–¡¡AAR RGH! !
–¡¡¡SANDÍAS ! ! !
AS!
–¡Z
! S A ¡Z ! S A ¡Z
–S andías –repitió el Capitán Camenberg en voz baja–. Llevo 37 años comiendo pescado seco y galletas mohosas... Llevo 37 años soñando con sandías todas las noches... –Un millón de gracias –dijo Micho–. Se las pondremos a nuestra brújula para encontrar La Isla Misteriosa.
En agradecimiento, os regalo estas dos pilas de Dinamarca. ¡No las hay más potentes en todo el mundo!
–¡Oh, qué espanto! ¡¿¡La Isla Misteriosa!?! –gritó el capitán Camenberg.
–¡Nadie que haya salido en busca
de La Isla Misteriosa ha regresado para contarlo! Primero hay que enfrentarse con El Horrible Dragón Marino. Mide 50 metros de largo y puede partir un barco por la mirad de una dentellada. Pero más adelante hay algo peor aún: El Mar Negro Cual La Noche. El terror de los marineros. Su oscuridad eterna está poblada de espectros y de fantasmas.
! S A ¡Z
46
47
–¡¡AAR RGH! !
–¡¡¡SANDÍAS ! ! !
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–S andías –repitió el Capitán Camenberg en voz baja–. Llevo 37 años comiendo pescado seco y galletas mohosas... Llevo 37 años soñando con sandías todas las noches... –Un millón de gracias –dijo Micho–. Se las pondremos a nuestra brújula para encontrar La Isla Misteriosa.
En agradecimiento, os regalo estas dos pilas de Dinamarca. ¡No las hay más potentes en todo el mundo!
–¡Oh, qué espanto! ¡¿¡La Isla Misteriosa!?! –gritó el capitán Camenberg.
–¡Nadie que haya salido en busca
de La Isla Misteriosa ha regresado para contarlo! Primero hay que enfrentarse con El Horrible Dragón Marino. Mide 50 metros de largo y puede partir un barco por la mirad de una dentellada. Pero más adelante hay algo peor aún: El Mar Negro Cual La Noche. El terror de los marineros. Su oscuridad eterna está poblada de espectros y de fantasmas.
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l Mar Negro E Cual La Noche no
era tan negro. En la oscuridad brillaban millares de lucecitas de todos los colores. Componían dibujos que giraban y se movían sin parar. –¡Maravilloso! –susurró el Profesor Glucosa–. Entonces es cierto que existe:
¡Fosforescencia magnética...!
El Profesor
Glucosa atrapó unas lucecitas con una red de pescar. 64
65
l Mar Negro E Cual La Noche no
era tan negro. En la oscuridad brillaban millares de lucecitas de todos los colores. Componían dibujos que giraban y se movían sin parar. –¡Maravilloso! –susurró el Profesor Glucosa–. Entonces es cierto que existe:
¡Fosforescencia magnética...!
El Profesor
Glucosa atrapó unas lucecitas con una red de pescar. 64
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