Pedagogía de la ternura

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CONCEPTOS BÁSICOS PARA UNA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA

Estos límites no están escritos, pero la vida diaria permite conocerlos, depende del lugar en que se viva. En cada uno de estos territorios se requiere tener en cuenta las diferencias de edad, dignidad, género y gobierno. En esto observamos que hay normas comunes de etiqueta, de protocolo y de convivencia social: la autoridad del alcalde, la dignidad de un obispo, la figura venerable del anciano, la presencia de un niño ... El buen trato obliga, con cualquiera de estas figuras sociales, tanto por iniciativa propia, como por el compromiso de respeto por aquellos derechos o legislaciones. Sin embargo, el problema de los límites que son más concepciones cartesianas o racionalistas, que de la realidad de la naturaleza, del mundo y de la vida, lamentablemente son las que separan o dividen, creando obstáculos para la ternura y su expresión. Desconocimiento del valor de la ternura. En las relaciones interpersonales que vive la comunidad, no se dan aquellos sentimientos que si se brindaran espontáneamente, favorecerían la vida emocional y afectiva de las personas, esto ocurre en gran medida, por el desconocimiento del valor afectivo y humano que encierra cada una de las expresiones de ternura que se puede prodigar. Ya se insinuó en otro capítulo, que la ternura llena de sentido a nuestra vida y contribuye al equilibrio emocional. Por otro lado, dar y recibir ternura, proporciona seguridad y fortalece la personalidad; aumenta la autoestima y ayuda a afrontar las dificultades que surgen a lo largo de la vida. La ternura, entonces, tiene un papel decisivo en la vida, en el desarrollo y en la salud de cada persona. La insensibilidad para expresar la ternura. Otra barrera que impide brindar y otorgar ternura, puede ser la aparente o real insensibilidad o indiferencia de muchas personas. De hecho hay individuos de la sociedad humana que no se inmutan por nada y ante nadie. Parecen ser bloques de hielo. No manifiestan ningún tipo de expresión afectiva, al parecer, difícilmente se entusiasman ante un hecho especial o a veces de la cotidianidad que en otros desencadena actitudes de ternura. También se expresó que el ser humano tiene la tendencia hacia la sociabilidad en general y a la ternura. Es básico ante las circunstancias de la vida, ejercer la sensibilización para ser tiernos, porque la rutina de la vida nos puede volver ciegos y fríos en determinadas situaciones".97 Restrepo, por su parte, aunque de manera deliberada seguramente, no rescata en sus obras un capítulo específico para referirse al tema, sin embargo, incorpora en diferentes partes de su discurso, aspectos como los siguientes: "Algún dictado de nuestra cultura prohíbe al hombre hablar de la ternura o abrirse al lenguaje de la sensibilidad, pues en su educación se le ha insistido en ser lugar de dureza emocional y

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Duque Y Hernando y Bedoya V. William. Op. Cit.


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