Revista

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Domínguez Michael agrega que el único que mantuvo una poética atractiva fue Juan Bañuelos, ya que el grupo se separó y sus propuestas sociales y políticas fueron rechazadas por la generación siguiente. Una referencia obligada para identificar autores que han trascendido en la tradición de las letras mexicanas sin duda es el libro de Carlos González Peña, Historia de la Literatura Mexicana. Desde los orígenes hasta nuestros días (1998), cuya primera edición se remonta a 1928. En dicho texto se resumen, por lo menos, cuatro siglos de historia; el volumen incluye un Apéndice que actualiza la tradición de la literatura después de la muerte del autor y abarca los géneros de poesía, novela, cuento, teatro y ensayo. Su redacción ha sido llevada a cabo por los investigadores del Centro de Estudios Literarios de la Universidad Nacional Autónoma de México: Aurora M. Ocampo de Gómez y Ernesto Prado Velázquez con la colaboración de la directora del mencionado Centro, la Dra. Ma. Del Carmen Millán. En el capítulo de poesía se dedican escasas líneas al autor chiapaneco Eraclio Zepeda, se mencionan algunos datos biográficos y su ubicación dentro de los grupos de la Espiga Amotinada (1960) y Ocupación de la palabra (1965). Asimismo se señala que su poesía es “llana y próxima a las cosas de la tierra” y que ha destacado también en la narrativa con el libro de Benzulul (1959), al que se califica como una “colección de psicologías primitivas de su Chiapas indígena.” (1998: 302). Otra de las facetas distintivas del narrador es su incursión dentro de la literatura infantil. El libro de Mario Rey, Historia y muestra de la literatura infantil mexicana (2000), incluye el cuento de Zepeda, Ratón que vuela, dentro del capítulo de “Bibliografía de la literatura infantil y juvenil mexicana”. También le brinda la distinción de “cuentero mayor”, por mantener viva la tradición oral de contar cuentos en el subcapítulo “Los cuentacuentos” y señala la inclusión del cuento “Un tango para hilvanando” del autor chiapaneco en la Colección Colibrí. El Diccionario de literatura mexicana siglo XX (2004) de Armando Pereira, surge, según se lee en su introducción, para colmar las necesidades académicas que demandaban estudiantes, maestros e investigadores. Este diccionario también nace para cubrir ciertos vacíos que el Diccionario de Ocampo no cubría y a través de una serie de entradas dar una visión global y completa del panorama de la literatura mexicana en el siglo pasado.24 Seis entradas contienen el nombre de Eraclio Zepeda. La primera, “La Brújula en el bolsillo”, revista mensual de literatura dirigida por Felipe San José, señala como integrante del consejo editorial al escritor chiapaneco. La segunda, “El Cuento”, revista que aparece por primera vez en 1939 y cuyo director fue Edmundo Valadés, consigna en su segunda época en su consejo de redacción a Eraclio Zepeda. En la tercera, La espiga amotinada, destaca su participación en este libro colectivo con Los soles de la noche. También se menciona la publicación Ocupación de la palabra25, misma que no tuvo grandes cambios respecto a la anterior. Asimismo se menciona que este último título indica “un manifiesto, en la medida en que subraya al misión que debe tener la palabra, entendida por sus autores como signo poético, como poesía” (Pereira, 2004: 170). La cuarta, Narrativa indigenista, lo apunta como uno de los principales exponentes de tal tendencia, además de inscribirlo en el círculo de Chiapas y señalar tres cuentos de su primera publicación en 1959 como los más representativos de esta propensión: “Benzulul”, “Vientooo” y “Quien dice verdad”. La quinta, Premio de cuento San Luis Potosí, registra la obtención de galardón por Eraclio Zepeda en 1974. El triunfo lo obtuvo gracias a su libro de cuentos Asalto Nocturno. El jurado estuvo conformado por Rulfo, Juan de la Cabada y Miguel Donoso. La sexta, Situaciones, suplemento cultural de los alumnos de Filosofía y Letras de la Universidad Veracruzana, donde asumió la dirección de la revista en las entregas 25 y 26.

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Revista Lápiz-Cero


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