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Jerusalén de su territorio y lo entregó a los príncipes filisteos de Ashdod, Ekrón y Gaza, que en esta ocasión no se habían alzado contra él. De esta forma actuaba con el mismo interés que antes habían tenido los egipcios, crear un Estado barrera contra el poder faraónico y que éste no lo percibiera como una amenaza a las puertas de su frontera. Mapa 48. El asedio de Lakish

ARQUEOLOGÍA – El asedio de Lakish en los relieves de Nínive El Museo Británico conserva una impresionante colección de placas con bajorrelieves procedentes del palacio asirio de Nínive, donde Senaquerib hizo representar sus campañas. Las placas dedicadas al asedio de Lakish son un testimonio incomparable del arte poliorcético asirio. Para resistir el asedio hacían falta sólidas murallas, suministro de agua garantizado y suficientes provisiones para soportar largos períodos sin abastecimiento, porque lo primero que hacía el ejército asirio era establecer un perímetro en torno a la ciudad que evitara toda salida o entrada. Se dieron casos de asedios de años, durante los cuales se llegaba a recurrir al canibalismo para subsistir (2R 6,24-30). Luego buscaban los asirios el punto más vulnerable de la fortificación para concentrar en él los ataques con máquinas de asalto: altas escaleras, torres móviles, arietes sobre carros protegidos con blindaje. Los ingenieros construían rampas de tierra y piedras que eran acumuladas por prisioneros de otras acciones de guerra. El tramo final era cubierto con un mortero casi tan duro como el cemento. Dentro de la máquina de asedio que transportaba el ariete había hombres encargados de apagar el fuego causado por las antorchas lanzadas desde la muralla. La aproximación era facilitada por la cobertura de flechas y proyectiles lanzados con onda desde la zona periférica del ataque. El rey se colocaba en un punto de observación donde era puntualmente informado de todas las operaciones, como se ve en el panel derecho del grupo de los relieves del Museo Británico. La red de espías era muy eficaz y el mando contaba con excelente información que no dudaba en utilizar para minar la moral de los sitiados, como se narra en 2R 18,22. Al lado del rey se situaban los artistas que grababan los relieves como si de reporteros gráficos se tratara. Esto ha sido probado por las excavaciones llevadas a cabo por el Instituto Arqueológico de la Universidad de Tel Aviv, que han demostrado la correspondencia entre los restos del yacimiento y las representaciones y han podido identificar cuál fue el punto de observación en el asedio de Lakish. Las excavaciones dirigidas por David Ussishkin sacaron a la luz una rampa en el interior de la ciudad, frente a la construida por los asirios, que permitía a los defensores mantener una posición más elevada para repeler el ataque. En esa zona se han hallado centenares de puntas de flecha de hierro y hueso. Si el asedio resultaba muy costoso o no llegaban refuerzos, se podía levantar el sitio y retirar todo el contingente. Pero si la ciudad caía, se producía la destrucción de las defensas, la deportación de la población y el ajusticiamiento de los cabecillas. Todo ello lo podemos apreciar en los paneles centrales de los relieves de Senaquerib.

José Ochoa, Atlas histórico de la Biblia, I. Antiguo Testamento (2003)

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