Número 3 de Crearte Magazine

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El cuerpo emocional El cuerpo emocional es un cuerpo al que la mayoría teme conocer, de niños nos educaron más en los libros que en las emociones y ahora, de adultos, cuando no entendemos lo que pasa tendemos a “taparlo” en vez de indagar en nosotros y buscarle un por qué. No podemos ver el cuerpo emocional, pero sí sentirlo, y cuando está en desequilibrio puede alterar todas nuestras funciones, tanto mentales como físicas. La palabra emoción en ingles es emotion, (e-motion) que es energía en movimiento. Nuestras emociones son energías en movimiento que pueden hacernos felices o hundirnos. Tenemos que aprender a escuchar a nuestro cuerpo emocional, saber qué pautas de comportamiento tenemos cuando estamos decaídos o cuando estamos bien, depurarlo, alimentarlo y honrarlo a diario. ¿Qué clase de alimento satisface a tu cuerpo emocional? Escuchar música, pasear, pintar, meditar, estar en contacto con la naturaleza, sentir el afecto de tus seres queridos... cada persona es única y tiene que encontrar su forma. Al igual que al cuerpo físico lo alimentamos un mínimo de tres veces al día, el cuerpo emocional también debe nutrirse a diario porque es en su desnutrición cuando utilizamos la comida como anestesia. A continuación expongo una clasificación extraída del antes citado libro de Alimentación y emociones de Montse Bradford, sobre alimentos extremos que nos generan emociones no satisfactorias: -Energía extrema yin: Energía centrífuga, expansiva, vibración muy rápida, genera evasión, dispersión, adrenalina y debilidad del sistema nervioso, óseo, circulatorio y endocrino. Los alimentos que la generan son las drogas, alcohol, estimulantes (té, café, bebidas gaseosas azucaradas), azúcares y levaduras artificiales, algas

de lago (agar-agar, espirulina, klamath), lácteos blandos, leche de soja, tofu crudo, hierbas aromáticas, frutas tropicales o locales muy expansivas, verduras solanáceas. -Energía extrema yang: Energía centrípeta, acumula, bloquea, peso denso, calor, vibración muy lenta y profunda, bloquea órganos y sistemas. Los alimentos que la provocan son las aves, carnes y grasas saturadas, quesos secos y salados, huevos, embutidos, jamón, pizzas y horneados, condimentos salados. -Energía moderada (de uso diario): endulzantes moderados naturales, frutas secas locales, frutas frescas locales y de temporada, semillas y frutos secos, verduras locales y de temporada, algas de mar (kombu, wakame, nori, espaguetti de mar), leguminosas y proteínas vegetales, cereales integrales y pasta integral, pescado y marisco. El cuerpo mental Los pensamientos son una creación propia. Nada ni nadie tiene poder sobre ti más que el que quieras darle con tus pensamientos. Cada uno tiene su mapa propio de la realidad, no hay dos mapas iguales, y es importante tener

siempre en cuenta que el mapa no es el territorio. Según sea la calidad de nuestros pensamientos, así serán nuestras acciones y la calidad de nuestras acciones alimentará nuestros pensamientos convirtiéndose este ciclo en el eterno pez que se muerde la cola. Nuestro cuerpo mental es el más rápido de todos, vibra a tal velocidad que no podemos verlo, va a la velocidad del pensamiento. Nuestra mente también se ve influenciada por lo que decidimos comer o beber. Sabemos bien qué sustancias con reacciones extremas (alcohol, azúcar, drogas, etc.) nos generan reacciones caóticas de dispersión y evasión, sin dirección ni orden; muchas ideas, poca consolidación de ellas. Para recuperar nuestro centro necesitamos desprendernos de viejos hábitos y pensamientos basados en una conciencia limitada, falsa e ilusioria causada por una identificación en exceso con nuestro ego, a partir de la cual hemos creado apegos, debilidades y defectos. Te dejo con unos primeros pasos para que empieces a pensar en ello. Laura Maroto lauramaroto@creartemagazine.com

EMPIEZA A CONOCER TU CUERPO MENTAL -Pregunta a tu mente: ¿En qué piensas?, ¿Qué creencias te debilitan?, ¿Qué pensamientos positivos te dan fuerza?, ¿Qué sugerencia práctica puedo hacer para que te sientas con más armonía? -No te juzgues ni victimices -Crea pensamientos positivos y de agradecimiento, no gastes en tiempo pensando en lo que no quieres y aprovecha esa energía para focalizar en lo que sí -Tú controlas tu mente y no al revés, tenlo siempre presente -El pasado quedó atrás y sólo tiene el poder que queramos darle. El presente es el resultado de las decisiones que tomamos en nuestro pasado. Empieza a cambiar ahora tu interior para escoger tu futuro -Practica el silencio. El silencio es el camino hacia nuestro ser, ¿a qué esperas para recorrerlo?

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