MACHETE Directorio

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directorio de artistas contemporáneos argentinos II © 2014. Machete Editora. www.macheteart.com

Dirección y curaduría Domitila Bedel, Fresia Carnota, Matías Galera Fotografías Cecilia Glik Producción y coordinación editorial Luciana Delfabro Diseño Ana Armendariz Corrección Studio Glosa Coordinación general Fresia Carnota y Jimena López

Gracias a todos los artistas por su paciencia y participación. A Luciana Delfabro y a Ana Armendariz que tanto trabajaron para sacar adelante este libro. A Jimena López, nuestra asistente que nos soporta y nos ayuda y que es una parte esencial en nuestra organización. A María del Carril, quien nos asesoró desde el principio a pesar de sí misma y que nos dejó en las mejores manos: Mariana Sández, a ella también gracias. A Fabián Muggeri, por su tiempo de los comienzos. A Eduardo y Acacia, a Alejo y a nuestros padres, hermanos, amigos y perros, por aguantarnos y acompañarnos en el crecimiento. Queremos darle un agradecimiento especial a Matías Galera que fue el productor y artífice de este libro. Confió en nosotras con los ojos cerrados y muchas veces también nos abrió los ojos. Y sobre todo a nosotras mismas queremos reconocernos mutuamente nuestro trabajo diario y lo hermoso que es haber encontrado y tener la socia que tenemos respectivamente.


prólogo

Nos tomó más de tres años llegar hasta acá. Fue una odisea particular en la que hubo nacimientos, muertes, mudanzas de país, nuevos lugares y muchas ideas. En este tiempo, Machete creció, floreció y batalló para estar en donde hoy está. En la Argentina somos una consultora de arte contemporáneo a través de la cual asesoramos a nuevos y no tan nuevos compradores a formar sus colecciones. También colaboramos con los artistas para que acerquen su trabajo a galerías y armen proyectos alternativos dentro y fuera del circuito formal de exhibición de la ciudad. Nos esforzamos por ser no sólo intermediarias, sino por aportar con nuestro trabajo formación e información para generar vínculos más fuertes entre todos los agentes de este medio. En México tenemos un espacio de exhibición que, en su año completo de vida, se ha destacado y ha sido muy bien recibido por la escena local chilanga. Nos enfocamos en poder abrir este mercado para artistas argentinos y también estamos creando relaciones estrechas y proyectos muy interesantes con artistas mexicanos. Nuestra primera publicación pretendía ser un anuario, hoy se transformó en un directorio. La idea sigue siendo la misma: poder ser una “herramienta que abre camino” para que un público cada vez más amplio se acerque al arte argentino actual sin demasiadas mediaciones y conozca a sus protagonistas: los artistas.

Esta vez elegimos a veinticinco de ellos con nuestro mismo corte curatorial, que abarca un espectro de artistas entre “históricos”, consagrados y emergentes. Nuestro objetivo es que en un futuro, con la suma de todas las ediciones, podamos marcar una línea histórica y un panorama del arte contemporáneo que no se diluya en tendencias y preferencias momentáneas. Las fotos de esta edición estuvieron a cargo de Cecilia Glik. A partir del mismo disparador que planteamos en la edición anterior (y que será siempre lo que caracterice las fotos de nuestros directorios), Cecilia creó universos únicos como ella y se comprometió con el proyecto como una profesional y una amiga incondicional, a pesar de todas las fluctuaciones que debimos enfrentar. Hay algo hermoso en las utopías, algo romántico que te ata a ellas y hace que sea muy difícil soltarlas. Pero hay algo aun más hermoso: el momento en que esa utopía se transforma en realidad. Entonces todo el caos y los imposibles se encaminan, formando algo tangible que hoy es este libro, que va a trascendernos a nosotras y al tiempo. Queremos cerrar agradeciéndole a Machete, que es nuestra permanente utopía y nos permite continuar avanzando. Seguiremos adelante, siempre Machete en mano.

Domitila Bedel y Fresia Carnota



índice de artistas

Diana Aisenberg

09

Ernesto Ballesteros

13

Diego Bianchi

17

Amaya Bouquet

21

Fabián Burgos

25

Adriana Bustos

31

Juan José Cambre

35

Chiachio & Giannone

39

Conchetinas

43

Nicola Costantino

47

Ignacio De Lucca

51

Beto De Volder

55

Ana Gallardo

59

Mauro Giaconi

63

Diego Gravinese

67

Vicente Grondona

71

Mónica Millán

75

Máximo Pedraza

79

Hernán Salamanco

83

Pablo Siquier

87

Eduardo Stupía

91

Clorindo Testa

97

Nahuel Vecino

101

Santiago Villanueva

105

Rosario Zorraquín

109



DIANA AISENBERG Buenos Aires, 1958.


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II


Infancia A veces pienso que nací con un lápiz en la mano, una lapicera, un pincel. La trama de la obra Mi obra es una pintura que se expande en palabras, aulas, libros, videos, eventos. Una pregunta permanente sobre la obra misma, que se pasea de medio a medio. Nace en el dibujo o en la pintura y avanza. Se pregunta por el autor, por las palabras usadas para hablar de sí misma, por los pilares que la sostienen, las creencias, los modos de llegar al espectador, la circulación, el sistema del arte. Cuestiona siempre, está al margen y en el centro. Es un sistema de pensamiento que se hace visible. Trabaja sobre graduaciones del lenguaje y de la intimidad, desde la conversación con uno mismo hasta incluir el número máximo de protagonistas. Siempre está relacionada con la educación, la idea de comunidad, el pasaje de un entendimiento a otro. Obsesiones El artista es obsesivo. No podría, si no, sostener una producción, sin garantía, sin razón. Hacer del capricho un sistema y sostenerlo durante una vida. La verdad es una obsesión. El “otro” El proyecto Historias del arte. Diccionario de certezas e intuiciones tiene dos mil colaboradores registrados y otros muchísimos no registrados. Es un diccionario que ha tomado forma de libro (hay cuatro volúmenes editados), objeto, ropa, instalación urbana, instalación en los museos, red. Una invitación masiva a la escritura. Un modo de pensar con otros, al igual que las clases y trabajos que realizo con artistas de todo el país, que son igualmente parte de mi obra total. La obra Tributo a la Madonna protectora de las artes y los artistas concentra a artistas y no artistas de las ciudades en los espacios de arte donde se exhibe.

Elección de soportes y materiales Elijo por necesidad, la obra exige su soporte. Por principio de economía, utilizo todo material que se encuentra a mi alcance, todo lo que hay en la casa, en el taller. El artista hace con lo que hay, con lo que tiene, nunca con lo que no tiene. Los soportes varios y más arriesgados se construyeron siempre a partir del encuentro con otros pilares de este mundo –mi galerista, mi editorial, mis curadores–, son producto de un pensamiento en equipo. Primera obra No tengo primera obra. Una obra lleva a la otra y ya no importa cuál fue la primera. Es mi maestro y marca mi camino. Fuentes de inspiración Los libros, por ejemplo. Algunos cuentos fueron detonantes de series muy largas. La historia del arte; la construcción de esa historia, mejor dicho. El sistema del arte. La necesidad del arte, no sólo la mía. La necesidad social del arte. El reconocimiento de algunos maestros, esos que no pudieron dejar de hacer lo que hacen, igual que yo. La música, lo que escucho, marca el ritmo, manda colores. El agradecimiento, el silencio. Definición del arte Arte es lo que no puedo olvidar hacer, producir, mirar, investigar; no puedo olvidarlo, porque enfermo. Arte es el espacio que tenemos para construir lo que no tiene nombre. Espacio de entendimiento, de permiso, un encuentro con lo que no se sabe. El artista y su contexto El contexto modifica: dónde estudiaste, dónde creciste, qué posibilidades tuviste. Un libro puede cambiar tu vida, un maestro, un viaje. Vivir en el sur te marca y estudiar en el norte, también. El acceso a ciertos materiales, a los paisajes. A mí me marcó profundamente la luz del cielo de Jerusalén.

Crisis Crisis tenía cuando confundía el arte con el sistema del arte. Situación del arte contemporáneo Arte contemporáneo es lo que somos hoy, aquí y en todo el planeta. El valor económico Los artistas debemos vivir de nuestro trabajo, igual que cualquier otro trabajador sobre la tierra. El valor de la obra siempre es simbólico, igual que el dinero. La escena del arte Es pequeña, precaria, bastante pueblerina; todo tiene su pro y su contra. Inclusión e individualidad Aparecí en los 80 y tengo esa marca generacional, aunque mi obra muta permanentemente, crece y aprovecha todo lo que aprende década a década. Obra predilecta que sería tuya si pudieras La novia judía, de Rembrandt. Artistas admirados Beuys, Caravaggio, Cándido López. Una obra ajena que te dio envidia No me gusta la envidia, no la he sentido, sí hay algunas obras maestras, para mí, o algunas que me hubiera gustado hacer, como por ejemplo las obras de los 80 de Anthony Cragg o una obra de Allan McCollum, Each and Everyone of You (2004). Creo que voy a preparar una versión familiar que le rinda tributo a esta obra. Un secreto Están llenísimas de secretos, no podría contarte uno.

DIANA AISENBERG |

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ERNESTO BALLESTEROS Buenos Aires, 1963.


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II


Infancia Quizás fue determinante el hecho de que en casa, por decisión de mis padres, no hubiera televisión, así que dibujar todo el día era para mí una manera de enfrentar el aburrimiento más absoluto. Por otro lado, hasta los siete años fui bizco, es decir que cuando me sacaba los lentes veía doble. Esto hizo que siempre observara con extrañeza la diferencia entre la imagen real y la espectral, en parte superpuesta a la otra, y reflexionara acerca de la imagen desde temprana edad. Otro factor determinante es haber conocido a tipos como mi abuelo Luis Ballesteros y mi tío abuelo Valerio Ledesma. El primero me dio con su ejemplo un modelo de vida, de estar siempre aprendiendo cosas y divertirse con eso. El tipo tenía su Harley con sidecar, su auto deportivo, criaba palomas mensajeras, era radioaficionado, cantor de tangos, aeromodelista, etc., etc. El segundo era simplemente pintor de cuadros; cuando conocí su taller de paredes rosas llenas de telas pintadas de todos colores, supe que quería hacer eso para tener un lugar así. La trama de la obra Veo exploración continua, no como elección sino como algo inevitable. Y tengo la sensación de que siempre, en el fondo, hablo de lo mismo de distintas maneras. Obsesiones El tiempo, el espacio, la gravedad, las probabilidades, las causas, la belleza. El “otro” El otro aparece en mi trabajo mucho antes de que yo decida realizar algo. El otro es la causa de que mi trabajo exista. Elección de soportes y materiales No elijo los materiales. Simplemente, de a poco, cae de maduro qué material es el indicado para cada caso. De hecho, no podría separar un proyecto de los materiales que lo componen. Todo es una sola cosa indi-

visible: el trabajo, su soporte, los materiales con que intervengo ese soporte, el otro. Primera obra Todavía no la hice. Fuentes de inspiración Muchas cosas actúan como disparadores. Viajar, leer, aprender cosas nuevas, conocer a artistas y sus trabajos, los malos programas de T.V., flotar en el mar, y muchos etcéteras. Definición del arte Una manera de las tres que existen para tratar de entender, lidiar y relacionarse con el mundo. El artista y su contexto No somos algo diferente de nuestro contexto.

Inclusión e individualidad Pertenezco a una generación, eso es un hecho. Y clasificar no me atrae. Obra predilecta que sería tuya si pudieras Cualquier cuadro de Giorgione. Artistas admirados Admiro a todos los artistas que trabajaron y trabajan con pasión en este planeta, desde el primero hasta el último. Una obra ajena que te dio envidia Varios trabajos de Anish Kapoor, ¡maldito sea! Son obras bellísimas y tan simples que dejan picando infinidad de cosas. Un secreto No puedo decirte un secreto. No te conozco.

Crisis ¡Estoy en crisis casi siempre! ¡Cuánto les debo a las crisis! Hacen que reacomode muchos elementos y tendencias en mi trabajo. El valor económico La relación con el valor económico que toma mi trabajo es amigable. ¿Qué significa? ¿Cómo se mide? No son temas que me ocupen. La escena del arte Son mis pares, mis amigos, en algunos casos; gente con la cual comparto mi profesión, afinidades y maneras de ver el mundo, así que estoy muy contento de que todos formemos un grupo, que nos despleguemos hacia una misma amplia zona. A su vez, en todo el planeta nos une esa misma pulsión. Diferencias aquí y allá, claro está, pero en todos lados la gente produce cosas con amor y dedicación.

ERNESTO BALLESTEROS |

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DIEGO BIANCHI Buenos Aires, 1969.


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Infancia Viví en varios lugares distintos, en el interior, en la playa y en Buenos Aires, más tarde. Me gustaba dibujar, era bueno en el colegio, muy curioso pero retraído y tímido. No sé cómo influyó mi infancia o si tuvo algo que ver en mi forma de ser artista. La trama de la obra Exageración, desesperación, humor. Algún sentido del presente y algún sentido de la belleza. Ver me resulta siempre más importante que hacer. Obsesiones El orden, el caos, la organización, la economía, la política, el consumo, los cambios y el paso del tiempo, la información. El “otro” Necesito diálogo, mirada, atención y crítica. Me estimula la cabeza de los otros, incorporo fácil, soy medio esponja. Elección de soportes y materiales Voy juntando cosas aparentemente inservibles, necesito tener materiales y objetos a disposición. Otras veces me arreglo con lo que hay. La imagen a la que llego en mi trabajo es una negociación entre lo que quiero, lo que puedo, los materiales y otros factores. No ejerzo nunca el dominio total sobre una obra. Primera obra Un gran emparche con cinta de embalaje marrón que cubría toda la ventana de mi casa y la inutilizaba totalmente. Fuentes de inspiración Me atrae observar la decadencia de las cosas. Me interesa la manera en que resuelve la naturaleza y el cuerpo social humano. Las catástrofes, los accidentes, los desastres y el movimiento perpetuo universal. Creo que los momentos de inspiración tienen que ver con la

distensión, con pasear, mirar, charlar, viajar en colectivo, leer, bailar. Y también, dentro de las situaciones de presión cuando ya no hay nada que perder, cuando las cosas de repente se vuelven livianas.

mente. En algunos momentos tengo coincidencias con esa generación de artistas con la que empecé a trabajar en simultáneo; otras veces me siento identificado con artistas mucho mayores o de las nuevas generaciones.

Definición del arte Es una forma de acceder al conocimiento, tantear los links desconocidos entre todas las cosas, abrir los ojos, fundirse y confundirse.

Obra predilecta que sería tuya si pudieras Una de Anish Kapoor, gigante, que está en Chicago. La pondría en la 9 de Julio.

El artista y su contexto Todo define y nada define. Crisis Personalmente, muchas veces entro en crisis cuando se hace difícil la subsistencia. En general, creo que hay que dudar de todo, y es muy saludable dudar del arte, bajarlo del pedestal y replantearlo siempre.

Artistas admirados Estos días, El Bosco y Thomas Hirschhorn. Eduardo Navarro y Santiago De Paoli. Una obra ajena que te dio envidia La caja de zapatos vacía de Orozco en Venecia, por su simplicidad, por su efectividad. Un secreto No me acuerdo… casi todo está a la vista.

Situación del arte contemporáneo El arte contemporáneo es una categoría tan amplia que se comió todo, se hizo universal. Está en un proceso acelerado de expansión y contagio, debería redituar en algo positivo socialmente. El valor económico Entiendo que los valores del arte son altos comparados con otras cosas, pero hay muchos factores detrás de una obra. La escena del arte Hay mucha ilusión y fantasía alrededor del mundo del arte, pero la realidad es que los artistas; que son el motor fundamental, son los menos beneficiados, el trabajo no es respetado, no son cuidados por el sistema sino, más bien, todo lo contrario. Inclusión e individualidad Empecé a trabajar conscientemente alrededor del año 2002, con una fuerte conexión con el momento histórico; creo que eso sirvió para identificarme generacionalDIEGO BIANCHI |

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AMAYA BOUQUET Buenos Aires, 1979.


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Infancia Mis dos abuelas fueron muy importantes en el desarrollo de mi obra y de mi mundo interno. La madre de mi mamá era polaca y católica, fue arquitecta de la primera camada. Era muy moderna en cuanto al diseño, su casa era puro confort en una torre con moquette y losa radiante. Mucha fórmica blanca, mueble de caño y vidrio y láminas de Malevich y Mondrian. Yo nací en su casa y ella siempre me mimó mucho. Tenía su propio laboratorio de fotografía en el lavadero y revelaba sus fotos, era muy coqueta y rubísima... Mi otra abuela tenía un anticuario en su departamento, creo que nunca fui de día porque recuerdo que siempre estaba oscuro y había muchas lámparas encendidas de gigantes pantallas con borlas. Había un gran biombo chino que no me dejaban tocar. Cientos de objetos ocupaban cada rincón. Estatuillas de marfil, cajitas de nácar y plata, porcelanas, tapicería de Damasco. Todo era verde oscuro, dorado y turquesa craquelé. Desde muy chica me sentí atraída por los objetos antiguos; si uno caía en mis manos, lo cuidaba como un verdadero tesoro y le asignaba propiedades mágicas. Muchos de ellos aún los tengo. A los diez años fui invitada al campo de una amiga en Bahía Blanca. Yo nunca había ido a un campo y me causó una impresión que jamás olvidaría, la convicción de que la divinidad se manifestaba a través de la naturaleza. Siempre fui muy intensa, desde chiquita. En la casa solamente había mujeres y en una ocasión, nos juntamos durante dos noches seguidas a ver Lo que el viento se llevó. Así conocí el siglo XIX y eso cambió mi vida para siempre. Entendí que existía una belleza que te podía abismar y hacer delirar. Que no todo en la vida debía ser funcional y que cualquier cosa podía ser adornada.

Obsesiones La literatura romántica me obsesiona, puedo leer Cumbres borrascosas una y otra vez. Nunca me canso. También me obsesionan el lenguaje, las palabras. La luz, la magia y las texturas brillantes. El “otro” Cuando alguien me dice que le encantó mi obra, me da vergüenza, me siento incómoda y no sé qué decirle. Me doy cuenta de que me da miedo lo que piensa el otro y por eso me cierro y quiero terminar cuanto antes la conversación. Elección de soportes y materiales Trabajo, ante todo, con “inspiraciones”. Voy juntando cosas y las pongo sobre mi gran mesa de trabajo, las miro, las organizo, las combino. Veo qué materiales quedan lindos entre sí, y averiguo si se siguen produciendo o hay que usar los originales. Voy a ferias, a anticuarios, saco fotos de los patrones y composiciones de muebles y objetos de distintas épocas. También levanto muchas cosas de la calle, como pedazos de baldosas, semillas de algún árbol, un pedacito de musgo. En la playa y en el campo me abastezco para todo el año de fósiles, huesos raros, escamas, huevitos y todo tipo de cosas encantadoras. Primera obra Un autorretrato desnuda que hice a los quince años. Fue un éxito familiar instantáneo. Mamá me había regalado un libro de Mapplethorpe y yo andaba como loca sacando fotos de fragmentos del cuerpo. Mi hermano se quería matar, se moría de vergüenza. Fuentes de inspiración Cuando veo algo que me quita el aliento, que me deslumbra por completo, que detiene el tiempo, quiero apropiármelo y reproducirlo para generar eso mismo en el otro. Espero lograrlo alguna vez.

Definición del arte Una respuesta podría ser que la función del arte es enseñar a mirar y a ubicarse para ver la belleza. El arte señala cosas en las que nunca habíamos reparado y así cambia nuestra percepción del mundo. Kandinsky decía: “Bello es lo que es interiormente bello”. La belleza es creada, contemplada y experimentada por el observador en su mente, la belleza es una experiencia. El artista y su contexto Creo que uno siempre reflexiona sobre las mismas cosas, esté donde esté. Uno busca reflejarse en su trabajo, aunque lo haga inconscientemente. Crisis El arte no es una profesión. No conozco a nadie que haya dejado el arte. Hay mucha gente valiente que deja su vida tal como la conocía para vivirla a través del arte, que es una experiencia única y fabulosa. Situación del arte contemporáneo Parafraseando a mi amigo el artista Sebastián Bonnet: “No es lo mismo el arte trash que la obra de arte que es una basura”. El valor económico Cuanto más y más caras se venden las obras, mejor y más contentos estamos los artistas. La escena del arte En todos los países es igual de pobre. La escena del arte que rodea a los artistas es infértil. La única escena del arte que es generosa y transformadora es la de los artistas puertas adentro. Sólo nos relacionamos con galeristas o coleccionistas por una cuestión económica.

AMAYA BOUQUET |

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Inclusión e individualidad Soy de la generación de los 90, hijos del flúo y del glow in the dark. Nos criamos con juguetes de plástico que cambiaban de color, figuritas “raspá y olé”, peluches yanquis y bebotes con partida de nacimiento. Creo que mi generación es la menos política con respecto a las anteriores. Siempre estuvimos contentos con tantos chiches. Yo me di cuenta de lo que significaba el “uno a uno” cuando cayó el gobierno en el 2002. Jamás pensé que existía otra cosa. Al mismo tiempo, esta liviandad nos dio la oportunidad de soñar. Obra predilecta que sería tuya si pudieras Mía es toda la pintura italiana del siglo XV, todas las joyas de la corona rusa y alemana. Los huevos Fabergé son míos, y también los jardines franceses del siglo XIX. Soy Anish Kapoor y Witkin. Leonardo y Coco Chanel. Artistas admirados Joseph Beuys tiene un lugar en mi corazón. Matthew Barney y Alexander McQueen son los genios indiscutidos de nuestra época. De acá, Federico Klemm fue una persona admirable. Sergio De Loof y Vicente Grondona son los artistas más libres que conozco, eso los hace reyes. Y Roberto Aizenberg y Marcelo Pombo son los artistas elevados, los maestros. Una obra ajena que te dio envidia Envidia me da Jeff Koons y su gigante corazón colgante con moño dorado. Un secreto Algunas obras mías tienen bendiciones secretas, son verdaderos amuletos.

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FABIÁN BURGOS Buenos Aires, 1962.


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Infancia Todo influye mucho para mí. Infancia, cosas que creí insignificantes alguna vez y después veo que tienen una relevancia mayor de lo que suponía. La infancia es algo casi psicológico o médico. Hay cuatro o cinco años de infancia que te construyen la vida que viene, lo veo en mi hijo que está construyendo su personalidad. Ya siento lo que quiere, tiene una inclinación. Me remonto a mí y, también como hijo, construí esa parte sensible al lado de mi madre. Como casi todos los artistas, esa relación con la madre tiene la culpa, después, por la protesta del padre. Porque en las generaciones anteriores el padre estaba ausente, entonces se tenía que bancar que los hijos salieran artistas. Mi vieja era muy sencilla, con la cultura limitada que tuvo, le gustaba el dibujo, la cosa manual. No sólo me apoyé en ella, sino que me incentivó de chico para que pudiera pasar mucho tiempo dibujando, aunque también supongo que debe ser parte de mi temperamento. El dibujo es una actividad más de encierro, un juego en el que estás solo. Y también era mi vieja la que, en cierta manera, hubiera querido ser artista. Como dicen los freudianos, “el deseo del cumplimiento de lo reprimido”, lo tomé como algo bueno.Ya me haré cargo de incentivar a mi hijo para que haga todo lo que no pude hacer. La trama de la obra Aspiro a que haya una trama constante en mi obra. Aunque uno no esté pensando mucho en qué es la trama, se hace a pesar de uno. A veces no tengo ni tiempo para ver mi obra; me gustaría poder tomar distancia en algún momento, pero la mía es la peor edad porque estás híper acelerado. Por eso me gusta escribir. Ahora escribí un texto sobre gente conocida. Tiene que ver con la teoría del arte en general, sobre mi mirada hacia mi obra. Me hace bien escribir y no ocupa mucho tiempo. Dedico más tiempo al trabajo de autoconciencia, de distancia. La gente que ve la obra de afuera, y que me sigue, la ve con mucha más claridad que yo, y si hay una trama que continúa, me lo dicen. Pero sí, tengo un desarrollo conceptual, me doy cuenta de que lo hago,

por qué pinto con ciertos colores o por qué pinto con geometría. No me detengo a ver cuál fue la evolución o la transformación de un período; en algún momento me gustaría hacerlo. Obsesiones No sé si es pertinente decirlo -y a esta altura no me parece tan interesante- soy TOC. Tengo un trastorno obsesivo-compulsivo. Lo manejo bastante bien con medicación, entonces lo que pongo en la obra no sé exactamente qué es. No deposito mi obsesión exclusivamente en el territorio del arte. No me perturba a la hora de trabajar ni reconozco que mi obra tenga la obsesión como fundamento. Me obsesiono como todo artista pero no creo que más, porque la obsesión es algo contemporáneo. Me vuelvo loco con los detalles, pero nunca me impide avanzar en una obra. El “otro” El otro va variando, no es algo fijo. A veces lo tengo más presente, a veces no. En general, el otro es el que construye la obra conmigo en una etapa posterior. Tomo decisiones con un criterio personal pero como un individuo en la sociedad. Entonces es mentira que el otro no te importa. Aun en el momento de mayor intimidad, entre la obra y vos, ahí está la conducta social que, por otro lado, me interesa que exista. En cambio hay otro momento en que tengo que resolver problemas exclusivamente con la obra, no hay posibilidades de intervención de nadie. Y eso también existe. Elección de soportes y materiales Los cambié tres veces y cada vez son más caros. Al comienzo me era indiferente sufrir o no pintando. Y con los materiales ocurría lo mismo: no me importaba si eran materiales nobles, pintaba hasta con materiales desagradables para trabajar. Ahora ya no. Supongo que es algo esencial a la adultez, disfrutar más. Pinto al óleo por muchas razones. Una es que el material tiene que ser algo agradable, benévolo: el olor a una buena trementina es importante, me encanta. Hay olores in-

dustriales con los que no querría trabajar. Decidí priorizar esas cosas en el arte, porque eso es arte, es la vida. También me importa cómo agarra el óleo en la tela; si me tengo que pasar ocho horas pintando un cuadro, quiero que la pincelada se deslice provocándome algo. Esas cosas hasta hace un tiempo me importaban poco y ahora me importan mucho. También por el resultado. Evidentemente no consigo un resultado ahora que me reconforte con otros materiales aparte del óleo. Antes pintaba con lo que tenía: pigmentos que había en la ferretería de mi viejo, unos tanques de pigmento, porque no existía la pintura industrializada. Después pasé al acrílico y ahora estoy con los óleos. Por otro lado, mis aspiraciones conceptuales son parientes de mis deseos en la vida. Necesito placer porque soy muy pesimista, muy escéptico. Incluso el crecimiento se ve en la obra y eso no fue algo forzado, se dio lentamente. Primera obra No sé en qué momento darle el estatuto de obra. Me acuerdo de mis primeros cuadros, de los primeros trabajos en que me sentí un artista, pero la verdad es que, al verlos después, pensé que me estaba equivocando. No eran obras. A los veintidós años empecé a trabajar con intensidad; antes de eso eran dibujos o pinturas escolares. Recuerdo una obra que hice antes de entrar a la beca Kuitca; me retrasé como un mes para empezar la beca porque quería terminar ese cuadro que me parecía grosso. Fui ese día con el cuadro, alquilé un flete que chocó y se arruinó todo. Se partió por la mitad. Igual lo llevé a la beca y Guillermo me dijo que si quería el cuadro, que lo volviera a hacer. Y eso fue un permiso que abrió un canal de expresión. Ahora hago todos los cuadros de nuevo, dos versiones por cualquier cosa. Los materiales de esa obra eran muy malos, así que cuando chocó, se rasgó toda, porque el preparado lo había hecho yo y tenía mucha tiza; se quebró y la tiré. Quizás hubiera quedado como un lindo recuerdo, una especie de vidrio del gran vidrio. La segunda versión, del año 91, está en México en la colección de Memo Sepulio. FABIÁN BURGOS |

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Fuentes de inspiración La pintura, la buena pintura. Los museos me encantan. Cualquier otra experiencia la tomo pero no la evalúo. El artista es su vida, toda experiencia es importante pero tampoco toda experiencia es imprescindible. Ver pintura me conmueve. Definición del arte La posibilidad de destruir las certezas. Alguien cree que la vida, a cualquier edad, es determinada cosa y está convencido de que la vida es algo. Tiene sus ideales, su filosofía, sus principios, su religión; todo eso lo tengo. A veces llego frente a un cuadro, y a los míos por supuesto, con eso y veo cómo se desmorona todo. Me pasó con los cuadros de Max Ernst. Nunca había visto cuadros en vivo y en directo hasta los treinta años, que viajé por primera vez. Y vi una retrospectiva de Max Ernst, unos cuadros que conocía muy bien en reproducción. Tenía una idea, un discurso, sobre su realismo y sobre Max Ernst. Pero había algo que no estaba en ese discurso: la emoción. Me emocionó ver la acumulación de material, la pincelada, y eso que yo no era sensible. No es sólo la emoción, hay cosas que por principio a mí no me gustan. Me ha pasado de enfrentarme con esas cosas, que me cachetearon y me hicieron perder certeza. Después puedo insistir con lo que no me gusta. Pero reconozco que tuve momentos en que mis certezas se cayeron a pedazos. Creo que el arte es eso. Pero no es la única definición. El artista y su contexto Supongo que me influye, pero hasta qué medida no tengo ni idea. Me gustaría saberlo. Para ver con claridad las cosas, uno tiene que tomar distancia, por eso me viene bien viajar, me viene bien perderme. Me encanta perderme. Como artista me gusta no saber qué estoy haciendo. Después, mi obsesión puede corregir eso y disciplinarme. Por ejemplo, cuando te vas de viaje, hacés cosas que no hacés acá. Estuve un año y medio en Nueva York, trabajé, hice dos muestras, y por primera vez me vi como artista argentino. Sentí que mi 28 |

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producción, mi trabajo, tenía que ver con el arte argentino, con mi vida acá, en este lugar. Además de que no tenía en consideración esa época pop moderna de los 90. De hecho, después tuve que reconsiderar un proceso mental para trabajar allá. En la primera muestra que hice, no se entendía nada, yo no era muy universal. Porque además me faltaba formación académica, tenía veinticinco años y preocupaciones de contingencia, no esenciales. No estaba muy seguro de lo que quería y estaba bastante permeable, en un país que no conocía. Me faltaba la fuerza o la personalidad para imponer mi identidad, mi búsqueda. Entonces, decidí hacer una segunda muestra. No tenía idea y hasta ese momento no consideraba que el contexto era importante. Quería entender cómo se entiende el arte ahí, en Nueva York. No quería mudar mi forma de ser. Fue una muy buena experiencia. Son cosas importantes, parecen formales, pero despiertan algo profundo para empezar a percibir lo de alrededor. Crisis Empecé relativamente tarde, a los veinticuatro años. Y todas las crisis de identidad las tuve antes. Ahora atravieso un momento de incertidumbre pero muy productivo. Cada tanto, tomo esa distancia y me doy con un caño, y digo “no soy artista”. Siempre quiero corregirme. Si en algún momento creo que no soy artista, quiero saber por qué y quiero saber si puedo serlo. Situación del arte contemporáneo No salgo mucho. No voy a muestras muy seguido, pero sé que es un período. Siempre me gustó ir a las inauguraciones, me encanta la superficialidad de los lugares, pero cuando los frecuentás, perdés el ritmo. Si voy a una inauguración, me siento incómodo. Entonces no soy un buen parámetro para opinar. Desde donde estoy, que no es un lugar muy amplio, veo que cada vez hay más artistas y cada vez hay más interesados en el arte. En los 90 había cinco galerías de las importantes, o menos, y ahora hay un montón. Con los artistas y con los coleccionistas pasa lo mismo. Soy optimista, me II

parece muy bueno que haya mucha gente trabajando, aunque la cantidad no sea equivalente a la calidad. A veces voy más que nada a presentaciones de amigos, o de algún joven que me invita, y me interesan mucho más los desconocidos que los artistas instalados. No sólo jóvenes, incluso gente grande que hace algo con desprejuicio y consigue cosas que a veces en el sistema del arte se pierden. No son nombres específicos. El valor económico Como el arte es una prolongación de la infancia y del juego, en un punto parece una estafa lo que uno cobra, porque estás jugando. ¿Cómo vas a cobrar por jugar? Pero por otro lado, estamos en un sistema capitalista y tenemos que pagar alquiler y tener nuestros placeres y mantener a una familia. Cada vez valoro más mi trabajo. Un cuadro no es las horas que te lleva hacerlo, una obra es un trabajo, son años de formación para llegar a eso y no se puede regalar. No estamos en una sociedad de trueque. El arte que elegí (la pintura), para quien la quiera, tiene que ser bien paga. Bien paga significa un precio dado por un contexto comercial internacional que fija reglas. Algunas cosas que dan valor a la obra son cuestionables, pero cuando la obra no es cuestionable, no hay dudas de que es única. Por eso me gustan los museos, porque uno tiene acceso a las obras que no podríamos ver si estuvieran en posesión de dos personas. El mercado se mueve con una dinámica propia, puede ser injusto o justo. Me encanta que el arte sea una de las inversiones más seguras, me parece genuino. La escena del arte Depende del humor. Todavía quizás porque soy pintor y pinto con óleos, tengo un anclaje en la historia que me gusta, sigo creyendo que el resultado –incluso en relación a los precios y el valor– es lo que cuenta. Puedo tener períodos de mucha insatisfacción en cuanto a ventas y en cuanto a la incidencia de mi obra en el circuito, pero ésos son quizás los momentos de crisis externas. Por ejemplo, hacer una muestra y no saber


qué paso, si sirvió o no. El artista plástico no obtiene reconocimiento inmediato. Me dedico a esto porque ya es irremediable: soy artista, o pintor. Me gusta el diálogo con las otras obras. Lo que me incentiva o me inspira es saberme parte de un aparato donde hay muchas cosas: el diálogo con la Historia, con mis colegas, la idea de proponer algo para que alguien lo tome…. A veces no sé por dónde pasan las cosas. Este deseo como artista, más allá de que sea algo incorregible, es el deseo de poder dialogar con el otro, de poder tener una incidencia en la formación de otro, de poder alegrar o deprimir a alguien, de poder romper certezas. Creo que existe la verdad y que está en la densidad de la obra. No creo que un Velázquez sea lo que es porque hay una construcción histórica, ética y estética, por detrás que lo sostiene. No me gusta que la falta de seguridad en la gente que circula por la escena del arte determine el valor de las cosas. Ahí sí veo el tiempo, la Historia, poniendo las cosas en su lugar. Creo que puede existir un coleccionista que compra una obra porque está obsesionado con ella. Eso me parece mucho más legítimo, a pesar de la “equivocación” que pueda tener al elegirla, que dejarse manipular por el efecto del momento. Lo mismo pasa con los artistas, curadores, etc. Me gustaría que uno no eligiera por lo que tiene cerca, sino que si ve algo y le da curiosidad, pueda ir a buscarlo. A mi gigantografía en la Avenida 9 de Julio la vieron todos, pero no por mí, sino por el lugar, fue un suceso. Quisieron aumentar el precio de mi obra por esos quince minutos de fama, un disparate. Lo de la 9 de Julio fue mi relación con lo popular, una experiencia muy linda, poder estar cerca de la gente de la calle. Que la gente opinara sin discreción fue algo muy conmovedor. Pero así y todo, eso no da cuenta del valor real del arte, ni de un valor monetario ni artístico. Los mejores lugares para que lo popular se desarrolle son otros. Para eso está el mundo del espectáculo o el deporte o la política. El arte es elitista y no está mal que lo sea, que el arte dependa tanto de la gente no me parece bien. Sería un sometimiento despótico a algo que debe ser espiritual.

Inclusión e individualidad La época en que empecé a circular, en los 90, estaba todo muy desatomizado. Había afinidades con algunos colegas. A veces siento que, a pesar de mí, debo reconocer que quizás pertenezco a una generación. Ocurren cosas que son generacionales también: las Malvinas, el Proceso. Los chicos de veinte o veinticinco años ahora viven otras cosas y no puedo conectarme. En ese sentido creo que me atravesó una generación. Con los jóvenes ahora me parece que hay más circulación, más concepto colectivo, de diez años para acá, sobre todo. Ahora me parece que surgen grupos que comparten teorías. Al mismo tiempo que te digo que la Historia puede ser un ejercicio de manipulación, también es una herramienta necesaria. En los 90 no había conciencia histórica ni sobre lo que era el arte argentino. Lo que acepto y reconozco es que quizás existía un consciente colectivo, pero después con los años empecé a reconocer que había obras del concreto o del perceptismo que tenían que ver con nuestra obra. Las obras de todos estos abstractos estaban enterradas en los sótanos, no había muestras. No teníamos un común denominador o un pasado en común. Acepto con orgullo que mis pinturas sean relacionadas con alguna historia del arte argentino.

Una obra ajena que te dio envidia Cualquiera de la “Serie Federal” de Noé. Y cualquiera de Armando Reverón.

Obra predilecta que sería tuya si pudieras Cualquier pintura de Corot. Artistas admirados Difícil. Miles. Morandi, Duchamp, Wilfredo Lam, Picasso, Fantin-Latour, Raoul de Keyser, Buñuel, Arp, Piero Manzoni, Matta-Clark, Warhol, Soto, Fontana, De Kooning, Mike Kelly, etc., etc. Y de aquí: Victorica, Policastro, Santantonin, Iommi, Maldonado, Daneri, Gómez Cornet, Tábara, Juan Carlos Distéfano, Noé, Pombo, Siquier, Ruy Krieger, Kuitca, Batlle Planas, Marcia Schvartz, Déborah Pruden, Martín Reyna, Pino, y miles de contemporáneos más.

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ADRIANA BUSTOS Bahía Blanca, 1965.


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Infancia Sin duda es en la infancia cuando comenzamos a construir nuestras representaciones del mundo. Los juegos y los juguetes son algunas herramientas para esos fines. Los lápices, las fibras, los crayones, las pinturas, la plastilina, algunas miniaturas y los libros fueron mis juguetes. Era lo que tenía a mano, porque mi madre pintaba y había libros de arte y de medicina de mi padre. Yo hacía protodibujos animados y soñaba con llegar a ser dibujante en Disney. Luego, había otro tipo de juegos más performáticos, que retomo en algunos proyectos como Hostias sin bendecir (1998) –una performance familiar en la que bautizo a mi familia a orillas de un arroyo serrano– y Elevación de Ushuaia (2009), en donde construyo e intento volar una máquina casera en la ciudad de Ushuaia. Fundamentalmente, estos juegos me aliviaban de la enorme frustración que me producía el hecho de ser niña y sus limitaciones. Jugando podía reproducir un mundo más pequeño dentro del mundo adulto. La trama de la obra Puedo ver una representación subjetiva del mundo construida a partir de datos varios: personas, lugares, paisajes, animales, fechas, imágenes encontradas e inventadas, fragmentos de mi vida e historias de vida de otros. Veo relaciones entre un proyecto y otro, repeticiones e insistencias de algunos contenidos que presionan y aparecen de modos diversos, pero que son siempre los mismos. Creo que afinando el ojo podría asomarme a mi inconsciente y su fantasma, si acaso eso me interesara. Obsesiones Me obsesiona encontrar una manera de representar el tiempo y las posibles relaciones secretas entre un evento y otro. El “otro” En mi obra hay un otro involucrado siempre. En muchos de mis proyectos la inclusión de otras personas es sustancial a la construcción de la obra. En el Proyecto 4 x 4 hago foco en la vida de los caballos de los cartoneros, cosa que significó involucrarme con sus dueños. En

Antropología de la mula, proyecto que desarrollé durante varios años en torno a la problemática del narcotráfico, entrevisté y fotografié a personas implicadas en el negocio. Además encuentro fundamental, para pensar mi trabajo, la interconsulta con personas de otras áreas del saber, como la antropología, la historia, la psicología forense, la biología, la literatura, el derecho, etc. Benjamin diría que la diversidad de idiomas se relaciona con la insuficiencia de cada uno para dar cuenta del mundo. Es decir que habría una relación de interdependencia entre un idioma y otro, fruto de una necesidad en la que ningún lenguaje es autosuficiente. Elección de soportes y materiales Soy nómade del lenguaje. Quiero decir que el corpus de la obra es siempre resultado del proyecto en cuestión. De este modo es que he utilizado distintas tecnologías como el video, la fotografía, el dibujo, la música, la performance, la pintura. Sostengo que la idea y la forma son una y la misma cosa, y muchas veces eso implica utilizar lenguajes con los que incluso puedo no estar familiarizada. Primera obra Hostias sin bendecir, obra de 1998 que mostré en Casa 13, en Córdoba, donde hago referencia a la historia de la ciudad barrada por la tradición jesuítica y que tan cerca estaba de mi propio imaginario. Retomando un juego de mi infancia, fui a uno de esos negocios que sólo en Córdoba pueden existir del tipo “Todo para el cura”, compré un cáliz, una patena y un kilo de hostias. Y después convoqué a mi familia al típico picnic a orillas de un arroyito serrano en donde los bauticé y les di la comunión. Esta performance familiar fue fotografiada por mi cuñado y copiada por mí en papel vegetal. En la inauguración también repartí hostias entre los presentes. No fue una parodia de la liturgia, simplemente una apropiación antropofágica de un ritual antropofágico. Para mí fue algo bastante serio, creo que en el fondo buscaba el aura de las ceremonias sagradas al celebrar el tradicional picnic en las sierras como acto de comúnunión entre las personas.

Fuentes de inspiración Me interesa aquello que por alguna razón me inquieta. Esta inquietud tiene algunas veces una connotación negativa y otras no. Se trata de algo que quiero saber porque desconozco. Siempre comienzo con una hipótesis de trabajo. No creo en la inspiración como tal. Creo en un “hacer concentrado” en el que se van sucediendo pensamientos y asociaciones nuevas. Para mí, ser artista es un oficio y eso implica trabajar de muchas maneras y no necesariamente con un lápiz en la mano, en un estudio durante ocho horas. El arte es también una actividad sumamente abstracta y diversa. Me llevó años convencer a mucha gente de que, aunque parecía a simple vista que no estaba haciendo nada, estaba trabajando intensamente. Definición del arte Es un concepto conversado a partir de reflexiones que mi amigo y filólogo Teo Wainfred me compartió en torno a una posible definición del arte. Se trata de un tiempo y espacio específicos y diferentes al tiempo diacrónico y distinto al acontecimiento histórico. Un evento que se despliega en el espacio del discurso e irrumpe en la línea del tiempo como en un presente perfecto. Por eso mismo el arte viene a romper la linealidad del relato histórico y resulta siempre impertinente. En este sentido, y a decir de Georges Didi-Huberman, en toda obra de arte hay algo del orden del síntoma. Algo viene a alterar y perturbar la pretendida estabilidad de un discurso, y produce como efecto un conocimiento. Es la imagen dialéctica benjaminiana que reconfigura el presente y el pasado sorteando el espacio que la historia crea entre las palabras y las cosas. El artista y su contexto La palabra “contexto” me hace pensar en la idea de una membrana o línea fronteriza que separa y negocia entre un adentro y un afuera. Por eso me gusta el neologismo “éxtimo” acuñado por Lacan en su Seminario 11: “En ti más que tú”. El “éxtimo” resulta de la conjunción de dos palabras: exterior e intimidad. La “extimidad” vendría a ser lo más íntimo e interior que ADRIANA BUSTOS |

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no deja de ser exterior. Paradójicamente, sucede en los dos lugares al mismo tiempo por lo que ya no debiéramos pensar en un afuera y un adentro. Supone una nueva topología, una acción proteica, viva y en permanente alteración. Es justamente éste el sentido que me interesa de la palabra inventada por él: la extimidad podría ser aquel lugar difícil de pensar, que es efecto de la fricción del pasaje entre la figura y el fondo y viceversa. La obra se ubicaría en ese éxtimo. Entonces el contexto, más que modificar la obra, la construye de modo único y singular. Crisis Sí, claro que sí. Yo no quiero dejar el arte pero quizás algún día él me deje a mí… Creo que este tipo de crisis forma parte del hacer del artista. Puede que el poner en duda la práctica sea un ejercicio para cambiar la posición subjetiva frente a la producción. Muchas veces me pregunté qué sentido tenía hacer lo que hacía (una pregunta bastante pretenciosa por cierto). Nunca logré algún tipo de respuesta significativa, así que simplemente dejé de preguntármelo y mis dudas se ubicaron en un lugar distinto. Situación del arte contemporáneo Hay una diversidad de discursos que conviven y me resulta muy interesante y alentador. Luego, para considerar la situación del arte contemporáneo debería pensar en las capas múltiples que conforman la escena. El arte contemporáneo, sin duda, está integrado a una dinámica del mercado que activa la circulación de las obras en ferias y bienales que han proliferado en los últimos años de manera notable. Es indudable que sucede un encuentro inédito entre capital simbólico y capital económico. Me pregunto si no estaremos frente a una configuración de la escena capaz de contener nuevas rupturas, de la que aún todas las partes no somos del todo conscientes. El valor económico Tengo una relación mágica con el dinero que puede generar mi obra. Agregaría: infantil y esquizofrénica. La 34 |

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obra y el dinero están, para mí, completamente escindidos y éste último aparece como por “arte-de-magia”. La escena del arte El arte, como muchas otras prácticas, está inmerso en la dinámica del capitalismo integrado que, además de sus calamidades, supone una mayor circulación de la producción local por los tradicionales circuitos de visibilidad internacional. Inclusión e individualidad Es siempre difícil objetivar el propio tiempo, pero estoy sin duda –arqueológicamente– ubicada en este tiempo y lugar, más allá de mis deseos. Intento “ser contemporánea” en el sentido en el que Giorgio Agamben enuncia: “Pertenece realmente a su tiempo, es verdaderamente contemporáneo, aquel que no coincide perfectamente con éste ni se adecua a sus pretensiones y es, por ende, en ese sentido, inactual; pero, justamente por eso, a partir de ese alejamiento y ese anacronismo, es más capaz que los otros de percibir y aprehender su tiempo”. Es decir que ser contemporáneo no es necesariamente una virtud sino una responsabilidad como acto de conciencia: un estar alerta. Sin embargo, me “identifico” con la tradición del arte argentino de los años 60, en donde a través del discurso del arte es posible pronunciarse frente a determinadas estructuras políticas y sociales. Obra predilecta que sería tuya si pudieras Ya que puedo imaginar sin límites voy a elegir más de una: El sabor de las lágrimas, de René Magritte, Feria, de Alfredo Guttero, La familia del sentenciado, de Mildred Burton. Artistas admirados León Ferrari, Luis Benedit, Víctor Grippo, Jorge de la Vega, Mildred Burton, Grupo Madí, Alberto Grecco, Federico Peralta Ramos, David Lamelas, Marta Minujín, Oscar Bonny, entre otros, son artistas que me interesan y me inspiran tanto por su producción como por su acción reflexiva. Son artistas cuyas obras presentan diferentes espesores simbólicos de una vigencia permaII

nente. Discursos que, en un punto, son insensibles a las marcas del tiempo y cuya estabilidad las protege de posibles cambios de sentido que se despliegan, incluso, por fuera del campo estricto del arte. Una obra ajena que te dio envidia En 2012, con Magdalena Jitrik en el Malba, dimos una charla sobre la muestra de Fernando Bryce que llamamos La sana envidia. Teniendo en cuenta que la envidia está en la lista negra de los siete pecados capitales, buscamos la versión “sana” de los sentimientos prohibidos. Dimos algunas pistas sobre aquellas pulsiones que aparecen a la hora de mirar la obra de otro artista con la que hay una fuerte identificación y en la que se reconocen coincidencias, similitudes, afinidades, tanto en la manera de producir como en el método de construcción y en la ideología que subyace a la obra. Entonces la mirada sobre esa obra está más pregnada que nunca de subjetividad y de deseo. En la obra de Bryce, la búsqueda de información no jerarquizada aparece como método de construcción de un discurso que se vale de la ironía para cuestionar la ideología que la misma historia escribe y deja escrita a través de sus documentos. El interés didáctico. Es decir, considerar al observador de la obra como un agente activo capaz de producir sus propias asociaciones a partir de la exhibición de evidencia y así la construcción de “sentido” es una acción compartida. Una “fe” particular en el documento que, al ser arrancado de su archivo de origen, se transforma en un nuevo archivo que exhibido descubre las verdaderas intenciones de aquel primer documento. El archivo es ahora información vibrante que renace en la secreta relación entre un documento y otro. Así editados, copiados manualmente y yuxtapuestos, son herramientas políticas y poéticas que producen una especie de shock del pensamiento. Un secreto Nunca he podido hacer foco con una cámara analógica. Dibujo con las dos manos.


JUAN JOSÉ CAMBRE Buenos Aires, 1948.


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Infancia Recorría el jardín con mi triciclo y llevaba conmigo los “libros de inglés”: Vida de Haydn y Vida de Schubert (más adelante, cuando supiera leer, me daría cuenta de que estaban en castellano). Me reunía con Beatriz, Enrique y Ricardo, mis compañeros imaginarios de inglés, debajo del “grata egus” (una cueva enramada entre dos viejos crataegus en un rincón del jardín de mi casa en Ramos Mejía). Dos años después fui realmente a casa de la señorita de Santillán a estudiar inglés y en la primera clase esa mujer hermosa me enseñó los colores. Recortó de una revista varios dibujos y los pegó en mi cuaderno flamante, los pintó enérgicamente con lápices de colores, cada uno de un color, y puso el nombre al lado con una letra decidida: red, brown, etc. Mi primer satori y una situación a la que me acerco cada vez que pinto; unas veces más, otras menos. Más adelante, Edelmo pintó mi casa y me regaló un libro de arte del siglo XX en los museos de Alemania. Hablábamos de arte. Muchos años más tarde, en una entrevista, diría algo que se gestó durante esa otra fascinación: “El grado máximo de la pintura es pintar una pared de blanco”.

Elección de soportes y materiales Trabajo preferentemente con materiales tradicionales: óleo, acrílico, témpera, aerosol, etc. Sobre papel, tela o madera. Me resultan inspiradores, condicionan la obra y a veces la determinan, la definen. Uno los emplea y muchas veces ellos son los patrones.

La trama de la obra El color es lo que más importa y se va ocupando de demostrarlo.

El artista y su contexto El artista está siempre en un lugar paradójico. Es intérprete de un contexto y, sin embargo, simultáneamente, ministro de lo inasible para ese contexto. Es Intérprete Absoluto.

El “otro” El otro está siempre. Es otro intérprete, reinterpreta la obra después de terminada y muchas veces antes. En un tiempo pensaba que ese otro no tiene que entrar en el taller y hablarnos al oído. Más adelante me di cuenta de que está siempre y ocasionalmente da la clave artística. Es exactamente igual a uno.

Primera obra Cuando tenía diez u once años me regalaron una caja de óleos y un caballete de campaña y pinté un pequeño paisaje del jardín trasero de mi casa, uno de los puntos de vista menos interesantes. Ni bien estuvo seco lo llevé a enmarcar, todavía lo tengo. Sería mi primera obra si no fuera porque hasta el último dibujo o témpera que pinté en el colegio lo consideré obra. Fuentes de inspiración Miro con una precisión inaudita. Veo con detalle. Mi mirada es la punta de un lápiz afilado que dibuja viendo, es hiperrealista, me enerva, me inspira. Definición del arte No existe. Es el traje del emperador.

La escena del arte No me animaría a generalizar sobre algo tan amplio y que, en gran parte, ignoro. En lo que a mí respecta, la escena local me resulta generadora de posibilidades y muy estimulante. Inclusión e individualidad Soy conocido como un artista de los 80. Mi obra va cada vez más de gestual a mecánica, de compleja a simple, de multicolor a monocroma, de “obra” a estudio. Obra predilecta que sería tuya si pudieras Tarde de domingo en la Grande Jatte, de Seurat. Artistas admirados Velázquez, Giorgione, Georges De la Tour, Seurat, Van Gogh, Sonia Delaunay, Ellsworth Kelly, Fray Butler, Miguel Diomede, Policastro, Roberto Aizenberg, De la Vega, y muchísimos otros. Un secreto Al Premio Fortabat de 1993 me presenté con una foto compuesta de un cuadro que no existía. Lo seleccionaron, después lo pinté, lo mandé y gané.

Crisis Mi profesión es muy amplia, soy pintor, arquitecto, hago escenografía y asesoramiento de color en obra, diagramo libros y muestras, diseño espacios, etc. Pasé por diversas situaciones críticas en mi vida; dejar el arte nunca estuvo en juego. El valor económico La económica es otra administración, aunque a veces el límite entre ella y el arte es muy sutil o desaparece. De ella, por fortuna, se ocupan mis galeristas. JUAN JOSÉ CAMBRE |

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LEO CHIACHIO Banfield, Pcia. de Buenos Aires, 1969.

DANIEL GIANNONE C贸rdoba,1964.


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Infancia Setecientos quince kilómetros y cinco años de diferencia. Leo nació en Banfield en octubre de 1969. De niño le gustaba dibujar y pintar, trataba de sociabilizar con sus vecinos y primos, jugaba en la calle, andaba en bicicleta, en patines y fabricaba kartings con tablas de madera y rulemanes. Con su padre hacía barriletes con cañas y papel, grandes y coloridos. A veces necesitaba estar solo y dibujar. Tenía conejos y le fascinaba retratarlos. Estudió con una profesora de dibujo y pintura en Lomas de Zamora; a los catorce años comenzó a asistir a un taller de cerámica en Temperley. Es allí donde vio lo que quería hacer, donde se respiraba un clima de arte y creación. A los dieciocho años ingresó en la Pueyrredón; luego en la Cárcova. Daniel nació en Córdoba en diciembre de 1964. Tuvo una infancia acompañada de muchos primos, juegos, cuentos, golosinas, cosas ricas. Su casa tenía un enorme jardín lleno de plantas, frutales y animales. Con su hermano menor jugaban a ser dueños de un circo. Lo fascinaban la actuación y el canto, así como todo el mundo de su hermana: sus colecciones de figuritas, etc. Su madre decidió enviarlo a un colegio de monjas y es ahí donde tuvo sus primeras horas interminables de labores. Aprendió a bordar, a pintar, y pasaba horas haciendo las tareas de plástica. Siempre quería bordar un gran mantel lleno de flores para ella, pero sólo le hacían bordar servilletas y carpetas. No recuerda cuándo comenzó a soñar que se le caerían las orejas si pintaba. Nunca supo de dónde vino esta idea, pero le daba miedo y lo paralizaba. También tenía miedo de que comenzara a gustarle con desmesura. Adormeció por mucho tiempo ese deseo. De más grande fue dándose el permiso para asistir a talleres y descubrió que ése era el lugar donde quería quedarse. Estudió, entre otras cosas, Ciencias Económicas. Juntos despertaron sus deseos que parecían dormidos… y hasta ahora no han parado de hacerlo.

La trama de la obra Cuenta la historia de dos hombres que viven juntos como pareja, crean paisajes imaginarios para hacer más bella la vida, para habitarlos, con su perro-hijomascota Piolín. Se ve el trabajo preciso y concentrado, la obsesión por el trabajo hecho a mano. La idea romántica del artista haciendo su obra; bordar inconmensurables horas para atraparlas en el bordado. Obsesiones Que las obras estén cada vez más bordadas, a tal punto que las telas de soporte se vayan desvaneciendo; que podamos usar la mayor cantidad de hilos y puntos jamás utilizados. Hacer el bordado más grande del mundo, uno que jamás se haya hecho. Crear mundos, escenarios, jamás descubiertos. El “otro” El otro aparece antes del trabajo, cuando nos regalan las telas y los hilos. Cuando el espectador se para frente a nuestra obra, ésta cobra sentido. Elección de soportes y materiales Vamos eligiendo los materiales de diferentes maneras, siempre estamos atentos a las ferias americanas y/o tiendas de telas; también en nuestros viajes, éstos son nuestros primeros lugares a visitar. A veces nuestros amigos nos regalan telas (ya no saben qué hacer con ellas) y nos transformamos en paladines de justicia/ belleza para estas telas heredadas a través de las generaciones, de bisabuelas a abuelas, de abuelas a madres, de madres a hijas, de hijas a amigos. Muchos de los hilos con los que bordamos corren la misma suerte que las telas. En nuestra obra nos retratamos como familia, nos autorretratamos con nuestro perro-hijo, hablamos de las nuevas configuraciones familiares. También trabajamos con el concepto de la decoración masculina, el make-up masculino, que en la contemporaneidad occidental se ha perdido un poco. Es por ello que nos remitimos a nuestros pasados en todas las latitudes y retomamos esa decoración trayéndola al presente, evo-

cándola, siendo protagonistas de la misma. A modo de fantasía, de deseo puesto en imagen. Imagen bordada. Decidimos, ya de adultos, retroceder en el tiempo y habitar con total libertad un mundo de fascinación que teníamos cuando éramos niños y que por momentos no nos era permitido: agujas, hilos, lentejuelas, figuritas, plasticolas... Primera obra La primera obra que hicimos juntos como dueto fue Hechizo. Era un colchón de matelassé que pintamos y bordamos. La imagen éramos nosotros durmiendo juntos y rodeados de ranas y vaquitas de San Antonio. El colchón estaba en el piso con una luz puntual; lo expusimos en el Estudio Abierto de Harrods en Buenos Aires. En el proceso de su realización nos dimos cuenta de que nos estábamos divirtiendo mucho, entonces pensamos que sería bueno continuar con esa manera de construcción: de a dos y pasándola muy bien. Fuentes de inspiración Nos inspiran muchísimas cosas, vivimos en estado de inspiración: la música, los viajes, la literatura, el cine, nuestros amigos, los materiales que encontramos para trabajar, la obra de otros artistas, nuestra historia familiar, nuestras fantasías, nuestra historia juntos. Definición del arte El arte es nuestra vida, es nuestra manera de vivir y de comunicar con imágenes lo que pensamos y cómo nos paramos en el mundo. El artista y su contexto Obviamente, nuestro contexto nos condiciona. Nosotros no concebimos la idea del arte separada de nuestra vida. Somos argentinos viviendo en Buenos Aires y el contexto socio-político-cultural nos construye como seres sociales y desde este lugar nosotros construimos nuestras obras. Los caminos de inspiración ayudan a ampliar este contexto, el mundo se hace mucho más grande, se expande en círculos concéntricos. CHIACHIO & GIANNONE |

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Crisis Nunca pensamos abandonar el arte. La crisis puede estar en cómo ser más eficaz en el discurso, en cómo llegar a hacer esa obra que jamás hemos hecho. Más que crisis, estas instancias son motores para seguir buscando. Somos muy inquietos. El arte nos permite crear nuestro propio mundo, nuestro refugio. Situación del arte contemporáneo Es un momento genial del mundo del arte. Los avances de la comunicación nos permiten acceder a otros mundos casi en forma inmediata. Creemos que hoy no hay una única corriente que legitime a los artistas, cada uno hace un poco lo que le parece, sin estar pensando a qué corriente pertenece o no pertenece; aunque, finalmente, uno siempre termine perteneciendo a alguna. Es un momento de efervescencia. Si bien algunas cosas son de lo más aburridas, en estas diferencias se hace mucho más jugoso e interesante el mundo del arte. El valor económico Lo vivimos con total naturalidad. Nuestra obra es nuestro trabajo y todo trabajo debe ser remunerado. Entonces es lo más justo: trabajo = dinero. La construcción de un precio es un tema bastante complejo en el que influyen varios factores y actores. Nunca el precio ni el dinero nos quitaron el sueño, en cambio sí las ideas, la posibilidad de seguir creando, de proteger nuestro mundo para que nada ni nadie lo perturbe. La escena del arte Suponemos que la escena del arte no es muy diferente aquí con respecto a otras partes. Seguramente dependiendo del lugar, variará según las vanidades de los que la conformen, de la generosidad de algunos, del lugar de origen. Dependerá del presupuesto que tengan; si hay más presupuesto, se venderá más, se subsidiarán más proyectos, se pensará más en proyectos que beneficien a los artistas, se democratizará la información. Y los beneficios no serán siempre para 42 |

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los mismos, sino que se repartirá un poco más “la torta”; se harán políticas institucionales públicas más cercanas a las necesidades de los artistas y de otros actores de esta escena. Nosotros soñamos un mundo con oportunidades y posibilidades para todos. Inclusión e individualidad No nos gusta etiquetarnos; consideramos que esto le corresponde a los más especializados en el métier. En todo caso, será la historia del arte la que tenga la última palabra. A nosotros nos gusta pensar en una familia “artística” y en nuestro árbol estarían, entre otros: Pablo Suárez, Gumier Maier, Marcelo Pombo, Pablo Pérez, Cynthia Kampelmacher, Marosa Di Giorgio, Elba Bairon, María Moreno, Cristina Schiavi, Diego Vecchio, las hermanas Ocampo, Paola Vega, etc. Nosotros somos artistas de fin y principio de siglo, de más de cuarenta años y latinoamericanos, que producimos en Buenos Aires y que proyectamos nuestra obra al mundo desde acá. Obra predilecta que sería tuya si pudieras Henri Rousseau en particular The Sleeping Gipsy o cualquiera de Sonia Delaunay. Artistas admirados Admiramos mucho a Henri Rousseau, Sonia Delaunay, David Hockney, Balthus, Louise Bourgeois, Jeff Koons, Pierre & Gilles, Gilbert & George, Guerra de la Paz, Arthur Bispo do Rosário, Alighiero Boetti, Pablo Suárez, Marcelo Pombo, Mildred Burton, Schiavoni, la comunidad huichol de México, las tejedoras de Guatemala. Una obra ajena que te dio envidia Todas las obras de Henri Rousseau, porque sentimos que quisiéramos ser más naïf y por hacernos sentir que aún estamos en el umbral de ese mundo mágico donde nos gustaría quedarnos. La porcelana rococó francesa con forma de animales nos muestra la perfección que desearíamos alcanzar. También nos hubiera gustado II

pintar Boogie-Woogie de Piet Mondrian y, como no lo pudimos hacer, la bordamos… Un secreto Cuando bordamos Nacimiento, tratamos de reinterpretar nuestro gran deseo de lo que Piolín representa para nosotros. Él es un niño con aspecto de perro y existió entre nosotros mucho antes de su propia existencia.


VICTORIA COLMEGNA Buenos Aires, 1986.

LAURA HITA Buenos Aires, 1983.

ALINA PERKINS Buenos Aires, 1983.


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Infancia Somos tres infancias distintas, hijas menores rodeadas de grandes, disfrazadas con rouge y habituadas a cocktails y vernissages; hijas mayores formando ejércitos con primos y construyendo mundos y castillos en distintos planetas. Luego nuestros juegos pasaron a ser nuestro oficio y nos fuimos conociendo de a poco, cruzándonos en talleres de pintura o por orden mágica del cielo… Hasta que en una fiesta nos cayó la ficha y dijimos de armar una “banda”. Pero poco sabíamos de instrumentos y además nos gustaba más pintar y armar objetos. En ese momento éramos cinco, con Julia Sánchez y Natalia Cristófano, que dos y tres años después dejaron el grupo, y no nos llamábamos Conchetinas. No nos gustaba la idea de tener un nombre, pensábamos en cosas tan abstractas que no podíamos pensar en un nombre fijo. En esa época, íbamos de un lado a otro cargando cosas, puertas, fierros, bolsas, zapatos, como mulas de carga, siempre pensando en futuras creaciones. También es importante el factor de que las tres venimos de familias muy diferentes, eso inspira nuestras obras y nuestra visión del arte. Nos interesa el concepto de banda como masonería, manada, gang, fraternity… La trama de la obra Más que un todo, vemos composiciones de relación. Preferimos rescatar los momentos, los impulsos… Es ahí, en esos momentos, cuando sentimos que estamos haciendo obra u actos poéticos, término que apropiamos de Alejandro Jodorowsky. Asimismo, nuestra obra recorre mundos paralelos, cada dimensión tiene su materialidad característica, su forma, sus colores. Entramos y salimos como si navegásemos por canales. En la trama estamos nosotras también, como tótems vivos, como personajes de nuestros escenarios, buscando narrar una historia o representar un estado. La trama se construye explorando el impulso arrebatado de crear en equipo, de divertirse. Sabemos que el todo vendrá cuando nuestros cuerpos vuelvan a ser polvo de estrellas y lluevan la tierra.

Obsesiones Nuestra obsesión es la construcción de un hit, en el sentido de que se forme, a partir de nosotras y la obra, una tercera relación, de la cual la obra y nosotras seamos sólo partes. Nos fascinamos con materiales o referentes por temporadas, otoño, invierno, lo que dure un amor o una mudanza… El “otro” En nuestra obra, la noción del “otro” está presente todo el tiempo, ya que en el trabajo en grupo siempre hay alguien que funciona como espectador. Es como un espejo; el otro está siempre devolviéndote tu mirada. Es la construcción de un ego común que implica romper tu propio ego todo el tiempo. Nosotras usamos mucho la técnica del cadáver exquisito: trabajamos sobre las obras con una consigna, un tema o una idea para que luego otra la continúe. Muchas veces también invitamos a amigos a que colaboren en nuestras obras; a veces, de forma planeada y con una idea definida, y otras veces, de forma más espontánea, vienen al taller a divertirse y terminamos trabajando. En cuanto al espectador externo, este otro ocupa un lugar esencial; es el que habita nuestras ciudades, el que canta adentro de la carpa o el que viene a leerse la fortuna… La mirada del afuera es el quinto elemento, lo que nos completa. Elección de soportes y materiales La elección de los materiales va variando, pero siempre es muy importante en nuestra obra. Cada material encierra su propia vibración. A veces es por donde comienza una idea y otras veces funciona como un soporte que traduce esa idea. Usamos de todo, en nuestra segunda muestra utilizábamos cera de depilar para pegar objetos y armar tótems. Con la práctica vas eliminando los materiales que no perduran o que no responden como esperabas. Muchas veces trabajamos con lo que encontramos en la calle, con objetos heredados y con las cosas con las que nos vamos topando a diario en el barrio de nuestro taller, el Once. También recibimos

donaciones y eso nos encanta, porque significa que se va generando un código estético. Primera obra Una instalación llamada Campopsi. Estaba formada por un recorrido de objetos con un orden bastante psicodélico, que te llevaba desde una carpa en el medio del desierto a viajar en una bicicleta alada hasta encontrarte con Bob Dylan. De alguna manera, esta instalación es como el germen, contiene toda nuestra obra futura. Fuentes de inspiración Nos inspiran la música, las diosas y los dioses del rock; sus padres, los dioses griegos y egipcios también. Nos inspira la magia, lo sagrado. La arquitectura del cielo, la cosmología, el esoterismo Las historias personales de cada una, la infancia, la familia. La moda. Que no todo lo que brille sea oro. La historia del arte… Definición del arte Arte = Locura. Pero es como el amor, muy difícil de definir. El artista y su contexto Funcionamos en constante diálogo con nuestro entorno, especialmente la ubicación geográfica en donde trabajamos, los amigos… Nos gusta relevar nuestro barrio y sentirnos parte de lo que está pasando, aunque al principio sea de una manera teatral o poética. Ser argentinas influye en nuestra obra, así como a partir de nuestra obra vamos entendiendo mejor lo que es ser argentinas… Nosotras utilizamos el contexto como fuente de inspiración directa. Cuando fuimos a Nueva York, hicimos una muestra que se llamó Choricity, aludiendo al choripán de la Costanera, al choreo, a la verticalidad fálica del tótem escultórico. Y mientras trabajábamos, escuchábamos mucho rock nacional. Creo que tenemos una parte en la que nos influye bastante el entorno y otra intocable, más universal. Las dos conviven y se entrelazan.

CONCHETINAS |

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Crisis No, nunca. Es un camino de ida. Situación del arte contemporáneo Creemos que el arte contemporáneo es una gran obra, increíble, que hacemos en conjunto. El valor económico Lo económico es una herramienta más, como un color. Puede influenciar hasta en lo más profundo de la obra. Integrarlo es potenciar tu obra. La escena del arte Porque el arte te pone en contacto con la verdad interior, resulta siempre interesante ver y conocer a las personas que habitan el mundillo. Además, existen períodos cíclicos en donde no pasa nada, ni un poquito, y luego pasa de todo. En cuanto a las galerías, vemos que hay nuevos espacios en lugares que antes no estaban copados por el arte, la organización es diferente y hay nuevas formas de comercialización, más independientes. El sistema educativo es muy distinto al resto del mundo, la universidad no es la protagonista. Cada uno tiene que ir armando sus estudios de forma muy artesanal. En los últimos dos años, con la apertura de centros de estudio y de investigación, hay muchas posibilidades de participar en becas, seminarios, cursos, obtener espacios de trabajo, además de los talleres de pintura y escultura que fueron muy importantes para la formación artística de toda nuestra generación. Sentimos que hace falta más locura en el coleccionismo, más osadía, más derroche…

Artistas admirados Admiramos a Brueghel, Botticelli, Vincent van Gogh, Picasso, Dan Flavin, Movimiento Fluxus, Joseph Beuys, Anish Kapoor, Yayoi Kusama, Louise Bourgeois, Yoko Ono, Olafur Eliasson, Christo, Yves Klein, Maria Callas, Yves Saint Laurent, John Galliano, Divine. A Fellini, a Visconti. A Alberto Greco, Edgardo Giménez, Francisco Salamone, Marta Minujín, Federico Klemm, Roberto Jacoby, Federico Manuel Peralta Ramos, Leonardo Favio, Silvina Ocampo, Las Viudas e Hijas del Roque Enroll… Y a muchos más. Una obra ajena que te dio envidia Podría ser un musical como Cats, Tommy, Quadrophenia, Annie, The Wizard of Oz, The Rocky Horror Show, porque encierran muchas cosas que nos interesan: música, coreografía, vestuario, escenografía. Además, es uno de nuestros proyectos a concretar. Un secreto El secreto está en este cuestionario: guess!

Obra predilecta que sería tuya si pudieras La noche estrellada, de Vincent van Gogh.

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NICOLA COSTANTINO Rosario, 1964.


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Infancia Creo que me escapaba de mi realidad dibujando, tejiendo y cosiéndome ropa linda; como no la podía comprar, desde los doce años me la hacía. Entonces mi mamá decidió poner una fábrica de ropa fina y yo era la creativa, hacía los modelos y los bordados y así aprendí a dominar las formas, la tridimensión; no había nada que no pudiera hacer en ropa y eso fue mi base para dedicarme a la peletería humana. Mi madre tenía fábrica de ropa y mi padre era cirujano. Mi papá me llevaba a ver las cirugías, no me dejaba entrar en el momento en que cortaban, me dejaba entrar cuando ya estaba abierto. Yo tenía ocho o nueve años. Hubiese sido una buena cirujana. Recuerdo la primera vez que viví esa epifanía que te da un encuentro con una gran obra y fue cuando vi la reproducción de La mujer del sweater rojo de Berni en La pinacoteca de los genios que mi papá compraba por fascículos. No entendía qué era eso, no sabía qué era el arte, pero yo quería hacer lo que hacía ese señor. De más adolescente tuve otra epifanía cuando vi The Wall. Quiero hacer esto en la vida, producir estas realidades que te dejan en otro lugar, te elevan, te cambian. The Wall había producido eso en mí. La trama de la obra La palabra que más escucho como descripción de mi trabajo es “provocación”. Me parece que mi trabajo moviliza, agita, se refiere siempre a un conflicto ético pero no hace un juicio. No es una obra moralista, los artistas tenemos algún tipo de moral que se filtra en la obra, trato de que no sea nunca un pronunciamiento. Estoy siempre merodeando entre la seducción y la muerte, haciendo alusión a las aberraciones del consumismo, del capitalismo, todo el horror envasado, hermoseado y listo para ser vendido y consumido.

El “otro” La obra de Savon de corps es un caso interesante para analizar las reacciones del público, del otro. Parece que no hay cómo digerir esto: toca un tema tabú que es lo cadavérico en contacto con nuestro cuerpo y eso produce horror. La cirugía estética y los artículos de belleza, de lujo, son absolutamente actuales, pero Savon de corps tiene una fuerte conexión con el pasado, el Holocausto. La reacción es instintiva, tiene que ver con las fantasías más que con la razón. Detonadora de asociaciones con el Holocausto, la obra llegó a ser un pequeño escándalo. El hecho de que recuerde al Holocausto no está mal. Vivimos la dictadura de la belleza, a los lindos los quieren más. Hacemos cualquier cosa por ser más lindos, más jóvenes, hasta nos hacemos daño a nosotros mismos. Todo es consumismo; los holocaustos y la esclavitud hoy tienen otras características, otros nombres. Yo quería que mi jabón fuera interpretado como algo tan terrible como tierno, era llevar el consumismo a su máxima expresión, era poner mi cuerpo como objeto de consumo utilizando el lenguaje de la publicidad clásica de productos de lujo. Lo que había hecho con los cerdos hasta entonces, ahora lo hacía conmigo misma. Además era autoinfligido, no predicaba corrección política como mucho arte conceptual político, típico de otras épocas; creo que hoy nosotros somos nuestros propios detractores. Lo que me parece muy bueno de la repercusión que tuvo fue que muchos oyeron por primera vez hablar de arte contemporáneo y de lo que hace un artista. Elección de soportes y materiales Las diferentes técnicas que desarrollé fueron clave para mi crecimiento y mi carrera, me dan identidad como artista, le dan sentido a mi obra, yo lo llamo “calco del natural”, la silicona copia casi exactamente el cuerpo. Al encontrarse con una de mis obras, la primera pregunta es ¿qué es eso?, no por el sentido de la obra sino en cuanto a lo matérico, físico. ¿Qué es lo que están viendo? ¿Piel humana, animales muertos? Lo están viendo, pero ya no está ahí, es un calco.

Primera obra Mi primera obra fue Cochon sur canapé. Ésa fue la primera vez que hice algo sobre el tema que me ocupó por un largo tiempo: la obsesión por la comida y los animales que consumimos. Cociné una porchetta, un lechón deshuesado y relleno con carne de cerdo cocinado en horno de panadería. La gente llegaba y se encontraba con la porchetta servida sobre una cama de agua junto con pollos al espiedo y un lechón embalsamado, parado en medio de toda esa comida. En la sala contigua había bolsas con los animales que comemos envasados al vacío con pollos, lechones y conejos. Eso fue en el año 92. Para esta muestra necesitaba embalsamar y momificar, entonces hice un curso de taxidermia en el Museo de Ciencias Naturales de Rosario. Así aprendí a momificar y con esa técnica hice después toda mi obra con animales. Los momificados generaban gran rechazo y tenían problemas de conservación. Como sabía bastante sobre matricería y había investigado bastante sobre poliuretanos, silicona, resina poliéster, empecé a hacer los calcos de animales. En Rosario, en esa época, no había cursos, tenía que comprar los materiales y usarlos y aprender por prueba y error. El resultado de toda esta experimentación fue fundamental para imaginar los chanchobola, los frisos de nonatos, la piel humana de silicona. Yo imaginaba e inventaba la materia para hacer la obra, la imaginaba y sabía cómo hacerlo. No dependía de nadie. Definición del arte El arte es desinteresado. En el arte no se busca un resultado (como rédito); todo lo contrario, es un proceso básicamente antieconómico y en mi caso, la mayoría de las veces, políticamente costoso, caro. Lo que el artista debe buscar es construir un sentido, tomar riesgo, cambiar. Todo tipo de arte te hace ver algo, te invita a ver una realidad. Hasta la obra abstracta más radical es una obra política, intelectual. Un artista debe desconocer los límites. Forzarlos. Es lo único que diferencia al arte: no hay límites.

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El valor económico Para ser reconocidos en el exterior tenemos que ser del primer mundo, pero vivimos en el tercero. La única forma de llegar a ser vistos por los museos más importantes es en las ferias a las que accede sólo una galería de Argentina. Una galería es un negocio privado, o sea que al final dependemos de un negocio privado. No trabajo para llegar a una posición en el mercado, sólo me concentro en mi obra. Lo otro viene como consecuencia. Inclusión e individualidad Pertenezco a los 90. Visto a la distancia, me doy cuenta de que fue un momento fructífero. Las identidades como países no son a veces tan importantes como las identidades por pertenecer a un grupo que comparte ideas sobre cómo debe ser el arte. Los artistas argentinos de los 90 veníamos a renovar una generación destruida por la dictadura, nosotros somos los primeros que pudimos gozar de la libertad por primera vez en veinte años. Los chicos venían curtidos de los 60. Esos fueron mis tutores: Pablo Suárez y Luis Benedit, que acaba de morir. Los tuvimos a ellos como tutores, ahora el tutor es Internet. El Taller de Barracas fue un bastión de Pablo Suárez, de su conceptualismo político. Él decía que el arte es un arma cargada de sentido. Artistas admirados Me encantan Oscar Muñoz o Doris Salcedo. Son grandes y no se han vuelto comerciales. Les preocupa hacer la obra de la que están seguros y se toman su tiempo para hacerla. Un secreto Adentro de cada chanchobola hay una frase escondida.

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IGNACIO DE LUCCA Ap贸stoles, Misiones, 1960.


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Infancia Viví la infancia en un pueblo de calles de tierra y donde no había demasiados límites entre las casas. El día era como una gran aventura, teníamos una enorme libertad para inventar y jugar. Decía Julio Cortázar que un artista debería intentar volver a la mirada de la infancia, donde vivimos cada día como el primero y la capacidad de asombro está intacta. Mi madre, Nélida Puerta, es artista y fue maestra de muchos de los artistas reconocidos de Misiones, por lo cual el arte siempre fue una vivencia cotidiana. Pasaba horas en su taller modelando en arcilla o dibujando. Recuerdo que a mis cinco años mi madre me hizo un retrato al óleo en el patio. No podía quedarme quieto, y en toda esa larga y fascinante hora miraba cada trazo del pincel, cada color. Mientras, me sentía testigo y parte. En ese momento pude percibir la emoción y el placer de pintar. Los libros estaban ahí, muy cerca. Me zambullía en el Summa Artis, en la colección Pintores Argentinos del siglo XX del Centro Editor de América Latina; para mí era una fiesta cada vez que llegaban los fascículos mensuales por correo. Era uno de mis entretenimientos preferidos, disfrutaba de las imágenes de las obras tanto o más que otros juegos. En cuarto grado me gané el primer premio de dibujo de la escuela. La imagen era una choza en medio del monte con un personaje aborigen armado con arco y flecha, listo para la batalla. La trama de la obra Mis obras se van armando sin plan preconcebido, crecen orgánicamente como torbellinos. Siempre tengo una idea difusa que funciona como disparador que se organiza y crece en el proceso, y sigue el ritmo de la sumatoria de gestos y capas que se superponen. Creo que en mis obras más logradas hay un estado emocional que oscila entre la serenidad y una tensión variable, en conflicto. Cuando una obra funciona, todo en la vida parece tener sentido y orden. En general, vivo el proceso creativo como una estructura de soporte existencial.

Obsesiones Encontrar el estado psicofísico necesario para cada obra, esa especie de trance que se tiene que dar para quebrar los propios límites y que aparezca algo nuevo, que nos sorprenda. Encontrar ese momento donde el deseo fluye y el proceso de la obra manda, más allá de la voluntad y las intenciones. A veces el proceso de la obra se parece a un ritual, donde surge lo primitivo y lo salvaje, algo que considero necesario y parte de mi obra. El “otro” Fue en las experiencias de clínica de obra donde comencé a tomar conciencia de la importancia de la mirada de los pares, de la figura del “testigo” en el proceso de gestación de una obra. Muchas veces en pleno proceso de trabajo me visita algún artista amigo que, con su mirada, me hace tomar conciencia de algún aspecto de la obra que no estaba considerando, y esas miradas a veces pueden hacer que la obra tome otros rumbos o se detenga. Valoro mucho esos momentos porque ayudan a tomar distancia y a salir de la propia subjetividad, pensar las cosas desde otro lugar. Elección de soportes y materiales Los materiales que uso actualmente se fueron definiendo por la demanda de la propia obra. Comencé a trabajar en pinturas con transparencias y superposiciones de capas, al principio con óleo o acrílico sobre tela. Luego, con la acuarela sobre papel, el espectro de posibilidades se amplió mucho más y el resultado fue más preciso. La acuarela me permite un registro de sutilezas y gestos casi invisibles, que toman un protagonismo a veces inesperado. Las obras en cerámica surgieron a partir de la necesidad de trabajar en el espacio. La incorporación de lo tridimensional provoca un diálogo de las imágenes desde distintas escalas y soportes. Primera obra Hay obras que son como una señal, no sé si podría hablar de una primera obra, sí de varias que en algún sentido fueron definiendo el camino. Recuerdo ahora

que, recién recibido de arquitecto en 1986, pinté un autorretrato con óleo y carbonilla donde está presente un procedimiento “collage”. La conformación de la cara está definida por formas y gestos casi independientes. Las transparencias y las capas del dibujo determinan el carácter del rostro sin definirlo, y toda la imagen parece diluirse y ser otra cosa. Fuentes de inspiración Antes de que amanezca es la hora ideal para comenzar en el taller, mientras casi todo duerme, silencio y mate son los condimentos necesarios y suficientes para arrancar concentrado. Me inspira no tener horarios ni agenda, dejar fluir el tiempo libremente y esperar el momento de la acción. En general, podría decir que encuentro la inspiración en el proceso mismo de las obras, desarrollando algún hilo inconcluso o imperceptible de una obra que toma presencia en otra. Definición del arte ARTE es emancipación, trascender los propios límites, es un camino de libertad en comunión con otros. El arte cura y nos salva de los excesos de realidad. Podría decir que para mí es un remedio infalible para enfrentar el miedo y la intemperie del mundo. El artista y su contexto El lugar de pertenencia siempre está presente más allá de nuestras intenciones y propósitos. El abecedario visual de mi obra parte de referencias al paisaje de la región donde nací, Misiones. Es el punto de partida que establece un diálogo con otras tradiciones y territorios. A veces pienso que mi obra habla más de la naturaleza de la pintura que de la naturaleza que representa. Sin duda, el contexto modifica la obra. Cuando viví en New York, hace unos años, mi obra se volvió mucho más abstracta, y fue un período de experimentación con distintos aspectos del lenguaje pictórico. Mientras tanto, quedó suspendida toda la narrativa que hoy identifica a mi obra.

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Crisis Una clásica crisis sobreviene después de cada muestra, la angustia a posteriori de todo gran esfuerzo. ¿Cómo seguir?, ¿cuáles son los aspectos de la obra por continuar explorando?... Cada artista construye su propio modelo de producir y de circular, y las crisis vienen muchas veces en la coordinación de esos dos aspectos. Algunas crisis fueron más en relación a aceptar el rol de artista profesional y todo lo que eso implica. Aparecen las preguntas típicas: ¿dónde y cómo exponer?, ¿cuál es la galería adecuada para representar mi obra?, etc. En nuestro medio, la informalidad del sistema hace que haya muchos caminos posibles y nunca sabemos demasiado a dónde nos conducen. La propia obra crea sus senderos de circulación y la tarea de cada artista es tomar conciencia de eso y ser una especie de gestor de sus proyectos. Situación del arte contemporáneo Me parece que en el panorama actual del arte contemporáneo hay un campo cada vez más expandido de posibilidades y soportes, sin jerarquías de unas sobre otras, instalaciones, videos, arte digital, pintura, dibujo. Hasta los años del expresionismo abstracto la pintura tenía un lugar casi protagónico en la presentación de lo “nuevo”. En la actualidad no existen esas jerarquías y la convivencia de propuestas totalmente distintas nos parece hoy muy natural al recorrer cualquier bienal o exposición internacional. Un video de relato intimista, una pintura neoexpresionista, una propuesta de base conceptual política constituyen una secuencia hoy aceptada cómodamente. La diversidad actual ha creado nuevos y diferentes circuitos de difusión y exhibición. Hay instalaciones de gran escala que caben solamente en el circuito de bienales internacionales o espacios públicos, como también obras que se exhiben sólo en el circuito de galerías. El valor económico En nuestro país el mercado del arte es muy pequeño y son pocos los artistas que tienen el privilegio de vivir 54 |

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de su obra. Cuando sucede, aunque sea temporario, es un estímulo y ayuda a seguir remando. La posibilidad de vivir de la obra permite una mayor concentración en la producción. No tenemos que dispersarnos en otras actividades para subsistir. Respecto a los precios de las obras creo que los artistas no tenemos mucha incidencia en la cuestión. Aunque a veces la necesidad del artista define los precios, sobre todo al comienzo. Me parece que es algo que define el mercado en función de los propios circuitos de circulación y legitimación de la obra. La escena del arte La escena artística argentina está centralizada en Buenos Aires, por lo cual los artistas que venimos del interior debemos pasar varias instancias adicionales. Hay un abismo entre la realidad de la Capital y el resto del país, aun comparando con las ciudades más importantes como Rosario o Córdoba, tanto en las instituciones como en el mercado del arte que es casi inexistente en las provincias. Con respecto a la escena porteña, mi inserción fue lenta porque no estaba pendiente o atento a las cuestiones de la profesionalización. Eso trae ventajas en cuanto a la libertad en la producción, pero llegado un momento hay tal acumulación de trabajo que intima a que las obras salgan del taller y se difundan. Es entonces cuando aparece la necesidad de poner en circulación la obra a través de las galerías y de todo el sistema de críticos y coleccionistas. Creo que en nuestro país todavía es reciente y está en formación lo que llamamos circuito del arte, por lo cual cada artista genera su modelo de circulación e inserción. Inclusión e individualidad Si bien no formo parte de un movimiento, me siento afín a los artistas que trabajan desde la pintura y los soportes tradicionales con posturas más o menos críticas. En la época pos “muerte de la pintura” me interesa seguir explorando los límites y las posibilidades de decir desde allí algo nuevo.

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Obra predilecta que sería tuya si pudieras Tuve oportunidad de ver, en el museo de Philadelphia, el óleo ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?, de Paul Gauguin, que escenifica esas preguntas y condensa muchos de los aspectos que me interesan en la pintura. Artistas admirados Vincent van Gogh, Paul Gauguin, Henry Matisse. Artistas contemporáneos: Luc Tuymans, Neo Rauch, Peter Doig y de la Argentina Cándido López, Guillermo Kuitca, Marcia Schvartz, Eduardo Stupía, León Ferrari. Una obra ajena que te dio envidia Las obras de la serie “Siete últimas canciones”, de Guillermo Kuitca, que vi en la galería de Julia Lublin en 1986. Pero más que envidia fue pura admiración. Recuerdo que me fui de la muestra con un entusiasmo muy fuerte y fue un puntapié para decidir mi camino en el arte. Un secreto En una de las obras de la serie “Narraciones pictóricas”, donde desarrollé una especie de abecedario visual con la iconografía que uso en mis obras, aparece el dragón de Paolo Uccello que pertenece a la obra San Jorge y el dragón. Un intruso, una imagen que siempre me fascinó y que en la infancia veía todos los días en mi casa, en una lámina que la reproducía.


BETO DE VOLDER Buenos Aires, 1962.


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Infancia Tuve una infancia feliz, en el conurbano bonaerense, dentro de una familia humilde que me permitió ser libre y disfrutar de los juegos y de la naturaleza pero sin ningún contacto con ninguna expresión artística. La trama de la obra Siempre tengo la idea de que es la misma obra una y otra vez. Repito secuencias como si esa repetición me fuera a dar alguna respuesta. Veo silencio y el silencio me gusta. Obsesiones No creo tener obsesiones. El “otro” El otro está presente en la medida en que acepte ese juego de silencios. Elección de soportes y materiales La utilización de los soportes es la conclusión de situaciones. Por ejemplo, en algún momento, la falta de dinero me llevó a dibujar sólo con lápiz en papeles baratos. Luego esos dibujos me hicieron ver la necesidad de incluir otros materiales, superficies imantadas, tela y también mdf. Las líneas, protagonistas principales de los dibujos, fueron dejando lugar a los planos de color. Esos firuletes que aparecen en mis cuadernos luego pasaron al plano tridimensional. En el gesto de la curva en mis obras anteriores, descubro el mismo recorrido que hoy sigo haciendo en el plano, o en el espacio, cuando hago esculturas. Primera obra Creo que fue una xilografía. En ese trabajo intenté provocar la idea de movimiento. Fuentes de inspiración Estar tranquilo me inspira.

Definición del arte Es mi forma de vida, soy artista. El artista y su contexto Trabajar en arte en la Argentina es difícil. El contexto siempre influye y modifica tu obra, y está bien que así sea.

Una obra ajena que te dio envidia Una pintura pequeña de un pájaro hecha por Picasso que vi en Nueva York. Un secreto Es secreto.

Crisis Estoy en crisis permanentemente, muchas veces pienso en dejar y lo hice varios años. Puede volver a suceder en cualquier momento, estoy vivo aún. Situación del arte contemporáneo Es un momento de crisis general y eso está muy bien. El valor económico Vivo de la venta de mis obras, no sé cómo se mide y en nuestro país es muy complejo saberlo. La escena del arte Pocos son los galeristas que trabajan seriamente, muy pocos los coleccionistas apasionados y respetuosos, críticos. No sé bien si hay diferencias con otros lugares, pero acá en Argentina no existe una escena, apenas una escenografía de cartón pintado. Inclusión e individualidad Me considero parte de la generación de los 90 aunque la mayor parte de mi trabajo es posterior. No me siento capacitado para clasificar mi obra. Obra predilecta que sería tuya si pudieras No lo sé. Artistas admirados Vermeer, Cézanne, Picasso, Sol LeWitt, últimamente Ellsworth Kelly.

BETO DE VOLDER |

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ANA GALLARDO Rosario, 1958.


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Infancia Nací en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina. Mis padres son españoles. Mi madre, de Santander, pintora. Mi padre, de Granada, poeta. Llegaron a este país con la idea de recorrer América por tierra y alcanzar México, para instalarse allí, donde estaba parte de la familia de mi mamá. Pero ella se enfermó y se quedaron en Rosario, con la familia de mi padre. Se separaron pronto y mi madre quedó pintando, sola, pero enferma, murió poco después. Mi hermana y yo fuimos primero a México y luego a Torrelavega, un pueblo cerca de Santander, en España, donde estuvimos pupilas en un colegio de monjas hasta casi entrada la adolescencia. A los doce años llegamos a Buenos Aires, a vivir con mi padre. Siempre supe que quería ser artista, pero recién a los veinticinco años pude comenzar a estudiar. La muerte de mi madre, su ausencia, es lo que determinó mi elección. Siento que siempre dibujé porque era una manera de estar cerca de ella. Ya adulta, cuando comencé a buscar un taller para estudiar, llegué al estudio de Miguel Dávila y fue el olor a trementina y a la estufa de gas lo que hizo que me decidiera por él, ya que ese olor era el de mi madre, el de mi casa, el de la casa de Rosario, un olor familiar y amoroso. Comencé pintando y dibujando como ella lo hacía. Todavía lo hago.

guaje, lo tomo, me apropio de sus objetos y recuerdos, me robo sus almas y las hago mías.

La trama de la obra Mi trabajo cuenta historias de vida, esto es el sustento. Reflexiona sobre el ser y el será. Toma de la vida cotidiana lo más sencillo para traducirlo al lenguaje plástico. Propone conectarse con las emociones para volver a creer en las utopías. Compone retratos.

Definición del arte Es la búsqueda de utopías, de ilusiones, de cambio. Soy hija de padres que fueron militantes del arte de los años 60. Crecí creyendo que el arte era el que tenía que cambiar el mundo. Sigo creyendo lo mismo. Es una de las herramientas que posibilitan que seamos mejores, tanto de manera individual como colectiva.

Obsesiones Las ausencias. La violencia en el paso del tiempo, en la soledad del final de la vida. La muerte. El “otro” Todo el tiempo. Trabajo permanentemente con otras personas, con sus historias de vida. El otro es mi len-

Elección de soportes y materiales Viene de la necesidad de la reflexión, de la historia que esté desarrollando. Cada relato, cada retrato, requiere de un trabajo de investigación amorosa, de contacto con las personas con las que voy a trabajar, con su historia personal. Desde allí comienzo a vislumbrar qué es lo que voy a necesitar, cuáles serán los soportes: audio, video, dibujos, objetos, etc. Primera obra Un óleo sobre tela. La imagen es una mujer muerta, embarazada, y un ángel con un rifle sobre la cabecera, parece que fue el que tiró y mató, no se sabe. Para mí era mi madre y el ángel era yo. Era matérico, expresionista, con colores dramáticos. Recién comenzaba a pintar, pero considero ésa mi primera intención de búsqueda de un lenguaje propio. Fuentes de inspiración Más que inspiración, siento ritmo de trabajo. No tengo mucha creatividad ni soy virtuosa, requiero de muchas horas de concentración. Un trabajo es consecuencia del otro.

El artista y su contexto Es importante para mi lenguaje trabajar y haber sido educada en Argentina. No tengo formación académica y eso es consecuencia, también, de la ausencia de una buena escuela en los años en los que me tendría que haber formado. La crisis institucional y política

modifica sustancialmente este comienzo. Somos un país sin recursos ni apoyos de ningún tipo, lo que ha provocado que los artistas generemos proyectos, tanto de formación como expositivos. Nuestro trabajo es producto del verdadero deseo de hacer, de una necesidad auténticamente vital. Por lo general, no vivimos de nuestra producción, nuestras obras son lo que queremos, no lo que marca el discurso del mercado. Hacemos con los materiales que encontramos a mano, con lo que está al alcance del brazo, no necesitamos producciones caras. Somos precarios en todos los lenguajes, esto me gusta mucho, creo que es una característica del contexto. A pesar de la globalización del lenguaje, seguimos siendo bestias en nuestras creaciones. Crisis Siempre estoy en crisis con mi producción y a cada rato estoy por dejar el arte y poner un restaurantito en Mazunte. Situación del arte contemporáneo La situación del arte contemporáneo es la misma, sólo cambian los tiempos. Hoy, con la información al instante, tenemos menos tiempo de digerir procesos. Creo que el espacio entre década y década se ha acortado. Y, por otro lado, me parece mucho más democrático. Hoy todos podemos hacer arte, pensar, trabajar, generar proyectos colectivos, sólo se requiere la voluntad de hacer y cambiar cosas. El valor económico No tengo muy claro cómo se mide, no tengo mercado, no lo he tenido. Poco a poco va creciendo mi producción y hay colecciones que adquieren mi obra. No vivo de esto, pero creo que con el tiempo tal vez lo logre. Me parece fundamental que las obras circulen. La escena del arte Trabajo, sólo trabajo. Muchas veces padezco estas situaciones, me pongo competitiva y triste, y creo que ANA GALLARDO |

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nada tiene sentido cuando veo cómo se mueve nuestro sistema. Pero vuelvo a encerrarme a trabajar y deja de afectarme. Inclusión e individualidad No me considero dentro de ningún movimiento, no tengo mucha idea de cómo se llaman los movimientos contemporáneos o no contemporáneos, no soy muy ducha en estos temas. Pero sí hay artistas que son mis referentes, mis ídolos, obras que han marcado mi trabajo, que han influenciado mucho mi pensamiento, mi emoción, mi deseo, mi rutina, etc. Obra predilecta que sería tuya si pudieras Federico Manuel Peralta Ramos le envió una carta al director de la Beca Guggenheim en el año 1971 para justificar en qué gastaba el dinero que la institución le había otorgado como parte de una beca. Federico gastó el dinero en una cena en el hotel Plaza con amigos, críticos y artistas. Tendría la documentación de esta cena y la carta. Artistas admirados Federico Manuel Peralta Ramos, el Grupo de los Trece, Marta Minujín, Emilio Renart, Aldo Paparella, Alberto Greco, Enio Iommi, Lidy Prati, María Juana Heras Velasco, Raquel Forner, Diego Bianchi, Marina de Caro, Irina Kirchuk, Jorge Macchi, Claudia Fontes, Luciana Lamothe, Rosario Zorraquín, Mercedes Azpilicueta, Marcela Astorga, Cristina Piffer, Graciela Hasper, Doris Salcedo, Louise Bourgeois, Kiki Smith, entre muchos otros. Una obra ajena que te dio envidia La obra de Doris Salcedo para la Bienal de Estambul (2003). ¡Esa obra todavía me mata! Y toda la obra y la vida de Louise Bourgeois. Un secreto No tienen secretos mis obras; todo lo cuento y lo descubro. 62 |

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MAURO GIACONI Buenos Aires, 1977.


MAURO GIACONI

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Infancia Estaba cumpliendo seis años (creo) y vivíamos en un departamento en un séptimo piso en la calle Emilio Mitre, a media cuadra del Parque Chacabuco. Para la ocasión me regalaron unos increíbles walkie-talkies amarillos. En la noche de mi festejo, el flaco Ricardo (un tío postizo), más entusiasmado que yo con mi regalo, me propuso un juego: “¿Por qué no te asomás al balcón del departamento mientras yo cruzo al parque y así probamos cuánto alcance tienen estos aparatos?”. Yo, feliz con la idea. El flaco era flaquísimo, altísimo, de barba larguísima y usaba siempre una campera verde oliva. ¡Ah! y era uruguayo, como toda mi familia. Cargaba con esa parsimonia hermosa y bonachona de los charrúas. El flaco se escondió detrás de los árboles, cual espía tras la operación clandestina más importante de su vida, y comenzó el juego: primer árbol, perfecta transmisión; segundo árbol: la señal comenzaba a perderse; tercer árbol: ya casi no se escuchaba nada. Pero lo que sí comenzaba a oírse desde lejos era la sirena de un patrullero que se acercaba velozmente a la escena. Al flaco lo detuvieron por conducta sospechosa. La trama de la obra Tengo una de esas bolsas negras de consorcio que voy llenando poco a poco de recuerdos, imágenes, sonidos, mentiras, temores, ideas, deseos, ideales, preguntas. De esa bolsa salen estructuras complejas de forma aleatoria, delgados e infinitos hilos que tejen poco a poco una trama que abraza un espacio específico, con su historia específica, que se altera y fusiona con esa trama. Obsesiones La descomposición morfológica del entorno. Lo que aparenta, el camuflaje. La inestabilidad estructural. El orden y el caos. El humor invisible. La bolsa de cemento que atajé en caída libre. La patria y la memoria. El dolor.

Y me gusta el silencio después de que algo se rompe o se cae. El “otro” Mientras trabajo y me doy la cabeza contra la pared, una y otra vez, al otro me lo imagino espiando sobre mi hombro, cómplice. Elección de soportes y materiales Cuando escucho mi voz en una grabación nunca me gusta cómo suena, nunca suena como si fuera yo, no suena como me gustaría que sonara. En esa voz no me reconozco y eso me hace sentir inmensamente indefenso, frágil. Me pasa lo mismo cuando dibujo, por eso comencé a descomponer mi propio trazo, a pelearme con él. Dibujo desdibujando, como si fuera el último manotazo de ahogado de alguien que intenta escaparse de su cuerpo para poder verse desde afuera e intenta reconocerse. Primera obra Mi primera decisión artística, fundada en una mera intuición mochilera desvelada, fue abandonar la carrera de Arquitectura e inscribirme en la entrañable escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, ésa creo que fue mi primera obra. Fuentes de inspiración Mis obsesiones. Definición del arte El arte es eso que me permite ser más liviano, es eso que me permite reinventarme una y otra vez. El artista y su contexto Soy porteño, hijo de un montevideano y una mercedina. Vivo en ciudad de México y tengo una familia chilanga. La creatividad es una esponja que se alimenta del contexto, es una esponja que cada tanto se llena y ya no absorbe más; de vez en cuando hay que exprimirla y dejar que vuelva a llenarse. En mi caso el

contexto es una de las tantas excusas que dan forma a las decisiones artísticas y estéticas, por eso procuro trabajar con la ventana abierta. Crisis Si(empre). Situación del arte contemporáneo El arte contemporáneo es generoso y ambiguo, hablar de él como un todo es estéril. El hecho de no poder abarcarlo en una frase, en una definición, en una figura, el hecho de que siempre quede algo afuera es lo que lo hace más rico e interesante. El arte contemporáneo tiene la forma del agua, es un camaleón, es infinito, es intangible; no existe. El valor económico Lo más difícil de aceptar con respecto al valor económico del trabajo del artista es la inestabilidad, bendita sea. Pero el valor económico nada tiene que ver con el gesto artístico, salvo cuando al mercado del arte se lo utiliza como un material más. Tengo muchos conflictos con la idea del objeto, aunque produzca objetos, y creo que lo hago porque ese conflicto es parte de un problema mayor, y dejarlo a un lado es ignorar parte de esta profesión. La escena del arte El cariño que invadió las redes sociales tras la partida del hermoso Lucio Dorr es el más claro ejemplo de lo que es la escena del arte en Buenos Aires. Cuando me mudé a la Ciudad de México, hace tres años, estaba muy peleado con esa escena porteña. Ahora, aunque feliz con la mudanza por todo lo que he aprendido al trabajar en una nueva escena, y porque amo la ciudad donde vivo, la añoro y la presumo. Creo que el mayor valor agregado que tiene Buenos Aires es la red de amistad que cubre toda la escena. Es una red de contención muy fuerte, aunque también es una red que aprisiona y encierra.

MAURO GIACONI |

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Inclusión e individualidad Me gusta pensar que hay una generación de artistas que nos criamos en plena dictadura militar y que fuimos afectados y marcados por ese proceso. Es una circunstancia que se refleja de numerosas formas en el trabajo y en la discusión estética. Me siento parte también de un grupo de amigos con los que constantemente discuto la práctica y el quehacer artístico, que nos acompañamos desde la crítica y la contención. Es un grupo que surgió de los últimos años de la Pueyrredón a comienzos de la década del 2000.

como las que usaba Félix González Torres en sus instalaciones y que el público también se las podía llevar. El galerista le contó a la clienta que compró uno de esos dibujos que era efectivamente un póster de una instalación de Félix González Torres. Esta coleccionista lo repite todo el tiempo y a mí me de mucha pena corregirla, porque siempre da la sensación de que eso es lo que más le entusiasma de ese trabajo.

Obra predilecta que sería tuya si pudieras La cueva francesa, de Chauvet, registrada por Werner Herzog en la película La cueva de los sueños olvidados, película que me recomendó con hermoso frenesí José Luis Landet. Artistas admirados Julián Terán, Romina Salem, Nicolás Domínguez Nacif, Ignacio Valdez, Florencia Rodríguez Giles, Tomás Espina, Gaspar Acebo, José Luis Landet, Omar Barquet, Agustín González, Naomi Rincón Gallardo, Ana Gallardo, Marcos Castro, José Vera Matos, Martín Cordiano. Una obra ajena que te dio envidia La instalación A travez, de Cildo Meireles, porque cuando estuve en esa obra sentí todo lo que quisiera que se sienta frente a mis trabajos. Un secreto Hace varios años hice una serie de dibujos de alambrados al intervenir unos pósters que tenía guardados, que me llevé de una instalación (no recuerdo el nombre del artista) en una bienal de San Pablo. La imagen del póster era un águila volando impresa en blanco y negro sobre papel de periódico; eran pilas y pilas de esa misma imagen y el público podía llevarse las que quisiera. Cuando le describí por teléfono a mi galerista el trabajo, le conté que la impresión de los pósters era 66 |

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DIEGO GRAVINESE La Plata, 1971.


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Infancia De niño fui bastante feliz, tengo recuerdos hermosos de viajes al sur de la Argentina, de descubrimientos de fenómenos de todo tipo, siempre tuve una curiosidad incansable por todo. Mis primeros recuerdos están directamente relacionados con pintar y dibujar. Parte de mi vida diaria era tener crayones, lápices, pinturitas y marcadores siempre a mano y pilas de hojas en blanco. Mi familia animó ese lado mío, me compraban libros de pintura, de historia del arte, etc., en parte porque ellos también disfrutaban de esas cosas. Recuerdo haber viajado a Europa de chico y las visitas a los museos, y las reproducciones de Goya, Rembrandt y otros que teníamos en casa. De hecho, aprendí los secretos de la luz y la sombra mirando un pequeño óleo que había en mi habitación, que mis padres habían comprado en Europa cuando yo tenía cuatro años.

mi obra desde antes de pergeñarla en mi cabeza. Por definición, diría.

La trama de la obra Mi obra se puede ver como el álbum familiar de un científico que, en lugar de ponerse afuera del experimento, se sabe parte del mismo. Es un recorrido desde el punto de partida con las primeras pinturas más gestuales y casi punks de principios de los años 90, a la mitad del camino, donde estoy ahora: una obra más clásica en el sentido formal pero, al mismo tiempo, más universal y simbólica, centrada en la luz. El uso del óleo cambió toda mi relación con la pintura, o quizá necesité el óleo para llevarla hacia donde vi que quería ir.

Primera obra Mi primera obra como tal es quizás una pintura de 1992: Instrucciones para crear un complejo. Ya estaban todos los elementos que después se desplegarían a lo largo de los siguientes dieciocho años… Un mapa creado entre imágenes fotorrealistas del álbum familiar, un código de barras, collage de muñecas cortadas, circuitos electrónicos y figuritas de Billiken.

Obsesiones Me obsesiona la luz y todo lo que ello implica. Desde la física cuántica hasta la pintura y todo lo que hay en el medio. Pero, de una manera menos general, me obsesiono con asuntos particulares a cada momento: cuando algo me atrae, quiero saberlo todo, desentrañar sus secretos hasta incorporarlo. El “otro” ¿Te referís al Otro en sentido lacaniano? Yo sólo sé que yo soy vos, y vos sos yo, así que “el otro” está en

Elección de soportes y materiales Los materiales y el soporte de mi obra principal son los básicos de un pintor: tela montada en bastidor, óleos y acrílicos. Hay una parte inicial del trabajo en la que uso el proyector de diapositivas para trazar la imagen. Eso surgió espontáneamente: en mi casa teníamos una gran diapoteca y mirar diapos era parte de las reuniones familiares de mi infancia. Trabajé doce años sólo en acrílicos y después empecé gradualmente a pasarme al óleo. Pero no tengo ninguna particularidad a la hora de elegir materiales, todo me sirve. A veces, incluso, uso lápiz y pintura sintética, marcadores, etc. Sólo recientemente empecé a hacer pinturas cien por cien al óleo.

Fuentes de inspiración Una de las cosas que más me incentiva a pintar es ver pintura. Como pintor, nada me inspira más que la obra de otros pintores. Pero la inspiración es un estado de la mente, algo que se cultiva. Cuando estoy conectado, todo me sirve de inspiración: desde una superposición de carteles por la calle, a una escena en un supermercado, el porno, una postal familiar y la música (que conjuga todos esos mundos). En el momento de componer, todas esas cosas se ordenan en sistemas, que en mi caso tienen un trasfondo de documental de ciencias o de enciclopedia. Después de la tradición de los grandes pintores, mi otra gran influencia estética son las enciclopedias de divulgación científica.

Definición del arte Me gusta pensar que el arte es lo que pasa entre que ves una buena obra de arte y la siguiente. Pero, más específicamente, podría describirlo como lo hice en un texto para Emiliano Miliyo recientemente, en lo que yo llamo “los dos conos de realidades”. Cuando una obra nos gusta, todo nuestro universo –eso que nuestra mente llama realidad– converge sobre la superficie de dicha obra, y si ese trabajo tiene el poder de disparar nuestro subconsciente, se abre otro cono de espacio-tiempo, desde la obra y diametralmente opuesto al primero. Las alegorías, pero más precisamente los símbolos, tienen este poder evocativo, y es ésa la verdadera experiencia estética que los artistas perseguimos como a un fantasma inasible. Las obras que abren esos canales en nosotros alteran nuestra percepción de la realidad y la modifican, a veces para siempre. Me resulta casi imposible no pensar en Dan Flavin (en la idea de Dan Flavin) al ver un tubo de luz. El artista y su contexto Decir que uno es argentino es muy vago y amplio y no creo que eso defina el arte de nadie. El paradigma de cada uno está definido por la familia en la que nació, los amigos, los viajes, los libros que leyó, y después, por supuesto, el entorno estético en el que el artista se sumerge una vez que decide ser artista. En mi caso particular, no creo que mi obra haya respondido al hecho de ser argentino. Creo que me interesan cuestiones universales que no necesariamente tienen que ver con una estética local determinada. Nueva York no fue una influencia, sino una ciudad con la que siempre me entendí; en muchos aspectos me siento muy en casa allá. Pero acá también. Me siento un ciudadano del mundo.

DIEGO GRAVINESE |

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Crisis Hubo un par de años en los que tuve una relación muy frágil con la pintura, en mi caso, es como decir que tenía una relación muy frágil con la realidad. La verdad es que el mundo del arte se había vuelto predecible y aburrido para mí, y el esfuerzo de sostener una relación con ese mundo, en un momento en el que necesitaba retirarme hacia adentro, hizo que no tuviera energía para conectar con mi pintura. Está claro que el mundo del arte y el arte son dos cosas distintas, como distingue Hirst: el arte trata acerca del nacer, el morir, el sexo y el amor; el mundo del arte es acerca del dinero y los negocios. Una vez separadas ambas cosas, es fácil ver el camino. Situación del arte contemporáneo Veo cada vez mejor el arte contemporáneo. Vivimos una especie de auge del que, creo, no somos del todo conscientes. Lo que para Koons fue una especie de cruzada personal a principios de los 90, hoy lo vemos multiplicado en varios artistas geniales gracias al apoyo de un nuevo mecenazgo que no siempre juega en contra, como se podría pensar rápidamente. Artistas como Matthew Barney, Olafur Eliasson, Ron Mueck y el mismo Koons, entre otros, están construyendo cuerpos de obra increíbles. Nombro a ellos porque son paradigmáticos de la época: obras maravillosas, enormes (en el buen sentido de la palabra) y bien construidas, lo cual no es un detalle menor. La contracara del momento es que hay de todo y eso tiene un precio, mucho es arte pasatista que no va a tener ninguna importancia dentro de poco. Pero está bien que así sea. Me gusta esta época también por eso. El valor económico Pienso que el arte en Argentina se vende muy barato. Coincido con Marta Minujín en eso: vienen del exterior a comprar y para ellos es como pagar con cambio. El valor del arte puede ser tan alto como queramos; al fin y al cabo, aun habiendo muchos artistas en el mundo, el arte es todavía un bien escaso. 70 |

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La escena del arte La escena del arte me parece divertida. No me afecta mucho porque desde hace unos años vendo casi todo en el extranjero y no estoy trabajando con ninguna galería en particular de la ciudad, con lo cual gané una autonomía que me permite disfrutar de la escena del mundo del arte, en lugar de estar preocupado por o pendiente de ella. En otros lugares tengo una relación distinta con el circuito, pero es sólo una cuestión de afinidades e idiosincrasias. Creo que Internet está afectando el modelo clásico de artista-galería-coleccionista y va a sufrir una mutación (muy sana y necesaria, por cierto). Inclusión e individualidad No me siento parte de ningún movimiento generacional o estético. De hecho, durante algún tiempo creí, como dice la letra de “Thursday’s child”, que había nacido fuera de mi época. Espero que en el futuro mi obra sea vista como parte de un grupo de artistas que de alguna forma influenciamos una curva, que sólo se verá a la distancia. Y si no, tampoco es un tema que me preocupe demasiado. Siento afinidad con muchos artistas de diferentes lugares; a algunos los conozco, a otros no. Pero le huyo a cualquier idea de regionalidad o localidad. Obra predilecta que sería tuya si pudieras La dama del armiño, de Leonardo. Artistas admirados Admiro cantidad de artistas de la historia, pero mis más queridos, por ser pintores, son: Leonardo, Parmigianino, Velázquez, Vermeer, Klimt, Robert Bechtle, Richard Estes, Franz Gertsch, Gerhard Richter. De la Argentina contemporánea me gustan: Erlich, Miliyo, Mondongo, Helmut Ditsch, Tessi, Vecino, Cambre, Vicente Grondona, Gachi Hasper, Valentina Liernur, Fabián Burgos, Nicola Costantino, y muchas obras de artistas con los que no estoy tan familiarizado como para saber si me gusta su producción en general. II

Una obra ajena que te dio envidia Los cielos, de Gerhard Richter (o sus pinturas abstractas). Las vi en el MoMA hace un par de años y me daban ganas de comerlas. Un secreto Una pintura en la que aparece mi mamá, de 1998, The Amazing Anita’s Games. Mientras la pintaba, mi mamá me visita en el estudio y me dice: “¿Sabías que yo estaba embarazada de vos en esa foto que estás pintando?”. Como era en el primer estadio del embarazo no se notaba, así que no había manera de que yo siquiera supusiera que ella estaba embarazada, menos de mí. Cubrí la escena con varias capas de otras imágenes, pero igual se la seguía viendo debajo a mi madre. Nunca le comenté el detalle a nadie. Esa pintura se vendió en Nueva York y al año siguiente fui a cenar con la coleccionista y otros artistas, y en medio de la cena me dice: “Tu mamá está embarazada en la obra tuya que tengo en casa, ¿cierto?” Le digo: “Ehh, sí…” y me quedo mudo. Me dice: “Y está embarazada de vos, ¿cierto?” Me quedo helado y le respondo: “Are you a psychic?” Se ríe y me dice: “Well, actually yes, I am”. ¡Increíble! Terminó leyéndonos la palma de las manos a todos en la mesa esa noche.


VICENTE GRONDONA Buenos Aires, 1977.


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Infancia Desde la hipermemoria o sueños visuales más remotos, recuerdo el arte ilustrando, la voz ligando hechos. Cuando tenía tres años, con mi familia nos mudamos a una casa en Ranelagh. Mi padre se la compró a un pintor de la localidad. En la repartición de cuartos me tocó el atelier. Hubo una ligazón atmosférica inmediata. Desde el inicio, me influenció sobre todo mi abuela materna, artista pintora y escultora: sus talleres en distintas casas, los perfumes del óleo, la arcilla, el papel... el deseo de estar allí. También las obras de arte familiares, una estatua en mármol muy especial conocida como La llamarada, del escultor Agustín Riganelli, un busto de mujer, obra bellísima. Me influenció la vida silvestre y la compañía en el mundo de los niños, del dibujar. La trama de la obra Veo mi obra como un todo de costumbres formales, la línea o la materia, el polvo, se progresan y proponen figurativos (paisaje o ántropos); y pienso que el ritmo vibratorio está presente: por acción natural o por impresión del trabajo manual. Obsesiones Algo que me pasa quizás más en el amor o algo así. Mejor digo manías o hábitos caóticos, o de trabajo súbito y durante días enteros. También obsesión al hacer una obra, trabajar por un día y medio seguido y perderse en los detalles de acabado. El “otro” La aparición del otro, anterior o silencio en la mente, en el momento de pintar, dibujar o tallar. La forma de las visitas presentes, los cursos alegres e influencias reales. Elección de soportes y materiales De la habitación del discurso al huésped observador: elijo a veces materiales o formatos emblemáticos, o tipos de piezas que visiten sin gran esfuerzo una imagen

solemne, o como ídolos o imágenes saturadas y de contemplación. Así el dibujo va a la pintura y a la escultura a través de la decoloración que es el bosque, y la pintura óleo va al carbón o a la madera quemada, la talla del retrato del hombre. Primera obra La nave espacial realizada en el fondo de la casa de infancia: un poste de luz, clavos, alambre, teclas de luz, árbol de laurel, ligustrina, arena y ladrillos. Circa 1985. Fuentes de inspiración Todo el arte de los humanos: leer; tocar el teclado arpegiado; mi actual taller, que es local comercial a la calle; ver pasar a las personas, en ese sentido los visitantes en el estudio; la aleatoria Internet mágica; la buena raíz de la visión y bailar. Andar en bicicleta es el inspiracional perfecto. Definición del arte El arte como el cerebro, ficción irrepetible. Su función performata es su voz, andrómaco y android me agilizan y continúo con las influencias. El artista y su contexto En la autohipnósis americana, en Buenos Aires, en Isis y en París, está la comunicación sin que medie la lengua, la destreza manual del aventurero en tránsito, en la bohème, en símbolos, en libretas con materia de los parques y bosques o simplemente pintando en algún estudio neutro, blanco universal. El viaje intensifica la visión, claridad en la soledad urbana, desentendimiento aliviador, es estimulante divergir e invisibilizarse y pregnarse... Crisis No creo, el arte es lo único que jamás me abandonó. Situación del arte contemporáneo Encuentro muy realista la pregunta. El arte del eterno

en la balanza y órbita inconsciente (“If you can see me, I can see you!”). El valor económico El artificio está en movimiento. Es la parte más lógica de la vida del pintor. Vender la investigación de la cosa plástica es como cuando el hombre, a medida que se aleja de la influencia mágica, se acerca al dominio del fuego y a la liberación de los objetos creados como forma de amor satelital. La escena del arte ¡La Opera del arte! ¡Eterna sin final! Emergen de las nubes y del mar un buzo y un piloto que son iguales y hermosos habitantes de la sierra del ánima, para el uno el brillar y para el otro, el suspenso. Ambos puntos iguales a la misma altura enfrente uno del otro. Inclusión e individualidad Diría que mis pinturas podrían ser barroco latinoamericano o telúrico internacional, y que las esculturas en carbón serían neopaleolíticas o povera new age. También hago dibujos visionarios, y podría decirse que continúo ciertos preceptos del romanticismo e impresionismo. Encuentro, como en aquel tiempo, mucho estímulo en la obra gráfica japonesa; y en ciertas imágenes descubro al autor desconocido como ejecutante influenciante. Obra predilecta que sería tuya si pudieras El busto de Nefertiti. Artistas admirados Vincent van Gogh. Una obra ajena que te dio envidia Muchas esculturas de Rodin y de Picasso. Un secreto Adentro de una de mis esculturas en carbón, coloqué una celda con nuez moscada, palo santo y marihuana. Si un día se incendia, será bastante perfumante. VICENTE GRONDONA |

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MÓNICA MILLÁN San Ignacio, Misiones, 1960.


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Infancia Nací en un pequeño pueblo: San Ignacio, Provincia de Misiones. Mi casa estaba a una cuadra de las reducciones jesuíticas, rodeada por el monte. Rememoro la humedad del monte, la oscuridad y el fresco del verde, los cuentos de leyendas en la siesta. Mi arte creció al ritmo de mis abuelas, maestras de escuela: una tejía y la otra hacía muñecos de pañolenci. Mi madre había aprendido a dibujar por correspondencia, era la profesora de dibujo del pueblo. Íbamos con ella a la costa del río Paraná a buscar unas piedras de donde sacábamos arcilla para hacer mis primeras cerámicas. Los roperos de la casa siempre estaban llenos de telas, trapitos, puntillas, hilos ordenados por colores, cajas de botones, agujas, lanas. Aprendí muy pronto a tejer y a bordar. Me recuerdo sentada en el suelo delante de las bibliotecas de mi papá y de mi abuelo, repletas de libros de geología, historia, literatura, con grabados antiguos, mientras recorría lentamente esos dibujos con dedos y ojos. Era muy quieta, me sentaba y leía por largos períodos. Un día, en un cuento ruso, supe que el protagonista se había salvado de una persecución al volverse invisible sólo por el deseo y el peligro de la situación. Desde ese momento ensayaba en la galería de la casa para poder llegar a ese estado. Me sumergía en el silencio y sentía mi sangre correr, sin lograrlo. Pero creo que tiene mucho que ver con los estados que busco cuando me siento a trabajar. El tiempo se detiene y allí estoy. La trama de la obra Cuando veo mi obra, veo la naturaleza. Al comienzo había una trama que iba narrando. En el medio, el tiempo: gozaba y gozo del tiempo que transcurre durante la concreción de un trabajo. El silencio. Ese deslizarse lentamente, la aparición de la imagen en la tela o en el papel. Una trama enredada, de verdad, con capas y más capas. Paisaje, personas, historias. Ahora se ha limpiado, aparecen dos guiones: uno, el dibujo, al que

veo en abstracto, es sólo movimiento, lo siento en el cuerpo; y luego el otro: cintas y telas de colores en formas geométricas. Que no se unen, es un diálogo en suspenso, en tensión. En eso me encuentro. Es un trabajo más abstracto, donde lo formal es muy importante. Obsesiones Me interesa la belleza. Creo profundamente en construir la belleza. Cuando trabajo me instalo en la quietud y en el silencio y voy sintiendo la línea que pasa. Si es un pájaro, siento cada plumita, su pico y su latir. Si es una hoja, percibo su temblor delicado. Cuando me alejo, me siento temblar. El proceso me obsesiona, me gusta charlar con otros artistas cuando me cuentan cómo es el de ellos. Ahora estoy viendo en abstracto, a pesar de que luego aparezcan hojas, ramas, pájaros. Siento en el cuerpo, veo una imagen y la persigo, comienzo a trabajar. El “otro” El primer otro soy yo. Cuando trabajo soy varios hablando, preguntando y respondiendo. Ese diálogo es muy importante. Por eso cuido tanto ese proceso. Después, cuando el trabajo comienza a circular, están los otros artistas viendo, me interesan sus opiniones, son espectadores especiales. Me siento parte de toda una escena que recorro aprendiendo de los otros. Y luego los espectadores de las galerías, de los museos y centros culturales. Cuando ellos empiezan a describir lo que ven, se convierte en un encuentro maravilloso. Se trata de un encuentro amoroso. Elección de soportes y materiales Los voy eligiendo según la necesidad del momento. Pintura primero, luego el bordado, de allí la línea, el dibujo a un paso. Los sonidos. La tierra. Entrevistas. Fotografías. Luego, el dibujo y de nuevo las telas y la aguja.

Primera obra Describiré dos instancias importantes. Cuando estudiaba a los dieciocho años en el taller de pintura, una profesora me señaló lo que estaba haciendo. Al detenerme, yo tomé conciencia de que estaba pintando. Estaba ensimismada y se trataba solamente de colores. Estaba en el pensamiento de la pintura. Esto duró horas. A partir de ese momento, creo que siempre busco ese estado. Y luego la primera obra como tal: El viaje por el río, fue un proceso que duró un año y medio. Buscaba a ciegas y a la vez sin poder dejar de hacerlo, y de a poco ir encontrándome con lo que quería. Apenas lo veía, ya sabía cuál era el próximo paso. Es un saber-no saber. Pregunta-respuesta, nueva pregunta. Fuentes de inspiración Creo en el trabajo, en la situación de trabajo. Para eso preparo mi taller, lo ordeno, leo, escucho música, veo imágenes de otros artistas, es importante la obra de los otros, pero también las películas, es decir, las imágenes. Comienzo a trabajar y allí algo se va abriendo, un paso me lleva a otro paso. Definición del arte El arte ha sido una manera de leer la realidad, de conocer, de aprender. El artista y su contexto El contexto en el cual he nacido definió mi trabajo, como detallé arriba. Ahora quedará por verse cómo será en Buenos Aires. Crisis La crisis siempre está presente, pero no para sentir que tengo que abandonar. La crisis como duda, como un movimiento que me hace crecer. Situación del arte contemporáneo El arte contemporáneo responde como espejo a la situación de la economía, de la política. MÓNICA MILLÁN |

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El valor económico Me permite seguir trabajando. No lo puedo pensar fuera de ese contexto. La escena del arte Mi experiencia es aquí. Y trato de mantenerme al costado, para que no afecte mi trabajo. Inclusión e individualidad Es tarea de los historiadores. Obra predilecta que sería tuya si pudieras Alguna de las de Giotto. Artistas admirados Son muchos: los pintores del Renacimiento, la pintura alemana de los 80, Richter, Kiefer, los italianos Chia, Clemente. La escultura inglesa de los 70, Deacon, Kapoor, Gerda Steiner y Jörg Lenzlinger, Walton Ford. La escena local: Lacamera, Roberto Aizenberg, Luis Felipe Noé, Jorge De la Vega, Macció, León Ferrari, Eduardo Stupía, Elba Bairon, Cristina Schiavi, Ana Gallardo, Patricio Larrambebere, Marina de Caro y muchos más. Una obra ajena que te dio envidia Humberto Vélez, su desfile de llamas en la ciudad de Cuenca, Ecuador. Un secreto No alcanzaría todo el papel, mientras dibujo, van mis pensamientos allí quedando.

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Mテ々IMO PEDRAZA Tucumテ。n, 1970.


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Infancia Infancia: túnel oscuro, las siestas que dormía debajo de la cama de mis padres porque ahí estaba más fresquito, mientras intentaba lidiar contra el abatimiento que le agarra en verano a cualquier tucumano que no cuente con aire acondicionado o pileta, tenga la edad que tenga. Tuve una infancia muy callejera en un barrio pequeño, muchos amigos de cualquier edad. Nos reuníamos a toda hora a dirimir cuál sería nuestra “vida” en la víspera, mucho potrero, pierna fuerte, partidos 38 a 24, bicis gastadísimas, caídas, peleas, risas, humor cruel tucumano, canchita desde temprano. Como cada momento de la vida de todos los humanos, seguramente tiene mucha influencia sobre lo que viene después y en lo que uno se convierte luego, pero no tuve La pinacoteca de los genios ni nada que se le parezca en mis cercanías. No dibujaba asiduamente ni en mi casa se respiraba arte o algún tipo de bohemia. Seguramente nadie habrá pensado en ese entonces en lo que me convertiría más tarde, o tal vez sí, por oposición.

que no quiero complicarme más de lo que estoy. Mi obra se compone solamente de lápiz, acuarela o acrílico sobre papel y esculturas en bronce. Fuentes de inspiración El mundo entero y Heineken. Definición del arte No llegué a ninguna. El artista y su contexto Es absolutamente determinante en muchos sentidos en todo momento, churro con dulce de leche y pebete todo junto. Crisis No, nunca. Situación del arte contemporáneo Todos quieren ser artistas. El valor económico Vivo una relación de mucho amor con el dinero, es un gran compañero que me ayuda a darle bienestar a mis más queridos y a enaltecer el esparcimiento.

La trama de la obra Cuenta la historia de un tipo que trata de agarrarse desesperadamente a algún sentido que lo mantenga con vida, y que hace de éste un vehículo para alcanzar vaya a saber qué, surcando su propio camino y atrapando momentos de belleza para convertir el mundo en un lugar menos insoportable.

Inclusión e individualidad Soy único miembro del Nuevo Romanticismo Tucumán Expresionista madre de naciones.

Obsesiones Me parece que no tengo :)

Obra predilecta que sería tuya si pudieras El misántropo, de Pieter Brueghel.

El “otro” Hay infinidad de “otros” en el trabajo de todos y están permanentemente actuando de distinta manera con intensidades diferentes, haciéndolo en forma simultánea o no.

Artistas admirados De ahora: Luciana Lamothe, Eduardo Navarro, Fernanda Laguna, Diego Bianchi y Vicente Grondona como delanteros.

Elección de soportes y materiales Los elijo con total libertad pero no utilizo muchos por-

Una obra ajena que te dio envidia Muchas de Roberto Aizenberg porque me hubiese gustado hacerlas yo. MÁXIMO PEDRAZA |

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HERNÁN SALAMANCO Buenos Aires, 1974.


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Infancia Atesoro mi infancia como núcleo principal de vivencias y sensaciones para nutrir mi obra. No recuerdo nada de mis primeros dos años de vida. Mis padres se separaron cuando tenía un año. Yo viví con mis abuelos y mi mamá en un piso trece en San Cristóbal. Pasaba los veranos y algunos inviernos con mis abuelos paternos y muchos de mis primos y tíos en Pirovano, en el medio del campo. Mi abuelo Blo me guió en el arte casi sin querer. Dibujábamos juntos, paseábamos muchísimo por la ciudad, me hacía reír y, por sobre todas las cosas, me hacía soñar. La trama de la obra Por ahora se ve como un relato desordenado y más como visiones de un álter ego que sueña despierto. Un libro al que le faltan algunas páginas o en el que hay huecos blancos, como de amnesia. Obsesiones No tengo obsesiones. El “otro” Mi relación de conexión es con la obra. No intento llegar al otro. Luego, eventualmente el espectador conectará con la obra. No intento llegar al espectador, pintar es un acto de necesidad personal. Elección de soportes y materiales La pintura se trata de combinaciones de materiales. Esmalte y chapa están hechos el uno para el otro. Llegué a esa combinación gracias a observar y poder animarme a romper con la estructura. Su elección me liberó y potenció. Cuando fui al taller donde los fabrican, vi cientos de carteles. Puedo pintarlos todos, pensé. Primera obra Mi primera obra era en tela. Medía dos metros por dos metros. La mandé a un salón y fue rechazada, volvió con un tajo. Terminó enrollada, llena de hongos en una baulera alquilada. Ahí quedó.

Fuentes de inspiración Celebro estar cerca de mi núcleo íntimo. Mi mujer, mis hermanos, mis hijos y toda mi familia me dan el contexto perfecto para producir obra. Gracias a ellos tengo a quienes cocinarles, con quien reír, llorar, pelearme, abrazarme, soñar. Aprendo y celebro las conversaciones cuando voy de compras y cuando viajo por el interior a ver familiares. En ellas reside mucho de lo que considero arte. Definición del arte El arte es el lugar donde muestro la mejor versión de mí mismo. El artista y su contexto Ya está contestado en el punto anterior. Crisis Todo el tiempo estoy preguntándome y repreguntándome. Las crisis me salvan. Situación del arte contemporáneo Cerca de mis cuarenta años puedo ver que el mundo en general ha cambiado muy intensamente con la llegada de Internet. Y ha cambiado los parámetros del arte contemporáneo. Al haber más acceso a la información, más personas deciden volcarse al arte; lamentablemente, creo que se conectan más con eso que hay en los procedimientos y técnicas y mucho menos con su interior. Así la búsqueda de fama, dinero y reconocimiento crece junto a la ansiedad. Al ritmo de ese vaivén emocional se vive hoy el arte contemporáneo.

Inclusión e individualidad Espero poder mirar para atrás dentro de unos cuantos años y ver que pertenecí a la generación que le dio una forma al trabajo del artista plástico en el país. Con un lugar me refiero a una entidad grupal y consolidada donde se pueden discutir y tratar las problemáticas que nuestro trabajo requiere. Es una cuenta pendiente. Soy optimista de que, con trabajo, dedicación y esfuerzo, podemos llegar a constituirnos en algo sólido como trabajadores. Obra predilecta que sería tuya si pudieras Mistress and Maid, un cuadrito de Vermeer que se encuentra en la fabulosa Colección Frick en Nueva York. Googlear es imperativo. Artistas admirados David Lynch. Enrique Policastro. Una obra ajena que te dio envidia Caminando por el Museo de Bellas Artes de Bélgica en 1996 me encontré con el primer Mark Rothko que vi en vivo. Yo odiaba lo abstracto y era categórico. No pude hacer otra cosa que quedarme un buen rato contemplando eso que estaba delante de mis ojos. ¿Cómo lo había hecho? ¿Cómo se puede pintar un cuadro así? Maravilloso. Cambió mi forma de ver. Un secreto Algunas de mis obras tienen cosas escritas debajo de la pintura. Habrá que esperar y exponerlas a rayos X para develar el misterio.

El valor económico y La escena del arte El valor económico y la escena del arte son parte del trabajo. Como cualquier trabajo, hay que aprender a moverse en el medio y tratar de mantenerse entero. Sólo conozco el medio local, pero lo imagino como una réplica a escala de otros medios.

HERNÁN SALAMANCO |

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PABLO SIQUIER Buenos Aires, 1961.


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Infancia Mi tía Irene. Ella tenía una gran biblioteca de arte en su departamento de Santa Fe y Junín. Fue el primer destino al que nos dejaban ir en colectivo, a mi hermana y a mí, solos, desde Villa Urquiza, donde vivíamos. También tenía íconos y reliquias rusas increíblemente hermosas, porque había vivido cinco años en Moscú. Ella fue quien me llevó al primer taller, el de Araceli Vázquez Málaga, cuando tenía once o doce años. La trama de la obra En un principio creía que mi trabajo evolucionaba hacia algún lado. Pero últimamente pienso que pinto una y otra vez el mismo cuadro, giro sobre un mismo centro. Obsesiones Que no haya errores. El “otro” Salvo en el momento obvio de la exposición del trabajo, el otro no aparece. Elección de soportes y materiales No hago nada demasiado interesante con los materiales. En cada caso son sólo los materiales necesarios para concretar la forma. Primera obra Mi primera obra no estudiantil es la serie de los cuadros de colores.

El artista y su contexto Es indudable que el contexto es determinante. Tal vez más que en la obra, en cómo se lee esa obra. Me gusta pensarme como un artista de Buenos Aires, pero esas categorías cada vez tienen menos sentido. No se produce aquí nada demasiado diferente de lo que puede encontrarse en cualquier ciudad grande del planeta.

Una obra ajena que te dio envidia La capilla de la Santa Sindone, de Guarino Guarini en Turín. Un secreto El cuadro reproducido en la tapa del catálogo del Museo Nacional de Bellas Artes sobre mi obra, ¡tiene un error!

Crisis En este preciso instante. Situación del arte contemporáneo El arte contemporáneo es muchísimas cosas. Casi todo. De todas maneras, hay grandes esfuerzos por parte de artistas, curadores y críticos por achicar la gran brecha entre arte y vida. Y está buenísimo. Pero me siento distanciado de eso. Cuando me acerqué al arte, de pequeño, era por lo que tenía de extraño e incomprensible. El arte ahora es positivo y constructivo. A mí me atrae más su condición oscura y negativa. El valor económico Y… estoy un poco caro, para mi gusto. La escena del arte En relación a los artistas y espacios expositivos, no tiene nada que envidiar. Si hablamos de mercado, aquí es todavía bastante reducido. Inclusión e individualidad ¡Tenemos a los All Boys!: De Volder, Dorr, Sobrino, Burgos, Kacero y yo.

Fuentes de inspiración Cage, Satie, Steve Reich, Gaudí, Étienne-Louis Boullée, Flaubert. Pero eso era al principio.

Obra predilecta que sería tuya si pudieras Un Canaletto. Cualquiera.

Definición del arte No tengo idea.

Artistas admirados Eduardo Álvarez.

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EDUARDO STUPÍA Vicente López, Pcia. de Buenos Aires, 1951.


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Infancia Una de las primeras experiencias en cuanto a lo que fue, para mí, estar frente a frente con un pintor “profesional”, ocurrió en un viaje a Mar del Plata –no recuerdo si ya estaba en Bellas Artes o si fue antes–, cuando descubrí a los pintores paisajistas de Plaza Colón, que pintaban marinas imaginarias, inventadas, absolutamente de bazar, con una retórica completamente cristalizada y estandarizada al límite, al aire libre y en plena plaza. Cuando digo de bazar hablo de un género, no de una categoría jerárquica. Los pintores eran varios y pintaban sobre lienzos de tamaños también estándar, nunca demasiado grandes, porque eran pinturas de destino hogareño, con los límites de tamaño que eso implica, y que como tal eran estrictamente a pedido. Es decir, la marina se componía a pedido del cliente: “Por favor, un barco amarillo acá cerca de la derecha, llegando a puerto; que se vean los pilotes del muelle pero no demasiado muelle, así no le quitamos espacio al agua; que se vea un transatlántico completo en la parte del medio, y que haya mucho sol pero también nubes en el cielo”, y así. Quizás no habría que llamarlas “marinas” sino “portuarias” aunque, si no recuerdo mal, también había motivos típicos de playas desiertas y tempestades de las más variadas intensidades y luminosidades. Recuerdo que una vez, excepcionalmente, uno de los pintores debía encarar un lienzo verdaderamente gigantesco, de proporciones incómodas, de alrededor de cuatro metros por uno y medio. Entre los muchos mirones que, como yo, se reunían en la plaza para ver a estos pintores trabajar –muchos meros curiosos, otros aficionados, y también los clientes que iban a ver aparecer poco a poco su propio cuadro– se decía que era un mural que le habían encargado en un club de barrio. Me parecía un poco demencial encarar un mural al aire libre pero, siendo ignorante de cómo serían las prácticas de taller, y mucho menos de los muralistas profesionales, pensaba a la vez que tenía algo cómodo pintar al aire libre un lienzo tan enorme; que los movimientos y los gestos del pintor, de pintores tan actorales como éstos,

no se verían así limitados por ninguna constricción de espacios interiores. Pero además, como siempre, pero peor aún en este caso, estaba el problema del viento que atravesaba la plaza con menor o mayor intensidad, aunque inexorablemente arduo. Y ahí estaba este heroico pintor, asistido por dos o tres entusiastas que trataban de sostener desde atrás el panorámico bastidor, luchando contra las ráfagas que se hacían más violentas a medida que encontraban a su paso ese enorme bastidor-velamen, y el pintor era como el Capitán Ahab luchando a brazo partido por elaborar a martillazos sutiles de espátula la “marina” o “portuaria” más grande jamás pintada sobre la desaforada blancura de ese lienzo Moby-Dick. La trama de la obra Concibo y percibo el dibujo como un fenómeno físico, como una combinatoria de rasgos, materiales, herramientas y densidades que confluyen y que, así como llegan a una culminación, al momento si se quiere más eficaz o pleno de un sistema, también se saturan y llegan a una zona de enrarecimiento, que por sí misma busca una vía de escape, o una nueva forma corpórea bajo la cual seguir manifestándose, con el carácter que les es propio y a la vez con los ropajes de su nuevo estado físico. En ese sentido, la noción de abierto no es meramente una cuestión compositiva sino un ámbito para que los elementos respiren y se organicen con una nitidez diferente; por un lado, con una utilización más visible y protagónica de la neutralidad del papel como tono básico y, por otro, con el aprovechamiento de esos “claros” como superficie y espacio donde practicar un alto contraste de los valores medios y extremos de luz y sombra. Obsesiones Mis obsesiones son parecidas a mis influencias: la pintura china, los paisajes románticos, el Expresionismo alemán y el arte pictórico alemán contemporáneo. En lo que hace a la doble óptica de la que hablaba en una respuesta anterior, fue fundamental para mí tener muy

en cuenta la pintura de Monet, especialmente toda la serie de Los nenúfares. El “otro” Se suele decir que todo artista construye a su espectador. En ese sentido, el “otro” puede ser esa suerte de entidad imaginaria a la cual se dirige el cuadro, una entidad individual o colectiva que, se supone, detenta una mirada. Y esa mirada es conducida por el artista de acuerdo a cómo pretende que su cuadro sea visto. Elección de soportes y materiales Después de un largo período en que dibujaba estrictamente y sólo con tinta, sobrevino toda una nueva etapa signada por la recuperación, o el redescubrimiento, de una zona de materiales con los que hacía mucho tiempo no trabajaba, o bien no había trabajado nunca: una variedad de lápices de diversos grosores, carbonilla, grafito, pastel a la tiza y al óleo, óleo en barra, acrílico y, en la instancia más extrema, esmalte sintético. Siempre que en mi obra se han producido virajes notorios o fuertes alteraciones, ha sido debido a una relación –que he tratado de que fuera lo más fiel posible– con las características del material. Y esto tiene como consecuencia que, paradójicamente, al dejarme impregnar de los modos del lápiz, enseguida esos modos me llevaron a la carbonilla, su volatilidad me llevó al grafito, la porosidad de éste me hizo buscar el acrílico, cuya pastosa fluidez me llevó al contrapunto con la plasticidad del esmalte sintético y ésta de vuelta a la morosidad aceitosa del óleo. Desde luego, todo esto no necesariamente en ese orden, porque buena parte de estos trabajos se plantean como la convivencia tensa de “espíritus” muy contrapuestos. Traté de ejecutar un contrapunto de materias que normalmente serían consideradas antagónicas o difícilmente afines, para que cada trabajo sea una zona de “discusión” antes que de conciliación, sin caer por eso en el deliberado desbarajuste pero tampoco en el excesivo celo compositivo. Trato de que la heterogeneidad de los elementos y recursos intervinientes funcione como EDUARDO STUPÍA |

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una suerte de acorde múltiple disonante que, por un lado, elude materializarse en una definición claramente nominativa y, a la vez, quiere erigirse como mundo ordenado, como escena de una legibilidad que alude a una determinada narratividad y escapa a toda fijación. En cuanto a lo gestual, podemos hablar de una apelación al gesto controlado, a una dinámica lineal que se ha hecho más radicalizada y extrema en sus expansiones y alcances pero cuyo módulo, su norma, su “número de oro” es siempre la ecuación menor, el signo minucioso, a veces más caligráfico, a veces meramente gráfico, a veces preciso como un ícono, a veces alusivo como una letra inventada. De allí a las tramas más expandidas y a la confluencia de los rizomas y garabatos, hay un único movimiento manual que va de mayor a menor, de adentro hacia fuera, de lo micro a lo macro, y viceversa. Primera obra Mis primeras obras son los dibujos con plumín y tinta china que ejecutaba en la mesa de fórmica de la kitchinette del departamento de un ambiente dividido, donde vivía con mi mamá a comienzos de la década del 70. Dibujos recargados de una imaginería heterogénea, de módulo casi microscópico, que entrelazaba iconografía de fuentes tan distintas como la zoología, la botánica, la arquitectura, la ornamentación, la geometría, el pop, el cómic, los objetos más diversos de la vida cotidiana, elementos fantásticos y tramas puramente imaginarias. Fuentes de inspiración Mis fuentes de inspiración son las influencias de otros colegas y de artistas de otras disciplinas. Entre ellos, algunos grandes maestros “directos” (Yuyo Noé, Menchi Sábat); otros, grandes pintores cercanos cuya obra admiro profundamente y de la cual aprendo muchísimo (Marcia Schvartz, Pablo Siquier, Juan Astica, Juan Andrés Videla, Roberto Elía, Carlos Arnaiz, entre muchos otros). También mis amigos escritores (Tamara Kamenszain, Daniel Samoilovich, Luis Te94 |

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desco, Guillermo Saavedra, Beatriz Sarlo) e incluso cineastas como Rafael Filippelli. Son mis maestros inspiradores por cómo se comprometen con sus ideas, con sus poéticas y por su nobleza como creadores. Definición del arte Hoy por hoy la definición del arte parece haber perdido un poco de esa cualidad trascendente que se le adjudicaba en otras épocas tan tremendas e inhumanas como ésta, pero quizás más esperanzadas. La enorme cuota de sociología que ha invadido los llamados contenidos de muchas de las prácticas del arte contemporáneo parece responder a la idea de que el arte es responsable de dar cuenta de las miserias y tragedias y fenómenos masivos del mundo, lo cual nada tiene de reprochable, aunque queda la sensación de que ahora se trata de convertirse miméticamente en el mundo antes que hacer del arte un mundo paralelo, o un mundo por segunda vez, como dice Horacio Zabala. Yo estoy más apegado a la idea de arte como un sistema productor de objetos nuevos que se incorporan al mundo como cuerpos extraños, más allá de que ingresen con mayor o menor grado de legibilidad. Me gusta la idea de que el arte produce objetos esencialmente incomprensibles, aunque sea rodeados de enormes masas de interpretaciones colaterales, objetos que avanzan sin sentido mientras quienes los captamos, de una u otra manera, les adosamos discurso, lógica y razón de ser. El artista y su contexto El contexto donde se desarrolla el artista influye decisivamente en las características de su obra y de su lenguaje, y no siempre de una manera productiva. Es decir que, si un artista nace en el seno de una sociedad opulenta, donde además ciertos estamentos del Estado aportan apoyos diversos y financiamientos a la producción artística, es probable que su adn artístico, su metabolismo, reaccione proponiéndose piezas o formatos u ocurrencias de gran envergadura, proporcionales a esa inversión de energía y recursos que directa o indirectamente recibe. A la vez, una sociedad marcaII

da por las crisis y las limitaciones y las inhibiciones –a veces económicas, otras veces ideológicas– quizás dé lugar a generaciones de artistas cuyo desarrollo, poética y productividad no alcance a tener una envergadura mayor, o bien la estatura o la dinámica de ideas que están en su esencia pero que han quedado truncas por factores exógenos. No obstante, hay artistas dueños de tal autonomía que son inmunes a estas influencias contextuales. Crisis Durante veintitrés años trabajé como Jefe de Prensa de diversas distribuidoras cinematográficas, lo cual implicó que no viví de la pintura hasta bien entrado el 2009. Es decir, mal hubiera podido entrar en crisis con una profesión que ejercía forzosamente en el tiempo que me dejaba la otra. La persistencia revela un vínculo inalterable y sostenido, y no sólo no tuve ningún momento de duda o agotamiento desde el punto de vista ideológico sino que no tenía virtualmente tiempo libre como para tenerlo. Situación del arte contemporáneo El arte contemporáneo es un fenómeno hipertrofiado en cuanto a la aluvional cantidad de artistas, corrientes, formatos, técnicas y obras. Quizás como nunca antes en la historia eso que se llama Arte fue tan masivo, tentacular, heterogéneo y horizontal, en el sentido de que las categorías han sido desplazadas por las clasificaciones. Por otra parte, el arte contemporáneo no es necesariamente el que se realiza en este tiempo presente, porque hay mucho arte del presente que es anacrónico o atemporal, en el mejor de los casos, sino que es un género en sí mismo, es decir que puede ser definido por categorías más o menos universales. Éstas serían la autorreferencialidad –un arte que habla de sí mismo– , la sociologización de los contenidos y la doble mirada irónica, donde el artista y la obra compiten por ver quién tiene más importancia.


El valor económico Con el valor económico de la obra propia sería deseable tener una relación distante, en el sentido de tomar distancia tanto de los montos como de los resultados. Los montos los pone el galerista teniendo en cuenta contexto, antecedentes y eventualmente la cotización anterior de la obra. Eso suma una amalgama de rasgos que da como resultado la cotización presente, es decir el asking price, el precio que se le pide al cliente, que no necesariamente –casi nunca– es el precio final de venta. Es decir que la cotización del artista no se construye según el precio final, sino según el precio que se pide por la obra. De ahí a que se venda o no hay un abismo, y cuanto menos dependa uno de ese resultado mejor será la relación que tenga con su obra y con lo que podría llamarse el “control de calidad” de la misma. Entiendo que esto es muy difícil de lograr si uno depende de esa venta para vivir, pero también un equívoco muy generalizado entre los artistas jóvenes y muy jóvenes es la necesidad y la urgencia de vender apenas han aparecido en la escena. Algunos lo logran y generan involuntariamente un espejismo, pero la mayoría, o sea quienes no lo logran adquieren una prematura cuota de ansiedad y frustración, como una incómoda veteranía prematura. La escena del arte Entre los protagonistas de la escena, en la cual participamos todos con un grado mayor o menor de protagonismo o influencia, los actores digamos históricos y “naturales” serían el artista, el galerista, el crítico, el teórico y el investigador. Entre aquellos roles nuevos, al menos en la Argentina, estarían los coleccionistas, los curadores, los dealers y los intermediarios de todo tipo, amén de una suerte de nueva raza de entusiastas interesados que pueden eventualmente adquirir o adherir a alguno de estos roles. El equilibrio entre todos estos actores, los tradicionales y los nuevos, es inestable y muchas veces conflictivo, y a veces el excesivo protagonismo de algunos en desmedro de la ubicación

de otros genera efectos distorsionadores y equívocos muy graves que pasan por ser fenómenos sanos. Inclusión e individualidad Me considero parte de la generación del 70, donde ya no había movimientos –excepto los estrictamente políticos–, sino agrupamientos a medias casuales, a medias ideológicos de artistas. En los 80 formé parte del último intento de sistematización genérica y conceptual del arte que se producía en ese momento, llevado a cabo por Glusberg desde el CAyC. Y a partir de los 90 fui nada más y nada menos que un artista individual, eventualmente adscripto a tendencias y estilos, pero siempre leído autónomamente. Por fortuna, siempre era considerado un dibujante antes que un pintor, lo cual me fue construyendo tácitamente un lugar de rara avis dentro del panorama local, ahorrándome la feroz competencia que había para ganarse un lugar entre tantos centenares de pintores extraordinarios. Obra predilecta que sería tuya si pudieras El gran día de su ira, un cuadro apocalíptico del genial y enloquecido John Martin (1789 – 1854). Artistas admirados Casi sería más fácil decir que no me gusta Chagall, por ejemplo, y que todos los demás sí. De la escena local ya lo contesté. Una obra ajena que te dio envidia Convocatoria a la barbarie, de Luis Felipe Noé, 1961. Porque combina de manera magistral la libertad absoluta en el lenguaje y la nitidez política de su mensaje. Un secreto En un cuadro del 2005, un dibujo a rotring muy narrativo y minucioso que hice a la manera de los dibujos de los 70, incluí deliberada y visiblemente la imagen de un carpincho, un animal autóctono que me parece un emblema perfecto de serenidad y sabiduría.

EDUARDO STUPÍA |

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CLORINDO TESTA Nรกpoles, 1923 - Buenos Aires, 2013.


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Clorindo Testa fue la primera persona en la que pensamos y a la que convocamos para esta edici贸n. Lamentablemente, la entrevista no pudo llegar al libro pero qued贸 este impresionante retrato de un genio. Clorindo Testa falleci贸 el 11 de abril de 2013. Gracias, Clorindo. Gracias, maestro.

CLORINDO TESTA |

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NAHUEL VECINO Buenos Aires, 1977.


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Infancia De niño fui un genio (como lo son todos los niños, obviamente). Mis padres se encargaron de destruir mi conexión con la inocencia y la magia primordial. Me hice pintor con la afanosa esperanza de poder recuperarla.

tengan algo que ver con las fuerzas misteriosas que motorizan mis ganas de pintar. Me parece un vicio contemporáneo el hecho de poner las obsesiones como fundamento del quehacer artístico. Prefiero, por lejos, arrogárselo a las musas.

La trama de la obra Siempre me resultó costoso el hecho de poder discriminar una coherencia o hilo conductor en el devenir de mi obra. Seguramente porque al verbalizar la pintura (que es experiencia plástica), ésta se ve reducida en su efectividad y potencia esencial. En principio, lo que a mi entender parece develarse es un recorrido a través de una geografía íntima, un intento por escenificar lo que en nuestra experiencia transitamos como límites y fronteras difusas. Las diversas y misteriosas realidades de nuestra existencia psíquica y matérica, proyectadas en imágenes. Con intenciones casi operísticas se suceden, entonces, estas narraciones de hombres, dioses y naturalezas. A veces, como héroes sin rostro de mitologías transfiguradas, escenificados en vergeles paradisíacos. Otras, como presencias que emergen de territorios olvidados, en desoladas periferias suburbanas. Un hombre aparece entre el tupido follaje y descubre la desnudez magnética de una diosa que lava su cuerpo en un estanque. ¿Es Acteón recurriendo a su destino fatal o es un reflejo de esa historia, que se repite en algún lugar perdido, tal vez en las selvas del norte argentino? Lo que vivimos en la forma de inmediata actualidad esconde los estratos de ocultas narraciones, ecos de nuestras más cotidianas y profundas experiencias. Las pinturas serían entonces como una forma de sublimación de nuestras propias fronteras y paisajes interiores. Allá afuera, en cada aspecto de la forma particular, subyace algo vivo que es un jeroglífico, un reflejo de algo que intuimos pero no llegamos a vislumbrar. Pintar es para mí una forma de vibrar en las estribaciones de esa realidad.

El “otro” Según la comprensión que fui adquiriendo a través de mi experiencia, el otro es, al fin y al cabo, el reflejo de uno mismo. Existe un dicho en la tradición sufí que dice: “Cuéntame tu historia, hoy quiero escucharme”. La mayoría de las grandes tradiciones místicas y religiosas coinciden al aseverar que en lo profundo de todos los seres hay un único fundamento, un gran campo de energía unificado. Me gusta pensar que al intentar bucear en esas profundidades inconscientes, lo que uno pueda encontrar vibrará en consonancia con la experiencia de ese otro allí afuera. Pero como esas experiencias son tan abstractas, uno tiene que encarnarlas y darles forma en un contexto para ser leídas. Aquí el otro pasa a ser el mundo circundante, nuestros colegas, el mundo del arte, etc. Queda entonces un compuesto múltiple de sustratos superpuestos. En lo profundo, esa experiencia humana, misteriosa. En la superficie, lo circunstancial, aquello que le pertenece sólo a ese único momento.

Obsesiones Adolezco, lamentablemente, de una larga lista de vergonzosas obsesiones que no pretendo develar en esta ocasión. Ahora bien, no creo en absoluto que éstas

Elección de soportes y materiales Nunca tuve conflictos al definir la materia con la que construir mi obra. De manera natural fui adhiriendo al camino que otros ya habían comprobado como confiable. La pintura, desde las cuevas de Altamira, no tiene demasiadas variables a la hora de materializarse. Un soporte, pigmentos y un médium para que éstos dos se fundan. Me gusta la pintura en su especificidad. Ser parte de algo que se construyó con aportes parciales de los pintores a lo largo del tiempo, generando una especie de coherencia en un sentido técnico y estilístico, pero que a la hora de ejecutarla sólo existe como una experiencia inmediata, única e individual. Y esto podemos disfrutarlo como una gracia, una y otra vez, en cada intento.

Primera obra El registro de mi primera obra es un apoteótico ejército de trescientos gnomos hechos de plastilina, a los 3 años. Fuentes de inspiración Si me preguntan por alguna fuente predilecta para motivar y nutrir mi imaginación, tengo que referirme a la que, para mí, es la más estimulante. Me refiero a la contemplación ecuánime del mundo, a través de la ventana de algún café, en algún lugar perdido en la ciudad de Buenos Aires. Contemplar el ajetreo mundanal sin ningún tipo de conflictiva participación personal –concentrado en el mayor estado de receptividad cósmica, desplegando libros y cuadernos de dibujo– me abre las puertas perceptuales al más estimulante viaje mental, sondeando el éter, recorriendo la historia, la filosofía y la literatura, mientras que afuera los rostros anónimos se suceden reverberando como espejos silenciosos de mis estados interiores. Definición del arte Me gusta insistir en la idea de devolverle al arte su investidura de manifestación misteriosa. El hecho de racionalizarlo, diseccionarlo intelectualmente, debería ser una profanación. El arte es la comprensión a través de lo poético, de lo que de manera intelectual está vedado para el hombre. La materia plástica inerte es penetrada por la inteligencia y, así, vivificada en materia poética. Así es el accionar de la naturaleza y este devenir cósmico es lo que genuinamente reproduce el artista de manera microcósmica. El arte es manifestación de Isis. El nombre de Isis, la diosa egipcia, eterna esposa de Osiris, se traduce como doble luz (is-is), luz reflejada. La luz pura es invisible, sólo vemos su reflejo en las partículas sólidas que vibran a diferentes velocidades en el cosmos. A la verdadera luz de la inteligencia (Osiris), sólo se la puede percibir como reflejo manifestado en la forma. El arte nos abre la puerta a la comprensión intuitiva de lo que subyace a la materia, ya sea en el mundo natural o humano. Allí donde termina la apariencia se puede distinguir mucho más pura y nítida la esencia verdadera, oculta, lo eterno que se eleva por encima de la cambiante rapidez sensorial. NAHUEL VECINO |

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El artista y su contexto El ámbito, el contexto donde la obra es comprendida, le imprime una delimitación, una forma de ser leída. Esta forma está sujeta a los condicionamientos, gustos y fundamentos que sostienen ese universo en el que la obra completa su sentido. En el caso del “arte contemporáneo”, como se denomina a este ámbito en el que se mueve y con el que dialoga mi obra, imprime a sus producciones cánones vinculados a lecturas estandarizadas que permiten el reconocimiento de ciertas variables de producción. Éstas le otorgan la certeza de entrar en la categoría de arte contemporáneo. Este camino de estandarización genera un achatamiento y una disminución de horizontes, en favor de la obtención de “productos” reconocibles, y pocas veces de arte en su sentido más genuino. A menudo, al aspirar a una poética más sutil, tengo temor de quedar fuera de este registro. En este punto encuentro interesante que la diferencia no está sólo vinculada a la efectividad de la obra en su contexto sino también a la sutileza y la madurez del alma que la contempla. ¿En dónde se enraiza, qué experiencias del acontecer humano la conmueven? Tengo la angustiosa esperanza de que un sentido más profundo prevalezca y que este espectador que pueda acercarse de modo más inocente, no tan ligado a modas y tendencias, exista y prolifere cada vez más. Crisis Suelo entrar reiteradamente en crisis. Por el simple hecho de no saber a ciencia exacta si soy en realidad un winner o un loser. Paso del terror a la alegría y la exaltación, según la respuesta espontánea de mi interior. Me tranquiliza el dato de que ésta es una patología muy corriente en la actualidad.

sus ferias, sus museos y sus bienales. El academicismo actual es terrible, mucho peor que el anterior, porque se autoimpone la investidura de revolucionario, (¡antiacadémico!), renovador, propiciador de la libertad y la diversidad desprejuiciada… ¡Qué ridiculez! ¿Y qué me dicen del arte joven? ¿Cuál es el motivo de este desvivirse por la categoría de juventud como garantía de artisticidad? El elogio de la adolescencia como sinónimo de la máxima plenitud del ser. Goya realizó las pinturas negras (piedra angular del arte moderno) a los ochenta años, luego de un largo devenir, de una maduración orgánica y sostenida, digiriendo las experiencias de su vida y su contexto histórico. Ante esta situación, se impone la necesidad de generar contenidos que puedan vivificar toda esta cáscara vacía, un verdadero contenido en su sentido poético y plástico, no construcciones intelectuales y textos autoconvalidantes. El valor económico Nada mejor para definir lo que pienso en relación al valor económico de mis obras que citar una frase de uno de mis maestros, Alfredo Prior: “Cuando vendo una obra, siento que convierto el plomo en oro”. La escena del arte Con respecto a la escena del arte local, hay algo que me gustaría recalcar como un síntoma que sería bueno revertir. Me refiero a cómo los legitimadores del medio se desviven por seguir modelos o lineamientos conceptuales y de mercado que valorizan sobre todo lo que es semejante a lo que sucede en los principales centros culturales del mundo. Creo que sobran talentos en la Argentina pero faltan modelos de legitimación y desarrollo desde una valorización y una mirada más regional.

Situación del arte contemporáneo El arte contemporáneo... ¿Qué es lo que pretende delimitar el término? ¡Que alguien me explique semejante arbitrariedad! Así como en el siglo XIX las vanguardias reaccionaron contra ese arte académico oficial al que acusaban de muerto y recalcitrante, hoy ese espacio lo representa el llamado “arte contemporáneo”, con

Inclusión e individualidad Al recorrer algunos lugares donde la tradición del arte ha tenido un intenso desarrollo, y al observar el comportamiento de los artistas y de la gente de allí, en su vínculo con la cultura, pude ver en mí lo particular y distintivo de pertenecer a un puerto olvidado al sur del planeta. Comprendí que el rasgo principal que me caracterizaba y distinguía era, de alguna manera, una

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cierta impunidad. La posibilidad de una impertinencia con respecto a tener una coherencia con una tradición pasada o futura. La libertad de tomar mil referencias, todas esas historias, redigerirlas y traducirlas en un universo donde me reconozca, sin rendirle cuentas a nadie... El hecho de tener que respetar una tradición es tan negativo para el artista como la exigencia de tener que agregar algo nuevo. La clasificación de mi obra en un contexto histórico y regional sería: Nueva figuración pos-posmoderna greco-platense austral neotaoísta contemporary art kirchnerista (en referencia a Ludwig, el expresionista alemán). Obra predilecta que sería tuya si pudieras Si pudiera elegir una obra, algo que represente el universo, elegiría la pirámide de Keops para el patio de mi casa. Artistas admirados Tiziano, Balthus, Veronese, Victorica, Goya, Delacroix, Fidias, Maillol, Rauch, Berni, Macció, Freud, Polignoto de Tasos, Daumier, Tiepolo, Currin, Piero della Francesca, Alonso, Roux, Prior, Schvartz, etc., etc. Me gustan los buenos pintores. Una obra ajena que te dio envidia Tuve la oportunidad de ver en vivo dos acuarelas de William Blake en el Metropolitan Museum de Nueva York. Sentir envidia por una obra es algo, creo, cotidiano para un pintor. Pero en este caso lo recuerdo de una manera especial. La profundidad y la inocencia de estos dibujos desviaron en mí la atención estética, formal, que suele viciar la mirada de un artista, hacia un sentido emotivo, más profundo y novedoso, que se desprendía de aquellas obras de manera misteriosa. Un secreto Algunas de mis obras, al darlas vuelta, develan los rostros de los grandes hombres de la humanidad: Olmedo, Gandhi, Obama, Einstein, Maradona, etc.


SANTIAGO VILLANUEVA Azul, 1990.


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Infancia Cuando en 2003 entré por primera vez al Museo de Azul, mi ciudad, colgaban trapos de las paredes, huesos y telas humedecidas con cola sobresalían de bastidores casi destruidos. Una muestra de César López Claro, hijo de Don Alberto, llegaba a la ciudad por primera vez. Desde que había abandonado Azul, para estudiar en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, sus obras no habían regresado a su pueblo natal. Por primera vez exhibía su serie informalista, que realizó ya entrados los años 70, junto con la serie “Los inundados”, figuras monumentales de un tardío realismo social. Todas esas formas, esos materiales, esas texturas y visiones quedarían en mí. Esas pinturas y collages nunca fueron un recuerdo sino que permanecieron en mí como una manera de pensar el arte. La trama de la obra Muchas veces me pregunto cómo es posible que pinturas alineadas en un muro, con la misma distancia, sobre una pared blanca o de algún color claro sea la manera más extendida para mostrar el arte argentino. Tal vez esta pregunta es la que atraviesa mis trabajos de una manera constante. ¿Cómo pensar las obras que fueron producidas en esta tierra? ¿Cuál es su destino? Las obras argentinas deben ser pensadas bajo el azul del cielo, amontonadas, en movimiento, sucias, con humedad y tristeza. Obsesiones Mis obsesiones pasan por la historia del arte de los países y ciudades de Latinoamérica. Me obsesionan las pinturas al óleo de los años 20 y 30: un Cúnsolo, un Lacámera. Una pintura informalista: un Pucciarelli, un Kemble. Un paisaje: un Pancetti. El paisaje de sierras y cómo la luz incide en sus formaciones. El óleo espeso, las pinturas en sus depósitos. Los libros de arte local, los catálogos de los años 60. Me obsesiona la colección del Museo Sívori y algunas calles de Azul.

El “otro” Estoy seguro de que los artistas del pasado visitan las muestras, escuchan las conferencias. Porque en todo pensamiento actual está la voz de todos los artistas que miraron, hablaron, lucharon y discutieron por el arte. Las academias, otros artistas, los docentes son los visitantes que con su mirada cambian el destino de los objetos que se están mostrando.

El artista y su contexto Ser argentino es determinante. Es un murmullo constante al oído que dice cómo se debe actuar, de qué modo sí, de qué modo no. En mi caso no puedo pensar mi trabajo fuera de la Argentina.

Elección de soportes y materiales Trabajo fundamentalmente con obras de otros artistas, obras que compro en mercadolibre.com, reproducciones en blanco y negro de libros y fascículos. Mis obras toman materialidad cuando estas pinturas se mueven de un lugar a otro, se mojan, forman parte de un plano repleto de imágenes, cuando se donan, se adquieren, se filman.

Situación del arte contemporáneo Del arte contemporáneo me interesan los trabajos que condensan el pasado argentino: Guillermo Faivovich, Máximo Pedraza y Marcelo Pombo. El Nuevo Museo Energía de Arte Contemporáneo, “Provincia” de Juan Reos y los textos de Claudio Iglesias.

Primera obra En el 2009 Mariela Scafati compartió conmigo sus conocimientos de serigrafía. A partir de allí realicé lo que titulo “mi primera obra”: una remera negra con una inscripción en el centro “hoy voy a cambiar la historia del arte”. Esa prenda circuló entre algunos artistas, en algunas inauguraciones y finalmente en una suelta de globos en el barrio de Boedo. En ese trabajo enunciaba mi interés por trabajar en la historia del arte desde una actitud y no desde el ejercicio de la escritura. Fuentes de inspiración Me inspiran las lecturas de Romualdo Brughetti, Córdova Iturburu, Silvia Dolinko, Roberto Amigo y Julio Rinaldini. Las subastas de arte, la galería Azur. El Museo Nacional de Bellas Artes. Vida, de Ripamonte, y los monumentos de la ciudad de Buenos Aires. Definición del arte El arte es el lenguaje universal de las edades, desde el apagado murmullo de la noche de la prehistoria hasta las claras voces del presente y los supremos y misteriosos llamados del porvenir.

Crisis No.

El valor económico Muchas veces me entristece ver que un pequeño óleo de Lazzari no supera los quinientos dólares y que, de repente, la obra de un joven artista argentino supera innumerables veces esta cifra. Tal vez este juego numérico se repita una y otra vez. Lo que sucede con el mercado del arte es extraño e impredecible. En mi caso, mi acercamiento es tímido, no es una preocupación permanente, sino un medio para seguir trabajando. La escena del arte La Argentina fue y será una referencia para América latina tanto en la producción de obras y textos críticos como en los espacios de exhibición. La ausencia de lugares oficiales genera espacios y personalidades que ocupan múltiples posiciones, muchas veces contradictorias. Este extraño fenómeno es el punto de interés que despierta nuestro medio. Inclusión e individualidad Las etiquetas que mejor califican para mi obra son: tradicionalista, regionalista, historicista, nacionalista. Me identifico con la generación de pintores sudamericanos.

SANTIAGO VILLANUEVA |

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Obra predilecta que sería tuya si pudieras Ilusión I, de Lino Enea Spilimbergo. Una témpera sobre papel de 1931 con numerosos azules en donde lo inalcanzable se vuelve una metáfora del arte, de la pintura. Artistas admirados Admiro profundamente a los artistas del Litoral: Grela, Gambartes, Garrone, Minturn Zerva, Uriarte, Ottman, etc. Fueron los primeros en reivindicar la historia del arte rosarino. Designaron con su nombre un territorio geográfico que les importaba, una tierra que se vinculaba directamente con su trabajo: el río, el barro, la vegetación. Una obra ajena que te dio envidia Hace unos meses me crucé en San Pablo con una exposición del grabador Goeldi. Gran parte de sus obras son xilografías a dos o tres colores. Quedé asombrado con la síntesis que había logrado con sólo superponer amplios planos de color y un pequeño personaje que, bajo complicadas condiciones climáticas, sobrevivía en la soledad de una esquina. Envidio esa destreza técnica, esa atemporalidad que sólo puede ser lograda por un maestro. Un secreto En el 2005 murió mi profesora de plástica: Perla. Su casa cayó en el abandono, sus muebles comenzaron a ser rematados junto con sus libros de arte. En un acto desesperado por salvar algo de su producción, salté el paredón de su patio trasero y me llevé un bajorrelieve de 80 x 80 cm. Una mujer desnuda acostada sobre unos drapeados, un ejercicio académico. Hoy recuerdo ese acto como un salvataje del amor que su repetida frase provocaba en mi infancia: el arte está en los ojos del que mira.

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ROSARIO ZORRAQUÍN Buenos Aires, 1984.


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Infancia Tengo tres hermanos varones más grandes. Cuando era chica quería jugar con ellos, pero a veces no me dejaban. Entonces aprendí a jugar sola. Salía a caminar, me la pasaba mirando los animales, los árboles, me gustaba mucho inventar personajes y diálogos, los cuentos de magia y los monstruos. Me sentaba a mirar el atardecer y pensaba cómo era que el sol subía y bajaba. Me explicaban que la tierra gira alrededor del sol y, como a mí esa versión no me cerraba, ideaba otra. Me imaginaba que el atardecer se daba de otra manera: arriba del sol había muchos hombres con el cuerpo de distintos colores y a partir de las cinco de la tarde empezaban a saltar sin parar. Así lograban que cayera el sol. Cuando el sol llegaba abajo, los hombres se tiraban de cabeza al mar y mientras caían, dibujaban líneas de colores en el cielo. Por otro lado, iba mucho a lo de mis abuelos, donde vivía mi tío Federico que era artista. Él me prestaba sus marcadores y yo dibujaba todo el día. La trama de la obra Mi obra es paisaje, es interior, es personaje, es animal, es símbolo y es lenguaje, todo al mismo tiempo. Trabajo con la idea de la reencarnación: lo que ves tiene algo oculto adentro. Creo que tiene que ver con el pensamiento mágico del que hablaba antes, con la posibilidad de que todo puede ser una cosa y otra a la vez. Como convertir un pedazo de cartón en un castillo. Obsesiones Últimamente pienso mucho en los grafitis. ¿Por qué dibujar? ¿Por qué los grafitis? ¿Por qué la gente necesita firmar en todos lados su nombre? La mayoría de los grafitis son firmas, son nombres. Esto me hace acordar al colegio. A la hoja Rivadavia. En el margen de la hoja, uno escribe su nombre y abajo uno pone cosas que aparecen sin ser buscadas, los garabatos. El equipo de fútbol, la banda favorita, nombres de amigos, rayas, caras, cuerpos, sentimientos en código, pedazos de canciones, el nombre del chico que te gusta.

Me imagino que tiene que ver con querer dejar salir algo que te persigue, dejarlo en algún lado, en una pared, en una servilleta. Es una necesidad humana. No sé si quien lo escribe piensa en que quiere que eso sea visto o leído, necesita dejarlo en algún lado para poder seguir adelante. El “otro” Me gustan esas obras que dan un espacio al espectador. Las obras que permiten dejar fluir la imaginación, que disparan preguntas, fantasías, distintas interpretaciones. Mis obras son muchas cosas al mismo tiempo, híbridos que cada uno puede ver de acuerdo a su forma de pensar. No me gustan las obras con historias comprensibles. Cuando veo algo que entiendo inmediatamente me alejo desilusionada. No entender me provoca una profunda felicidad. Elección de soportes y materiales Me interesa la exploración de soportes y materiales. Cada soporte parece responder en un idioma distinto. El papel es más frágil y áspero, no me permite pintar con demasiada materia ni superponer tantas capas. El formato pequeño me da la posibilidad de trabajar con rapidez y decisión. El cerebro le da la orden a la mano y ésta tiene que ir siguiendo los pasos que se le ordenan en una especie de conexión en vivo y en directo, atrapando las ideas mejor que nada. Hice pinturas sobre chapa, madera, pared. La chapa es el soporte que más te hace pensar en la arquitectura. La madera absorbe el material, fijándolo como si hubiese estado siempre allí, como si el árbol hubiese tenido esas marcas de toda la vida. Ahora estuve en una residencia en Canadá, en el Banff Centre, donde hice unos dibujos sobre la pared: yo quería que fueran como grafitis, algo muy poderoso que está en la cotidianeidad.

bujar un lugar de tu país para una agencia de viajes de Japón. Me entusiasmaba dibujar un lugar que me gustara y además convencerlos de que fueran. Decidí pintar el lago Nahuel Huapi. Hice un dibujo que tenía montañas nevadas, pinos, una laguna, pájaros, cocodrilos, un monstruo y una sombrilla. Le agregué cosas que no tenía en la realidad. La profesora me dijo: “Con ese dibujo no vas a ganar nada”, y gané. Me mandaron una medalla de oro que tenía grabados los lugares más importantes de Japón adentro de una caja de terciopelo azul. Fuentes de inspiración Me inspiran las personas comunes, los animales, la naturaleza y la arquitectura. Las cosas que veo cuando camino por la calle. Mirar por la ventana del bondi y del auto. También me inspira mucho el cine; el realismo mágico, la ciencia ficción, lo fantástico y el absurdo. Los monólogos internos que oscilan entre un recuerdo y otro. Definición del arte Hay miles de posibilidades en lo invisible y para eso necesitamos que el arte las haga visibles. El artista y su contexto Estamos lejos y eso es bueno: cuando queremos producir, los artistas necesitamos estar lejos, aislados. Siempre me imagino que si viviese en Nueva York, me costaría mucho llegar al taller. Por otro lado, en mis videos tomo como referencia personas que conozco y mi contexto. Me gusta mucho la literatura, el cine y la tv argentina, creo que eso es un sedimento que a veces se deja ver en mi trabajo. Crisis Crisis sí, dejarlo no.

Primera obra Cuando tenía nueve años iba a un taller de pintura. La profesora nos habló de un concurso de una bienal de niños en Kanagawa (Japón). La consigna era diROSARIO ZORRAQUÍN |

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Situación del arte contemporáneo El mercado del arte debería valorar los cambios en las obras de los artistas. Me interesan esos artistas delirantes y grandilocuentes que nunca dejan de sorprenderme. Los que se meten en problemas y ahí encuentran una obra nueva. El valor económico Vender obras hace que pueda enfocarme en trabajar mi obra y olvidarme de tener que ganar plata mientras estoy produciendo. Creo que el precio de las obras se mide de acuerdo a la realidad económica del país y también en relación al trabajo de mis pares.

Una obra ajena que te dio envidia Me dan mucha envidia los artistas que hacen obras precisas, fuertes y austeras. Quizás porque son diferentes a mi obra. En realidad me atraen mucho las cosas que tienen varias capas, pero también me digo: “Ay, cómo me gustaría que me atraiga una cosa más directa y punto”. Sería más fácil, pero después me doy cuenta de que nada es fácil. Un secreto La obra “refugio” que era un monstruo-ballena no tenía estructura: su interior eran millones de capas de cartón y papel.

La escena del arte Me parece que cada vez hay más espacios, más artistas, más coleccionistas y más críticos. Eso es bueno. Inclusión e individualidad No me interesa clasificar mi obra. Pero sí me considero parte de la Beca Kuitca 2010/2011 de la que salí hace poco. Había mucha gente, artistas más grandes y con una carrera más larga. Pero cuando estábamos ahí formamos parte de algo unificado, éramos un mundo aparte. Trabajamos juntos durante casi dos años, nos influenciamos mucho todos con todos. Obra predilecta que sería tuya si pudieras Mujer con collar de perlas, de Vermeer. Artistas admirados Son muchos, voy a decir algunos: Guy de Cointet, Warhol, Apichatpong Weerasethakul, Polanski, W. G. Sebald, Cildo Meireles, Turner, Carl Andre, Jeff Koons, Jake y Dinos Chapman, Miguel Ángel, Fra Angelico, Federico Peralta Ramos, Guillermo Kuitca, Fabián Burgos, Nicanor Aráoz, Luciana Lamothe, Eduardo Navarro, Jorge Macchi, Mauro Guzmán, Pablo Siquier, Matías Duville, Fabio Kacero, Juan Tessi, Tomás Maglione, Tiziana Pierri.

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Carnota, Fresia Directorio de artistas contemporáneos argentinos 2 / Fresia Carnota y Domitila Bedel; compilado por Domitila Bedel; Fresia Carnota; Matías Galera; edición literaria a cargo de Luciana Delfabro. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Machete Editora, 2013. 120 p.: il.; 17x24 cm. ISBN 978-987-24858-1-8 1. Arte. I. Bedel, Domitila II. Bedel, Domitila, comp. III. Carnota, Fresia, comp. IV. Galera, Matías, comp. V. Delfabro, Luciana, ed. lit. VI. Título CDD 708

Fecha de catalogación: 19/11/2013





www.macheteart.com


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