Mireia Serrano - gemela única

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14.MARZO.2011

Wanderer

GEMELA ÚNICA

La sangré brotaba de tu corazón, el salió corriendo, pero yo no lo vi solo te podía mirar a ti, como tu vida se escurría entre mis dedos, como intentabas hablarme y yo te pedía que no lo hicieras. La ambulancia no llegaba, ¿por qué?, no me hagas esto, no me dejes sola, sola no podre hacerlo, no podré vivir. De verdad creí que estaríamos juntas por siempre. ¿Imaginan la cercanía que se puede sentir con un hermano gemelo?, más aun que la cercanía con hermano: el otro idéntico separado de ti te convierte en un reflejo. Y tomando en cuenta esa unión más biológica que familiar ¿Imaginan lo que se siente con la muerte de uno de los dos gemelos? Hoy es 2 de Febrero, son las 6:30, no tengo ganas de levantarme de la cama, no tengo ganas de dormir, no tengo ganas de seguir en ella, no tengo ganas de ducharme, no tengo ganas de almorzar, no tengo ganas de caminar, no tengo ganas de estudiar, pero sobre todas las cosas no tengo ganas de ver a mis padres. Por eso me he levantado, me he duchado, me he vestido, y me he ido al instituto. Llego una hora y cuarto pronto y no tengo ganas de estar parada frente a la puerta tanto rato. He decidió ir a dar una vuelta. Sin darme cuenta he llegado a la playa, llegar allí cuesta tres cuartos de hora, así que si quiero llegar a tiempo tengo que dar la vuelta, no siento que haya perdido el tiempo, en realidad lo agradezco, me ha distraído. Llego a la puerta del instituto a las 8:23, mucha gente me mira, otras muchas no lo hacen, pero sé que lo hacen por pena, y, muy pocos me dedican una sonrisa, ni siquiera mis amigas de toda la vida me han dirigido la palabra, han pasado por mi lado como si no me conocieran, como si nunca hubiésemos sido amigas, sé porque lo hacen y no me duele, comparado con el dolor que siento con cada respiración de mi cuerpo, con cada latido de mi corazón, eso no es nada, que esas tres personas no me hablen es como si no me hablaran los perros. Todo el mundo ha entrado ya y la campana ha dejado de sonar, yo sigo en la puerta y me obligo a caminar hacia dentro del edificio. Cuando entro en mi clase: 1r de BAT, todo el mundo se queda mirándome, pero no me da vergüenza. Voy vestida con uno vaqueros desgastados una camisa con el dibujo de Elton John y unas bambas, el flequillo me tapa todo lo que puede la cara y el resto de pelo lo llevo recogido en una coleta. Me siento en mi pupitre al final de la clase, como siempre, pero el asiento de mi lado está vacío, no como siempre, está demasiado vacío, horrorosamente vacío, escalofriantemente vacío… y silencioso. Hay pintadas en el pupitre vacío: no te olvidaremos, siempre estarás en nuestros corazones, tu lugar no podrá ser ocupado nunca por nadie… y mil tonterías más. En el centro de la mesa está escrito su nombre: Alicia, ver su nombre me acelera el corazón. El profesor entra en la clase, mientras pasa lista dice su nombre y acto seguido todos me miran, el profesor al ver que no hago ni digo nada sigue pasando lista. Son las tres, ya no hay más clases, me da pena, más que pena no quiero volver a casa, no quiero verles, en realidad no quiero ver a nadie, aun así voy al velatorio donde está toda mi familia y amigos. Me quedo en la puerta, mis piernas no responden, a desgracia mía las puertas son de cristal y todos los que están en el recibidor me miraban, incluidos mis padres a los que no quería ver. Mis padres iban con gafas de sol, tenían los ojos demasiado rojos como para que un colirio los pudieran emblanquecer, no veía sus ojos pero sabía que me estaban mirando y eso me molesto, me puso triste y me enloqueció, ya no quería que me miraran, no como antes. Salí corriendo por donde había venido, no sé cómo acabé en la iglesia donde se hacia la ceremonia, entré y me senté en primera fila. El cura me miró y su cara empalideció, yo sabía porque así que cogí mi mochila y me fui. Al salir vi que venían todos por la calle así que me fui por la contraria, donde me encontré con Cristian, nuestro mejor amigo… mi mejor amigo. Tenía un aspecto horriblemente cansado. Me cogió de la mano y caminamos. Estuvimos tres horas dando vueltas como un zombi, era ya casi de noche cuando me di cuenta que ya había terminado todo, que debían de estar en casa. Yo no quería volver. Estuvimos caminando hasta las 00:30, era otro día, uno más sin ella. Siempre pensé que sin ella me moriría, que nunca podría vivir sin ella, llevo dos días viviendo sin ella, y es verdad, no puedo hacerlo, no puedo vivir, esto no es vida. Entonces le vi, era él, el que la había matado, estaba enfrente de mí, lo tenía delante, él me vio y abrió mucho los ojos, dijo: “tú estás muerta ¿porqué…?”, en ese momento solté la mano de Cristian a la que minutos atrás me aferraba con fuerza pensando, que si no lo hacía, haría una locura, pero la solté, corrí hasta donde estaba ese hombre y le pegué, le pegué con todas mis fuerzas, Cristian me chillaba, no sabía que estaba haciendo, pero yo sí, era él, y lo iba a matar, ojo por ojo, diente por diente…vida por vida.


14.MARZO.2011

Wanderer

Me empujó lo más lejos que pudo de si, al hacerlo me di un golpe contra un banco y me hizo una brecha en la cabeza que sangraba tanto que no me dejaba ver por un ojo. Cristian vino corriendo, a él que era a la segunda persona que más había querido siempre, ahora no podía verle, ahora ya no le sentía, solo le veía a él. Me levanté corriendo, quise volver a matarlo, golpearlo hasta morir, pero entonces… BANG. Mientras la bala atravesó mi cuerpo y caía, se me vino a la cabeza la melodía de Alice compuso. Aquella que oí hace tiempo llegó a mis oídos, la voz de una mujer enamorada llena de dolor y paciencia me despedía en cámara lenta. Tus pasos se hicieron más fuertes conforme te acercabas gritando, tu voz desgarradora me destrozaba el alma. Cuando al fin caí vi mí alrededor girando. Había olvidado quien fue el que disparó. Él se rió de mí, frente a mis ojos que mansos, dejaban que el líquido carmesí se resbalara sobre mis parpados, quería levantarme pero ningún musculo respondía. Tu tacto, tus manos temblorosas y tus ojos llenos de angustia me estaban rogando que no me fuera todavía. Jamás te había notado tan triste Cristian. Tenias el entrecejo fruncido y procurabas no cerrar los ojos, no sé si para no llorar o no dejar de mirarme. Pero tu voz hecha pedazos de vidrio inservible me estaba pidiendo que me quedara. "C…Cris…tian…" "No….no hoy….no ahora….no…no te vayas…" Pude sentir que las yemas de tus manos comenzaban a quemarse con la sangre que brotaba de mi vientre y mi cabeza… Tu persona parecía derrumbarse conmigo, pero debías permanecer fuerte. ¿Por ambos verdad? No pude despedirme de otra manera más que con un beso pesado y doloroso, entregado cuando te agachaste para probarme una vez más. Nuestras lágrimas estaban interviniendo como siempre y el sabor de tus labios ca yó en mi lengua con un sabor eterno, que no se despegó nunca. Sentía que las olas me estaban llamando, mientras lo hacían procuré alcanzar tu mejilla mojada y acaricié por última vez tu piel tan tersa y hermosa. "……T…e amo…Cristian" Con ese vuelo de aire se me escaparon las palabras, con ellas mi último susurro y rastro de que en mis pulmones hubo fuerzas una vez. Cayó mi mano sobre tus rodillas, sin calor ni vida. Y me pareció oírte gritar. El total de días que pude estar sin ti fueron dos, después el destino se ocupó de volvernos a reunir, porque los hermanos gemelos fueron creados para estar siempre juntos. En el eterno descanso me pregunto qué hubiera pasado si yo no hubiera cometido esa locura. ¿Tendría una familia con Cristian? No, porque tú y yo nunca podáramos vivir separadas, es nuestro destino.


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