de un todo colectivo, dice Andrea Reguera. Una problemática difícil de abordar, que se ha planteado poco y que siempre es lícita volver a plantear y revisar desde distin-

Ya que estamos hablando de memoria e identidad, para el CESAL es muy importante el recuerdo de quien fuera una de sus fundadoras, la Dra. Blanca L. Zeberio. Por este motivo, desde su partida, y conociendo su pasión por la investigación, es que nos hemos abocado a la creación de un Centro de Documentación que hoy lleva su nombre.

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Indagando en la memoria


Centro de Estudios Interdisciplinarios en Problemáticas Internacionales

Marca País nos permitió posicionarnos Así lo señala Mariana Calvento, vicedirectora del CEIPIL. Cómo fue la experiencia de trabajar para el Gobierno Nacional y qué repercusiones tuvo a nivel local. En el año 2005, mediante un Convenio firmado con la Secretaría de Medios de Comunicación de la Presidencia de la Nación, el CEIPIL llevó a cabo la Dirección del Programa “Estrategia Marca-País” Argentina. La Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires se constituyó así en la única universidad pública seleccionada para la realización de este propósito. En el marco de dicho convenio y bajo la dirección de José María Araya, se llevaron a cabo dos proyectos: el primero denominado “Aportes para la Implementación de la Estrategia Marca-País Argentina. Planos Internos y Externos”, a través del cual se generaron importantes insumos relativos al diseño e implementación de las marcas-país en diferentes naciones (Australia, España, India, México, Costa Rica, Uruguay, Chile y Brasil), y de la exploración del estado de situación de la Argentina con un análisis FODA de las diferentes dimensiones involucradas: económica, comercial, cultural, y científico-tecnológica. El segundo, denominado “La posición de Argentina en los diferentes ranking e indicadores internacionales”, evidenció la ubicación de la Argentina en más de 100 rankings internacionales en áreas como Economía, Ciencia y Tecnología, Política e Instituciones, Educación, Ambiente, Deportes, Sociedad y Cultura. A través de la concreción de los mismos se generaron diferentes propuestas y recomendaciones para la acción de gobierno. El proceso de creación y gestión de la Estrategia Marca País (EMP) en Argentina tuvo su origen en el contexto de la fuerte crisis social, económica y política que se vivió en el país en 2001 y 2002 y que dejó, como consecuencia, una imagen de desprestigio. En 2004, el Gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner puso en marcha la iniciativa con el objetivo de revertir esa imagen negativa. El desarrollo de este proyecto representó una experiencia central en la consolidación del CEIPIL. La doctora

Mariana Calvento, vicedirectora del Centro, repasa la experiencia y destaca la importancia que tuvo para la FCH. -¿Cómo llega la convocatoria al CEIPIL? Nosotros teníamos trabajos previos, estábamos en la temática y también había vínculos ya establecidos con la Secretaría de Medios. Ellos ya conocían nuestro trabajo. Fuimos la única universidad pública que participó del proyecto. ¿Qué trabajo realizó el CEIPIL? -El pedido que nos hicieron desde el proyecto fue, por un lado, un trabajo que tenía que ver con analizar experiencias de marca país en otros lugares que tuvieran características similares a las de Argentina. No servía como base una Marca País de Estados Unidos o Gran Bretaña, con quienes no había muchos puntos de comparación. El primer trabajo entonces fue realizar ese relevamiento, analizar las diversas experiencias, detectar las que habían sido exitosas y tratar de ver si se podían implementar en el caso de Argentina. En esa instancia también hicimos un análisis de Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas (FODA) con el fin de analizar cuáles eran las fortalezas y las debilidades del país a la hora de enfrentar este tipo de estrategias y cuáles eran los sectores más importantes a destacar en la imagen que se quería construir. El segundo trabajo fue un análisis del posicionamiento de Argentina en distintos rankings internacionales. ¿Cómo fue el desarrollo y el trabajo de investigación? -En el caso de los rankings, lo que hicimos fue una búsqueda para poder acceder a todas las bases estadísticas disponibles que había a nivel internacional, y tener los mismos parámetros para poder hacer esos rankings. Accedimos a distintos tipos de base de datos, de Naciones Unidas, del Banco Mundial, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), entre

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Investigaciones con historia

2008


2012

Centro de Estudios Interdisciplinarios en Problemáticas Internacionales

otros, para analizarlos, hacer los gráficos y los indicadores. Luego fuimos desarrollando conclusiones parciales según cada temática que abordábamos. En cada indicador trabajamos una o dos personas, en equipo. Luego, en base a esos indicadores, los directivos realizaron el informe final con las conclusiones generales y las recomendaciones. ¿Cuáles fueron, a grandes rasgos, esas recomendaciones? El estudio realizado no se agotó en la descripción narrativa de las experiencias analizadas sino que profundizó su contenido en función de una serie de recomendaciones teórico prácticas para la EMP de la República Argentina. Los expertos recomendaron al Gobierno cumplir con una serie de pasos para llevar adelante el proceso de definición de la Marca País y, entre los más importantes, caben destacar la adopción de una estrategia global integral que incluyera a todos los sectores sociales, la importancia de una estrategia que operase como complemento de la política interior y no sólo enfocada en términos de mercado exterior, y la utilización de estudios e indicadores con sólidos fundamentos metodológicos. ¿Cuántos profesionales del CEIPIL participaron del proyecto? Fuimos 15 en total. En mi caso yo participé del de rankings, y ese trabajo se realizó a mediados del 2005. El anterior, referente a los indicadores, se había hecho entre diciembre 2004 y enero 2005. En ambos grupos de trabajo hubo tanto docentes como graduados y alumnos. ¿De qué carreras? De Relaciones Internacionales, pero también de Económicas. Nuestro Centro de Investigación es de doble dependencia: de la FCH y de Ciencias Económicas, por lo que participamos las dos facultades. A cargo de los dos proyectos estuvo como director general Araya. En mi caso, yo me había graduado hacía un año, por lo que fue mi primera experiencia laboral, y fue súper interesante. ¿Cómo posicionó al CEIPIL el proyecto Marca País? En principio lo posicionó, y eso ya fue todo un tema. Logramos que nos tengan como referencia en la temática

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de las Marcas Públicas a nivel nacional e internacional, y quedamos vinculados principalmente con la Secretaria de Medios para seguir en la temática. El primero de los informes, el de la comparación de países, se presentó en un seminario nacional que se hizo en La Rural. Marca País nos ubicó como centro de referencia en la temática de las marcas. De hecho, después seguimos trabajando en el área y al día de hoy nos siguen contactando incluso para marcas a nivel local, para asesorar o directamente para realizar algún proyecto. ¿Quedaron como referencia dentro de la temática? Sí. Se hicieron varias tesis de grado y posgrado vinculadas a la temática. Además, este año nos contactaron para una revista que tiene que ver con municipios para contar las experiencias de las marcas y hemos ido a otros países a presentar los resultados o divulgar la experiencia en distintas instancias, seminarios y coloquios gracias a ese trabajo. Marca País fue el primer proyecto de gran envergadura del CEIPIL por la gente que participó y por los actores con los que se trabajó. Y fue un trabajo que nos permitió posicionarnos tanto dentro del Gobierno Nacional con nuevos trabajos -como un proyecto con Cascos Blancos que estamos realizando ahora-, como en otros ámbitos locales e internacionales. Y al interior de la FCH, ¿qué importancia tuvo? Al ser un centro de la FCH, fue importante además para la facultad. También fue significativo para la carrera de Relaciones Internacionales. Varias de los integrantes somos de esa carrera y Marca País fue una manera de demostrar que, aparte de la docencia, también teníamos esta posibilidad de participar de un proyecto mayor. Además, Relaciones Internacionales era una carrera relativamente nueva. Sí. Éramos una carrera nueva y estábamos en el interior de la provincia, cuestiones que permiten valorar aun más el que hayamos podido haber participado nosotros. Hay varias carreras más de Relaciones Internacionales a lo largo del país, y fue a nosotros a quienes convocaron.


Un núcleo interdisciplinario y con nuevos horizontes

De reciente creación y con doble dependencia en las Facultades de Derecho y de Ciencias Humanas de la UNCPBA, el CIEP busca integrar distintas miradas para estudiar la realidad social argentina. Creado en agosto de 2012, el Centro Interdisciplinario de Estudios Políticos, Sociales y Jurídicos (CIEP) fue concebido como un Núcleo de doble dependencia establecido en el ámbito de las Facultades de Derecho y de Ciencias Humanas de la UNICEN. Conformado por un grupo de 25 investigadores y becarios especializados en diversas áreas de las ciencias sociales -historia, ciencia política, geografía, administración pública y derecho, entre otras-, se propone abordar, desde una perspectiva interdisciplinaria, el estudio de la realidad social argentina con particular atención en la relación Estado, Actores Sociales, Territorio y Derecho. Con el objetivo de generar, formular y ejecutar proyectos de investigación interdisciplinarios, actividades de extensión y transferencia en el campo de las Ciencias Sociales y formar recursos humanos, el centro comenzó a dar sus primeros pasos a través de jornadas que posibilitaron el intercambio con colegas de otras universidades y centros de investigación. Actualmente, el CIEP trabaja en la organización de una nueva Jornada Académica para 2014, así como en la construcción de una página web que agilice la difusión de sus avances de investigación y posibilite un mayor conocimiento del Centro en el ámbito

académico y de la sociedad en general. “Convergemos en el CIEP cuatro grupos de investigación que estaban trabajado alrededor de las temáticas del Estado, el Derecho, la Historia y la Política”, explica la Doctora en Historia Mónica Blanco, directora del núcleo. Esas experiencias previas sirvieron para poner a los investigadores en contacto y comenzar a gestar un nuevo espacio que pudiera fortalecer sus prácticas de investigación. ¿Cuáles fueron esas experiencias previas al CIEP? -Con Cecilia Erbiti y Fernando Ronchetti habíamos trabajado en un proyecto institucional, de los que lleva a cabo la universidad, donde el interés era ver las problemáticas de ocupación de la tierra en la provincia de Buenos Aires y su uso productivo. Fernando aportaba desde su visión del derecho, y ese fue el primer acercamiento que tuvimos, aunque cada uno estaba en sus núcleos de investigación. A raíz de las trayectorias individuales y grupales de cada uno, comenzamos a pensar en cómo organizar algo que nos nucleara. Nos estimuló mucho el hecho de poder poner en contacto las dos facultades,

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Humanas investiga

Centro Interdisciplinario de Estudios Políticos, Sociales y Jurídicos


2012 Centro Interdisciplinario de Estudios Políticos, Sociales y Jurídicos

desde donde nos incentivaron a generar este nuevo espacio. Entonces nos pusimos a trabajar. ¿Qué aportes hizo Humanas para este nuevo núcleo? Desde Humanas se aportó un grupo de investigadores más consolidados, y ello es natural porque la trayectoria en formación de investigadores que tiene Derecho es más incipiente. Ellos recién están armando su programa de posgrado con un fuerte apoyo de la Universidad de Rosario. Y tienen la voluntad institucional y académica de poder fortalecer sus equipos de investigación. En el área del Derecho la salida al campo ocupacional es diferente. Sí, son menos los que se dedican a la investigación. De todas formas, tanto desde la UNICEN como desde instituciones como CONICET están muy interesados en poder fortalecer el campo de la investigación dentro de lo que es el derecho. Nosotros, desde Humanas, vimos que ahí había un campo importante de expansión y ellos, desde Derecho, vieron en esta facultad un espacio donde hay más investigadores formados. Ahí había también una complementariedad que nos atraía explorar, transitar. ¿Cómo está compuesto el grupo de investigadores del CIEP? Somos un grupo de investigadores y becarios de Historia, hay gente que viene del Departamento de Política, gente que está trabajando en la carrera de Relaciones Internacionales y docentes de Humanas que también trabajan en Derecho. Hay además un grupo más pequeño que tiene formación en Geografía y trabaja en la carrera de Diagnóstico y Gestión Ambiental. Hay una heterogeneidad dentro del CIEP que invita a transitar el camino de la interdisciplinariedad. Es un desafío a la vez muy complejo en el sentido de que uno tiene que salir de su trabajo individual y aportar a su propio trabajo otras miradas. Pero hay un buen clima de trabajo y un apoyo institucional que ayudan mucho.

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¿Qué temática trabajaron en el primer Workshop que organizaron? El Workshop se realizó en el año 2012, tuvo como título “Repensando el siglo XX desde los desafíos del siglo XXI” y participaron como conferencistas invitados la doctora Marta Bonaudo, de la Universidad Nacional de Rosario y directora de la UER-ISHIR/CONICET y el doctor Marcelo Cavarozzi, de la UNSAM. Ambos, investigadores del CONICET. Tuvimos una buena presencia de colegas de Derecho, que nos acompañaron y se interesaron en la discusión. El año pasado organizamos un segundo encuentro en donde empezar a asumir el desafío de cruzar nuestras líneas de investigación y ver qué puede aportar cada uno al trabajo del otro. ¿Qué objetivos plantean llevar adelante cuando el núcleo esté afianzado? Estamos trabajando en el armado de una página web para poder darle visibilidad a nuestras investigaciones tanto al interior de la universidad, como hacia afuera, una revista virtual que dé cuenta de nuestras producciones pero a su vez que sume producciones de otras casas de estudio y de otros centros de investigación. Seguiremos trabajando en la formación de recursos humanos con el objetivo de que nuestros alumnos y los de Derecho tengan la posibilidad de elegir este espacio para completar sus estudios de grado, especialización y posgrado. De hecho tenemos becarios de CONICET en su fase doctoral y posdoctoral, alumnos de licenciatura que están haciendo sus trabajos con nosotros. Queremos consolidar este nuevo espacio, poder afianzar nuestros propios proyectos de investigación y hacer cruces con otras líneas. Además, recientemente se ha aprobado la Diplomatura Superior en Teoría y Filosofía Política presentada desde el CIEP y estamos trabajando en su implementación, lo cual conforma una tarea por demás interesante.


Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales

IGEHCS, con un comienzo prometedor El doctor Hernán Otero, director del Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales, escribe sobre los logros del espacio a dos años de su creación. El Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS) -dependiente del CONICET y de la UNCPBA- fue creado en junio de 2012 y es una de las cinco unidades ejecutoras de doble dependencia existentes en nuestra universidad. Su creación fue posible gracias a la labor conjunta del Instituto de Estudios Históricos y Sociales (IEHS) y del Centro de Investigaciones Geográficas (CIG) de la Facultad de Ciencias Humanas, que también colaboró activamente en su gestación. Desde su inicio, el instituto se ha abocado a la normalización institucional (reglamentación interna, elección de autoridades y de su primer consejo directivo) y administrativa (puesta en marcha de los sistemas administrativos, contables y financieros y de la página www. igehcs-conicet.gob.ar). Más allá de estos aspectos formales, las acciones se orientaron en tres direcciones principales: la creación del Centro Científico Tecnológico CONICET-Tandil; la formación e incorporación de recursos humanos y personal especializado y la mejora de la infraestructura edilicia. En el primer caso, la creación del Centro Científico Tecnológico CONICET-Tandil, inaugurado en julio del presente año, constituye un logro colectivo de vital trascendencia no solo para la investigación que llevan adelante las unidades ejecutoras actuales sino para la universidad y la región en su conjunto. En lo relativo a los recursos humanos, desde su creación el instituto incorporó a cinco nuevos investigadores

del CONICET además de becarios de esa y de otras instituciones. En el mismo sentido, obtuvo la creación de tres puestos de trabajo financiados por CONICET, uno en el área de Secretaría Administrativa y Financiera y otros dos pertenecientes a la Carrera de Personal de Apoyo a la Investigación, abocados respectivamente a las áreas de publicaciones (en particular las dos revistas existentes: el Anuario IEHS y la revista Estudios Socioterritoriales) y de sistemas de información. En este último plano, merece destacarse la participación del Instituto en la Plataforma Interactiva de Investigación para Ciencias Sociales (PLIICS) del CONICET. Por último, se destacan los importantes avances alcanzados en relación al rubro infraestructura, entre los que se incluyen la construcción de nueve boxes dobles y una sala de usos múltiples en la sede del Rectorado (ex Salón de Invierno), financiada a través del Programa de Infraestructura del CONICET 2013 y con fecha de inauguración estimada para diciembre de 2014. Más significativo aún, el IGEHCS fue una de las 24 unidades ejecutoras del país seleccionada por el Programa de Fortalecimiento de Infraestructura Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, gracias a un proyecto que contempla la construcción de un edificio de doble planta en el Campus Universitario. Se trata de un logro trascendente ya que pondrá fin a la dispersión edilicia actual y favorecerá la interacción con el resto de las actividades administrativas, científicas y docentes de la Facultad de Ciencias Humanas, ámbito natural del instituto.

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Doctorado en Educación Humanas actual

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Una propuesta atractiva El Doctorado en Educación se destaca por su tipo de formación, diferente a otras ofertas. Su historia y los desafíos a futuro, en la voz de su coordinadora, la doctora Margarita Sgró. El Doctorado en Educación se puso en marcha en el año 2013 con el objetivo de formar recursos de excelencia en las áreas de docencia e investigación, estimular la producción de conocimientos en el área educacional y sus disciplinas derivadas y brindar respuestas a los problemas y desafíos actuales. Conformado por un equipo de docentes de excelencia y con convocatoria a nivel internacional, su coordinadora, Dra. Margarita Sgró, repasa su creación y habla de la apuesta a futuro de la oferta académica de posgraduación. ¿Cómo surgió el doctorado en educación? La Maestría y el Doctorado fueron creados por ordenanza del Consejo Superior en el año 1994, pero por una cuestión de posibilidades, porque no teníamos suficientes posgraduados, se puso en marcha en aquel momento sólo la Maestría. Esta surgió por un convenio con la Universidad Estadual de Campinas, en San Pablo, que realizaron Hugo Russo y Mariano Narodowski, quienes habían hecho el posgrado allí. ¿Por qué se demoró la apertura del Doctorado? Por muchas razones, y una de ellas fue que para tener un Doctorado es necesario tener doctores en la

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Facultad, si no es muy difícil que CONEAU te autorice a abrirlo. Cuando tuvimos un plantel relativamente estable y propio de doctores, pudimos hacerlo. ¿Cómo se formó ese plantel? La tradición de la Facultad es la de haber tenido muchísimos profesores que nosotros llamábamos viajeros. La mayoría venía de Buenos Aires, algunos se instalaron acá. Hugo Russo, por ejemplo, venía de La Plata. Muchos docentes actuales hicieron doctorados, algunos en España, otros en Brasil o acá mismo, en FLACSO. Cuando se logró una cantidad adecuada de docentes estuvimos en condiciones de crear el doctorado. Hoy en día ya casi no quedan profesores viajeros. Distinto es el caso de los alumnos. Sí. El doctorado es muy interesante porque, como la maestría, cuenta con alumnos de todo el país e, incluso, del exterior. Tenemos, además, un sistema de cursada que ayuda porque cada seminario es intensivo, se cursa en tres o cuatro días y el alumno vuelve a su lugar de origen. Este aspecto nos permite tener un buen número de aspirantes permanentes. Hay gente de Viedma, de San Juan, de Buenos Aires, de Bahía Blanca y de Neco-


chea. También de lugares más alejados como Comahue y, como dije, del exterior. Hay una demanda muy grande de posgraduación porque, entre otras cosas, se la exige para tener una carrera universitaria. Y creo que la Universidad del Centro es una universidad grande, reconocida a nivel nacional y con una oferta interesante. ¿En qué se diferencia el doctorado de la FCH del de otras universidades? Tanto el doctorado como la maestría ofrecen un tipo de formación que no es muy común en los posgrados en Educación, que es trabajar el área de fundamentación de la educación. Es decir, filosofía y sociología de la educación. En cambio, los otros posgrados son más empíricos. Hay mucha gente que busca y agradece esto, que se trabaje mucho sobre la parte de la fundamentación de la educación. ¿Qué tipo de sustento le dio al doctorado el hecho de que Educación sea una carrera importante dentro de la FCH? Uno muy importante. De hecho, sin la carrera no se podría haber abierto el posgrado. La carrera de Ciencias de la Educación es muy interesante porque fue creciendo mucho y sobre todo adaptándose. Y la maestría fue un gran paso en el 94 porque, además, se hizo a través de un convenio con una universidad muy grande como UNICAMP y eso le dio vuelo académico. Sobre todo en las primeras cuatro cohortes cuando había mucho intercambio de profesores. Hoy en día casi todos los docentes, que tenemos alrededor de 50 años, nos formamos acá, seguimos estudiando. Muchos docentes son incluso investigadores dentro de los núcleos de la FCH. Claro. El trabajo entre el posgrado y el Núcleo de Estudios Educacionales y Sociales (NEES), por ejemplo, es bastante fluido. ¿En qué aspectos trabajan en conjunto? Las directoras del NEES han sido profesoras en el posgrado, están en la comisión de posgraduación, y muchos alumnos tienen como directores de tesis a profesores que son parte del núcleo. Si bien no tenemos un plan sistemático de relación, tratamos los mismos temas, los alumnos se incluyen en los proyectos de investigación ya existentes y trabajamos bastante en conjunto. Además,

todos los profesores del posgrado de nuestra casa son investigadores del núcleo. Y luego están los docentes invitados, que están involucrados en el núcleo por convenios sistemáticos que ya están funcionando. ¿Qué obstáculos relacionados al contexto han debido atravesar? El posgrado en Argentina, pero especialmente en Tandil, ha seguido los avatares de las políticas públicas en educación. Hubo momentos en que la crisis fue tan grande que realmente convocar a alguien para dar un seminario era absolutamente prohibitivo. Las personas tenían dificultad para pagar su cuota, y entonces era difícil contar con el dinero para contratar docentes. Pero esos avatares, que fueron externos, hoy no existen. ¿El doctorado es accesible? Sí, y tenemos muchos alumnos extranjeros por eso: chilenos, colombianos, también brasileños, que vienen porque es mucho más barato hacer el posgrado aquí que en su país de origen. Y también eso es muy enriquecedor, hay experiencias que son muy interesantes. ¿Cuáles son los desafíos que se planean dentro del doctorado? Uno es profundizar líneas de investigación. Justamente teniendo en cuenta que la mayoría de nuestros alumnos no son de Tandil, esto nos permitiría hacer convenios interinstitucionales con nuestros propios egresados, lo que le daría al doctorado una apertura mayor a nivel nacional. También plantear líneas de investigación que puedan ser llevadas adelante por algunos de nuestros profesores para poder ampliar el área de influencia del doctorado. Otro desafío es abrir dos orientaciones más, también en la Maestría. Una de Didáctica y Currículum y otra de Política y Gestión de la Educación. Tenemos profesores para hacerse cargo de estas orientaciones, y además son áreas muy demandadas en Educación. Eso a corto plazo. Una tercera cuestión que sería importante pero que no hace tanto al debate externo es modificar el plan de estudios, ampliarlo, hacerlo menos escolar en el sentido en que se puedan cursar seminarios más abiertos, en otros lugares. Este desafío responde más a esta época, porque en el momento en el que el plan fue creado no existía la posibilidad de intercambio interinstitucional y ni había muchos otros doctorados abiertos. En consecuencia, aparece como una necesidad propia de este tiempo.

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Centro de Graduados Por una mayor participación, más voces y nuevos proyectos

El 26 de septiembre de 2013 se creó el primer Centro de Graduados. Su importancia dentro de la FCH, acciones y objetivos En el segundo cuatrimestre de 2013 se celebraron asambleas de estudiantes avanzados y graduados de la Facultad de Ciencias Humanas con el objetivo de establecer una instancia de encuentro y de debate sobre temáticas como el perfil y el rol de los graduados en la sociedad, la participación en la comunidad universitaria, las condiciones de trabajo y las estrategias y desafíos de la intervención profesional. Este proceso participativo dio lugar a la creación del primer Centro de Graduado/as de la FCH (CenGraFCH) con un estatuto aprobado en asamblea el 26 de septiembre del año pasado. El mismo supera la consideración acotada del claustro “graduado” presente en el cogobierno, en tanto incorpora a los becarios de instituciones científicas como miembros plenos, dando voz a los auxiliares con dedicación mínima y a los estudiantes avanzados. Desde ese momento hasta hoy se han realizado diversas reuniones de comisión directiva en donde se debate la planificación y organización del espacio. En este marco, desde una mirada que entiende a la graduación como proceso e incorpora las problemáticas de lo/as estudiantes avanzado/as y tesistas, el CenGraFCH participa desde el inicio en la elaboración del proyecto de Becas de Graduación y la propuesta de reformulación de los Reglamentos de re-validas y de tesis, entre otras cuestio-

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nes. Asimismo, se convocó a la instancia de formación y debate “La educación hoy: lo formal y no-formal, debates y perspectivas”, que contó con la presencia de referentes en la materia y una amplia convocatoria. De esta manera, se inició el debate en torno a las condiciones laborales y desafíos de la intervención profesional en el ámbito educativo y, en este momento, el CenGraFCH se encuentra trabajando en una propuesta complementaria que se propone brindar espacio y herramientas para aquellos estudiantes avanzado/as y graduado/as que se están iniciando en la investigación. Junto con esto, se ha fomentado la participación de integrantes del CenGraFCH en diversos foros ciudadanos como la Asamblea por Tierra y Vivienda, la Asamblea por el Transporte Público y el Foro por la Promoción y Protección Integral de los Derechos de las Mujeres. Si bien la fundación del Centro es un hecho histórico, solamente representa un primer paso. En adelante, se requiere que las instancias orgánicas adquieran mayor participación, voces y proyectos. Los integrantes del CenGraFCH trabajan para poder constituirse en un espacio de participación y de referencia que defienda los derechos de los graduado/as dentro y fuera de la universidad y que viabilice iniciativas comprometidas con su formación y con la realidad social.


No docentes “La FCH es como mi propia casa”

Mirta Rodríguez con todo el equipo de No Docentes de la FCH

Mirta Rodríguez fue la primera no docente de Humanas. Luego de 44 años de compromiso con la institución y cerca de jubilarse, cuenta algunos de sus mejores recuerdos. Mirta Rodríguez recién terminaba el secundario cuando aquel diciembre de 1969 recibió un llamado de la Universidad de Tandil. La institución necesitaba apoyo para actualizar las fichas de los socios, y ella no dudó. Pasó todo el verano con otras tres chicas en la biblioteca de la casona de Pinto, donde funcionaba la casa de estudio. Cuando llegó marzo y el trabajo estuvo terminado, a cada una le ofrecieron un puesto como administrativa, sólo debían elegir en qué facultad. “Yo elegí Ciencias del Hombre porque me gusta la literatura y todo lo que tiene que ver con las humanidades”, recuerda Mirta. Desde ese momento, su historia y la de la FCH pasaron a ser una. Durante los primeros años de trabajo todos los trámites de la Facultad de Ciencias del Hombre pasaron por sus manos. Como aquel encargo de las fichas, su aporte seguía siendo ad honorem. El sector administrativo de las facultades de la universidad, salvo Veterinarias, funcionaba en un solo salón. Mirta recuerda esos años de clima familiar y mucha camaradería. “A los profesores que venían de afuera los recibíamos como si fuese nuestra casa, y tratábamos de que sus horas en Tandil fueran lo más amenas posibles, en el trabajo y después. También era común que los alumnos nos acompañaran cuando estábamos volcando notas en un clima de total confianza”, cuenta, y recuerda una anécdota que grafica a la

perfección esos tiempos. “Juan Salvador era profesor de Literatura. Tenía una voz preciosa. En los ratos libres, cuando la clase había terminado pero no había apuro por irse, cantaba tangos y escribía poesías”. La FCH era mucho más que un trabajo para Mirta. Por eso cuando en la década del 70 la situación económica se puso difícil, no dudó ni un instante: “Salimos a vender bonos contribución casa por casa, y fuimos bien recibidas en la mayoría. ¿Por qué lo hacía? Porque comprendía la importancia que tenía esta la universidad, que en ese momento no era pública. Es como todo, se necesita que alguien de el puntapié inicial y gente que apoye esa gestión. Eso es lo que hice”.

Nuevos rumbos.

Poco antes de que la universidad se mudara al edificio del Palace Hotel, ingresaron a trabajar con Mirta dos personas más: Marta Testa y Verónica D´Amico. “Verónica era una alumna de Económicas. Iba todos los días a ayudarnos, tocaba la guitarra, cantaba mientras nosotros trabajábamos. De a poco fue quedándose, dejó su carrera e ingresó como no docente. Las tres luego pasamos al nuevo edificio”. La mudanza hizo que cada facultad tuviera su espacio, y el contacto cotidiano con el resto de los actores de la universidad se fue perdiendo de a

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No docentes

NO Docentes de FCH junto al equipo de ATDI

poco. La nacionalización también reconfiguró la facultad: “Se aseguró la parte financiera, por lo tanto los sueldos de docentes y no docentes y la ampliación de la biblioteca con muchísimos ejemplares”. Desde aquel momento hasta hoy, Mirta se desempeñó en todas las áreas hasta que, finalmente, hoy trabaja en la Secretaría del Consejo Académico. Mirta creció a la par de la Facultad, un espacio que, después de 44 años de compromiso y muy cerca de jubilarse, significa para ella su “propia vida”. “Me queda la sensación de que fue una vida bien vivida en cuanto a lo que aporté: lealtad, compromiso y esfuerzo. Deseo de todo corazón dejar un buen recuerdo, porque entonces así tiene sentido todo lo que di, y habrá valido la pena”.

Con voz y voto.

El claustro no docente, con un esfuerzo y voluntad constantes, forma parte de la historia de la FCH desde su fundación desarrollando tareas administrativas, académico-administrativas y técnico-profesionales. Fue con la nacionalización de la universidad que el conjunto de trabajadores que lo integran es encasillado formalmente como perteneciente a un claustro. En ese momento su planta se amplía con el ingreso de nuevos miembros, quienes en distintos momentos de su historia se sumaron acompañando a las distintas gestiones de la FCH. Algunos de ellos permanecen y otros, por diversas razones, debieron alejarse. Sin embargo, su huella permanece en el recuerdo de sus compañeros por haber contribuido a la consolidación y el crecimiento de la institución. A partir de 2004 el claustro no docente es incorporado al Co-gobierno de las universidades nacionales. Esta

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representación es ejercida por primera vez por Abel Lago y Alejandra Navarro, como su suplente. Ambos abrieron el camino de aprendizaje para la puesta en marcha de llevar la voz del claustro al máximo órgano de gobierno de la facultad.

Humanizate con ATDI

Con el objetivo de ampliar el accionar del claustro y en el marco de la celebración de los 50 años de la creación de la FCH, los no docentes se embarcaron en una actividad relacionada a lo social. De este modo el claustro generó un proyecto solidario que tiene como fin contribuir con las necesidades del Centro de Atención Temprana del Desarrollo Infantil (ATDI Nº 571), ubicado en Garibaldi Nº 743. Dicha Institución se dedica a la prevención y detección precoz de situaciones de aprendizaje en niños de entre 45 días a 36 meses de edad.

TGU A partir de una propuesta del gremio no docente, desde 2001, la Universidad, la FCH y FCE, aúnan esfuerzos para la implementación de la Tecnicatura en Gestión Universitaria, con el objetivo de capacitar al personal no docente, contando, hoy en día, con una tercera cohorte en curso.

Humanas a través de los ojos de…

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Centro de estudiantes Estudiantes con compromiso político Las agrupaciones Franja Morada y Víctor Jara-MUI hacen un repaso de las conquistas logradas gracias a la lucha de los alumnos. Franja Morada.

Franja Morada, como agrupación política estudiantil, ha trascendido en la historia por casi 50 años de manera ininterrumpida. Su origen como organización se remite al mismísimo embate contra el régimen de Onganía optando, ya desde aquel entonces, una postura contundente que al mismo tiempo rechazaba la lucha armada y la violencia como medios políticos. La agrupación se nutre del ideario reformista, aquel que pregona por la Universidad Pública, laica, gratuita y co-gobernada, entre otros postulados. Nos enorgullece ser la agrupación política estudiantil con mayor vigencia en la historia de la UNCPBA. La nacionalización de la Universidad vino de la mano de Juan Carlos Pugliese, educador en cada ámbito de su vida –profesional y privada- hombre del radicalismo y el reformismo. Desde allí, los postulados de la Reforma Universitaria se han replicado en cada generación de estudiantes. En la Facultad de Ciencias Humanas hemos sabido llevar adelante proyectos superadores en pos de la ampliación de los derechos que hacen al bienestar estudiantil, pero, sobre todo, acciones con el objetivo de garantizar que cada vez sean más los ciudadanos que puedan ingresar al sistema universitario. En consonancia con ello es que hemos llevado adelante la lucha por las viviendas universitarias, orientadas a garantizar no sólo el acceso, sino –y sobre todo- la permanencia y la graduación. Nuestra agrupación, asimismo, fue una de las que dio origen al Centro de Fotocopiado Bajo Gestión Estudiantil (CFBGE), que bregó por el derecho al apunte y el acceso a todo el material de estudio a bajo costo. El espíritu del mismo es la autogestión y con ello se logró garantizar, a su vez, la creación de Becas de Trabajo para compañeros de nuestra unidad académica. La consolida-

ción del Comedor Autogestionado es otra de las victorias del movimiento estudiantil. El Transporte es, tal vez, la lucha emblemática del movimiento estudiantil, que se expresó frente a la sociedad en la ciudad al rechazar de plano los reiterados aumentos de la tarifa del boleto. Una victoria ha sido la implementación del PASE (Programa de Accesibilidad Socio-Educativo) por parte del Municipio, que logró garantizar la gratuidad del transporte urbano para los niveles Inicial, Primario, Secundario y la cobertura del 50% sobre el nivel terciario/universitario. A este logro le sumamos la lucha que se viene gestando a nivel nacional por el Boleto Educativo Gratuito y Universal (BEGU) impulsado por la Federación Universitaria Argentina en el 2012 y que, a lo largo de estos años, ha avanzado en su implementación en varios municipios de diferentes provincias. En nuestra Facultad, Franja Morada realizó su aporte llevando la campaña a cada estudiante, juntando firmas que fueron presentadas en el Congreso de la Nación. Asimismo, estamos llevando adelante el ¨FUTBOL X EL BEGU¨, un torneo que busca no sólo la inclusión a través del deporte y la recreación, sino también la concientización acerca de la importancia de la lucha en conjunto por proyectos superadores. Cabe destacar, para finalizar, que de nuestra Facultad salió la actual Vice-Presidente de la Federación Universitaria Argentina, Josefina Mendoza, futura Licenciada en Relaciones Internacionales. Un ejemplo más de la magnitud de nuestra organización a nivel nacional.

Víctor Jara-MUI

Convencidos de que la unión hace la fuerza creemos que es un deber de todos y cada uno de nosotros construir un espacio crítico de encuentro entre pares, no solo

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Centro de estudiantes

para defender lo logrado sino también para conquistar lo que aún falta. Es en este sentido que como movimiento estudiantil debemos organizarnos y avanzar en nuevos derechos para todos los estudiantes, claustro mayoritario del sistema universitario argentino, pero principalmente para todos aquellos que hoy no pueden acceder a la universidad, haciéndonos inevitablemente repensar los principios de universalidad y gratuidad ya que, en fin, el “no arancelamiento” no garantiza esto último y es entonces necesario en este punto poner el acento a fin de ser creativos a la hora de llevar adelante cada una de nuestras luchas. Desde la Agrupación Víctor Jara conducción del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Humanas (CEFCH) hemos venido desarrollando nuestro trabajo en este doble sentido, por un lado buscando mejorar la ex-

celencia académica para todos los estudiantes de la FCH, pero principalmente haciendo hincapié en la ampliación de la matrícula, con un horizonte claro: la construcción de la “Universidad del Pueblo”, aquella que demanda no solo aumentar las posibilidades para los sectores históricamente postergados, sino que nos obliga a pensar que tipo de conocimiento generamos en cada uno de nuestros futuros profesionales, estableciendo un ida y vuelta que elimine cualquier divorcio entre la universidad y la sociedad. Es por todo lo anterior que durante estos seis años de conducción del CEFCH hemos logrado aportar a este camino de construcción de una Universidad verdaderamente pública y gratuita, al servicio de las demandas populares a través de conquistas históricas para nuestro movimiento estudiantil:

Comedor Universitario Autogestionado en el año 2010

Reglamento de Pre-final Reglamento de Reválidas Reglamento de Ayudante Alumno Autogestión del Centro de Fotocopiado (CFBGE) con la copia más barata de Tandil Creación de la Red de Intercambio Bibliográfico (R.I.B) Digitalización del material bibliográfico Creación del Módulo de Introducción a la Vida Universitaria (MIVU) Becas de Graduación Reglamento para padres/madres, embarazadas o estudiantes con personas a cargo Refundación de la Federación Universitaria del Centro de la Provincia de Buenos Aires (FUCPBA) Refundación del Centro de Graduados de la Facultad de Ciencias Humanas (Cengrafch) A su vez, como Agrupación hemos participado en las luchas sociales de la ciudad de Tandil como la Asamblea en el Transporte Público; en la lucha por la Memoria, Verdad y Justicia; y en el Foro Local de Acceso al Habitat como así también en la Asamblea de Tierra y Vivienda. Desde 2007 hemos realizados la Cátedra Libre de Pensamiento Latinoamericano Ernesto Che Guevara, el cual busca ser un espacio de formación, participación y debate abierto al aporte de estudiantes docentes y personas de la comunidad en general.

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Postales de los

te. Familia a la familia Taglioret la placa recordatoria de a raba el reg ont ent enc en se hac de versidad y la FCH rcando el sitio don Autoridades de la Uni do el recordatorio ma oca col 谩 ser que el . en le inicios propietaria del inmueb sitario de Tandil en sus n贸 el Instituto Univer edificio en el que funcio

La Profesora Ana Montenegro, responsable del Taller: Memoria Institucional, junto a docentes y no docentes de la FCH en el Aula Fundacional (05-06-2014)

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Acto central por los 50 a単os de la FCH en el Aula Magna de la UNCPBA (05-06-2014).

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El Rector de la UNCPB A, la Decan miento al a y la Vice Prof. Fran decana de cisco Serr la FCH entr ano en el ac egan un re to por los conoci50 a帽os de la FCH. (0506-2014)

de egrantes des e int Autorida o a miembros his t n n e ju n H C i贸 F la ituc de la inst Aula Funt贸ricos del n i贸 c a r la inaugu 14) (05-06-20 dacional

Descubrimiento de la placa del Au la Fundacional sario de la Facu en el marco del ltad de Ciencias 50 AniverHumanas (05-06-2 014).

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Autoridades UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Rector: Cr. Roberto M. Tassara Vicerrector: Ing. Agr. Omar Losardo Secretaria Académica: Prof. Mabel Pacheco Secretaria de Ciencia, Arte y Tecnología: Dra. Analía Amandi Subsecretario de Fortalecimiento: Lic. José María Araya Secretario General: Ing. Guillermo Corres Subsecretario de Direccionamiento: Lic. Fernando Horigian Secretario Administrativo: Cr. José Luis Bianchini Subsecretaria Económica Financiera: Sra. Liliana Vélez Secretario Legal y Técnico: Dr. Osvaldo Ricardo Zarini Secretaria de Relaciones Institucionales: Dra. Ana Taborga Secretario de Bienestar Estudiantil: Lisandro Ramos Secretario de Extensión: MSc. Daniel Eduardo Herrero

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS DECANA Prof. Silvia Alicia Spinello VICEDECANA Msc. Cecilia Di Marco SECRETARIO GENERAL Cr. Sergio Damiano SECRETARIA ACADEMICA Mg.Claudia Floris SUB-SECRETARIA ACADEMICA Prof. Mercedes Baldoni SECRETARIA DE INVESTIGACION Y POSGRADO Dra. Sonia Araujo SECRETARIA DE EXTENSION Y TRANSFERENCIA Dra. Liliana Martignoni COORDINADORA DE EDUCACION A DISTANCIA Msc. Mabel Guidi

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Facultad de Ciencias Humanas Universidad Nacional de la Provincia de Buenos Aires Campus Universitario - Paraje Arroyo Seco- 700 - Tandil Provincia de Buenos Aires- Argentina www.fch.unicen.edu.ar

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