8. El Bronce Antiguo en Próximo Oriente La cultura del Bronce Antiguo se expandió a partir de 3000 a.C. por Anatolia de forma violenta. El primer asentamiento de Troya fue destruido y surgían fortificaciones por toda la región minorasiática. Lejos de traducirse en decadencia, la prosperidad aumentó en Asia Menor porque se convirtió en el proveedor principal de metales del Próximo Oriente, tanto hacia el Egeo como hacia Siria y Mesopotamia. La riqueza se aprecia en las tumbas de los reyes de Alaça, Alishar y Kültepe. Cilicia se transformó en la intermediaria entre la meseta anatolia y Siria. En la zona oriental apareció una civilización que fabricaba cerámica pulimentada, roja y negra, con decoración en espiral, a veces acanalada. En Palestina se ha encontrado en Hirbet-Kerak y en Siria en el valle del Amuq. Su aparición en Ras-Shamra corresponde con una destrucción.
CRONOLOGÍA - Egipto y Palestina en el Bronce Antiguo Años 3300-3000
Egipto último período predinástico
Palestina Bronce Antiguo I
3000-2600
dinastías I y II
Bronce Antiguo II
2600-2300
dinastías III a V época de las pirámides
Bronce Antiguo III
2300-1900
primer período intermedio
Bronce Antiguo IV- Medio I
Egipto se había convertido en una nación próspera. Desde los enfrentamientos de caciques locales hasta la construcción de las pirámides, Egipto había recorrido un largo camino. Un ambicioso rey del sur, que la tradición llama Nemer, conquistó el norte y fundó una dinastía con capital en Menfis. A pesar de algunas tensiones internas, Egipto permaneció unido durante las dos primeras dinastías, gracias a su concepto de monarquía regida por principios divinos de justicia, verdad y orden natural. El carácter divino del faraón era un rasgo esencial en la civilización egipcia. Mapa 9. Yacimientos de la Edad del Bronce en Palestina
Mientras, al norte de Palestina se disfrutaba de un período de florecimiento que no compartían los asentamientos del centro y del sur, muy poco poblados. Las ciudades, muy modestas y con poco cobre y bronce, estaban rodeadas de tierras agrícolas con pequeños pueblos que dependían de ellas. Sin embargo, ningún gobernante llegó a ser suficientemente poderoso como para imponer una hegemonía en una amplia zona. La influencia del Egipto tinita era intensa en Palestina y Siria, al final del Bronce Antiguo II, momento en que los egipcios usaban la región como ruta de conexión del valle del Nilo con el resto del mundo civilizado. Los faraones no ejercieron nunca un control del país, pero mantenían guarniciones como la de Beisán y atraían a los líderes locales a una relación de vasallaje.
José Ochoa, Atlas histórico de la Biblia, I. Antiguo Testamento (2003)
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